Este es el newsletter de Ciencia del Sur, una selección de lo más importante en ciencia, periodismo científico e innovación de Paraguay y la región.
Soy Daniel Duarte, editor general, y el tema destacado de esta semana es la corrupción en la ciencia.
PLoS ONE, una de las revistas científicas de acceso abierto más prestigiosas, está "retractando" o dando de baja 100 trabajos por problemas de autoría, conflicto de intereses y el proceso de revisión por pares.
Esto se suma al escándalo de manipulación de imágenes revelado a fines de julio que socava toda una línea de investigación sobre Alzheimer.
Según Retraction Watch, un proyecto de periodismo científico que hace el poco recompensado trabajo de indexar y hacer el seguimiento de las retractaciones, cada mes se retiran 300 artículos. Y esta es una cifra que apunta a un subregistro.
"El proceso de retractar un artículo sigue siendo cómicamente torpe, lento y opaco —a menudo tarda años, si es que llega a suceder", relata el fundador de Retraction Watch.
Este problema no es nada nuevo ni exhime a destacados investigadores en universidades de punta, pero ¿el aumento de casos es una señal de alarma o de que la ciencia se está autocorrigiendo?
En Paraguay y la región, esta corrección necesaria es mucho menos frecuente de lo que se espera estadísticamente. Pese a denuncias o secretos a voces de mala praxis académica —incluyendo plagios, apropiación de tesis por tutores, citas endogámicas—solo sale a la luz lo más burdo y descarado, como el caso revelado en 2019 por Ciencia del Sur.
Hay quienes prefieren mostrar los descubrimientos e innovaciones y minimizar este lado feo de la ciencia para no socavar la confianza en ella en países con poca tradición científica como el nuestro. Me parece una grave equivocación.
El daño, cuando se expone finalmente, termina siendo doble: a las personas e instituciones involucradas y a las que sí hicieron bien las cosas pero que fueron dejadas de lado todo ese tiempo en ascensos, fondos y reconocimientos. Eso solo alienta la fuga de cerebros y la mediocridad. |