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La comunidad de ciencias biológicas del Paraguay tiene muchos desafíos y problemas, pero dos de los principales, entre unos otros cuantos, son la falta de posgrados específicos y de una mirada común.

Los profesionales de la biología no nos ponemos de acuerdo en qué queremos como comunidad. Para una disciplina que por mucho tiempo fue una exhaustiva, general y profesionalizante, y que ahora, con el avance del conocimiento y las especializaciones, lo que abarca las ciencias biológicas queda “muy grande” para ya ser un generalista.

Es cierto que los médicos, los arquitectos y los abogados también tienen carreras generales y luego toman rumbos particulares para las diferentes especializaciones. Debemos ser más específicos, y la alternativa está con los posgrados. Sin embargo, en Paraguay apenas formamos biólogos, y la diversidad de opciones de posgraduación es limitada.

Quizás los ecólogos, los genetistas y los fisiólogos, como muchos otros, tienen más claramente definidas sus necesidades y sus desafíos. Un biólogo o bióloga hoy en día es un “todólogo” y puede moverse desde la investigación pura hasta las humanidades y trabajar como activista y educador.

Sin embargo, y tal vez sea mi sesgo “biológico”, no hay otro profesional que maneje la complejidad de la vida en el planeta. Podrá uno venir de las ingenierías, de ciencias más duras, de ciencias más sociales y de las humanidades, pero ese saber de diversidad biológica y de taxonomía y sistemática, con las complejas líneas evolutivas y las convergencias que la evolución nos muestra, es muy único de los biólogos.

Los biólogos manejan el saber de la vida, de las bases de su existencia, de la complejidad genética y de los arreglos de las especies con sus entornos en los ecosistemas. Saben que la organización de la vida tal como la conocemos tiene diferentes niveles que se repiten, y que este conocimiento ha dado ideas a otras disciplinas y ha hecho crecer el conocimiento por analogías.

Un profesional de la biología podrá ser un educador o podrá ser un laboratorista, pero tiene como común denominador una visión holística sobre la naturaleza y la riqueza de la vida en el planeta.

Esto no es algo que se absorbe en la carrera en una materia o módulo; se adquiere en forma transversal e integral a lo largo de toda la carrera, sea que uno trabaje en la física biológica o la anatomía patológica como en remediación o restauración ambiental. Es un carácter que se adquiere tras varios años de trabajo único, quizás la unicidad de los biólogos y biólogas.

Siento que muchas veces no vemos esa fortaleza. Podemos aceptarnos como parte de la naturaleza, quizás con algunos grados diferenciados en la evolución, y que podemos explicar todo mirando de dónde venimos, cómo hemos evolucionado y cómo nos adaptamos. Explicar nuestro comportamiento y explicar la forma de nuestras sociedades es mirar la naturaleza, buscar soluciones para nuestros problemas; es mirar a la naturaleza para encontrarlas. Estas son las habilidades de un biólogo.

Seguimos sin un doctorado en biología

Universidad Nacional del Nordeste en Corrientes, Argentina (Foto: UNNE).
La universidad más cercana que ofrece el doctorado en biología está en Corrientes, Argentina (Foto: UNNE).

Hace unos años, en una conferencia en la Sociedad Científica del Paraguay, organizado por Ciencia del Sur, habíamos dicho que nuestro país necesitaba tener doctorados en ciencias biológicas, ya que en ese entonces, para obtener el título máximo había que cruzar el río y estudiar en Corrientes, Argentina, u otras opciones que brinda este país, o bien hacerlo en Brasil. Y esto, a pesar de los años, sigue ocurriendo. Quizás la situación por la que vivimos es una muestra de cuán importante puede ser la biología para el país y su desarrollo.

Sencillamente, en 2023 no hemos avanzado mucho en materia de posgrados. No hay doctorados en biología en Paraguay. Tenemos en el país varios posgrados que forman y perfeccionan a nuestros profesionales, pero ese doctorado en sí no lo tenemos, y lo que no obtenemos en la carrera de grado, difícilmente lo tengamos en cursos particulares, independientemente del juzgar la calidad de los mismos tanto en términos de la malla curricular y la estructura conceptual, como de la carrera y trayectoria de quienes los imparten.

Desconozco cuáles son las razones, pero lo cierto es que han proliferado otros doctorados más especializados hacia las ingenierías, la gestión y la educación, que, si bien son un complemento, no atienden la necesidad imperiosa de ese grado máximo que necesitamos en las ciencias de la vida, la biología.

Algunos, a mi gusto y saber, distan mucho todavía de ser competitivos o igualar a los que hay en la región, sin necesidad de irnos al hemisferio norte.

Muchos de nuestros colegas, ante la imposibilidad de poder viajar al exterior, toman estas opciones nacionales que, en realidad, no les otorgan ese grado académico máximo, el de doctor en ciencias o doctorado en ciencias biológicas.

Y digo esto entendiendo que como país no necesariamente queremos estar llenos de doctores en biología sin tener gente que tenga las habilidades prácticas y profesionalizantes que te dan, por ejemplo, una maestría o una especialización.

Pero Paraguay ya cuenta con una comunidad de doctores en ciencias biológicas que tienen las habilidades para hacer viable ese programa, y el conjunto de posgrados existentes debería dar la posibilidad de apuntar hacia el doctorado.

¿Qué futuro para los profesionales de la biología en Paraguay?

A veces me pregunto si mis elucubraciones son demasiado vagas o si una vez más se cumplen las leyes del oparei, del mbarete y del ñembotavy.

Del oparei por la impunidad de quienes estructuran la educación y la academia. No tienen la responsabilidad de asegurar los profesionales necesarios; quizás no existe la oferta porque es más fácil el “ya da, ya”. Del mbarete porque parece que el autoritarismo de unos pocos decide quiénes pueden intervenir profesionalmente (como si yo me dejase intervenir quirúrgicamente por un profesional de la arquitectura u otra área). Finalmente, del ñembotavy por la irresponsabilidad de que no tengamos esas oportunidades en el país.

Muchos de nuestros compatriotas salen y ya no vuelven, o cumplen con los compromisos, pero su visión del desarrollo profesional no la encuentran en el país.

Vimos todo el trajín que llevó la Ley del Biólogo. Vimos hasta la misma guerra y boicot a la interna de la comunidad de biólogos del país. Vemos cómo muchas de las oportunidades de intervención profesional se nos esfuman, cómo para la clase política y decisoria de los caminos del país, los biólogos prácticamente no existen. Esto lo evidenciamos en la falta de una institucionalidad y agremiación que promocione los profesionales de las ciencias biológicas, que luche por sus derechos y que nos aglutine para una visión común.

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Columnista de biología y políticas científicas de Ciencia del Sur. Ex director ejecutivo de Guyra Paraguay. Es un reconocido biólogo y conservacionista y uno de los biólogos más productivos de Paraguay. Tiene un doctorado en ciencias biológicas por la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina. Actualmente, es investigador PRONII del Conacyt. Recibió varios premios y reconocimientos en Paraguay y otros países.

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7 COMENTARIOS

  1. En acuerdo, en la mayoría de las apreciaciones, sin olvidar que el pan de cada día, es la lucha de muchos de los biólogos que conozco y aprecio, entonces llevando a la practica, la inversión monetaria de obtener un doctorado no se refleja en una mejora salarial o posicional en un muy alto porcentaje de los casos, ni hablemos de si logran tener los permisos del trabajo y todo lo que conlleva conciliar lo laboral con lo académico cuando en general el nivel de estudiar un doctorado llega en un momento en que ya se tienen compromisos familiares.
    Mucho de las opciónes y posiblidades que tienen estos biólogos, se limitan a los que viven en y de la académia, pero no para los que laburan y permanentemente están buscando «trabajitos» para sobrevivir o llegar a fin de mes.
    No deben olvidarse cuando un grupo de bioquímicos, logro que muchos de los biólogos que hacian trabajos de laboratorio relacionados con temas de salud humana, teniendo los conocimientos, habilidades y experiencias fueran «bloqueados» en diversas instancias solo por un tema de egos y rivalidades.
    Triste realidad pero cierta para mis amigos biólogos.

    • muy cierto lo que planteas Alam, nosotros debemos hacernos el camino que necesitamos, mientras nosotros no tomemos la posta, otros seguramente ocuparán el nicho – la teoría del nicho vacío, una clave en biología evolutiva.

  2. Justo salió en una editorial de Nature (PhD training is no longer fit for purpose — it needs reform now – doi: https://doi.org/10.1038/d41586-023-00084-3) donde habla de reformar la formación de PhDs.
    En resumen, habla de cambiar el modelo maestro-aprendiz del siglo 19, a una experiencia más abierta y multidisciplinar. Es decir, entrar al siglo 21, en donde los PhDs no solo quedan en la academia, si no, se incorporan a las industrias y otros sectores.
    Nosotros estamos en una posición en donde ya podríamos incluir estas nuevas visiones para plantear nuestra educación de postgrado acá en Paraguay.
    Qué opinion tiene al respecto Alberto?
    Como biológo recien retornado, sigo viendo las falencias en nuestra casa de estudios, pero mas me preocupa la falta de empatia de los mismos colegas (dentro y fuera de la profesión) para traer nuevas visiones. Y aun menos, trabajar «transdisciplinariamente».

    • Gracias por tu comentario Guillermo, todo lo nuevo asusta y no nos caracterizamos por tomar desafíos, más bien nos cerramos a lo que sabemos que funciona, aún sin considerar que otros enfoques podrían funcionar mejor. Un aspecto relacionado con el «ya da ya», lamentable. Estoy muy a favor de que los doctores salgan del ámbito académico y lo veo en muchos otros ambientes donde trabajo, que no están directamente relacionados con la Academia. Las analogías que nos trae la transdisciplinariedad, el inter y multidisciplinariedad permiten avanza el conocimiento, y nuestros temores quizás tengan que ver con nuestra incapacidad para ponernos a tono lo que acontece en el resto de los ámbitos académicos.

  3. Excelente artículo y como bien lo dice el Autor cada uno a vez lee las cosas y las analiza con el sesgo de su profesión, yo soy Economista y por ende entenderán mis sesgo. La verdad que vi reflejada en la Economía mucho de lo escrito, aunque se llega al grado de doctor, pero a través de una tesis y no siempre bien orientada y sin formación adicional posterior al pregrado. Por lo tanto, creo estamos en lo mismo que la Biología.
    Ojalá los Biólogos sean más unidos y decididos que los economistas y logren generar un doctorado en Biología y con especializaciones.
    Adicionalmente, el artículo me hizo pensar en lo que escribió en 1933, en Essays in Biography, un gran Economista, John Maynard Keynes. Quien decía: El maestro economista debe poseer una rara combinación de dones. Debe alcanzar un alto nivel en varias direcciones diferentes y combinar talentos que no suelen encontrarse juntos. Debe ser matemático, historiador, estadista, filósofo en algún grado. Debe comprender los símbolos y hablar con palabras. Debe contemplar lo particular en términos de lo general y tocar lo abstracto y lo concreto en el mismo vuelo del pensamiento.
    Debe estudiar el presente a la luz del pasado con vistas al futuro. Ninguna parte de la naturaleza del hombre o de sus instituciones debe quedar totalmente fuera de su atención. Debe ser resuelto y desinteresado en un estado de ánimo simultáneo, tan distante e incorruptible como un artista, pero a veces tan cercano a la tierra como un político.

    • Gracias Aníbal por tu comentario y estoy muy de acuerdo, hoy los profesionales académicos de mayor nivel requieren de esa combinación de conocimientos y disciplinas, y nos hace bien salir de nuestra conformidad de conceptos, para cruzarnos con otros que hasta convergen y nos ayudan a proponer respuestas a muchas de las brechas que se abren en nuestras diferentes matrices disciplinarias.

  4. Excelente Editorial la del Dr. Yanosky, si a este articulo cambiásemos la palabra “Biología” por Física, matemática, Geología llegaríamos a la misma conclusión.
    Si comparamos a Paraguay respecto a la región, vemos que es el único país sudamericano que no cuenta con programas de doctorados en Ciencias Exactas y Naturales. Por otro lado, la cantidad de trabajos publicados en temas relacionados es extremadamente baja. Y si nos enfocamos solo en revistas con al menos Factor de Impacto > 2, el número es aún más bajo. Con excepción de unos pocos y esporádicos artículos científicos al año, Paraguay es el país con menos publicaciones en Ciencias Exactas y Naturales casi a nivel mundial, y solo es comparable a algunos países africanos con extrema pobreza. El motivo es, su baja inversión en educación (puesto Nro. 94 a nivel mundial [1]) y una inversión menor 0,15 % del PIB en 2018 en investigación [2].
    Ref:
    [1] Sitio web datos macros: https://datosmacro.expansion.com/estado/gasto/educacion/paraguay
    [2] Revista ciencia del sur, 2021, ISSN 2521-2265:
    https://cienciasdelsur.com/2021/11/05/si-paraguay-quiere-ser-competitivo-debe-invertir-mas-en-ciencia-segun-investigadores-de-la-una/

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