Un indicador sobre la ciencia en Paraguay citado frecuentemente es el crecimiento de la inversión en investigación y desarrollo (I+D) en relación al Producto Interno Bruto (PIB), que en 2015 alcanzó un máximo histórico del 0,13%.
Sin embargo, en las últimas décadas se ha desarrollado una nueva concepción más amplia de la actividad científica y tecnológica, que dejó atrás la antigua visión que consideraba que el Estado definía las políticas públicas unilateralmente de manera estratégica. En la actualidad, se observa al complejo de la actividad científica y tecnológica (ACT) en su conjunto.
“…además de investigación y desarrollo experimental, las actividades científicas y tecnológicas comprenden la enseñanza y la formación científica y técnica, los servicios científicos y técnicos: bibliotecas, museos, edición de literatura en ciencia y tecnología, la recogida de datos sobre fenómenos socioeconómicos, los ensayos, la normalización, el control de calidad, el asesoramiento a clientes y servicios de asesoría, así como las actividades en materia de patentes y de licencias a cargo de las administraciones públicas,” explica el Manual Frascati de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Así, el cociente entre ACT y el PIB mide la participación total del sector en la economía.
Este indicador, menos citado pero no por ello menos importante, no deja de empeorar en Paraguay. Del 1,1% en 2001 ha caído al 0,36% en 2015, según los últimos datos estadísticos disponibles del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).
Esto indica que las actividades científicas y tecnológicas no acompañan el crecimiento de la economía. O, dicho, en otros términos, que la actividad científica tecnológica no tiene injerencia, o muy poca, en el crecimiento económico que se está produciendo a partir de productos y herramientas que no requieren aporte científico o tecnológico de manera intensiva.
El retroceso de la participación del sector es significativo. Es posible inferir, a partir de estos datos, que la ciencia y la tecnología, en su conjunto, no están avanzando en Paraguay, ni que se mantienen estables, sino que están en retroceso.
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Excolumnista de políticas CTI de Ciencia del Sur. Formado en ingeniería química, filosofía, gestión de la investigación, transferencia del conocimiento, gestión de la ciencia y de la innovación y en ciencias de la educación.
Expresidente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Paraguay, Conacyt y exvicepresidente segundo de la Comisión Interamericana de Ciencia y Tecnología de la OEA, COMCYT.
Es docente y tutor universitario, además de consultor experto en temas de ciencia, tecnología, innovación y educación superior. Realizó trabajos para el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, y el Conacyt. Ideó e impulsó el Programa Paraguayo para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología, ProCiencia.
Tiene publicados diversos documentos de trabajo y artículos en revistas especializadas y publicó los libros: “Emprendiendo la Innovación” y “La Educación en Valores” con Erasmus Ediciones de Barcelona – España.
Es miembro activo de la Sociedad Científica del Paraguay.
Si no contratan personal extranjero para la formación de RRHH en áreas científicas, esos indices van a seguir empeorando. No alcanza con enviar a la gente con becas a estudiar al exterior y esperar que estos vuelvan.