Manolo Álvarez
Charla de Manolo en la Escuela JFK en Caguas. 18 de noviembre de 2015. (Fundación Manolo.Net)
10 min. de lectura

 

Que la necesidad es la madre de la invención se ha dicho hasta la saciedad, pero cuando se conoce a una persona ciega que desarrolla tecnología para facilitar la vida de los demás se entiende por qué esa frase una vez fue sabia y no un cliché.

La historia de Manolo Álvarez, un programador de computadoras de 50 años, se podría resumir como la de un terco que se empeñó en llevarle la contraria a todos.

Aún hoy, y principalmente en nuestros países latinoamericanos, encasillamos a las personas ciegas en carreras teóricas y que tengan mucha lectura.

Pues José Manolo Álvarez nos demuestra que el ciego también puede llegar más allá de la lectura.

Manolo es innovador tecnológico, desarrollador de apps, software y videojuegos accesibles, podcaster, investigador y profesor en la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras, de cursos de asistencia tecnológica y educación especial. Es consultor internacional en accesibilidad, diseño universal y programación web accesible. Preside la Fundación Manolo.Net, que promueve el aprendizaje de destrezas de programación y creación de apps, así como el desarrollo de páginas de internet por estudiantes de educación especial en ambientes inclusivos.

Para conocer más sobre su historia, brindó a Ciencia del Sur esta entrevista.

 

¿Cómo fueron tus primeros años de infancia?

Fueron unos años muy felices, tuve todo el amor de mi familia: mi mamá, mi papá y mis dos hermanas mayores.

También recuerdo las muchas visitas al oftalmólogo, ya que nací con la condición visual retinitis pigmentosa. Aunque no resultó tan fácil llegar a dicho diagnóstico, ya que los médicos constantemente pensaban que lo que yo tenía eran desprendimientos de la retina. Yo de pequeñito, cuando abría mis ojos, todo estaba borroso y distorsionado.

Como consecuencia de los diferentes tratamientos y medicamentos que tuve durante mi infancia, más adelante tuve como efectos secundarios otras condiciones visuales, como glaucoma y uveítis. Incluso tuve cuatro operaciones de los ojos durante mis primeros años de escuela elemental.

¿Cómo era la situación de las personas con discapacidad en tu niñez?

Se suponía que cuando cumplí mis cinco años, a principios de 1970, fuera a la única escuela de estudiantes ciegos que había en Puerto Rico, localizada en San Juan. Pero a mi mamá nunca le gustó esa idea, ya que esa escuela era una residencial. La norma para esa época era que los estudiantes ciegos recibieran una educación segregada.

Sin embargo, ya comenzaba a promoverse la integración de los estudiantes ciegos en las escuelas regulares. Mi mamá, que desconocía de leyes ni derechos, ni de educación especial, solamente actuando con instintos de madre, siguió insistiendo y logró matricularme en la escuela elemental que estaba al lado de mi casa. Yo era el único estudiante ciego en dicha escuela.

¿Recibiste alguna ayuda estatal durante tus años de educación cuando niño?

Sí, para poder estudiar en una escuela de la corriente regular, donde yo era el único estudiante ciego, tuve el apoyo de maestras de educación especial, con especialidad en estudiantes ciegos. Durante toda mi vida escolar, antes de llegar a la universidad, estuve en las escuelas públicas de Puerto Rico.

O sea, que estuve en escuelas públicas del Gobierno, por lo que ellos enviaban una maestra de educación especial, itinerante, que no estaba fija en la escuela. Ella me enseñó las destrezas de lectura y escritura en braille, así como destrezas de vida independiente y orientación y movilidad.

También, el programa de educación especial del Departamento de Instrucción Pública, como se llamaba para esa época, me proveyó los materiales educativos necesarios para la educación de un estudiante ciego, como la regleta y el estilete, la maquinilla Perkins, papel braille el ábaco, y un bastón para la orientación y movilidad, entre otros.

Incluso, gracias a un proyecto especial de tecnología a mediados de los años 70 tuve acceso en mi escuela al Optacón, mi primer equipo electrónico de alta tecnología.

Dicho equipo consistía en dos partes. Una pequeña cámara de video, como del tamaño de los dedos índice y del corazón, conectada a una unidad donde uno debía colocar su mano. Dentro de dicha unidad, había un canal, justo debajo de la yema del dedo índice, donde se sentían unas vibraciones en forma de las letras individuales del alfabeto romano, según la cámara fuera enviando su señal de los textos impresos.

¿Cuáles son las diferencias que encuentras entre la educación de los años 70 y la actual?

En los años 70 la educación para los estudiantes ciegos era segregada, mientras que en la actualidad se promueve una educación inclusiva.

O sea, que los estudiantes ciegos vayan a escuelas de la corriente regular, con el apoyo de maestras de educación especial.

¿Podrías hablarnos de tu adolescencia y del paso del colegio a la universidad?

El proceso de mi adolescencia fue más difícil y complejo que mi infancia. Cada vez que iba creciendo a un próximo grado me daba cuenta de que tenía más diferencias con mis otros compañeros de clase, que ninguno era ciego.

Por ejemplo, en las actividades visuales, como cuando los maestros copiaban en la pizarra, yo siempre tenía que escuchar mientras ellos copiaban en sus libretas. O cuando en el recreo ellos jugaban béisbol o baloncesto, yo no podía competir en igualdad con ellos.

Siempre fui un chico tímido, muy callado y muy pensativo; utilizaba todos mis otros sentidos para saber y estar constantemente analizando todo lo que había a mi alrededor.

Sin dudas, uno de los eventos que recuerdo impactaron mi vida fue cuando llegó la edad de conducir. Todos los estudiantes de mi escuela contaban cómo ellos sacaban sus licencias para conducir, y para mi fue muy duro aceptar que yo no iba a tener un carro para guiarlo y ser más independiente de esa forma.

Mi escuela superior, antes de entrar a la universidad, era una especializada en ciencias y matemáticas. Esa base me ayudó mucho con lo que más adelante estudié en la universidad.

Me encantaba resolver los ejercicios matemáticos en mi mente. Lograba hacerlos rápidamente. Incluso, llegué a participar en competencias matemáticas contra los otros estudiantes que no eran ciegos. Ellos escribían los ejercicios en la pizarra, yo los hacía en mi mente; en muchas ocasiones yo lograba ganar las competencias de álgebra. Eso me hacía sentir muy contento.

Otro evento que marcó mi vida fue cuando en la escuela superior, la consejera y orientadora escolar me quiso imponer que yo estudiara una carrera teórica en la universidad, ya que yo era ciego. Ella insistía en que yo debía estudiar ciencias sociales, humanidades, algo donde hubiera mucha teoría.

Yo simplemente, por llevarle la contraria a ella, le dije con mucha seguridad que yo estaba decidido a estudiar programación de computadoras. Pero eso lo hice porque fue la carrera de más contenido visual que se me ocurrió en ese momento.

Yo no tenía ni idea de qué era eso de programación de computadoras, solamente lo escuchaba ya que estaba de moda.

¿Cómo llevabas las materias y la educación universitaria?

Manolo programando con línea braille en la computadora de su escritorio. (Gentileza)

Cuando llegué a la universidad, entré para estudiar programación de computadoras. Sin embargo, en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, se ofrecía dicha especialidad, dentro de la Facultad de Administración de Empresas. Por lo que tuve que tomar todos los cursos matemáticos como precálculo, estadísticas, cálculo diferencial, contabilidad y finanzas, entre otros.

Todos esos cursos eran de un alto contenido visual y muy competitivos. Mi paso por la universidad fue uno muy abrumador para mí. Tenía que estar en una constante desventaja con los otros compañeros de clase.

Igualmente, los profesores de esos cursos no estaban orientados a un trato humanista. Tuve muchas situaciones con ellos; eran poco flexibles, no me dejaban grabar las clases, incluso uno no me aceptó en su salón por yo ser un estudiante ciego, entre otras muchas barreras.

Pero poco a poco yo iba aprendiendo de todas esas experiencias negativas. Al igual que tuve que hacer desde que entré a la escuela elemental, donde yo siempre fui el único estudiante ciego, aprendí que la vida era así, que no iba a ser una justa, y que tenía que aprender a desarrollar estrategias para poder echar hacia adelante y lograr tener éxito.

Yo requería que alguien fuera a escribir las notas de todas esas fórmulas matemáticas. Pero muy pocas veces podía conseguir una persona anotador. Así que hablaba con mis compañeros de clase, para sacarles fotocopias a sus libretas. Entonces iba a la biblioteca general, donde había una salita para estudiantes ciegos, y que allí me grabaran esas anotaciones.

Entonces, yo pasaba las fórmulas y ejercicios al braille y los estudiaba. Pero ese proceso, era el cuento de nunca acabar. Eran horas interminables.

Mi rutina era salir de casa como a las cinco de la mañana, caminaba hasta la parada de guaguas (autobuses), llegaba hasta un gimnasio que quedaba a mediado de camino a la universidad. Hacía ejercicios y volvía a caminar hasta llegar a una avenida principal, cogía otra guagua hasta llegar a la universidad.

A las ocho de la mañana entraba a trabajar en el centro de cómputos de la universidad. Ese trabajo era como parte del programa de estudio y trabajo, así que era uno parcial como estudiante. Así que durante el día iba a mis cursos y trabajaba.

Ya al atardecer iba a la biblioteca general, a la salita de personas ciegas, y allí estudiaba toda la noche, hasta que cerraba la biblioteca. Ese era mi día a día.

Sin dudas, uno muy sacrificado, lleno de grandes desventajas y siempre compitiendo en desigualdad. Muchas veces me sentía en tanta desventaja que solamente mi actitud positiva, perseverancia, resiliencia y grandes deseos de triunfar lograban que me mantuviera con mi meta de finalizar mis estudios en programación.

Por otra parte, si es cierto que académicamente la universidad resultó ser un gran reto para mi, la vida universitaria como estudiante ha sido una de las mejores experiencias.

Primero, cuando entré a la universidad y fui a la salita de personas ciegas, ahí fue donde por primera vez conocí a otras personas ciegas en mi vida. Como yo siempre estuve en escuelas de la corriente regular, siempre era el único estudiante ciego en todas las escuelas que estuve.

Comencé a hacer nuevas amistades con personas que tenían tanto en común conmigo y que me podían entender en muchas de las situaciones de mi diario vivir.

También me encantaba salir con mis amistades de la universidad, a diferentes actividades sociales. Esa etapa de mi vida me la disfruté mucho.

Quiero recalcar que mi experiencia de trabajo como estudiante en el centro de cómputos de la universidad resultó una trascendental. Aprendí mucho de mi jefe, el Dr. Joseph Carroll, quien era el director del centro de cómputos, y fue mi profesor mentor.

Incluso, él fue quien me mostró las computadoras parlantes, con lectores de pantalla por primera vez. También las impresoras braille, los sintetizadores de voz externos, y hasta anotadores como el Braille Hablado y líneas braille dinámicas.

¿Cuáles fueron tus primeros pasos en la educación especial y la programación?

Cuando terminé mi grado en la universidad de administración de empresas con concentración en programación, entonces mis estudios de maestría los hice en educación especial.

Y eso fue debido a que en administración de empresas me enseñaban lenguajes de programación para ir a trabajar y programar en la banca.

Sin embargo, eso a mí nunca me llenaba. Sentía que, aunque me encantaba la programación, tenía un vacío.

Entonces decidí estudiar mi maestría en educación especial. De esa forma podía combinar mis conocimientos en programación con esa responsabilidad social que sentía por mi interior.

Yo quería hacer programas que ayudaran y le cambiaran la vida a las demás personas.

¿Nos podrías detallar las diferentes aplicaciones que has desarrollado para personas con discapacidad que contribuyen al acceso a la ciencia?

Siempre he tenido un especial interés en promover una igualdad en la enseñanza de las ciencias y matemáticas para las personas ciegas.

Primero, basado en mi experiencia como estudiante ciego, desde pequeño, no se me motivaba a estudiar este tipo de materia, ya que era una de alto contenido visual. Y considero que esa situación todavía sucede en nuestras escuelas hoy día.

Los maestros, padres, muchas veces tienen bajas expectativas con los estudiantes ciegos. También hay una cultura de sobreprotección.

Por lo que he desarrollado varios software y videojuegos para promover que estudiantes ciegos aprendan destrezas en las áreas de ciencias y matemáticas.

Aquí algunos de ellos:

Tiflo Baseball Matemáticas

Un videojuego inclusivo, para apoyar las destrezas básicas matemáticas de suma, resta, multiplicar y dividir por estudiantes ciegos.

El juego es parlante, al igual que muestra visuales, para que sea uno inclusivo.

El narrador del juego pregunta un ejercicio matemático, y el jugador debe hacer el swing cuando escuche la contestación correcta.

De esta forma, he logrado que estudiantes ciegos aprendan de una forma divertida, tan importante destreza.

La persona ciega, utiliza un game pad para jugar y aprender

Mapa de huracanes parlante:

En este software, el estudiante ciego puede seleccionar un huracán y seguir su ruta por el mapa virtual, de forma parlante.

Podrá obtener información de términos metereológicos relacionados a los huracanes, así como aplicar los mismos en la clase de ciencia.

Todos los mapas se presentan visualmente, para promover un aprendizaje inclusivo con otros compañeros que no sean ciegos.

Inclusion STEM:

-Matemáticas: presenta las tablas de multiplicar en forma interactiva, parlante y con visuales. Promueve su aprendizaje ya sea por tabletas táctiles, teclado o líneas braille.

-Sistema solar parlante: el software permite utilizar una tableta táctil, y el estudiante podrá ir tocando y explorando y escuchar los diferentes planetas en el sistema solar. Igualmente, el programa presenta gráficos para promover un aprendizaje inclusivo.

Inclusion Code:

Editor básico de códigos HTML para apoyar el aprendizaje de destrezas básicas de programación web para estudiantes de educación especial.

Los estudiantes logran desarrollar el pensamiento computacional, que va mucho más allá de la programación, es parte fundamental en las ciencias de computadoras, que pueden utilizar en sus vidas diarias.

¿Cuáles son los proyectos que llevaste a cabo con la NASA?

Trabajé con el equipo de programación del Departamento Educativo del Johnson Space Center. Desarrollamos una herramienta educativa para apoyar el aprendizaje de las ciencias por los estudiantes ciegos.

El software se llamó Earth+. El mismo consistía en tecnología de zonificación. Básicamente, el estudiante ciego cargaba una imagen de alta resolución de la NASA, como los planetas, fotos de los huracanes desde el espacio, etc. y utilizando las flechas direccionales el estudiante iba a escuchar unos sonidos graves o agudos, de acuerdo a los colores donde iba navegando la imagen. Por ejemplo, el planeta Marte, si el estudiante tocaba el área del espacio, el sonido iba a ser muy distinto a cuando tocaba el planeta, que tiene varias tonalidades de rojo.

Yo trabajé directamente en la versión al español del software, así como haciendo pruebas y recomendaciones técnicas.

El software se utilizó en escuelas en Puerto Rico así como en Estados Unidos. Incluso, la versión en español se utilizó con estudiantes ciegos hispanos en Estados Unidos.

Mi experiencia de participar en dicho proyecto fue parte de mi trabajo en la Universidad de Puerto Rico. Para mi fue una gran experiencia de aprendizaje el conocer a programadores tan talentosos y participar de un desarrollo en un equipo dentro de una organización tan prestigiosa en las ciencias como la NASA.

¿Nos podrías hablar de tu vida personal y social?

Como te mencionara, soy una persona tímida, muy introvertida. Aprendí de mi mamá, que en paz descanse, a ayudar a los demás sin esperar nada a cambio.

Amo programar. Realmente, nací para ser programador. Me la paso programando en mi mente todo el tiempo, siempre estoy trabajando en muchos proyectos de accesibilidad.

He tenido la oportunidad de viajar a muchas partes del mundo, gracias a mis iniciativas y softwares. Mi página de internet ha sido un gran orgullo para mí. La programé en 1996 y todavía es un referente para muchas personas ciegas en todas partes del mundo.

Mis podcasts de Tiflo Audio los tengo desde 2008, así que ahora van a cumplir 10 años. He logrado demostrar muchas tecnologías y recibo muchas comunicaciones de personas que se han beneficiado de los podcasts.

Hace varios años tengo mi propia fundación, la cual promueve el aprendizaje de destrezas de programación para los estudiantes de educación especial. La Fundación Manolo.Net me ha llevado a varios países a ofrecer cursos y talleres de programación. Este proyecto me tiene muy emocionado, porque lo he visto crecer de una fundación de alcance local a una ya de alcance internacional.

Soy una persona muy familiar, con mi esposa y mi hija Ámbar. Mi hija es literalmente mis ojos, siempre me la paso con ella y disfruto viajar con mis chicas.

Manolo con su hija Ámbar. (Gentileza)

Me encanta el deporte, sigo cada vez que puedo el béisbol de las grandes ligas, y el baloncesto de la NBA y de la liga de Puerto Rico.

Pero la mayoría de mi tiempo me la paso programando y creando proyectos innovadores de accesibilidad.

Mi trabajo como profesor en la Universidad de Puerto Rico me gusta mucho. Siento una gran responsabilidad de enseñar y preparar a jóvenes universitarios que tienen un gran interés por aprender y cambiar el mundo con sus ideas. Eso tenemos que promoverlo y apoyar a nuestros estudiantes universitarios.

¿Cuánto ha avanzado la tecnología y la accesibilidad en personas con discapacidad?

El avance ha sido exponencial. Desde una perspectiva tecnológica, no hay un mejor momento para ser una persona ciega.

Hoy día, por medio del diseño universal, las personas ciegas, podemos acceder cada día a más tecnologías típicas del mercado, como celulares, tabletas y computadoras.

Por ejemplo, utilizar un iPhone o Android es totalmente viable por medio de sus respectivos lectores de pantalla basados en gestos.

Y todas esas tecnologías permiten que tengamos mejores oportunidades educativas y laborales.

 

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Columnista de Ciencia del Sur de humanidades, inclusión social y comunicación. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción. Joven investigador de la Universidad Nacional de Asunción (2013 y 2014).
Joven sobresaliente distinguido por la Municipalidad de Asunción (2014).
Community Manager y redactor digital independiente.

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