El envejecimiento es un proceso natural fisiológico que repercute en todos los sistemas del organismo. Forma parte de la condición humana y varias teorías lo sustentan: la teoría del daño oxidativo, de los telómeros y la genética.
De hecho, son muchos los investigadores que reúnen esfuerzos para entender al envejecimiento, no solo como un proceso biológico sino como fenómeno social, de modo a proporcionar las mejores herramientas para que ocurra dignamente.
En tiempos pasados, la cantidad de personas que llegaba a edad avanzada era muy reducida. La esperanza de vida en 1950 era de 48 años solamente; en la actualidad la esperanza de vida mundial se ha elevado sobre los 76 años.
Este acelerado proceso de envejecimiento de la población repercute en varios aspectos. Tal es así que en América Latina y el Caribe la transición demográfica se produce con gran rapidez.
Según la Organización Mundial de la Salud, entre 2000 y 2050 la proporción de la población mundial con 60 años o más se duplicará y pasará de 11 % a 22 %. Se prevé que el número absoluto de personas de 60 años o más aumentará de 900 millones en 2015 a 1.400 millones para 2030 y 2.100 millones para 2050, pudiendo llegar a 3.200 millones de adultos mayores en 2100.
Por ello, todos los países se enfrentan a retos importantes para garantizar que sus sistemas sanitarios y de seguridad social estén preparados para afrontar ese cambio demográfico. En este sentido, una alimentación saludable y la actividad física juegan un rol preponderante.
El envejecimiento es un proceso continuo durante la vida del individuo. Afecta en distinto grado a todas las funcionalidades del organismo y pueden producirse cambios fisiológicos como: disminución del metabolismo basal, redistribución de la composición corporal, disminución de peso y volumen de los órganos, alteraciones en el funcionamiento del aparato digestivo, modificaciones en la percepción sensorial y en la capacidad masticatoria, disminución de la sensibilidad a la sed, aumento de la frecuencia y gravedad de las enfermedades, en especial crónicas no transmisibles y efectos secundarios de los fármacos que comprometen directa o indirectamente el estado nutricional.
Si se suman estas condiciones al estado de dependencia que adquieren, su calidad de vida se ve fuertemente reducida.
Son varios los aspectos en los cuales se puede aplicar estrategias para ayudar a mejorar la calidad de vida de los adultos mayores.
Por citar algunos:
- Una alimentación adecuada a las necesidades individuales del anciano (modificadas considerando enfermedades asociadas)
- Actividades recreativas que generen el involucramiento entre adultos mayores
- Grupos de apoyo que promuevan la autovalencia y el desenvolvimiento
- La actividad física, si bien es un eslabón poco promocionado en esta población, es muy importante para prevenir fracturas y la dependencia asociada a las mismas
La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) ha diseñado una pirámide alimentaria para las personas mayores. Los investigadores proponen que la alimentación tradicional basada en granos integrales, cereales, lácteos descremados, carnes magras, frutas y verduras, así como consumo de diario de agua, es la ideal y más eficaz, siempre y cuando sean proporcionados todos los nutrientes necesarios y en cantidades adecuadas a las necesidades individuales del adulto mayor.
SENC hace cuatro recomendaciones básicas:
- Elegir alimentos ricos en fibra (frutas, verduras, cereales), bajos en grasas y azúcares refinados, además de las recomendaciones específicas en cuanto al número de raciones diarias de cada grupo de alimentos
- Consumir diariamente 8 vasos de agua
- Posible necesidad de suplementar la dieta con calcio y vitamina D (para reducir el riesgo de fracturas óseas) y vitamina B12
- Entre los grupos de alimentos los expertos acentúan: consumir alimentos integrales, productos lácteos con poca grasa, carnes magras, pescados y aves de corral
Es necesario recordar que no todos los adultos mayores pueden cumplir con estas recomendaciones básicas, ya sea por problemas económicos o debido a enfermedades que alteran la masticación, deglución, digestión e incluso comprometen seriamente la vida. En dicho caso, la alimentación debe ser adaptada a la realidad del adulto mayor, siendo necesaria tal vez en algunos casos la suplementación.
Además de una alimentación adecuada, la actividad física regular posee beneficios sobre la salud del adulto mayor. La misma, iniciada a cualquier edad, produce efectos positivos sobre el funcionamiento cardiaco, mejora las cifras de presión arterial, del perfil lipídico y reduce el riesgo de diabetes mellitus tipo II. Los riesgos de sufrir caídas y fracturas son menores también, así como el de padecer cáncer de colon. Sus beneficios a nivel psicológico son un plus ante los múltiples efectos positivos de la actividad física programada en esta población.
Como se ha mencionado, en el envejecimiento se producen modificaciones y pérdidas que no siempre justifican el cese de la actividad física, que la misma debe ser adaptada a la edad y a la condición individual del adulto mayor.
¿Qué ejercicios puede realizar un adulto mayor?
- Ejercicios de resistencia o aeróbicos, tales como caminar, nadar, ir en bicicleta. En frecuencia de 5 veces a la semana, 20 minutos aproximadamente de manera progresiva.
- Ejercicios de fortalecimiento muscular de intensidad media a moderada, 2 o 3 días a la semana.
- Ejercicios de equilibrio, flexibilidad
Las citadas son recomendaciones básicas de actividad física que deben, junto con la alimentación, estar orientadas por profesionales especializados en el área y que, encaminados adecuadamente, promueven un envejecimiento saludable y por ende una buena calidad de vida.
Además de todo lo expuesto, es importante que el adulto mayor se desenvuelva en un entorno que propicie la adquisición de hábitos de vida saludable. En Paraguay, con el lema “Creando comunidades saludables para todas y todos” se ha realizado la Semana Saludable del 8 al 14 de septiembre con el objetivo de impulsar la promoción de la salud con una agenda que incluya a todos los grupos de edad, incluso adultos mayores.
Este tipo de actividades genera el involucramiento de este grupo etario; la participación activa promueve la inclusión social y evita el aislamiento al que muchos ancianos están expuestos y que constituye un factor de riesgo importante de alteraciones en la alimentación así como el riesgo de sufrir caídas y depresión.
Con el objetivo de asegurar y promover los derechos humanos de los adultos mayores, en 1990 la Asamblea General de las Naciones Unidas designa al 1 de octubre como el Día Internacional de las Personas de Edad, alentando a los países miembros a promover políticas públicas encaminadas a asegurar una vejez digna.
Referencias
- Osorio P. Construcción social del envejecimiento y la vejez. Cómo envejecemos: una mirada transdisciplinaria. UAbierta. Universidad de Chile. 2017.
- González-Billault C. Una mirada al envejecimiento desde la biología. Cómo envejecemos: una mirada transdisciplinaria. UAbierta. Universidad de Chile. 2017
- Organización Mundial de la Salud.OMS. Envejecimiento y Cambios demográficos. Disponible en: https://www.paho.org/salud-en-las-americas-2017/?post_type=post_t_es&p=314&lang=fr
- Dueñas González D, Bayarre Vea H, Triana Álvarez E, Rodríguez Pérez V. Calidad de vida percibida en adultos mayores de la provincia de Matanzas. Revista Cubana de Medicina General Integral. 2009; 25(2):1-15.
- Organización Mundial de la Salud. OMS. Envejecimiento y salud. Disponible en: http://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/envejecimiento-y-salud
- Piñero V. Aspectos diferenciales de la nutrición en los pacientes ancianos con diabetes. Elsevier. 2010;26(5): 307-13.
- Cuesta Triana F, Matía Martín P. Detección y evaluación del anciano con desnutrición o en riesgo. Nutr Hosp Suplementos. 2011; 4 (3):15-27
- Ministerio de Salud Subsecretaria de Salud pública. División de prevención y control de enfermedades departamento de ciclo vital. Programa nacional de salud del adulto mayor. Chile: Ministerio de Salud; 2014.
- Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Guía de Ejercicio Físico para Mayores. España. 2012.
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Johana Meza es nutricionista y docente. Egresada de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y especialista en dietética clínica y soporte nutricional, actualmente cursa una maestría en Nutrición Humana en la UNA. Es auxiliar de materias en la carrera de Nutrición de la UNA.
Excelente artículo licenciada.
Se debe ahondar en temas vinculados con la nutrición desde la perspectiva del tratamiento de las enfermedades crónicas, como uno de los pilares tanto de la terapéutica como del mantenimiento de una vida sana.
Esperamos más aportes así de claros y orientadores.