En Paraguay, donde el silencio ha sido durante décadas la forma más habitual de convivir con el pasado, el libro Claroscuro aparece como una ruptura necesaria. Esta antología, escrita por treinta y seis autores jóvenes, es un acto de memoria colectiva que se construye desde lo íntimo y lo incómodo. Un libro que propone, desde la literatura, una intervención directa sobre el relato oficial de la transición democrática, todavía frágil, todavía incompleta.
La edición digital será presentada el miércoles 25 de junio, a las 17:30, por el canal de YouTube de Ciencia del Sur. Allí estarán Sebastián Ocampos, director de la Revista Y, y Eduardo Quintana, director de Ciencia del Sur, acompañados de los escritores Adriana Mora (España), José Riquelme (Francia), Bernardo Villalba (Canadá) y Cristian David López (España). El libro, de acceso gratuito, estará disponible en el portal de Revista Y.
Escritura como resistencia
“La imaginación no es más que la memoria fermentada”, recuerda José Riquelme desde Francia, citando a Antonio Lobo Antunes. Y es desde esa memoria fermentada, no archivística ni oficial, donde surge Claroscuro. Las historias que lo componen no intentan cerrar heridas, sino abrirlas para mostrarlas. Lo hacen a partir de relatos personales, ficcionales o ensayísticos, que enfrentan lo que en Paraguay todavía cuesta mirar de frente: la persistencia del autoritarismo bajo nuevas formas, las heridas sociales que dejó la dictadura, la brecha entre democracia formal y democracia vivida.
Riquelme señala a Ciencia del Sur que la escritura creativa, al ser subjetiva y descentralizada, permite tensionar la historia escrita por los vencedores. En sus palabras, Claroscuro narra “ese otro desposeído”, y lo hace desde múltiples voces y fragmentos. Así se teje una memoria alternativa, plural, que encuentra su fuerza precisamente en lo no uniforme, en lo inacabado.
Desde Canadá, Bernardo Villalba refuerza esa idea: la memoria no es una simple evocación del pasado, sino un ejercicio activo que debe mantenerse afilado. “La literatura, sin querer queriendo, es una piedra que afila la memoria”, afirma. Para él, los textos de Claroscuro son esas historias que incomodan, que no se cuentan en una sobremesa, pero que están ahí, caminando entre nosotros: niños indígenas en las calles, campesinos criminalizados en televisión, la compra de votos normalizada como un bache más del paisaje urbano.
Estos textos, dice Villalba, conectan unas memorias con otras. Permiten entender cómo los traumas y desigualdades del presente no nacieron de la nada, sino que son herencias no resueltas del pasado autoritario. El libro Claroscuro, en ese sentido, no es solo una antología literaria: es una herramienta de análisis político y social, un archivo vivo de memorias incómodas.
¿Qué democracia?
Desde su nombre, el proyecto Transición (organizado por Revista Y con apoyo de Ciencia del Sur) apunta al gran tema del Paraguay contemporáneo: ¿hemos transitado realmente hacia una democracia? Desde 2021, esta iniciativa reunió a jóvenes de distintos departamentos del país y del exterior en talleres de narración y ensayo, a cargo de Ocampos y de Quintana, respectivamente. A lo largo de estos años, los participantes escribieron textos que reflexionan sobre la dictadura (1954-1989), la transición democrática y sus límites.
El resultado, Claroscuro, desafía la idea de que el pasado ya pasó. La dictadura de Stroessner no terminó solo porque un día cayó. Sus mecanismos de exclusión, censura, corrupción y violencia siguen vivos, aunque disfrazados de institucionalidad democrática. Este libro —plural en formas, voces y géneros— evidencia que la transición, más que un proceso cerrado, es una zona gris en la que aún habitamos.
Memorias personales que se vuelven colectivas
Una de las grandes virtudes de esta antología es que no se presenta como un libro histórico, sino como un cruce de memorias personales. Pero, como bien señala Villalba, lo personal se vuelve colectivo cuando encuentra eco. Al estar reunidas en un solo volumen, estas historias dialogan entre sí, se interpelan, se complementan y, sobre todo, invitan al lector a reconocerse en ellas.
Esa es la apuesta de Claroscuro: construir una memoria histórica no desde los archivos oficiales ni desde las élites políticas, sino desde los relatos que nacen en los márgenes, desde las vivencias de una generación que no vivió la dictadura pero carga con sus consecuencias. Una generación que escribe para no olvidar lo que no vivió, pero que igual la marcó.
Así como en España la “novela de la memoria” ayudó a cuestionar los pactos del silencio tras el franquismo, Claroscuro abre en Paraguay un espacio para el debate público, desde la literatura. Riquelme recuerda que libros como Los soldados de Salamina (2001) no solo removieron el interés por el pasado, sino que empujaron la adopción de políticas como la Ley de Memoria Histórica de 2007.
¿Podría ocurrir algo similar en Paraguay? Difícil saberlo. Pero sin duda, este libro es un paso necesario. Porque una democracia sin memoria es apenas una fachada. Y Claroscuro nos recuerda que el pasado no es pasado hasta que no se cuenta, hasta que no se entiende, hasta que no se transforma en acción.
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Equipo periodístico y científico de Ciencia del Sur
Los textos reproducidos aquí ilustran lo que ha pasado en tantas “transiciones”, y el papel que juega la literatura al relatar momentos históricos.
Todo esto lo vimos desarrollarse en tantos países. El resultado es debido a que la gente celebra al ver el “cambio”, y luego se conforma con la apariencia de haber conquistado la democracia, olvidando que los que verdaderamente continúan a mantener el poder, utilizan la metamorfosis para reconquistar su posición una vez pasadas las celebraciones. Los ejemplos de esto son muchos, ya estos textos mencionan algunos. La lista es larga y triste.