Similitudes clínicas y genéticas entre perros, gatos y personas proporcionan modelos para investigar al cáncer.
La oncología comparada es una rama emergente de dicha disciplina que explora las notables semejanzas y diferencias en la ocurrencia de cáncer espontáneo en personas y en animales. El concepto fue acuñado en Norteamérica en la década de 1960, pero actualmente se están obteniendo los mejores resultados y mayor relevancia.
Se destacan el Instituto Veterinario de Oncología Comparada (IVOC), de España, y el Programa de Oncología Comparada en el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos como organismos más resaltantes del área. Este último ya conformó una red de ensayos clínicos a pequeña escala bajo la denominación de Consorcio de Ensayos de Oncología Comparativa (NCI-COTC), que reúne a 20 hospitales académicos de enseñanza veterinaria de Estados Unidos y Canadá.
El cáncer es una de las principales causas de fallecimiento de animales de compañía, además de encontrarse también entre las 5 causas de muerte en personas a nivel mundial.
Si bien es una enfermedad cuyo diagnóstico genera mucha incertidumbre y temor en propietarios de mascotas, resulta destacable mencionar que éstas forman parte de numerosos estudios científicos enfocados en comprender profundamente a la enfermedad. De esta forma se logra diagnosticar más precozmente la enfermedad y encontrar tratamientos más efectivos, inclusive de una manera cada vez más personalizada.
Desde principio de la década de 1990, el cáncer mamario canino ha sido sugerido formalmente como modelo de investigación in vivo de esta enfermedad en las mujeres, debido a varias características comunes.
En ambas especies la frecuencia de aparición en la población es alta, ocurre de manera natural (no inducida, como en el caso de los ratones de laboratorio), tanto las perras como las gatas tienen junto a los tumores mamarios tejido mamario normal y a veces lesiones precancerosas que pueden darnos información.
Los genes que participan en el desarrollo de cáncer mamario humano también participan en la versión en estas especies, y como los perros y los gatos comparten nuestro medio, sus tejidos podrían servir para el estudio de agentes potencialmente carcinogénicos como los insecticidas, de los que se ha sospechado que puedan ser causantes del cáncer de mama y de otros tipos.
Tumores humanos y caninos
Otros ejemplos se citan actualmente en varios estudios que demuestran las similitudes de tumores humanos y caninos.
Los tumores malignos de vejiga en perros comparten características genéticas con su contraparte en humanos, así como presentar respuestas similares al tratamiento. El osteosarcoma es el tumor óseo maligno más comúnmente diagnosticado en humanos y perros, apareciendo entre ellos importantes semejanzas en las alteraciones genéticas que ocasionarían la patología.
El estudio de tumores cerebrales en perros ayuda en gran medida a formular subclasificaciones más sofisticadas de los mismos en humanos y adaptar las terapias más oportunamente.
Y existe una superposición significativa en las características clínicas e histopatológicas de los melanomas de la mucosa canina y humana, lo cual representa una oportunidad para explorar el melanoma canino de la cavidad oral como un modelo preclínico para su versión en humanos.
Tanta relevancia ha alcanzado el enfoque de oncología comparada que un informe de un taller celebrado en Washington D.C. en el año 2015 sobre dicha perspectiva fue publicado en el suplemento de Medicina Traslacional de la prestigiosa revista Science.
La inclusión de perros con cáncer en la ruta del desarrollo integral de fármacos antitumorales como un posible medio para acelerar marcadamente el descubrimiento de nuevos medicamentos, ha sido reconocida por una alianza creciente de científicos que comprende a investigadores y productores farmacéuticos.
Esta mecánica permite a los dueños de mascotas colaborar en investigaciones biomédicas que generan resultados en pocos años, abaratando el costo de la terapia a la familia, dándoles acceso a mayor cantidad de alternativas que las disponibles en el servicio veterinario convencional.
Los investigadores reportan altas tasas de cumplimiento de los tratamientos por parte de los dueños, así como se produce una alta colaboración de ellos en relación a las autopsias luego de culminar el tratamiento si se produce el deceso de la mascota.
El avance de las herramientas de investigación de enfermedades permitió vislumbrar características muy particulares, incluso a nivel de moléculas y genes, y brindó beneficios a medicina humana y veterinaria en mayor y menor medida.
Si bien a priori es de considerar varias limitaciones económicas, técnicas y éticas al momento de extrapolar estudios de cáncer de animales a humanos, ese intercambio aparentemente constituye una ruta fértil de la que se podría cosechar respuestas a aquello que aún la ciencia médica no está pudiendo concretar.
Los mejores amigos comparten con nosotros hogar, juegos, alimento y cariño, hoy también ya dedican su existencia a mejorar la nuestra.
Referencias
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∗Artículo que obtuvo el segundo lugar entre los trabajos presentados en el I Seminario de Comunicación Científica Digital de Asincyt y Ciencia del Sur.
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El Dr. Ignacio Camacho es médico veterinario por la Universidad Nacional de Asunción y docente en la Universidad Columbia de Paraguay y en la Universidad Nacional del Sur. Es miembro de la Sociedad Argentina de Oncología Veterinaria.