Cómo combatir con lomustina el cáncer en perros y gatos

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lomustina perros gatos
Existe mayor información disponible de uso de lomustina en perros que en gatos. (DepositPhotos)

La lomustina es un fármaco antitumoral de uso oral utilizado en perros para tratar linfomas, mastocitomas, sarcomas histiocítico y tumores venéreos transmisibles recidivantes; en gatos se emplea en sarcomas, linfomas y otros. Al ser un fármaco altamente liposoluble, también se emplea en terapia de tumores cerebrales.

Como todo fármaco antitumoral, debe ser administrado bajo tutela de un oncólogo clínico veterinario entrenado y el paciente deberá ser vigilado debido a la posible aparición de efectos secundarios como daño hepático, leucopenia o trombocitopenia.

Si bien no son frecuentes los efectos secundarios graves, los propietarios deben ser informados y permanecer alertas durante toda la duración del tratamiento.

Lomustina pertenece al grupo de fármacos denominados alquilantes porque se unen a cadenas de ADN, insertan un alquilo grupo y cambian la estructura del ADN lo suficiente como para interferir con la transcripción, replicación y la maquinaria de reparación de ADN. Por lo tanto, inhiben el ADN, el ARN y la síntesis de proteínas.

Si bien cualquier célula puede ser afectada por la lomustina, este efecto será más pronunciado en las células tumorales de alta tasa de división.

Posología, metabolismo y toxicidad

Se emplea en perros a dosis de 60-90 mg/m2 cada 3 a 4 semanas, en gatos 50-60 mg/m2 cada 5-6 semanas. Es posible prolongar a 6-8 ciclos de administración del fármaco. Al ingerir por vía oral se absorbe completamente a través de la mucosa gastrointestinal, se metaboliza mediante oxidación hepática y los metabolitos activos se distribuyen con facilidad, inclusive atravesando la barrera hematoencefálica.

Los metabolitos inactivos se excretan por la orina, una parte se excreta por vía biliar (5%) y otra se reabsorbe.

Es necesario monitorear las enzimas hepáticas séricas (alanina aminotransferasa o ALT) antes de cada administración de lomustina, ya que puede causar daño hepático en el perro, con incrementos en ALT hasta 4 o 5 veces superiores al rango máximo normal.

Cuando esto ocurre, se recomienda aumentar el intervalo entre administraciones si con esta medida se observa un retorno hacia la normalidad, o bien discontinuar el tratamiento dependiendo de la magnitud del incremento en ALT.

La mielosupresión es un término general aplicado a los efectos tóxicos de la quimioterapia en la medula ósea. En perros y gatos tratados con lomustina se observa a los 7 a 14 días, tiempo en el que aparece el nadir para los neutrófilos en sangre (contaje más bajo de neutrófilos después de la administración de quimioterapia).

Pueden experimentar también trombocitopenia tardía y acumulativa. El pronóstico para animales con neutropenia no complicada es bueno. La mayoría de los pacientes no presentan signos clínicos y el contaje de neutrófilos vuelve a la normalidad en unos pocos días.

Diagrama estructural de la lomustina. (Wikimedia)

Usos de lomustina en caninos

  • Como terapia sistémica en mastocitomas de alto grado, o en pacientes con resección quirúrgica incompleta, mastocitomas múltiples o con metástasis en ganglios linfáticos u órganos internos. Se puede combinar este fármaco con prednisona, vinblastina o inhibidores de la enzima tirosinquinasa (toceranib, masitinib, imatinib).
  • Como fármaco único o en combinación con otros en el tratamiento de tipos diferentes de linfomas. Se reportan buenas respuestas en linfoma cutáneo en particular. Al ser un fármaco de administración oral es una alternativa útil en aquellos caninos que no pueden ser objeto de protocolos multidrogas endovenosas. Se utiliza lomustina generalmente como segunda opción de tratamiento o rescate cuando la enfermedad vuelve a aparecer.
  • En tumores histiocíticos agresivos, como el sarcoma histiocítico o la histiocitosis maligna, la lomustina sola o combinada con doxorrubicina permitiría aumentar la supervivencia y la calidad de vida del paciente por meses. En sarcoma histiocítico localizado, la combinación de extirpación del tumor y lomustina es el protocolo con mayor tasa de supervivencia.
  • En tumores encefálicos se puede emplear cirugía y lomustina oral, ya que esta atraviesa la barrera encefálica y aparece en el líquido cefalorraquideo a concentración de 15-30% del nivel alcanzado en sangre. Es posible tratar meningioma, astrocitoma u oligodendroglioma.
  • En tumor venéreo transmisible (TVT) resistente a la terapia habitual con vincristina, la lomustina puede ser una opción de rescate. Son escasos los reportes clínicos de lomustina empleada en TVT, pero se la recomienda debido a que este tumor comparte características similares con el linfoma y el sarcoma histiocítico.

Usos de lomustina en felinos

Existe escasez de información actual con respecto a la seguridad y eficacia de la lomustina en gatos, aunque se ha utilizado para tratar a estos animales con linfoma, fibrosarcoma, mieloma múltiple, carcinoma de células escamosas y varias otras neoplasias. También se ha reportado toxicidad asociada con la administración de lomustina en gatos, como leucopenia, trombocitopenia y sepsis.

Hay poca información sobre la dosis óptima de lomustina en gatos. Se sugiere una dosis de 50–60 mg/m2 cada 6 semanas. Una dosificación estándar de una cápsula de 10 mg por gato independientemente del tamaño corporal puede ser bien tolerada y efectiva.

Referencias

 

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El Dr. Ignacio Camacho es médico veterinario por la Universidad Nacional de Asunción y docente en la Universidad Columbia de Paraguay y en la Universidad Nacional del Sur. Es miembro de la Sociedad Argentina de Oncología Veterinaria.

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