Con una silueta inconfundible y una mirada desafiante, el águila coronada (Buteogallus coronatus) surca los cielos del Cono Sur como una reliquia viviente de los grandes depredadores alados. Sin embargo, su majestuosa presencia está cada vez más cerca del silencio. Las estimaciones actuales indican que quedan entre 800 y 2.500 individuos en todo el planeta, una cifra alarmante para una especie aún poco conocida. En Paraguay, se han documentado alrededor de 50 avistamientos.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) realiza la estimación global de la población del águila coronada a partir de investigaciones académicas, monitoreos en campo y datos aportados por la ciencia ciudadana mediante plataformas especializadas en aves, como eBird. La gran variabilidad en la cifra estimada refleja la escasez de datos concretos y el grado de incertidumbre sobre el estado real de conservación de la especie.
Un equipo del Centro para el Estudio y Conservación de las Aves Rapaces en Argentina (CECARA) documentó un caso notable de dispersión juvenil. Un ejemplar nacido en la provincia de Santa Fe, llamada Ekilore, fue equipado con un transmisor satelital GPS y recorrió cientos de kilómetros, llegando a territorio paraguayo a principios de junio de 2025.
Diego Gallego García, biólogo con formación en la Universidad del País Vasco y máster en zoología por la Universidad Complutense de Madrid, donde obtuvo el mejor expediente académico, actualmente cursa un doctorado en biología en la Universidad Nacional del Comahue. Es uno de los principales investigadores que trabaja con esta especie en peligro de extinción y lleva adelante el Proyecto Águila del Chaco.
Gallego, que conversó con Ciencia del Sur, fue beneficiario de múltiples becas internacionales y nacionales, incluyendo la Beca Doctoral del CONICET, varias becas de la Smithsonian-Mason School of Conservation (EE.UU.), el James R. Koplin Award, y el programa Talentia (España). También recibió fondos para conservación de organizaciones como The Rufford Foundation (Reino Unido) y ha desarrollado investigaciones en centros reconocidos como Hawk Mountain Sanctuary (EE.UU.) y el CIBIO-InBIO (Portugal). Su trabajo integra ciencia, conservación y educación ambiental, con un fuerte compromiso con la protección del águila coronada en la región del Chaco.

Hasta el momento, según Gallego, el único estudio genético realizado sobre esta especie se centró en la porción sur de su rango de distribución, específicamente en la zona semiárida de Argentina. Los resultados no arrojaron evidencia concluyente de una estructura genética diferenciada entre las poblaciones analizadas, es decir, no se observaron diferencias marcadas a nivel genético. Sin embargo, el escaso tamaño muestral limitó la capacidad de confirmar esta hipótesis de manera definitiva.
Actualmente, se están realizando esfuerzos para obtener muestras genéticas a lo largo de toda el área de distribución del águila coronada, incluyendo países como Brasil, Paraguay y Bolivia, con el fin de profundizar en el conocimiento de su diversidad genética y conectividad poblacional.
La llegada al Paraguay de una juvenil
Según Gallego, gracias a las observaciones de ciencia ciudadana en plataformas como eBird, iNaturalist y otras, sabemos que hay individuos de águila coronada en el Paraguay. En concreto, en la plataforma eBird hay alrededor de 50 registros documentados sobre la especie en los últimos 5 años. Por lo que el registro del cruce de frontera de la juvenil no sorprende.

En menos de un mes, una joven hembra de águila coronada protagonizó uno de los desplazamientos más llamativos registrados para la especie: el 3 de junio, cruzó el río Pilcomayo e ingresó al Paraguay, tras haber iniciado su vuelo el 9 de mayo desde las cercanías de San Cristóbal, en el centro de Santa Fe. En total, recorrió más de 700 kilómetros, atravesando de sur a norte las provincias argentinas de Chaco y Formosa. Se trata de un desplazamiento poco frecuente por su rapidez y extensión, especialmente para una especie que no realiza migraciones estacionales regulares.
Los transmisores satelitales utilizados son del tipo PTT (Platform Transmitter Terminal), fabricados por la empresa Microwave Telemetry. Estos dispositivos están equipados con paneles solares que les otorgan una vida útil de entre 6 y 8 años, aunque en algunos casos han llegado a funcionar hasta 10 años. Registran datos de ubicación cada hora durante las horas de luz solar, lo que permite un monitoreo continuo y detallado de los movimientos de los individuos a través del sistema satelital ARGOS.
La información recopilada se almacena en el Banco de Movimientos (Movebank), una plataforma internacional de rastreo animal financiada por el Instituto Max Planck de Ornitología. Movebank no solo facilita el almacenamiento, gestión y análisis de los datos, sino que también promueve el intercambio y la liberación de información entre miles de investigadores de todo el mundo.
Aunque los transmisores recogen principalmente datos básicos de ubicación (latitud, longitud, altitud), la plataforma Movebank ofrece herramientas complementarias para el análisis espacial, incluyendo información sobre uso del suelo, cobertura vegetal, conectividad del paisaje e índices de presión humana, entre otros factores ambientales clave.
Tesis doctoral y mortalidad

“Mi tesis doctoral, que actualmente desarrollo en el CONICET, se centra en el estudio de los movimientos juveniles del águila coronada, tanto durante el período de dependencia parental —cuando el individuo ya vuela pero aún depende de sus progenitores— como en la etapa de dispersión natal, que transcurre desde su independencia hasta el establecimiento del primer territorio reproductivo. En esta última fase, que puede extenderse por 4 a 5 años, los juveniles recorren grandes distancias, a menudo de varios cientos de kilómetros”, señaló Gallego a Ciencia del Sur.
Sin embargo, lo verdaderamente excepcional del caso recientemente registrado no es la distancia total recorrida —dado que los juveniles de águila coronada pueden desplazarse sin dificultad entre 10 y 20 kilómetros por día, o incluso más—, sino el comportamiento inusual y la velocidad del desplazamiento. Por lo general -manifestó el biólogo- los individuos jóvenes exploran áreas delimitadas y sus movimientos entre zonas de establecimiento temporal no suelen implicar trayectos tan extensos.
En este caso, el ejemplar recorrió unos 700 kilómetros entre el punto de partida y el destino final, algo notable para una especie no migratoria. Aún más sorprendente es que ese trayecto fue realizado en menos de un mes, un ritmo de dispersión altamente atípico para la especie.

Por el momento, no se cuenta con información suficiente sobre las tendencias poblacionales a largo plazo que permita desarrollar modelos ecológicos robustos para proyectar cómo afectará el cambio climático a la distribución futura del águila coronada.
Sin embargo, se sabe con certeza que la especie se encuentra en declive constante, impulsado por múltiples amenazas antrópicas: la pérdida y fragmentación del hábitat, la caza ilegal, la electrocución en tendidos eléctricos y el ahogamiento en reservorios de agua figuran entre las causas más relevantes.
Para comprender los posibles efectos del cambio climático en esta especie, será necesario ampliar los estudios de monitoreo a lo largo de toda su área de distribución y durante varios años consecutivos, lo que permitirá construir una base de datos sólida para futuros análisis a escala regional y global.
En la porción sur de su rango de distribución —particularmente en el centro de Argentina— se ha estimado que la mortalidad juvenil por causas antrópicas alcanza valores preocupantes: alrededor del 70 %. Esta cifra se basa en más de 60 casos documentados, mientras que las muertes por causas naturales son considerablemente menos frecuentes. En términos prácticos, esto significa que solo 3 de cada 10 juveniles que abandonan con éxito su nido logran alcanzar la edad adulta.
“El panorama se agrava al considerar que menos de la mitad de los nidos activos resultan exitosos. Las causas de fracaso reproductivo son diversas: entre las antrópicas figuran la perturbación por actividades humanas, la destrucción del hábitat y el saqueo de nidos, mientras que entre las naturales se incluyen tormentas severas y depredadores”, señaló Gallego.
Actualmente, los investigadores trabajan en la consolidación de una base de datos histórica de eventos de mortalidad, que ya reúne más de 70 casos de águilas coronadas adultas fallecidas por causas humanas. Sin embargo, la información sobre mortalidad sigue siendo muy desigual entre regiones, insistió el investigador. Esta disparidad no necesariamente refleja una menor incidencia de muertes en ciertas áreas, sino que está más relacionada con la escasa presencia de investigadores y observadores en muchas zonas del continente.
Un ejemplo claro es el Paraguay, donde solo se han registrado alrededor de seis casos históricos de mortalidad de águila coronada, todos ellos anteriores a 1950, en una época en que era habitual recolectar ejemplares para su incorporación a colecciones de museos.

Conservar para el futuro
Hasta el momento, Brasil es el único país que desarrolló un plan nacional de conservación específico para el Buteogallus coronatus. Este programa, lanzado en 2023, puede consultarse en línea a través del portal del ICMBio, la agencia federal responsable de la biodiversidad brasileña.
En Argentina, si bien no existe un plan nacional unificado, se han impulsado iniciativas regionales. Un caso destacado es el de la provincia de Santa Fe, dijo Gallego, que elaboró recientemente su propio plan de conservación. Además, en algunas provincias argentinas la especie ha sido declarada Monumento Natural Provincial, una figura legal que le otorga protección formal.
El CECARA tuvo una participación activa en la formulación, revisión y seguimiento técnico de varios de estos planes, basándose en evidencia científica generada a través de años de investigación.
“A pesar de estos avances, la realidad es que las políticas públicas actuales siguen siendo insuficientes frente a las múltiples amenazas que enfrenta la especie. Se requiere una acción decidida y coordinada a escala nacional e internacional, especialmente en lo que respecta a la mitigación de causas de mortalidad vinculadas a infraestructuras humanas. Entre las medidas urgentes destacan la instalación de rampas de escape en reservorios de agua para evitar ahogamientos y la modificación de tendidos eléctricos peligrosos, junto con la promoción de diseños más seguros en nuevas instalaciones”, dijo el biólogo.
Frente al delicado estado de conservación del águila coronada, es fundamental actuar ahora. La ventana de oportunidad para revertir su declive aún está abierta, pero se estrecha rápidamente.
La historia Ekilore, que cruzó fronteras, nos recuerda que la naturaleza no reconoce límites políticos, pero sí sufre las consecuencias de nuestra inacción. Su vuelo es un llamado urgente a la ciencia, la cooperación y la voluntad de proteger lo que aún sobrevive. Aún estamos a tiempo, pero no por mucho.

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Referencias y más recursos
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Gallego, D., & Sarasola, J. H. (2022). Endangered Chaco Eagle (Buteogallus coronatus) pair successfully completes breeding after human reconstruction of their nest. Journal of Raptor Research, 56(2), 260–264.
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Gallego, D., & Sarasola, J. H. (2021). Using drones to reduce human disturbance while monitoring breeding status of an endangered raptor. Remote Sensing in Ecology and Conservation
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Gallego, D., & Sarasola, J. H. (2022). Primer registro de reproducción exitosa del águila coronada o águila del Chaco (Buteogallus coronatus) en la provincia de San Luis, Argentina / First record of a successful breeding of Chaco Eagle (Buteogallus coronatus) in San Luis Province, Argentina.
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Sarasola, J. H., Gallego, D., & Martínez-Miranzo, B. (s.f.). Chaco Eagle ecology and conservation.
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Martín Martín, J., Garrido López, J. R., Clavero Sousa, H., & Barrios, V. (Eds.). (s.f.). Wildlife and power lines: Guidelines for preventing and mitigating wildlife mortality associated with electricity distribution networks. UICN.
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Merlino, V., & Gallego, D. (s.f.). Primera documentación de reproducción exitosa de Águila Coronada o Águila del Chaco (Buteogallus coronatus) en la provincia de Santa Fe, Argentina. Nuestras Aves.
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Gallego, D., & Sarasola, J. H. (s.f.). Unusual aggregations of immature Chaco Eagles (Buteogallus coronatus) in northern Argentina. Ornithology Research.
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Gallego-García, D., Watts, B. D., & Sarasola, J. H. (2025). Case report: Independence day, comparison of methods to estimate the onset of dispersal in large territorial birds. Animal Biotelemetry.
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Director ejecutivo de Ciencia del Sur y presidente de Ciencia del Sur EAS. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y pasó por el programa de Jóvenes Investigadores de la UNA. Tiene diplomados en filosofía medieval (Universidad Iberoamericana) y en relaciones internacionales (Universidad Interamericana). Se especializó en filosofía científica (Universidad Nacional de la Plata) y en museología (Universidad Autónoma de Asunción).
Condujo los programas de radio El Laboratorio, con temática científica (Ñandutí) y ÁgoraRadio, de filosofía (Ondas Ayvu).
Fue periodista, columnista y editor de Ciencia y Tecnología en el diario ABC Color y colaboró con publicaciones internacionales. Fue presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista, secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica y encargado de cultura científica de la Universidad Iberoamericana.
Periodista de Ciencia del Año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017). Tiene cinco libros publicados. También es director de MUPA: Voces de Museos y Patrimonios.


















