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Soy Daniel Duarte, editor general de CdS, y esta semana uno de los artículos más impactantes que leí fue sobre falsas terapias de sexualidad que siguen practicándose en Paraguay.
Agencia Presentes publicó un imperdible reportaje con testimonios de personas LGBTI que sufrieron verdaderas torturas enmascaradas de "terapias de conversión", procedimientos que desde el siglo XIX buscan infructuosamente cambiar la orientación sexual.
Estas intervenciones seudocientíficas han sido prohibidas en varios países, ya que no existe evidencia de su efectividad. En cambio, se encuentra bien documentado el daño, incluyendo la depresión y el suicidio, que estas ocasionan en la salud mental de sus víctimas.
En Paraguay, esto se practica principalmente en círculos evangélicos y católicos, y hay una cantidad todavía vergonzosa de profesionales de la salud mental que se presta a torturar a adolescentes LGBTI cuyos padres quieren "curarlos" a toda costa.
Tras la aprobación de la Ley de Salud Mental, que prohíbe los diagnósticos y las internaciones por criterios religiosos, se vuelve imperioso que el Ministerio de Salud lance una campaña para erradicar este flagelo nefasto y antivida. |