«Recortar a la UNA es truncar la educación superior en Paraguay»

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El Dr. José Manuel Silvero es encargado de despacho de la Dirección General de Posgrado y RR. II. de la UNA. (Cortesía)

Según el Dr. José Manuel Silvero, encargado de despacho de la Dirección General de Posgrado y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y columnista de Ciencia del Sur, recortar fondos a la UNA equivale a abreviar y amputar el conocimiento y la sociedad.

El filósofo y catedrático asegura que actualmente está «de moda despotricar contra la UNA», pero que en realidad lo que hace falta es invertir más y mejor en educación superior.

-El lunes 20 de noviembre se celebró en la Universidad Nacional del Este (UNE) el II Simposio Internacional de Ciencias Políticas y Sociales de AUGM con el lema El régimen democrático en la región, perspectivas de desarrollo y avances para su fortalecimiento”.

En la ocasión leíste una ponencia donde, además de defender un presupuesto digno para las universidades públicas del Paraguay, recordaste una gran manifestación acontecida en 1750. ¿Podrías mencionar de qué se trató aquella movilización?

La referencia es del historiador argentino Guillermo Furlong quien en uno de los capítulos de su interesante libro Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata 1536-1810 (1952) da detalles de la importancia que ha había adquirido la filosofía en Paraguay en el siglo XVIII.

Cuenta el autor que en 1750, las cátedras de filosofía gozaron de una gran popularidad al punto de entusiasmar a algunas personalidades destacadas como también a las autoridades del Cabildo de Asunción para peticionar al Rey la fundación de una universidad bajo la administración de los jesuitas.

En aquella ocasión, los vecinos, además de las autoridades eclesiásticas y civiles, se sumaron a la iniciativa a fin de recaudar el dinero necesario para que la universidad llegase a ser realidad. Algunas personalidades destacadas ofrecieron una buena cantidad de dinero para sostener la causa.

Y un detalle interesante que el historiador destaca con especial atención es el entusiasmo y la actitud de los vecinos, quienes al no contar con efectivo, arrimaron vacas, cerdos, cabras, arrobas de yerba o de tabaco a fin de contribuir. Sin embargo, el sueño de contar con la universidad no pudo concretarse.

La respuesta oficial hacía referencia a la presencia de una gran universidad en la región a la que se podía acceder, Córdoba. Y en el inicio de mi intervención decía que probablemente esta movilización haya sido la primera en la historia de nuestro país y la más significativa en cuanto a la reivindicación de contar con una universidad.

Por lo tanto, afirmar que en Paraguay hace más de 260 años se lucha y se debate acerca de la importancia de la universidad no es una cuestión errónea.

-En un artículo publicado en Ciencia del Sur y que causó polémica en su momento, expresabas Por ello, no debería sorprendernos si de aquí a unos meses se hable con fuerza y convicción de la importancia de ‘transferir’ parte del costo de la educación superior a los particulares (los alumnos y sus familias) …»

Teniendo en cuenta todo lo que está aconteciendo con el presupuesto de la UNA y las declaraciones de la Ministra de Hacienda de que los estudiantes pudientes paguen un arancel diferenciado, ¿qué opinión te merece esta coyuntura?

La Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM) publicó hace unos meses un libro titulado Enseñanza Superior como bien público de Marco Antonio Dias Rodrigues. En ese texto el reconocido pensador brasileño afirma que el Banco Mundial, acompañado por organizaciones como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y, más tarde, la Comisión Europea y la Organización Mundial del Comercio (OMC), en términos prácticos, adaptó a la enseñanza superior los principios económicos del Consenso de Washington.

En consecuencia, se pasó a defender:

la reducción del monto de las inversiones en educación superior;

▪ el estímulo al desarrollo de la enseñanza privada como instrumento de equidad;

▪ la aceptación del principio según el cual la educación superior es vista como objeto comercial;

▪la reglamentación de los sistemas según principios consolidados posteriormente en el marco de la Organización Mundial del Comercio.

Además, Dias Rodrigues explica que la OCDE, a su vez, buscó y logró durante un cierto tiempo, en los primeros años de este siglo, el liderazgo internacional en materia de educación.

producción científica en paraguay
La Universidad Nacional de Asunción es la institución paraguaya con mayor producción de artículos científicos en revistas de alto impacto. (Ciencia del Sur)

-¿Se recomienda no invertir y recortar, si se puede fondos a la educación superior a nivel mundial?

El mensaje de esta organización para los países en desarrollo es claro y puede interpretarse así en el contexto actual:

▪ No hay que hacer inversiones en educación superior en los países que no han resuelto el problema de la educación básica y secundaria.

▪ La solución a estos países se encuentra en estrategias de asistencia al desarrollo, es decir, deben buscar la solución en el extranjero.

▪ Los países en desarrollo deben tomar ventaja de la educación superior de proveedores extranjeros y, en este caso, las guías para la calidad en educación transfronteriza producidas por la OCDE y utilizadas por algunos funcionarios de la Unesco hacen fácil la identificación de proveedores de alta calidad.

Y entonces, y aquí viene la cuestión interesante que apunta el mencionado profesor: “En todo esto está implícito que hay que comprar productos educativos que el Reino Unido, Australia, Estados Unidos, Canadá, Francia y otros producen”.

En 2005, el Secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, el 19 de octubre específicamente, en una sesión especial paralela a la Conferencia General de la Unesco dejó bien en claro que los países en vías de desarrollo no deben invertir en educación superior queriendo de esa manera ser competitivos — la solución estaría en “comprar de proveedores externos”.

Los estudiantes que se inscriben en la educación superior pueden tener una gama variada de opciones y también pueden querer tomar ventaja de la educación superior que ofrecen los proveedores externos. Todo esto puede ser logrado como parte de las estrategias de desarrollo. Las directrices en materia de calidad transfronteriza de educación superior, desarrolladas por la Unesco y la OCDE, hacen que sea más fácil identificar proveedores de alta calidad a nivel internacional”, según Gurría.

Entonces, todo lo que está ocurriendo en Paraguay y en la región es parte de una serie de mandatos que desde hace décadas venimos soportando. En mi artículo utilicé la figura de la peste para intentar retratar la constante impugnación y descrédito que las universidades públicas soportan.

-¿Podríamos pensar en las Becas Carlos Antonio López del Gobierno actual?

Claro. Desde Becal se está realizando un gran trabajo. Desconocer eso sería muy necio. Ahora bien, también sería muy necio pensar que únicamente enviando a nuestros estudiantes a las universidades mejor ranquedas conseguiríamos revertir años de negligencia. Considero que a nivel regional, en el Mercosur, por ejemplo, también se podría formar los futuros magísteres y doctores.

Y también, por qué no, en nuestras propias universidades con programas desarrollados y ofertados en conjunto con universidades de afuera.

Se podría diversificar las oportunidades y así ponernos por encima de ciertas visiones “esencialistas”, especialmente en lo que respecta a los rankings. Debemos otorgarnos la posibilidad de ser menos imitativos y ser más autónomos. Los “factores externos”, las luces de los grandes centros del conocimiento, distan en demasía de nuestra realidad cotidiana.

Personalmente insisto en la posibilidad de contar con algún grado de autonomía ante ciertas políticas globalizantes. Me llamarán despectivamente nacionalista académico; sin embargo, al parecer no nos basta con disfrazarnos de Papá Noel en pleno diciembre con 47 grados de calor.

Si bien el “espíritu navideño” en esta parte del mundo es la frescura del melón, la sandía y el clericó, nos cuesta zafarnos de los trineos y la abundante nieve. Compartimos un mismo sentimiento pero debemos ejercer el derecho de intentar por lo menos, ser diferentes en función a nuestras necesidades.

Hace una semana atrás, el Banco Mundial presentó su informe sobre la «crisis del aprendizaje«, donde entre otras cosas se afirma que los países pobres debemos pagar más a los expertos para que realicen mediciones y así evidenciar la situación por la que estamos atravesando.

El Informe sobre el Desarrollo mundial 2018: Aprender para hacer realidad la promesa de la educación es una muestra clara de cómo inciden en nuestras instituciones de educación superior estas ideas y configuran políticas públicas muy perniciosas.

-Actualmente, es notorio un desprestigio muy grande de las universidades públicas y especialmente a la Universidad Nacional de Asunción. Los casos de corrupción fueron muy sonados y de público conocimiento en los últimos años. ¿Considerás que todo aquello ha incidido en los recortes y privaciones por la atraviesa la centenaria institución?

Me he referido a esta cuestión en dos artículos: Una no te calles nunca más y en Ecdisis de la Universidad Nacional de Asunción. Y con respecto al desprestigio, por supuesto. Se ha alimentado un sentimiento anti-UNA por doquier. Está de moda despotricar en contra de la UNA. Paradójicamente, incluso hay profesionales de la propia UNA con deseos de que la misma se empantane más y así “purgar” toda esa maldición que lleva a cuestas.

Sin embargo, personalmente considero que únicamente a fuerza de trabajo en equipo y con una impronta democrática real se podrá revertir todo el daño causado a nuestra universidad. Si por esas cosas, ciertos liderazgos a futuro pretendan imponer silencios, la UNA de nuevo se sacudirá y lo hará con más fuerza. En las entrañas del silencio se incuban las más grandes y justas reivindicaciones. Basta una chispa para que la palabra se haga cargo del resto.

Mucho se ha hablado y se sigue hablando de la UNA. Y eso está muy bien. Una institución pública debe estar sometida a los rigores del juego democrático. Pero de ahí que se propicie el desfinanciamiento progresivo de la misma, no. Eso es erróneo.

¿Queremos una universidad mejor? Invirtamos más y garanticemos los mecanismos de control y transparencia a la hora de utilizar los fondos. Pero recortando no lograremos que nuestra esperanza crezca. En última instancia, recortar significa abreviar, acortar, amputar, truncar.

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2 COMENTARIOS

  1. Miles de profesores tiene la UNA y cómo se nota que están todos acobardados, callados y escondidos. Aplausos de pie profe Manu. Siempre te recordamos desde el sindicato de profesores.

  2. Uno de los debates más intensos sobre la educación superior se refiere a si se trata de un bien público, que aporta valor a la sociedad al educar a las personas, que se convertirán en ciudadanos productivos, o un bien privado, que beneficia principalmente a los individuos, que ganan más dinero y disfrutan de otras ventajas como resultado de su formación. (Bloom, Hartley y Rosovsky, 2006).

    La lógica del debate consiste en que, si la educación superior es un bien privado, los que se benefician por ella deberán pagar para recibirla. En cambio, si la educación superior es principalmente un bien público, entonces la sociedad tiene la obligación de financiarla.

    En los últimos años, los defensores del bien privado han predominado en un grado considerable y como consecuencia de ello, en muchos países los presupuestos de educación superior se han estancado o han disminuido. Se ha pedido a las instituciones académicas públicas que paguen una parte cada vez mayor de sus costes mediante el aumento de las tasas de matrícula, comercializándose más y vendiendo sus servicios al mercado (Kirp. 2003).

    La noción de bien público en la educación superior está directamente relacionada con las funciones que las instituciones académicas pueden desarrollar en la sociedad.

    La educación superior forma las personas que alcanzarán las posiciones de mayor responsabilidad en la sociedad. Sus decisiones en todas las áreas de actividad y en todas las profesiones pueden llevarse a cabo desde aproximaciones que pueden tener un impacto positivo como negativo para la sociedad. Por tanto, la educación superior tiene un papel fundamental y tiene una responsabilidad con respecto a los contenidos curriculares, así como la ética y los valores que transmite a los ciudadanos del mañana.

    Las personas que acceden a la educación superior no solo obtienen réditos personales, sino que además, pueden y deberían ser conscientes de cómo contribuyen al bien común a través de su ejercicio profesional desde sus decisiones y conductas individuales.. Por ello, nos debe interesar que educación reciben las personas que acceden a la educación superior y que intercambio y que entornos establecen con la sociedad.

    El debate fundamental sobre la naturaleza de bien público y bien privado, no se halla en las formas de provisión, ni siquiera en el hecho de la rentabilidad. No es importante quien provea, sino que provea y en qué condiciones lo hace. El debate debería plantearse en términos de qué le confiere el valor de bien público y como se comunica con la sociedad.

    En definitiva, la cuestión de que si la educación superior en un bien público o privado y, más concretamente, la cuestión de proveer bienes públicos o privados, tiene un impacto directo en la misión de las universidades. Las misiones y estrategias institucionales, los contenidos académicos, la oferta académica y su organización, la actividad de investigación y su transferencia a la sociedad y asimismo las fuentes y criterios de financiación, la rendición de cuentas, la garantía de calidad y el resultado del conjunto del sistema presentan alternativas sustanciales bajo un punto de vista u otro. La sociedad necesita recibir una propuesta coherente de forma transparente, los últimos años han transitado inciertos respecto al fondo y a la forma en referencia a esta cuestión fundamental.

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