El término biodiversidad o diversidad biológica es utilizado para referirse a todos los seres vivos en el planeta y las intrincadas relaciones entre ellos. La biodiversidad que conocemos hoy es el resultado de millones de años de evolución y de procesos dinámicos como las extinciones y el surgimiento de nuevas especies.
Si bien la extinción es un proceso natural, las tasas actuales superan 1.000 veces el promedio natural (1). Mucha evidencia apunta a que este declive está relacionado principalmente con las actividades humanas, siendo la fragmentación y pérdida de hábitats una de las principales amenazas.
La fragmentación produce cambios en la estructura de las poblaciones, disminuyendo sus tamaños y también la posibilidad de conectividad entre las que sobreviven en estos hábitats fragmentados. Esta reducción en el tamaño poblacional, junto con la falta de intercambio o flujo génico entre las poblaciones aisladas, conlleva a la pérdida de diversidad genética y la consiguiente endogamia (acoplamiento entre individuos emparentados que produce la disminución de la aptitud biológica). Esto aumenta el riesgo de extinción local por la incapacidad de estas poblaciones pequeñas de responder a eventos estocásticos.
Un estudio que abarcó unas 27.600 especies de vertebrados de todo el mundo indicó que las poblaciones del 30 % de estas especies (más de 8 mil especies) están disminuyendo, y que este fenómeno es críptico, es decir, que ocurre sin que pueda ser percibido (2).
Esta disminución silenciosa y gradual, provoca un efecto cascada, afectando a otras especies. Una especie nunca se encuentra aislada, sino que está inmersa en una red de alimentación, competencia, simbiosis y otras relaciones. De esta forma, la desaparición de una especie tiene implicancias profundas en un determinado ecosistema, ya que afectará a su vez a un número variable de especies.
Estas desapariciones están ocurriendo en todo el mundo y en todos los ambientes, pero los investigadores indican que principalmente se ven afectados animales de zonas tropicales y ambientes de agua dulce.
El caso de Crossodactylus schmidti
Un habitante de este tipo de ambientes es la ranita de las correderas (Crossodactylus schmidti). Se trata de una rana de apenas unos 3 cm de largo que se distribuye en la provincia de Misiones, Argentina (lugar de donde fue descrita por primera vez en 1961), y también se halla en los estados de Paraná, Rio Grande do Sul y Santa Catarina en Brasil. En Paraguay solo se conoce una población en el departamento de Itapúa (3).
Esta ranita se encuentra solo en arroyos en bosques subtropicales húmedos asociados a la porción sur del Bosque Atlántico (4) y a partir de datos recientes se pudo constatar que su distribución total (Argentina, Brasil, Paraguay) se halla fuertemente fragmentada (5). Esto se debe a que los bosques de esta ecorregión se encuentran severamente alterados y fragmentados por lo que hoy día constituyen uno de los biomas más amenazados a nivel global (6).
Estudios sobre la ecología de esta especie sugieren que es una especialista de hábitats (4,7). Esto significa que se precisan de ciertas condiciones para poder mantener poblaciones saludables en un determinado lugar, ya que se trata de animales muy sensibles a las alteraciones ambientales. Dentro de los bosques, como su nombre común lo indica, la ranita de las correderas se encuentra en arroyos con sustratos rocosos (4), en los cuales utiliza las rocas como sitio de canto para atraer a las hembras, y además constituyen refugio ante depredadores y sirven como sitio de incubación de sus huevos y larvas.
En el Paraguay, la única población conocida hasta el momento para esta especie se halla en una localidad del distrito de Capitán Miranda, Departamento de Itapúa. Este sitio constituye una propiedad privada en la que se encuentra el complejo turístico Hotel Tirol del Paraguay, para el cual se prevén obras de refacción y remodelación con miras al proyecto hotelero denominado Tirol Eco Resort.
Hasta la fecha no se conocen evaluaciones del estado de la única población de Crossodactylus schmidti conocida para el país, es decir que no sabemos si esta población sigue existiendo y de ser así, si podrá ser capaz de resistir los impactos provocados por las obras de esta construcción.
Debido a la alta sensibilidad de esta especie a las alteraciones ambientales y las amenazas por las cuales atraviesan los bosques en los que habita, a nivel global la ranita de las correderas se encuentra en la categoría de “casi amenazada” de acuerdo con los criterios propuestos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (8).
Según esta misma organización, la tala de bosques primarios, la contaminación del suelo y el agua debido a las prácticas agrícolas y la contaminación industrial por desechos orgánicos, además de la introducción de especies exóticas, son las principales causas del declive de las poblaciones de este anuro.
A nivel nacional la especie está categorizada como “en peligro de extinción” debido a que la única población conocida para el país se halla en una zona urbana con alta presión antrópica (9). En Brasil, la especie se encuentra en la categoría de «casi amenazada» (10) y, al igual que sucede con la única población en Paraguay, investigadores han advertido sobre el posible riesgo de extinción local en el estado de Santa Catarina (7).
Si bien una extinción local no representa el fin de una especie, es el comienzo del final. Especies con poblaciones fragmentadas, como las de la ranita de las correderas, dejan de tener la posibilidad de que exista un contacto entre una población y otra, que permita contrarrestar los efectos de la endogamia.
El futuro no se ve muy esperanzador para la ranita de correderas, y esta nota busca, además de dar a conocer a esta especie y su situación en el país, resaltar la importancia de realizar los monitoreos y fiscalizaciones correspondientes con el fin de asegurar que los impactos causados sean los mínimos posibles para la fauna y flora nativa remanente, y que además sean propuestos los trabajos de restauración pertinentes.
Casos como este sobran en el mundo, lastimosamente. Pero es comprensible que alguien pregunte, ¿de qué nos sirve proteger a esta ranita o a otras especies de la extinción? La respuesta debería ser que conservando la biodiversidad estamos resguardando formas de vidas y ecosistemas únicos que se encuentran evolucionando en este planeta desde hace millones de años, antes de que el primer humano exista. Además, los beneficios de la biodiversidad a los humanos son diversos y van desde la seguridad alimentaria, energética, acceso al agua y materia prima hasta la prevención de desastres naturales.
La biodiversidad también nos provee de importantes recursos medicinales. Por mencionar un ejemplo, la piel de los anfibios posee un arsenal de compuestos que son capaces de combatir infecciones por bacterias y hongos; son como pequeñas farmacias ambulantes y, de hecho, hoy día se estudia el potencial de las secreciones de algunas especies de anfibios como la rana mono y el sapo común (especies presentes en nuestro país) en tratamientos oncológicos (11, 12).
Con la pérdida de cada especie, la intrincada red ecológica se “desenreda”, acercándonos cada vez más a un colapso ecológico. Ejemplo de esto es el frecuente contacto con enfermedades con potencial pandémico, como lo estamos viviendo hoy. La fina línea que divide “nuestro mundo” y los ecosistemas naturales está desapareciendo y con esto reaparecen enfermedades que se creían controladas, así como también aparecen otras nuevas.
Todo esto es debido a la modificación del paisaje y al incremento de contacto entre nosotros y los animales silvestres. Es por ello que cada especie y cada ecosistema debería importarnos y es el momento de hacer eco de la situación por la que atraviesa nuestra biodiversidad a nivel nacional, y a la vez tomar acciones sobre los delitos ambientales que ponen en peligro la diversidad biológica en todas sus escalas.
Edward O. Wilson propuso el término biofilia y lo definió como “la necesidad de los humanos de interactuar con otras especies en favor del propio bienestar y de la salud mental”. Esta visión nos ayuda a ser un poco más empáticos y a sentir a nuestra propia especie junto con sus innumerables culturas como parte de esa diversidad biológica, y a través de ello encontrar la motivación para preservar la biodiversidad.
Referencias
- De Vos JM, Joppa LN, Gittleman JL, Stephens PR, Pimm SL. 2014. Estimating the normal background rate of species extinction. Conservation Biology, 29(2): 452-462.
- Ceballos G, Ehrlich PR, Dirzo R. 2017. Biological annihilation via the ongoing sixth mass extinction signaled by vertebrate population losses and declines. PNAS 114 (30) E6089-E6096.
- Brusquetti F, Lavilla EO. 2006. Lista comentada de los anfibios del Paraguay. Cuadernos de Herpetología 20(2): 3-79.
- Caldart VM, Iop S, dos Santos TG, Cechin SZ. 2010. Extension of the geographical distribution of two anuran species for Rio Grande do Sul state, Brazil, with comments on natural history. Biota Neotropica 10(3): 143-147.
- Caldart VM, Iop S, de Sá FP, Carvalho da Rocha M, Steindorff de Arruda JL, Gomes dos Santos T, Cechin SZ. 2013. New records of Crossodactylus schmidti Gallardo, 1961 (Anura: Hylodidae) for the state of Rio Grande do Sul, Brazil, with data on morphometry and an updated geographic distribution map. Check List 9(6): 1552-1555.
- Huang C, Kim S, Song K, Townshend G Jr, Davis P, Townshend JRG, Davis P, Altstatt A, Song K, Tucker CJ, Rodas O, Yanosky A, Clay R, Musinsky J. 2009. Assessment of Paraguay’s forest cover change using Landsat observations. Global and Planetary Change 67:1-12.
- Bastiani VIM, Garcia PCA, Lucas EM. 2012. Crossodactylus schmidti Gallardo, 1961 (Anura: Hylodidae) in Santa Catarina state, southern Brazil: A new record and comments on its conservation status. Check List 8(2): 262-263.
- Segalla MV, Garcia PCA, Silvano D, Lavilla E, Baldo D. 2004. Crossodactylus schmidti. In IUCN Red List of Threatened Species. Version 2012.2. Electronic Database accesible at http://www.iucnredlist.org.
- Motte M, Zaracho V, Caballero-Gini A, Ferreira-Riveros M, Romero Nardelli L, Coronel-Bejarano D, Netto F, Carosini A, Rojas V, Bueno D, Cabral H, Martínez N. Estado de conservación y lista roja de los anfibios del Paraguay. Boletín del Museo Nacional de Historia Natural del Paraguay 23(1):1-66.
- ICMBio. 2018. Livro Vermelho da Fauna Brasileira Ameaçada de Extinção. ICMBio/MMA, Brasília.
- Wan Y, Ma C, Zhou M, Xi X, Li L, Wu D, Wang L, Lin C, Chavez Lopez J, Chen T, Shaw C. 2015. Phylloseptin-PBa—A Novel Broad-Spectrum Antimicrobial Peptide from the Skin Secretion of the Peruvian Purple-Sided Leaf Frog (Phyllomedusa Baltea) Which Exhibits Cancer Cell Cytotoxicity. Toxins (Basel) 7(12): 5182-5193.
- Schmeda-Hirschmanna G, Vega Gomez C, Rojas de Arias A, Burgos-Edwards A, Alfonso J, Rolon M, Brusquetti F, Netto F, Urrad FA, Cárdenas C. 2017. The Paraguayan Rhinella toad venom: Implications in the traditional medicine and proliferation of breast cancer cells. Journal of Ethnopharmacology 199: 106-118.
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Andrea Caballero Gini
Andrea Caballero Gini es licenciada y magíster en Biología por la Universidad Nacional de Asunción y está cursando un doctorado en Ciencias Biológicas en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Es miembro de la Asociación Paraguaya de Herpetología, del Instituto de Biología Subtropical y del Instituto de Investigación Biológica del Paraguay.