Paraguay no firmó el Global Methane Pledge, una iniciativa que busca reducir las emisiones de metano en una meta global aspiracional del 30 % al año 2030. (GMP)
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Para el Dr. Alberto Yanosky, investigador del PRONII y especialista en conservación, muchas de las políticas ambientales de Paraguay no se sustentan técnica ni científicamente. Esto ocurre por una desconexión entre los que crean las leyes y la comunidad de investigación y desarrollo, aseguró.

Del 1 al 12 de noviembre se desarrolla la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Glasgow, Escocia (COP26). Este evento trata de implementar algunas políticas ambientales y climáticas para frenar el aumento de la temperatura por la acción humana.

El Gobierno paraguayo envió una comitiva al evento y sentó una postura que suscitó reacciones de investigadores y diversos actores de la sociedad civil. Paraguay no firmó el compromiso global para reducir las emisiones de metano ni el compromiso global para parar la deforestación para el año 2030. Una coalición de grupos ligados al medioambiente criticó la posición oficial porque no se ajusta a la realidad nacional.

El posicionamiento instó al Poder Ejecutivo a tener un diálogo y construir en conjunto la posición del país. Fue firmado por varias instituciones, entre ellas Guyra Paraguay, CON, FAPI, Pro Cosara, Alter Vida, WWF Paraguay, CONAMURI, A todo Pulmón, Pojoaju, etc.

Para Yanosky, los grandes eventos -como la Cumbre de la COP26- ayudan a concretar compromisos internacionales a favor del clima, que no conoce fronteras. Por ello, Paraguay también debe poner su grano de arena.

-¿Qué es lo más destacable de la COP26 en Escocia?

Los compromisos asumidos y los reportes de reducción de emisiones, además del compromiso de reducción con miras al 2030 y 2050 para poder mantener la temperatura en un nivel manejable mientras podemos ir adaptándonos y mitigando la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) de acuerdo a nuestras responsabilidades.

-¿Los grandes eventos como estos tienen una incidencia real en el combate a los problemas que genera el cambio climático?

Considero que sí, ya que las políticas públicas ayudan a la sociedad a lograr reales compromisos y reglar esa convivencia. Además, trae el «sabor» internacional a la mesa para poder tomar decisiones en particular en cuestiones que trascienden las fronteras políticas.

De qué sirve que nosotros en Paraguay usemos energía relativamente limpia, si en otro país están utilizando energía de fuentes fósiles con altas emisiones. El clima es uno solo; puede variar localmente, pero climáticamente estamos afectando esa capa de la atmósfera donde se desarrolla la vida en este planeta. Los compromisos que se asumen luego deben ser plasmados en políticas nacionales una vez ratificados.

Si miramos los acuerdos de la Cumbre de Río de 1992, uno puede encontrar muchos avances, no como nos gustaría que ocurrieran. Pero sin esos compromisos y esa visualización a nivel global la historia podría ser otra.

-¿Países como Paraguay inciden realmente poco en materia de acentuación del cambio climático?

Es cierto que no emitimos demasiados GEI, pero también es una cuestión de escala, en términos de tamaño del país, del PIB, de la población y también de la historia y de nuestra capacidad.

Creo que tenemos un mal endémico que no nos permite ver más allá de nuestras narices, y deberíamos mirar a otros países como Chile, por ejemplo. Allí las cuestiones de cambio climático están insertas en las políticas públicas, y todos los compromisos que asume los internaliza y los adapta a sus condiciones.

Nosotros seguimos viendo al ambiente natural como un problema para el desarrollo y a los bosques naturales como un impedimento a la producción. La emisión de GEI de Paraguay es alto debido al uso de la tierra y las proyecciones son más problemáticas aún.

Para defender esto, es cuestión de ver la delegación paraguaya ante la COP26, dominada por un sector empresarial y ausencia (casi total) de la sociedad civil organizada que priorice lo social y lo ambiental en la discusión económica. El sector productivo privado tiene su razón; carga con costos de oportunidad y lucro cesante sin que el Estado reconozca este aporte, el cual puede medirse en “carbono”.

Del 1 al 12 de noviembre se desarrolla la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Glasgow, Escocia. (COP26 / Flickr)

-¿El país debe cambiar algunas políticas?

Paraguay no debe cambiar políticas, debe implementarlas. Tenemos una típica característica: rico en el marco legal pero deficiente en el manejo de ese marco legal. Y está claro, todas las denuncias y reclamos de la ciudadanía frente a los que se consideran atropellos y delitos ambientales que, al no tener dictamen ni juzgamiento, no pueden ser delitos.

Tenemos una habilidad increíble para manipular el marco legal en beneficio de algunos pocos. El sistema legal, en lugar de evitar el daño ambiental busca castigarlo y luego compensarlo, sabiendo que no hay castigo ni multa que pueda realmente compensar el daño al ambiente.

Muchas de las políticas nacionales no tienen sustento técnico ni científico. Quienes hacen leyes en este país tienen una gran desconexión con la ciencia y la tecnología pero una gran habilidad para «el copiar y pegar» —hábito bastante común, ya que lo vienen haciendo desde que elaboraron sus tesis, si es que llegaron a algún nivel universitario—. Y para traer otros instrumentos legales que funcionaron en otras condiciones sociotemporales y lo tratan de insertar un sistema socioecológico totalmente diferente.

La ciencia no forma parte de las políticas públicas, y por ello no se valora el esfuerzo que se hace para crear conocimiento nacional. Los acuerdos internacionales son claves, pero tienen que ser ratificados, sujetos a las condiciones nacionales, y estas condiciones nacionales deben estar basadas en ciencia.

Y deben ser tomadas en beneficio de todos los que habitamos este país y los que todavía no han nacido, y no en beneficio de unos pocos privilegiados en detrimento de toda la sociedad.

-¿Se ven ya algunas consecuencias del cambio climático de origen antropogénico en Paraguay?

Tenemos muchas evidencias con los extremos climáticos. Siempre es muy difícil saber si hay otras circunstancias que están afectando, pero las intensas sequías y las inundaciones, los frentes de tornados, los intensos calores o extremos fríos, el corrimiento de zonas agroecológicas, es decir, que ya no se produce como antes, como que los cultivos tienen otras condiciones ambientales, la aparición de especies de fauna —aves en particular— que antes no estaban allí.

Estos son todos indicadores de estos posibles cambios, y deberíamos poder invertir más en investigación para poder determinar el origen antropogénico de los mismos. Lo cierto es que los cambios están ocurriendo y basta con hablar con nuestros mayores o los pueblos originarios para tener una evidencia más fuerte de que estos cambios no existían.

Paisaje del Pantanal luego de los incendios que le afectaron en 2019. (Foto de Ciencia del Sur / Fátima Ortiz)

Los cambios se están dando. Y si hacemos un análisis en nuestras generaciones, podemos ver claramente que somos afectados por estos eventos extremos, con una situación a la que no estamos acostumbrados.

Nuestra cartelería en las ciudades no está lista para los tornados, nuestras calles no están preparadas para grandes cantidades de agua, las copiosas lluvias lavan el suelo por la remoción de la vegetación que la retenía y la captaba y tenemos más inundaciones. Y hemos plantado pastos y especies que no son naturales ni están adaptadas a nuestras condiciones, por lo que sufren fuertemente estos eventos extremos.

Nuestra gente no está lista para poder hacer frente a los embates del clima y aquellos que viven en condiciones de vulnerabilidad son los que más sufren.

-¿Cuál es su visión del trabajo de la Comisión Nacional de Cambio Climático del Paraguay?

Conozco el trabajo de la CNCC y realmente creo que están haciendo un muy buen trabajo, lo que se debe al liderazgo de quien la lleva a adelante, y eso es lo que me preocupa. Hoy tenemos a una persona que conoce de la temática, que tiene las habilidades para debatir y usar la información existente, pero todos sabemos que los cambios políticos y no tener contentas a las partes puede significar su remoción.

Creo que el trabajo es muy bueno y logra el consenso; sin embargo, también creo que hay ausencia real de las organizaciones de la sociedad civil, y como en otros sectores, lo productivo y económico es clave, pero no es lo único.

Hoy muchas de las decisiones están basadas en lo productivo y económico, y se ve una ignorancia fuerte hacia lo social y ambiental. Lo social no puede solo medirse con el número de puestos de trabajo. Cuando hablamos de género, no solo puede ser cuántas mujeres están presentes; cuando hablamos de bienestar animal, no podemos sonreír y aludir desconocimiento.

-¿Qué puede hacer Paraguay en general para mitigar el cambio climático?

Como país debemos ser conscientes de nuestras emisiones y a la vez crear consciencia sobre el tema. Cada uno puede y debe hacer su parte, y el solo hecho de hacer educación ambiental es gran parte de la respuesta y el enfoque.

Nuestros sistemas productivos deben empezar a medir este balance de emisiones; debemos enfrentar el problema de la leña y la biomasa, en un país que se vende como rico en hidroenergía (aunque esta sigue siendo carísima).

Paraguay debe exigir a los países desarrollados que cumplan su parte en la reducción de emisiones. Debemos ser más convincentes y aliarnos con países como el nuestro que sufren el embate de un clima global cambiante.

Nuestra prioridad debe ser adaptarnos y acompañar en este proceso a aquellos en condiciones más vulnerables, asegurar de que nos vamos adaptando basándonos en nuestros ecosistemas y que las soluciones que busquemos deben estar basadas en la naturaleza.

Todo esto está plasmado en nuestras contribuciones nacionales Determinadas y es nuestra carta de presentación, solo que debemos aplicarlas y que no quede una vez más en un hermoso documento lleno de aspiraciones para el cual nos gastamos mucho dinero de la cooperación internacional, sin resultados concretos.

A fines de setiembre e inicio de octubre de 2020 se registraron muy altas temperaturas en todo el Paraguay. (Dirección de Meteorología e Hidrología)

 

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