Cuando escuchamos el término inteligencia artificial (IA) podríamos imaginar que se trata de replicar la mente en un sustrato no biológico. Sin embargo, la mente no es solo inteligencia sino también emociones, instinto o conciencia.
Como definir inteligencia no es fácil, entonces se puede optar por definir a la IA como un “algo” que resuelve problemas de forma “eficiente” y “adaptable”. Porque se debe considerar que la mente humana puede sufrir de varios sesgos cognitivos que nos impiden ser siempre racionales.
Sin embargo, definir a la IA desde la replicación de humanidad versus racionalidad pura, o replicar la lógica versus resolución de problemas, tampoco nos traza una frontera perfecta respecto a otros abordajes para resolver problemas de forma eficiente y adaptable. Por ejemplo, dentro de la IA está lo que se conoce como machine learning (o aprendizaje de máquina), un conjunto de modelos cuya finalidad es generalizar o modelar patrones en conjuntos de datos. Esta disciplina posee modelos que pueden verse como una progresión de métodos clásicos de estadística inferencial, como la regresión lineal o logística.
Machine learning intersecta a la IA con data mining (o minería de datos), cuyo propósito es encontrar esos patrones, o con estadística, cuyo propósito es modelar datos. Estas disciplinas a su vez están contenidas dentro de data science (ciencia de datos).
Por otro lado, también tenemos otro gran conjunto de modelos de IA que aunque también necesitan datos, están enfocados a la búsqueda de soluciones a un problema de optimización, intersectando a la IA con investigación operativa y matemática aplicada.
Un fenómeno que ya llegó
Algo de lo que podemos estar seguros es que la IA no es ciencia ficción, ni siquiera un lujo que solo existe en los países más avanzados. Vivir en un país con calles sin asfaltar y todo tipo de necesidades básicas insatisfechas puede provocar que muchos subestimen lo que existe más allá de nuestros problemas sociales.
En Paraguay ya existen empresas financieras y de telecomunicaciones que usan IA para buscar patrones de comportamiento del cliente o recomendar servicios. Pero lo realmente importante es la creciente demanda mundial insatisfecha de profesionales competentes en IA y el crecimiento de servicios o empleos remotos.
Estos dos fenómenos recientes implican que tanto individuos como empresas con suficiente competencia tecnológica ya están exportando servicios tecnológicos a cualquier parte del mundo.
La urgencia de adaptarse
Los productos o servicios tecnológicos con IA se pueden clasificar en tres tipos.
- Diseñar productos o servicios que incorporan algún tipo de IA para generar valor. Por ejemplo, una aspiradora autónoma gobernada por una IA.
- Uso de IA para desarrollar un producto o servicio. Por ejemplo, uso de IA para descubrir nuevos medicamentos.
- Uso de la IA para potenciar un producto o servicio. Por ejemplo, sistemas de IA que detectan el tipo de cliente más dispuesto a comprar el producto o servicio.
A la vez, la introducción creciente de IA al sector productivo presenta dos grandes desafíos. El primer desafío es la desaparición, transformación y aparición de profesiones a medida que la automatización transforma la actividad económica. Las nuevas necesidades tecnológicas llevan a los trabajadores a buscar nuevas competencias y conocimientos.
El segundo desafío es que, según reportes de la consultora Gartner, el 85 % de los proyectos de IA fracasan. Esto sucede no solo por cuestiones técnicas sino en gran medida por problemas para adaptar la tecnología por o para los humanos. En ese sentido, las empresas que se adapten primero a las tecnologías disruptivas tendrán ventaja sobre las demás.
Para alcanzar la adaptación a la IA, no obstante, es necesario que no solamente los perfiles puramente técnicos entiendan la tecnología sino también los demás roles de la empresa que forman parte de la aplicación, diseño y estrategia de productos o servicios.
Dónde capacitarse en Paraguay
En Paraguay, además de otras instituciones de enseñanza superior, la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción ofrece dos diplomados enfocados en la aplicación de IA al sector productivo pero dirigidos no solo a perfiles puramente informáticos.
Por un lado, el Diplomado en Inteligencia Artificial Aplicada a Productos y Servicios se enfoca en la IA para analítica de productos, inteligencia de negocios y procesamiento del lenguaje natural.
Por el otro, el Diplomado de Introducción al Procesamiento Digital de Imágenes, que es complementario al primero, presenta técnicas de IA para problemas de imágenes, lo cual es parte fundamental de muchos procesos de automatización.
La realidad no espera a nadie ni a ningún país. No es posible ignorar a tecnologías disruptivas como la IA, porque si una empresa o país es reluctante a su adopción, eso no impedirá a otras empresas o países tomar la delantera.
Si bien esa adaptabilidad depende cada vez más de perfiles técnicamente más preparados, se precisa que otros perfiles profesionales sean alfabetizados en la aplicación de las nuevas tecnologías.
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Sebastián Alberto Grillo es licenciado en matemática pura y máster en ciencias de la computación por la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Es doctor en ciencias de la computación por la Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil. Investigador en matemática aplicada, computación teórica e inteligencia artificial. Está categorizado en el PRONII nivel I del CONACYT. En Ciencia del Sur es columnista de matemática, ciencias de la computación y educación.