Ranking evidencia mediocre producción científica en Paraguay

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producción científica en Paraguay
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No sabemos con certeza si el ranking de productividad científica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) está basado en información incompleta sobre todas las disciplinas, cubriendo algunas pero no todas las áreas del saber. No estoy seguro si están contempladas las ciencias sociales y humanidades, aunque me consta que su producción también es baja.

Pero los datos, por lo menos en las áreas biológicas, médicas y de ciencias naturales reflejan más o menos la realidad, con la salvedad de que probablemente se haya contabilizado erróneamente resúmenes publicados como tales en revistas indexadas como artículos completos, muchos de los que no culminaron en publicación formal y al no ser validados por este mecanismo no deberían aparecer en el ranking. Por eso al Instituto de Patología e Investigación (IPI) nos han atribuido gratuitamente como 20 trabajos, elevando erróneamente el número real de publicaciones completas en revistas de indexación seria. Pero con estas limitaciones igual tenemos derecho a opinar, ya que los indicadores publicados son oficiales y públicos.

En este ranking no todos los 34 científicos que publican en temas pensados y desarrollados en Paraguay son paraguayos ni viven en el país. Varios son paraguayos que residen en el extranjero y otros son extranjeros con nombres más o menos latinos que han colaborado con estudios nacionales, por lo que existe un error en el título de la tabla del Conacyt al contabilizarlos como paraguayos.

Esta debería reflejar su contenido y expresar que representa un ranking de científicos paraguayos, colaboradores nacionales que viven en el exterior y extranjeros. Tampoco figuran todos los científicos extranjeros que han colaborado con autores nacionales, sobre todo aquellos con nombres no latinos. Los autores paraguayos que viven en el Paraguay y han publicado más 10 de trabajos en 13 años son solamente 17 de un total de 34. Serían apenas 1% de los 1839 investigadores que presuntamente existen en Paraguay y el 3% de aquellos nucleados en el PRONII.

Si estos datos del Conacyt son ciertos, descalificarían a la actividad científica del país.

Los científicos con la mayor cantidad de publicaciones en revistas de alto impacto. (Conacty)

Llama la atención el escaso número de investigadores paraguayos que alcanzaron el mínimo de 1 trabajo publicado por año, considerando que se trata de los científicos supuestamente más productivos del país. Solamente dos investigadores produjeron un promedio de 10 o más artículos por año, 4 investigadores publicaron 3  y 2  artículos por año respectivamente. El resto solamente una publicación anual. En el ámbito internacional, aun en algunos países vecinos como Brasil, se espera que los científicos más productivos publiquen por lo menos entre 10 y 20 artículos por año o más.

Exceptuando los 6 científicos más productivos en esta lista, esto significa que el resto publicaría ¡20 artículos en 20 años! Y estamos hablando de los mejores. ¿Dónde está la productividad de los inicialmente más de 100 y posteriormente 508 científicos nucleados en el PRONII que está en funcionamiento desde el 2011? En las expectativas originales de esta entidad tan trabajosamente creada y financiada, se requeriría por lo menos de una publicación por año para permanecer en el sistema, lo que en 4 años (2011-1015), debería representar para los primeros 100 autores por lo menos 400 artículos científicos.

¿Qué pasa con la productividad de los miembros del PRONII, que supuestamente aglutina a los mejores científicos del país?  ¿Se está cumpliendo este criterio de competitividad científica en ese programa del Conacyt? En ningún país científicamente serio perduraría en una cátedra un investigador que no publica por lo menos un trabajo anual. No estamos en el primer mundo, con ese apoyo estructural y financiero a la investigación, pero 2 o 3 trabajos publicados por cada investigador sería más aceptable.

La UNA decepciona

La Universidad Nacional de Asunción (UNA) se ufana de que la mayoría de los miembros categorizados en el PRONII pertenecen a esa institución, lo cual es cierto. Sin embargo, la universidad en su conjunto solo ha logrado 180 artículos científicos en 13 años de acuerdo a esta evaluación. ¡Solo 180 en 13 años! O algo está mal con los métodos utilizados en este ranking, porque me resisto a creer en este desastre académico, o algo no está funcionando en la producción científica en Paraguay.

¿A qué se debe esta baja productividad? Probablemente la causa principal se relacione a la falta de dedicación a tiempo completo a la investigación y a los mecanismos endogámicos de selección y promoción de profesores. En el caso de los médicos, que representan una buena parte de este ranking, la mayoría se dedica activamente al ejercicio profesional. Un mínimo de su tiempo lo dedican a los proyectos de investigación. Esto a su vez se debe a que no existen ambientes académicos adecuados para la investigación a tiempo parcial  (por lo menos 6 horas al día), menos a tiempo completo, en las instituciones universitarias.

La principal universidad pública del país lidera el ranking, seguido de instituciones privadas. La UNA, sin embargo, tiene baja producción científica. (Conacyt)

No existe competitividad inter o intrainstitucional, no hay exigencias para la publicación porque la investigación no forma parte de la misión ni del ethos de nuestras universidades, la carga docente es muy grande y prioritaria, el equipamiento es muy precario y los salarios no permiten una vida digna que permita una dedicación a tiempo completo.

Estos datos desesperan porque revelan profundas carencias y limitaciones como país. Es increíble e imperdonable para el desarrollo de la ciencia en Paraguay que innumerables disciplinas de investigación no figuren en esta lista, que aunque con limitaciones metodológicas es un parcial reflejo del estado del arte en la investigación local.

Patología, pionera de producción científica en Paraguay

Llama también la atención que la mayoría de los investigadores mejor rankeados (18 de 34 investigadores, 53%) pertenezcan a una sola disciplina, la patología, profesión médica laboratorial. Es decir, más de la mitad de toda la producción científica del país se debe a un solo dominio del saber.

¿Dónde están los otros? ¿Y por qué la patología lidera la lista? Es probable, como todo logro disciplinar, que se deba a una persona, el profesor Pedro Aníbal Rolón, renombrado científico paraguayo quien fuera jefe de la cátedra de Patología en la Facultad de Medicina de la UNA durante las décadas del 70 y 80 del siglo pasado, y quien con el profesor Juan Carlos Franco, otro maestro genial, formaron y fueron mentores de varios de los actuales científicos más productivos.

Los alumnos o discípulos fueron quienes a su vez y ramificando su escuela, a su misma imagen, modelo e influencia, formaron a otros alumnos, y estos a otros, quienes son quienes están publicando hasta hoy en Paraguay y en el extranjero.

El Dr. Rolón hasta hoy sustenta la autoría del trabajo con más citaciones internacionales del país. Es probable que no haya habido suficientes mentores de este nivel de excelencia en las otras disciplinas. No conozco científicos autodidactas. Más increíble y anómalo es que el 70% de todas las publicaciones científicas en revistas indexadas del Paraguay sean del área de la patología. En otros países, sobre todo en los de ciencia central, esta disciplina se pierde entre las últimas ante una miríada de dominios de estudios de mayor interés científico, técnico o cultural y vigencia moderna.

Además, estas publicaciones patológicas son de un nivel bajo a mediano y de valor más clínico y aplicado que fundamental. No ha generado grandes ideas, hipótesis generales ni leyes universales de un valor mayor. Es decir, adolecen de cierta precariedad, quizás con muy pocas excepciones. Ello se constata al ver el tipo de revistas en que se publican, de impacto bajo a medio, y no en las de gran impacto. No vemos publicaciones patológicas en las revistas no patológicas de mayor alcance universal y científico, como Nature o Science.

Raras veces sus publicaciones trascienden la disciplina, lo que determina su mediterraneidad intelectual y su proximidad a la predecible y darwiniana extinción disciplinar.

Figurar en este ranking de baja producción científica no sirve para vanagloriarse, porque la limitada repercusión de nuestros trabajos científicos indican y califican la mediocridad de nuestra ciencia.

Los autores paraguayos que viven en el Paraguay y han publicado más 10 de trabajos en 13 años son solamente 17 de un total de 34. Serían apenas 1% de los 1839 investigadores que supuestamente existen en el Paraguay y el 3% de aquellos nucleados en el PRONII. Yo diría que si estos datos del Conacyt son ciertos, descalificarían a la actividad científica del país.

 

 

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Directivo y columnista de Ciencia del Sur. Es un destacado médico patólogo, investigador y comunicador científico. Es Premio Nacional de Ciencia de Paraguay 2002 por sus trabajos sobre cáncer de pene y actualmente es uno de los científicos paraguayos más productivos, según el Conacyt.
Recibió la prestigiosa Medalla Koss, que otorga la Sociedad Internacional de Patología Urológica. Es director del Instituto de Patología e Investigación, IPI. Como comunicador científico se inició en el diario ABC Color hacia finales de los '60. Tiene decenas de publicaciones científicas y capítulos en libros que van desde la medicina a la educación superior.
En Ciencia del Sur escribe columnas y editoriales sobre medicina, patología, epistemología, filosofía de la ciencia y educación universitaria.

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7 COMENTARIOS

  1. Muy buen artículo como siempre. Sigan así.
    Antes que nada quiero decir que es muy probable que haya un error en lo publicado por el CONACYT.
    Haciendo una revisión rápida a la base de datos Web of Knowledge bajo el filtro de «Universidad Nacional de Asunción» como institución de origen de los investigadores se puede encontrar cerca de 441 artículos científicos publicados en los últimos 13 años. Por otro lado, viendo otra base de datos muy importante como SCOPUS. Se puede observar que hay cerca de 443 artículos afiliados a la UNA en los últimos 13 años, esto aplicando filtros que excluyen años anteriores y los conference proceedings. Muy poca diferencia entre ambas base de datos. Por lo que se puede concluir que CONACYT se equivoca o la metodología para definir que trabajo pertenece a la UNA no es la misma a la utilizada por estas bases de datos.
    Cualquiera puede hacer una verificación de estos datos.

  2. La realidad, donde sea que nos lleve, es uno de los axiomas científicos. Los números no mienten, no se puede tapar el sol con un dedo. Hay mucho que hacer. Mil gracias profesor Cubilla por este análisis.

  3. Esta es una realidad que representa a nuestro país, primeramente como se menciona, no tenemos investigadores a tiempo completo, y si lo tuviéramos estarían en escasez, segundo, los artículos que se realizan y se trabajan en ella, no esta pensado para Nature o Science u otras revistas de grande impacto. En mi opinión y concuerdo con el Dr. Cubilla, cada investigador perteneciente al PRONII debería de publicar de 2 o más artículos al año ya que el CONACyT aporta un cierto valor económico para que la producción científica de cada investigador sea productivo y aporte algo intelectual en las diferentes áreas en que se desenvuelve, además podría agregar la falta de trabajo en equipo con otros investigadores tanto a nivel país como la colaboración de investigadores extranjeros, pues como país nos falta ciencia y esto se ve reflejado en la UNA que no invierten buena parte de sus investigadores a hacer Producción Científica, en donde necesitamos producir y colaborar con nuevos conocimientos para la ciencia en sus diversas disciplinas.

  4. Para arreglar este desastre, los docentes universitarios deberían dedicarse a tiempo completo. Uno de los problemas que veo, es que hay muchos docentes satélites en la UNA y esta no es la manera de llegar a una producción científica aceptable. Para que un docente sea a tiempo completo debe ser bien pago, con título máximo (doctor), y al menos unas cuantas publicaciones en revistas indexadas (esto mientras se doctora). El CONACyT y la UNA deberían rever algunas cuestiones de fondo; por ejemplo: según el CONACyT o el CONES (no estoy seguro de quien) establece que para acceder a la carrera doctoral el alumno debe antes poseer el titulo de Master o Magister, eso desde mi humilde punto de vista, es un atraso en el tiempo. Ya que formar doctores, por ejemplo, en ciencias requiere que el alumno recién podría doctorarse a los 30 años de edad!, cuando en otros países (ni siquiera científicamente serios) se doctoran a los 25-29 años.

  5. No creo que la poca cantidad de trabajos descalifique la actividad cientifica en el Paraguay. Es verdad que hay que seguir creciendo en produccion, pero es peligroso avanzar hacia la idea de que hay que iniciar una carrera por producir mas y mas articulos y publicaciones, ya que la calidad y la relevancia puede perderse en ese proceso. Unos pocos trabajos de gran impacto y relevancia pueden tener mucho mas valor para el país que un elevado numero de publicaciones sin una vinculacion muy clara con los problemas y necesidades que tenemos.

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