El primer xenotrasplante exitoso de un corazón: ¿Por qué es un hito?

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sala de operación del primer xenotrasplante de corazón exitoso
El primer xenotrasplante exitoso de un corazón marca un hito en la medicina. (Foto: Universidad de Maryland)
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Recientemente volvió a ser foco de atención la medicina de trasplantes al lograrse la implantación de un corazón de cerdo genéticamente modificado en un paciente con una enfermedad cardíaca en fase terminal.

Al tratarse de un trasplante entre especies distintas, se denomina xenotrasplante. Antes de este caso se había experimentado con muchas posibilidades pero siempre conservadoras, sobre todo en cuanto a tejidos sólidos se refiere.

Hasta la fecha solo se habían reemplazado válvulas cardíacas ‘’biológicas’’ provenientes de cerdos o babuinos con distintos márgenes de éxito. Las válvulas cardíacas no son ‘’órganos’’ en sí mismos sino más bien el ‘’esqueleto’’ del corazón, ya que brindan soporte al tejido cardíaco.

Los trasplantes a humanos de órganos de animales no son nuevos. Si se considera la sangre como un tejido más —de hecho lo es, solo que en estado líquido— en Francia se llevó a cabo hace siglos la transfusión de la sangre de caballo a un paciente que padecía neurosífilis, tal como lo describe Douglas Starr en el recomendado libro Historia de la sangre

Lo que marca un hito en inmunología clínica y en la biología, sobre todo en la genética, es el trasplante exitoso de un órgano tan imprescindible como el corazón de un animal a un humano.

Cómo evitar el rechazo de un órgano de otra especie

Lo que hace que el trasplante de órganos sea incluso hoy una terapia de salvataje es, entre otras cosas, la fase posterior a la operación. Habiendo sorteado todas las otras dificultades, siempre existe la posibilidad de rechazo del órgano trasplantado.

¿Por qué ocurre eso? El sistema de defensa del cuerpo humano, el sistema inmunológico, evolucionó para poder reconocer cualquier elemento extraño que se encuentre dentro del cuerpo. Un 20 % del peso corporal humano está constituido por células u órganos que se encargan de esta importante tarea, la cual es la línea de defensa ante infecciones, ya sean bacterianas, virales, por hongos y parásitos.

Cada célula del cuerpo humano posee en su superficie moléculas —compuestas por fragmentos de azúcares y proteínas— que son interpretadas por las células del sistema inmune como ‘’huellas digitales’’ que las identifican como propias. Un ejemplo de esto es la tipificación sanguínea: los grupos A, B, AB y O, cuya denominación se basa en los distintos tipos de moléculas en la superficie de los glóbulos rojos, las principales células de la sangre. Si una persona de grupo sanguíneo A recibe sangre tipo AB o B se generará una respuesta inmune en contra de la sangre recibida, con resultados hasta mortales.

el corazón de un cerdo genéticamente utilizado para el primer xenotrasplante
Una modificación genética del corazón de cerdo permitió que el cuerpo humano receptor no lo rechazara. (Foto: Universidad de Maryland)

De manera similar, si el órgano donado no es aceptado por el cuerpo, se producirá un rechazo, ya sea inmediato o a los días del trasplante. Hasta hoy, la estrategia para minimizar la posibilidad de rechazo en todas sus formas consistía básicamente en maximizar la compatibilidad entre donante- receptor a través del análisis de dichas moléculas de superficie, previo al trasplante.

Posteriormente, se utilizan drogas inmunosupresoras, que van desde lo más inespecífico, como los corticosteroides, a las drogas de diseño, como los inhibidores de anticuerpos. El problema de este tipo de terapias es justamente que entorpecen la función del sistema inmune; hacen que el cuerpo sea más vulnerable a contraer infecciones, sobre todo a las llamadas infecciones oportunistas.

No obstante, para este caso referido, se ha diseñado una nueva estrategia que aparentemente ha tenido éxito. Mediante ingeniería genética se ha logrado suprimir la expresión de dichas moléculas de superficie, con lo cual no se podrá realizar reconocimiento alguno por parte del cuerpo del hospedador. Por tanto, al menos en teoría, no hay posibilidad de rechazo.

Si bien se recomienda cautela a la hora de describir este logro como una posibilidad terapéutica más en el futuro, no se puede negar que brinda esperanzas a una población cada vez más creciente de pacientes con enfermedades crónicas cuya única opción de tratamiento —o curación en muchos casos— sería un trasplante.

 

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Osvaldo Meza es médico especializado en Medicina Interna por la Universidad Católica de Asunción (UCA) y editor de Ciencias Médicas en Ciencia del Sur. Forma parte de la Asociación Paraguaya Racionalista, y entre sus aficiones se encuentran la física, astronomía, la divulgación científica y el pensamiento crítico.

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