El segundo día del II Festival Internacional de la Ciencia del Paraguay estuvo cargado de encuentros y talleres. Una diversidad de temas compartieron profesores con adolescentes y jóvenes: astronomía, biodiversidad e inteligencia artificial. Además, en un espacio distendido y ameno, científicos y estudiantes reflexionaron sobre el presente y el futuro de la carrera científica en el país.
Entre los profesores estuvieron Leandro Abaroa, investigador y astrofísico argentino; Pamela Bóveda, la primera ingeniera aeronáutica paraguaya; Benjamín Barán, doctor en ingeniería de sistemas y computación; Fátima Ortiz, bióloga paraguaya; Michel Barán, desarrollador de software y experto en inteligencia artificial; Diego Stalder, doctor en computación aplicada; y José Manuel Silvero, doctor en filosofía.
La curiosidad, presente en científicos y también en jóvenes estudiantes
La mañana inició con la participación de alrededor de 50 estudiantes del colegio L’Immaculée Conception e Internacional en una charla sobre astronomía y aeronáutica.
Fue la primera vez que las adolescentes vieron a una paraguaya tan joven cumpliendo su sueño de estudiar ingeniería aeronáutica. Muchas quedaron impresionadas con los nuevos caminos que se les abrió con la información compartida por la profesora Bóveda.
En todo momento, ella animó a las y los estudiantes a seguir carreras científicas, lo cual es posible hoy en día, y presentó algunas herramientas para seguir aprendiendo, como las instituciones que trabajan en el área, especialmente la Agencia Espacial Paraguaya.
La ingeniera también habló sobre la necesidad de que actividades de divulgación, como el Festival, sigan potenciándose. Destacó que es hora de que se abra la carrera universitaria de astronomía en Paraguay, porque claramente hay interés en esta ciencia.
“Tenemos que tener más institutos de ciencias, más recursos humanos y tenemos que hacer crecer la industria. No podemos darnos el lujo de no hacer ciencias en Paraguay. Hay que invertir en ciencias”, concluyó en su charla.
Luego el invitado internacional, Leandro Abaroa, relató sobre el inicio de la astronomía, desde los primeros estudios de Galileo Galilei hasta las subramas que existen hoy en día. Explicó cómo la tecnología se desarrolló tanto que hoy en día no solo hay telescopios en la Tierra sino también en el espacio.
Abaroa habló sobre la curiosidad que mueve a los seres humanos y buscó despertar esa misma curiosidad a los adolescentes que lo escuchaban.
“La historia nos ha demostrado que entender y querer saber más nos ha vuelto mejores sociedades”, resumía en una frase. Con el desarrollo tecnológico que hubo en ciencias como la astronomía, los impactos se pueden ver más allá de solo en su área, tales como la salud y en herramientas de uso cotidiano, a la hora de salir a la calle y buscar una dirección por GPS.
Apenas terminaron sus exposiciones, los adolescentes fueron animándose a hacer varias preguntas: ¿Hay apoyo del Estado para estas ciencias? ¿Puedo estudiar astrofísica si me interesa la aeronáutica? ¿Qué les impulsó a seguir estas carreras? ¿Cuáles son las materias que se estudian en astronomía?
Cuando los agujeros negros entraron en la conversación, las preguntas siguieron. Las y los adolescentes estaban interesados en conocer más sobre qué se conoce hasta ahora sobre ellos y qué se podría conocer dentro de muy poco. Por un momento, el astrofísico Abaroa tuvo que parar, sorprendido por lo mucho que ya sabían los estudiantes.
Del espacio bajamos al metaverso para hablar sobre la inteligencia artificial con el profesor Michel Barán. En un breve taller, empapó a los estudiantes con una introducción a lo que es la inteligencia artificial y sus aplicaciones hoy en día.
Una de las estudiantes admitió que le atrapó el taller en el momento en que presentó un video donde un cantante de America’s Got Talent utilizaba inteligencia artificial para cambiar su rostro por el de uno de los jueces en tiempo real.
Barán fue presentándoles varios sitios web que utilizan la inteligencia artificial para crear imágenes, audios o textos, y también recordó algunos momentos históricos, como cuando en 1997 la computadora Deep Blue le ganó al campeón mundial de ajedrez Garri Kaspárov.
Cuando terminó el tiempo del taller, los estudiantes continuaron sus preguntas sobre esta tecnología que se encuentra en auge.
El trabajo interdisciplinario es la clave
A la tarde, le tocó el turno a los estudiantes universitarios. Luego de un recorrido por la biodiversidad paraguaya en peligro, presentado por la investigadora Fátima Ortiz en el TatakuaLab del Museo de Ciencias, se invitó al encuentro entre científicos y estudiantes en la Sociedad Científica del Paraguay.
La mesa de investigadores estaba conformada por Leandro Abaroa, Pamela Bóveda, Benjamín Barán y Diego Stalder.
En un espacio íntimo y ameno, los científicos compartieron su visión sobre el presente y el futuro de las ciencias en Paraguay. Luego se abrió el debate, donde también los jóvenes universitarios dieron su propia perspectiva sobre la carrera que hoy ya iniciaron.
La conversación comenzó y terminó con un aire esperanzador. Si bien hay muchos desafíos como la infraestructura y más oportunidades para quienes estudian en el extranjero, las y los investigadores consideran que hoy ya hay más condiciones e investigadores en las universidades paraguayas, incluso ya ven más masa crítica a sus alrededores.
El doctor Stalder mencionó que aún falta hacer sinergía entre las convocatorias de proyectos y los investigadores.
Por su parte, Benjamín Barán empezó la conversación en torno a la importancia de contar con un equipo diverso que construya colectivamente el conocimiento. Y habló sobre algunos mitos de la inteligencia artificial, la cual se debería ver como una herramienta que ayudará a un trabajo más eficaz.
“Lo más importante para trabajar en las ciencias es aprender a trabajar en equipo. Y el equipo sirve cuando hay diversidad”, aseguró. Los demás científicos concordaron y hablaron sobre cómo la interdisciplinariedad ayuda a ver desde ángulos distintos y encontrar nuevas soluciones.
Abaroa agregó que, actualmente, los investigadores se vuelven expertos en áreas extremadamente específicas y que esto también convierte al trabajo multidisciplinario en una necesidad. Como ejemplo, habló sobre cómo hoy una persona no puede ser aún astrobióloga por sí sola, ya que muchas ramas convergen en esta ciencia.
A la hora de abrir el debate, uno de los participantes celebró el espacio y dijo que le hubiese encantado que en su época universitaria hubiera encontrado espacios así. Hoy esto todavía es una deuda del sistema educativo en el país; son pocas las autoridades que fomentan y se animan a apostar por encuentros entre científicos y la sociedad en general, agregó el doctor Barán.
“Creo que estamos yendo por el buen camino. Estamos mejorando. Tenemos gente que hace doctorados en Estados Unidos y parte de ese dinero sale del Estado. Y para todos ustedes que son jóvenes hay un montón de oportunidades. Hoy ser investigador puede ser una profesión. No conozco ningún científico que sea millonario, pero tenemos un pasar bastante razonable”, compartió Barán.
La ingeniera Pamela Bóveda también recordó cuando volvió por primera vez al país, luego de estudiar en el extranjero, y no se encontró con espacios donde compartir el conocimiento. Hoy, que está por dejar Paraguay por tercera vez, sabe que a su vuelta deberá ser ella la protagonista para que esos espacios sean una realidad.
“Me emociona pensar en todas las ideas que tengo y que somos capaces de crear. Nosotros somos los que tenemos que ir hasta el público. Tenemos que tener una dosis de divulgadores. Esto cambia la vida de las personas y puede cambiar el rumbo del país. No podemos esperar que estos espacios estén creados”, comentó.
Al final, la conversación tomó otro rumbo y fue hacia los mitos de la inteligencia artificial. Las estudiantes preguntaron con curiosidad al respecto y compararon estos mitos con los que se difunden a la hora de querer optar por una carrera científica, donde muchas veces son desalentados.
Entre risas, se imaginó un mundo donde la inteligencia artificial es pensada como solo una herramienta más, y no un mundo apocalíptico donde las computadoras dominen a los seres humanos.
“Hay cosas en las que no vislumbro que la computación nos vaya a superar, ni siquiera para el año 2045. Por ejemplo, los sentimientos, la innovación, la creatividad, la intuición, o el sexto sentido de mi esposa», bromeó el profesor Barán.
¿Cuál es el futuro de la inteligencia artificial?
Para cerrar la jornada, la Universidad Iberoamericana fue sede de la mesa de debate «Mitos y verdades de la inteligencia artificial y su futuro en el Paraguay» a cargo de los profesores Barán, Diego Stalder y José Manuel Silvero, filósofo especialista en bioética.
Con la presencia de estudiantes y docentes de diversas carreras, se expusieron los hitos históricos de esta disciplina para llegar al estado actual, cómo funcionan las últimas aplicaciones de inteligencia artificial generativa, así como se aclararon dudas sobre los diversos usos y la presunta peligrosidad existencial.
Por su parte, Silvero expuso acerca de una reciente corriente utópica, el aceleracionismo, que busca, gracias a la inteligencia artificial y otras tecnologías, llevar a las sociedades a una etapa poscapitalista donde el trabajo sea realizado en su mayoría por robots.
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Alejandra es reportera en Ciencia del Sur. Licenciada en periodismo por la Universidad Autónoma de Asunción, se ha desempeñado en distintas área de la comunicación para empresas y organizaciones de la sociedad civil. Fue una de las ganadoras del Premio Nacional de Periodismo Científico de Paraguay en 2019 y en 2022. Forma parte de la Red LATAM de jóvenes periodistas, iniciativa de Factual y Distintas Latitudes.