Según investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Asunción (FCQ-UNA), el Paraguay puede ser un país más competitivo si invierte más en I+D. La institución, que tiene 75 líneas de trabajo y 81 docentes-investigadores, debatirá el proyecto de Ley del Investigador Científico.
El lunes 8 de noviembre, a partir de las 10, la Dirección de Investigaciones de la FCQ realizará un conversatorio que reunirá a estudiantes, profesores y científicos, y en donde el diputado Sebastián Villarejo estará como invitado.
Ciencia del Sur habló al respecto brevemente con Carlos Méndez, profesor de ingeniería química y de alimentos e investigador del Departamento de Aplicaciones Industriales de la FCQ-UNA. Tiene una maestría en ingeniería metalúrgica por la Universidad Federal de Río de Janeiro y un doctorado en mecánica de fluidos por la Universidad Politécnica de Madrid.
Méndez resaltó que actualmente, la FCQ tiene 75 líneas de investigación correspondientes a los 14 departamentos dependientes de la Dirección de Investigaciones, estas están orientadas principalmente a las áreas de salud y al área industrial.
Las áreas de trabajo van desde la botánica, composición de alimentos, virología, genética y biotecnología vegetal hasta la inmunología e inmunotecnología. También incluye análisis y efectos de fármacos, desarrollo de procesos industriales (industria química, alimentos y biotecnología), energías renovables, simulación y optimización de procesos.
En cuanto a recursos humanos, la unidad académica cuenta con 81 docentes investigadores, de los cuales 60 son nombrados y 21 Ad Honorem. De ellos, 25 tienen un y 20 con másteres.
“Existe una relación directa y comprobada entre la inversión en investigación y el desarrollo de un país. Solo para tener una idea objetiva de esto, la media de inversión en I+D en el mundo era de 2,2 % del PIB (para el año 2018) mientras que para Paraguay, para ese mismo año, su inversión era de 0,14 % del PIB”, resaltó Méndez.
Esto implica, según el docente, que un país que pretenda ser competitivo, necesariamente debe invertir en investigación y que si ampliamos la dimensión de esta respuesta, para que no solo quede en una cuestión numérica, es claro que existe una relación causal y cíclica para el desarrollo del país.
“Más inversión en ciencia implica mayor creación y potenciador de espacios de investigación (pura y aplicada), que aumenta la cantidad de investigadores, genera resultados que favorecen a la productividad económica y social del país. Este aumento de productividad retorna de vuelta al financiamiento de las investigaciones, potenciando y creando nuevas capacidades, este ciclo virtuoso sin dudas que favorece al desarrollo del país”, sostuvo.
Debatir el proyecto de ley
Para el investigador, la creación de una ley se fundamenta en la generación de un marco regulatorio para el ejercicio libre, protegido y potenciador de a quiénes afecta. Esto implica que esta ley del investigador paraguayo debe analizarse y debatirse sobre la óptica de estos principios.
“Respondiendo de manera más directa, los aspectos a debatir serán: la articulación de la ley con el CONACYT, la implicancia de la ley para la economía nacional y cómo se relaciona esta ley con el Plan Nacional de Desarrollo Paraguay 2030. Sin embargo, estos no son los temas exclusivos. La idea es generar un conversatorio donde los participantes, que esperamos sean varios investigadores de diferentes instituciones, también puedan comentar otros aspectos que consideren relevantes”, afirmó.
Sobre la efectividad que pueda tener esta legislación, Méndez aseguró que en principio se pretende que una ley así genere un marco conceptual que complemente a los instrumentos disponibles y genere un marco referencial para que todos los actores vinculados a la investigación sepan dónde están parados.
Empero, también se espera que esta ley ayude a articular y potenciar acciones reales y concretas para que ese círculo virtuoso funcione correctamente. Para el profesor, es importante notar que esta ley es solo un complemento, ya que falta mucho aún a nivel legislativo para poder generar un ecosistema en ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo del país.
“En particular, en nuestro caso como Universidad Nacional de Asunción, los mecanismos que faciliten la generación y relación con las empresas, la protección de los conocimientos, la generación de capital humano y el desarrollo de la investigación en ciencia básica. Por otro lado, es importante propiciar sistemas que faciliten la obtención y gestión de fondos provenientes de diferentes actores que deseen invertir en ciencia, tecnología e innovación”, concluyó.
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Equipo periodístico y científico de Ciencia del Sur
Lo que la universidad debe entender y sus docentes, es que la investigación no es monopolio de ellos. La universidad nos forma, en algunas carreras para ser investigadores, pero al mismo tiempo compite con nosotros en los llamados, lo que es una especie de competencia desleal, simplemente por qué afuera estemos en una empresa o en una ong, nunca tendremos las mismas ventajas de presentarse a un llamado teniendo el respaldo en investigadores o en equipos que se tiene en la universidad. Así que difícilmente vamos a poder concretar el poder consolidarnos y vivir como investigadores, cuando no tenemos oportunidades simplemente por qué la universidad quiere el monopolio de los recursos.
El papel de la universidad es formarnos pero no dejarnos sin empleo, como regularmente pasa ante llamados de consultorías en temas como los ambientales entre otros.