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A las montañas del norte de Chile no solo van astrofísicos, astrónomos, técnicos e informáticos, sino también investigadores de otras áreas, pero no para descifrar el Cosmos, sino para estudiar a los científicos que trabajan a una enorme altura. Un equipo internacional acaba de realizar una investigación sobre las consecuencias generadas por trabajar a gran altura geográfica, donde el cuerpo humano se enfrenta a otro tipo de situaciones.

Por ejemplo, cuando el cuerpo soporta un déficit de oxígeno, una condición médica conocida como hipoxia, todo esto, desde el emblemático observatorio Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), donde trabajan los científicos y técnicos.

«La altitud extrema del observatorio, de 2.900 metros sobre el nivel del mar para el Centro de Apoyo a las Operaciones (OSF, por su sigla en inglés) y de 5.000 metros de altitud para el Sitio de Operaciones de las Antenas (AOS, por su sigla en inglés), lo convierte en un laboratorio natural para este tipo de investigaciones, que son de gran utilidad tanto para ALMA como para otras faenas en altura. Los primeros resultados de estos estudios están siendo expuestos a la comunidad científica en congresos  y pronto serán publicados», aseguró ALMA en un comunicado.

Según el observatorio internacional, diversos expertos canadienses, suizos y chilenos se reunieron en ALMA en tres oportunidades desde 2014, para examinar a los trabajadores que se presentaron como voluntarios para este estudio, dividiendo a quienes padecen enfermedades crónicas (hipertensión, obesidad, etc.) de los trabajadores sanos, a fin de comparar y comprender los efectos de la hipoxia.

Algunos de los trabajadores de ALMA deben subir a realizar trabajos específicos en el AOS, ubicado a 5.000 metros, donde están las antenas y el correlacionador que sincroniza sus señales Crédito: Iván López – ALMA (NRAO/NAOJ/ESO)

Para el estudio, los médicos evaluaron sus capacidades cognitivas, la calidad del sueño, el control de la respiración, el flujo sanguíneo cerebral y los cambios hemodinámicos entre el corazón y los pulmones.

«Para el Dr. Marc Poulin de la Universidad de Calgary, Canadá, y parte de este estudio, las condiciones de trabajo en ALMA son ideales para nuestra investigación, ya que el observatorio cuenta con una infraestructura de alto estándar a la vez de ser un verdadero laboratorio natural debido a su gran altura geográfica», indicó ALMA.

«La mayor parte de los trabajadores del observatorio vive en ciudades ubicadas a baja altitud y, en turnos de 8×6 días (8 de trabajo y 6 días libres). En su mayoría, se desplazan a trabajar a los 2.900 metros de altitud donde se encuentra el OSF. Allí está el campamento donde duermen, y los laboratorios, talleres, oficinas y sala de control de antenas donde trabajan», comentó el observatorio.

El centro de investigación comentó que algunos de los trabajadores deben subir a realizar trabajos específicos en el AOS, ubicado a 5.000 metros, donde están las antenas y el correlacionador que sincroniza sus señales. De allí que parte del personal se vea sometido a hipoxia intermitente.

El objetivo de esta investigación es entender los efectos a largo plazo en el rendimiento, salud y seguridad de los trabajadores ante la exposición continua o intermitente a la hipoxia. Así se podrán optimizar los tratamientos que ayuden a los trabajadores a operar en altura geográfica o crear nuevos procedimientos a partir de los aprendizajes obtenidos de este estudio en desarrollo.

Medidas del observatorio

ALMA ya había adoptado diversas medidas para contrarrestar los efectos en la salud de los trabajadores.

«Dentro de las medidas adoptadas por ALMA para disminuir los efectos de la hipoxia está el uso obligatorio de oxígeno médico portátil para todos los trabajadores que realizan tareas sobre los 3000 m.s.n.m, la oxigenación permanente del edifico técnico ubicado sobre los 5000 m.s.n.m. y un constante monitoreo en terreno por parte del equipo médico del observatorio. Además, se están desarrollando nuevas estrategias que incluyen el manejo de una dieta especial y un programa de ejercicios físicos», manifestó el observatorio.

 

 

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Equipo periodístico y científico de Ciencia del Sur

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