No hay forma de luchar una batalla si no se conoce al enemigo ni se tienen en cuenta informaciones basadas en evidencia. No se pueden encarar campañas nacionales de educación sanitaria ni de lucha contra una enfermedad si los programas y objetivos elaborados no se hacen planificadamente, a pesar de tener enormes recursos financieros para ello.
La crisis actual por causa del dengue es el resultado de la falta de planificación para situaciones de emergencia de la salud, además de corrupción, falta de educación científica y robos dentro del sistema de salud pública. Diversos gobiernos paraguayos han olvidado enfrentar al dengue de manera seria, sólida e integral.
En las últimas dos décadas, las sucesivas administraciones estatales demostraron que no pueden pelear contra «unos mosquitos» ni con la ignorancia que desencadena tanto la desinformación como el apego a ideas supersticiosas.
Actualmente, y tras las muertes confirmadas a causa de la enfermedad, existe una situación de preocupación y pánico en la población, aunque el Estado quiera ningunearlo. La ciudadanía, que es criticada por las autoridades estatales, es la que menos informada está sobre lo que realmente ocurre. Y no es para menos, hay diversas denuncias, más privadas que públicas, que hacen mención a censura de información relevante sobre el dengue por parte del Gobierno.
A la neglicencia gubernamental se suma el protagonismo de la pseudociencia o anticiencia que pretenden divulgar diversos grupos. Con fines comerciales o tan solo con buena fe, mucha gente está empeorando la situación proponiendo tratamientos alternativos que no tienen evidencia.
Recientemente, el editor de medicina de Ciencia del Sur, el Dr. Osvaldo Meza, recordaba que hasta ahora, solo dos drogas están aprobadas para el tratamiento de los síntomas del dengue (paracetamol y dipirona) y que el uso extendido de las hojas de mamón permitió realizar investigaciones más rigurosas. Sin embargo, hasta el momento no se cuentan con datos suficientes para asegurar la eficacia del mismo.
«No hay tratamiento específico del dengue ni del dengue grave, pero la detección oportuna y el acceso a la asistencia médica adecuada disminuyen las tasas de mortalidad por debajo del 1%. La prevención y el control del dengue dependen de las medidas eficaces de lucha antivectorial», según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Si la prevención juega un rol fundamental, es evidente que el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS) de Paraguay ha hecho muy poco con dinero de todos los contribuyentes. Culpar a la población por la dejadez o acumulación de desperdicios que posibilitan la reproducción de los vectores que transmiten el dengue es deslindar responsabilidades y no hacerse cargo de la emergencia.
En estos últimos días, principalmente en Asunción y área metropolitana, los hospitales públicos se ven abarrotados de pacientes con probables síntomas de dengue. Los servicios sanitarios están colapsados y no se presentan soluciones amplias a este flagelo. Como en otras circunstancias, solo se observan parches y promesas vacuas.
Lo importante ahora es seguir difundiendo informaciones reales sobre el dengue y cómo tratarlo, calmar a la población y no culparle por la crisis, además de presentar un modelo integral de tratamiento de la enfermedad para los próximos años.
En esta crisis, en donde los médicos y los investigadores juegan un rol fundamental, no se debe censurar información pública para realizar estudios científicos más elaborados y sí se tiene que encarar campañas en base a la evidencia. Si el Gobierno sigue minimizando la emergencia, es la ciudadanía informada y educada la que seguirá haciendo frente a la enfermedad.
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Equipo periodístico y científico de Ciencia del Sur
¡Excelente artículo!
De qué información oculta hablan?