6 min. de lectura

 

«Fue la máquina a vapor que trajo la Revolución industrial o fue el ambiente humano que propició la utilización del vapor para una verdadera revolución en las costumbres de la época, a través de la imposición de nuevos rumbos en la producción humana» —Arnold Pacey

Oscar Varsavsky (1920 – 1976) 

En Ciencia, política y cientificismo, el químico argentino Óscar Varsavsky hace «un llamamiento a todos los científicos politizados para que se liberen del culto a una ciencia adaptada a las necesidades al sistema social y dediquen su talento a preparar científicamente su reemplazo por un sistema nuevo, con una ciencia nueva«.

Y llama a los científicos rebeldes para realizar esta tarea: «Usar la ciencia para ayudar al cambio de sistema, tanto en la etapa de la lucha por el poder como en la de implementación de la nueva política». No hay forma de curar el sistema social, hay que crear una nueva. Propone una ciencia protagonista en la lucha por el cambio social.

Critica a los científicos de su época, a quienes llama cientificistas. «Cientificista es el investigador que se ha adaptado a este mercado científico, que renuncia a preocuparse por el significado social de su actividad, desvinculándola de los problemas políticos, y se entrega de lleno a su carrera, aceptando para ella las normas y los valores de los grandes centros internacionales, concretados en un escalafón».

Varsavsky propone pelear por la autonomía de la ciencia en Latinoamérica, tema de importante actualidad en confronto con el imperialismo epistemológico en debate en los círculos más intelectuales de la ciencia y la tecnología de la región.

La investigadora Sara Rietti lo llama el padre de un estilo epistemológico: transparente, participativo, exhaustivo. Postulaba al conocimiento como un instrumento de poder y desigualdad que desperdicia la posibilidad de transformarlo en una herramienta para el desarrollo colectivo.

Hacer ciencia politizada, valorar la autonomía científica y el estudio interdisciplinario son las tres ideas principales del pensamiento de Varsavsky:

«Cuando el científico y ciudadano perciba la existencia de la relación entre la ciencia y lo social circundante, será libre y capaz de progresar, como en algún otro tiempo, el mismo hombre lo hizo. Únicamente siendo consciente de lo que lo atormenta, lo perjudica y lo censura, llegará a producir ‘verdaderos momentos estelares de la humanidad'».

Jorge Alberto Sábato (1924 – 1983) 

La clave del pensamiento de Jorge Alberto Sábato radicó en su capacidad para combinar la incorporación de know-how, la institucionalización de esos conocimientos, la relevancia de tales desarrollos entre las demandas de nuestra sociedad y su articulación con la realidad internacional.

Sobre la necesidad de la tecnología en la vida del hombre, Sábato escribió en su Propuesta de política y organización en ciencia y tecnología (1983): «Eventualmente un hombre solitario podría sobrevivir algún tiempo sin tecnología, pero ello sería imposible para cualquier grupo humano. En la medida que más seres humanos demanden más bienes y servicios, se necesitará más y más tecnología, nos guste o no nos guste, simplemente porque ella, la tecnología, es el desarrollo de estas fuerzas productivas y solo así será posible atender a las necesidades permanentes de los miles de millones de hombres que pueblan el planeta».

El hombre necesita de la tecnología para satisfacer sus necesidades básicas y desarrollar sus capacidades al máximo. El gran desafío es lograr una tecnología más humana.

Sábato subrayaba la necesidad de desarrollar una capacidad autónoma en el manejo de la tecnología, que significa la capacidad de elegir aquello que vamos a desarrollar, los paquetes tecnológicos más convenientes y más adecuados para solucionar un problema.

En este sentido, hacía alusión a buscar respuestas propias a problemas locales. Bajo la figura de paquete tecnológico insistía: «Si no hay un fuerte contenido de elementos propios, esos paquetes pueden no estar bajo nuestro control: si el paquete tiene todos los elementos importados, sencillamente nos encontramos bajo el dominio del dueño del paquete».

No se puede desentender que el pensamiento del manejo autónomo de la tecnología se desenvuelve en un entorno de producción de bienes y servicios. Por lo tanto, no se debe dejar de prestar especial atención a las relaciones entre tecnología y estructura productiva.

De esta relación con la estructura tecnológica nace la necesidad de relación con la política económica. No se puede hacer una política tecnológica en contraposición con la política económica.

La coherencia de la política tecnológica con la política económica asegurará la existencia de la política tecnológica. No se podrán conseguir objetivos tecnológicos si la política económica dice otra cosa.

Amílcar Óscar Herrera (1920 – 1995)

El geólogo argentino Amílcar Herrera anticipó cómo la tecnología influiría en la economía, en la producción y en la vida social. Hablaba de la conciencia planetaria, de la globalización a la que arribó la humanidad gracias a las nuevas tecnologías y de la posibilidad de que el hombre se libere del trabajo corporal.

Su pensamiento sobre el desarrollo tecnológico tenía un fuerte componente local, hasta nacional si queremos llamarlo así. En Ciencia y política en América Latina dijo: Más allá del sector tecnológico que elijamos, deberíamos preguntarnos: ¿Para qué país? ¿Para qué modelo de sociedad?»

Cada país debe desarrollar su propia ciencia, según Herrera, es decir un aspecto de la ciencia que esté potencialmente en condiciones de desarrollar y pueda usarla como moneda de cambio con otros países. «No hay ningún país que pueda hacer todos los desarrollos. Y ésa es la razón por la que se deben elegir ciertos segmentos productivos e importarse otros«.

Estaba convencido de que la ciencia y la tecnología eran oportunidades para construir una sociedad más igualitaria y no lo contrario, pero que era un camino largo por recorrer aún:

«Todavía no ha sido posible efectuar un estudio concienzudo sobre el impacto de las nuevas tecnologías sobre el mercado del trabajo y la división social del trabajo, aspectos que afectan directamente a la organización de las sociedades tal como son concebidas actualmente. En el proyecto en que estamos trabajando nos proponemos una sociedad ecuánime en la distribución de bienes y servicios, una sociedad participativa y autónoma, en el sentido de tener capacidad para tomar decisiones propias y una sociedad compatible con el medio ambiente».

Herrera sostenía que el desarrollo de un país está directamente relacionado con la investigación científica y tecnológica, con la infraestructura y con la constante producción de las industrias.

Los países más desarrollados producen su propia ciencia y tecnología y la exportan a los menos desarrollados sin que esto signifique una solución a los problemas locales en su integralidad. Cada país debe desarrollar su ciencia y su tecnología para atender a la solución de problemas locales con sus características y peculiaridades propias y volcarlas a la producción: «La investigación científica y tecnológica se realiza en relación con temas que directa o indirectamente están conectados con sus problemas del desarrollo. El progreso se refleja en forma inmediata y espontánea en el funcionamiento de sus fábricas, en su tecnología agrícola, en su infraestructura y, en general, en el constante incremento de la producción«.

Con la ciencia se pueden superar las brechas de desarrollo en Latinoamérica, superar la desigualdad y lograr mejores condiciones de vida para todos. La ciencia «requiere condiciones económicas, políticas y sociales que ella misma no puede crear y que solo pueden darse mediante una profunda transformación de las estructuras socioeconómicas que están en la base misma del subdesarrollo«.

Amílcar era optimista en que estos cambios vendrían o estaban viniendo, pero, sin embargo, esas transformaciones todavía están lejos de ser alcanzadas en América Latina.

 Ciencia, Tecnología y Sociedad y el pensamiento social latinoamericano

Si en el siglo XIX los países latinoamericanos obtuvieron su independencia política, el siglo XXI debe marcar la independencia de su ciencia y su tecnología.

Ciencia y tecnología deben resolver los problemas locales y regionales a partir de las realidades locales. Desarrollar nuevo conocimiento y nuevas tecnologías que otras regiones o países no producen: ustedes tienen algo que nosotros no tenemos y viceversa, luego podemos sentarnos a negociar y arribar a acuerdos ecuánimes entre desarrollados y en vías de desarrollo.

La actualidad del pensamiento de estos tres pensadores latinoamericanos y su relación con los desafíos de la ciencia y la tecnología es incuestionable. Estaban personalmente inmersos en entender y explicar las interrelaciones e interacciones que se presentan, cada día más apremiante, entre la ciencia, la tecnología y la sociedad.

Ciencia y tecnología que mejoren la calidad de vida de todos los seres humanos, impactos positivos que hagan desaparecer las brechas socioeconómicas, y el acceso igualitario a las nuevas tecnologías.

Emerge la necesidad de un fuerte componente ético para el uso adecuado de los nuevos conocimientos en pos del bien común, porque siempre estarán presentes los intereses mezquinos particulares o grupales, el lado oscuro del ser humano. Y aquí podríamos abrir otro tema desafiante sobre el papel fundamental de la educación en la formación de personas íntegras.

Los cambios económicos, políticos, sociales, tecnológicos que van a caracterizar el presente siglo requerirán de las personas una actitud creativa e innovadora, con espíritu crítico, reflexivo y participativo.

Las tecnologías solo podrán desempeñar su papel liberador del potencial humano en un contexto humanitario. En este sentido, es necesario pensar con seriedad el humanismo. Esta es la cuestión que se plantea al proyectar el futuro (Motoyama, Vargas).

Es necesario un trabajo conjunto en la búsqueda un horizonte común que propicie las bondades de la tecnología para todos.

Tampoco se puede negar la realidad y ser excesivamente optimistas. La ciencia y la tecnología están mejorando nuestras vidas, pero también en muchas otras situaciones también las están haciendo más peligrosas.

Es imposible entender el desarrollo científico y tecnológico sin entender los procesos económicos, sociales y culturales de nuestros países o regiones sin olvidar los impactos ambientales que deben ser tenidos en cuenta.

Las miradas de la disciplina Ciencia, Tecnología y Sociedad deben ser desde la investigación, la academia, la educación, la política pública, la regulación democrática, la filosofía, la historia, la sociología, es decir es indispensable un abordaje interdisciplinar. Tarea compleja pero posible. Latinoamérica debe buscar su propio camino.

Referencias

  • Sabato, Ernesto. Propuesta de política y organización en ciencia y tecnología; Centro de Participación Política de la UCR, Encuentro Nacional de Ciencia, Tecnología y Desarrollo; Ciudad de Buenos Aires; 12 al 16 de octubre de 1983; pp. 39‑45
  • Motoyama, S.; Vargas, M. História da Filosofia da Ciência no Brasil en Meio Século de Filosofia; Anais do VI Congresso Brasileiro de Filosofia: São Paulo; v. 2; p. 805-825, 2003.

 

¿Qué te pareció este artículo?

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (85 votos, promedio: 4,80 de 5)

Excolumnista de políticas CTI de Ciencia del Sur. Formado en ingeniería química, filosofía, gestión de la investigación, transferencia del conocimiento, gestión de la ciencia y de la innovación y en ciencias de la educación.
Expresidente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Paraguay, Conacyt y exvicepresidente segundo de la Comisión Interamericana de Ciencia y Tecnología de la OEA, COMCYT.
Es docente y tutor universitario, además de consultor experto en temas de ciencia, tecnología, innovación y educación superior. Realizó trabajos para el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, y el Conacyt. Ideó e impulsó el Programa Paraguayo para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología, ProCiencia.
Tiene publicados diversos documentos de trabajo y artículos en revistas especializadas y publicó los libros: “Emprendiendo la Innovación” y “La Educación en Valores” con Erasmus Ediciones de Barcelona – España.
Es miembro activo de la Sociedad Científica del Paraguay.

Compartir artículo:

2 COMENTARIOS

  1. Excelente artículo. Plasma de forma sencilla el legado de estos tres grandes, que marca el acontecer de la ciencia y la tecnología en América Latina.

Dejar un comentario

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí