Una de las características de la economía del conocimiento también puede notarse con el número de patentes que registra el país, o específicamente, las unidades productoras de conocimiento. Lamentablemente, según Aldo Caballero, director de Innovación y Desarrollo Empresarial de la DINAPI y especialista en economía del conocimiento, las universidades paraguayas no patentan sus creaciones.
De hecho, hay un solo caso de registro de patentes concedido a una universidad privada. Una patente otorga un derecho exclusivo sobre una invención, que puede generar rentabilidad o no el día de mañana. Lamentablemente, según Caballero, los centros de estudios superiores de Paraguay no invierten en generación de patentes.
Fue durante la quinta jornada del I Seminario de Comunicación Científica Digital (ISCCD), en el que Caballero disertó sobre «Sociedad del Conocimiento. Derechos de autor y patentes». El Seminario se desarrolla en la Universidad Iberoamericana, de la mano del diario Ciencia del Sur y Asincyt, y con apoyo de 11 instituciones de Investigación y Desarrollo de Paraguay y Argentina.
Este problema evidenciaría una desconexión entre la academia y el sector empresarial, que no encuentra eco en las universidades paraguayas. «En los últimos años se solicitaron cinco patentes, de las cuales una ya venció el plazo, una discontinuó el proceso y de las tres que quedaron, solo una fue aprobada. Esa patente es de la Universidad Católica de Asunción (UC)», resaltó Caballero.
El especialista aseguró que la Universidad Nacional de Asunción (UNA), la más antigua y más grande del país (tiene 128 años), ha presentado solo 3 solicitudes de patentes en toda su historia. Las demás universidades públicas y privadas también están en falta.
Dijo que Paraguay debe patentar más si pretende entrar a la economía del conocimiento. Resaltó que más de 50 universidades de decenas de países, que incluyen a Dinamarca, Estados Unidos, España, Francia y de otras latitudes ya patentaron productos o descubrimientos en el Paraguay.
«Lo mismo podemos hacer nosotros. Tenemos conocimiento que ofrecer a la humanidad. Debemos proteger y usufructuar los beneficios de la licencia de patentes», manifestó.
Sostuvo que entre los derechos de autor se incluyen desde obras escritas hasta radiofónicas, pasando por adaptaciones, traducciones, fotografías y conferencias. En cuanto a la propiedad industrial, dijo que esto se refiere más a las marcas, patentes, dibujos, etc.
Hizo hincapié también en los análisis del Foro Económico Mundial, que hacen mención, a varias de las principales habilidades que debe tener una persona para encontrar empleo en el año 2020, entre ellas las tres principales: capacidad de resolver problemas complejos, desarrollo del pensamiento crítico y protagonismo a la creatividad. El informe del organismo multilateral es «El futuro de los empleos y las competencias».
De Microsoft a la DINAPI
Caballero egresó como programador de la Universidad Católica de Asunción y fue el primer paraguayo que trabajó para Microsoft en el país. Fue responsable del Desarrollo de Negocios de la multinacional, recibiendo incluso distinción por su desempeño de manos de Steve Ballmer (ex CEO de Microsoft) y durante su estadía fue líder de la compañía en Paraguay.
Posteriormente desarrolló su experiencia comercial como Gerente Comercial en un Partner Local.
Actualmente es director de Innovación y Desarrollo Empresarial de la Dirección Nacional de Propiedad Intelectual (DINAPI). Tiene a su cargo incentivar la competitividad en el sector público y privado, apoyar el desarrollo y la innovación en los ambientes académicos y utilizar la propiedad intelectual como hilo conductor entre la investigación y el mercado.
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Equipo periodístico y científico de Ciencia del Sur
Lamentablemente el Director de Innovación desconoce algunos antecedentes. Es imposible patentar algo aca. En el año 2008 nuestro centro de investigación sometió a consideración una patente y nunca hemos recibido respuesta. Todos los años pagamos un monto para mantener la solicitud (en la octava anualidad pagamos 2 millones de Gs) sin saber si nos la van a conceder o no. Si para cada patente hay que esperar 10 años y pagar un canon durante ese tiempo, difícilmente podremos ir en carrera hacia la economía del conocimiento. No obstante hemos registrado software y recientemente sometimos una nueva solicitud de patente, porque creemos que alguna vez seremos serios y nos embarcaremos hacia el desarrollo. Al Director de Innovación le digo que hay que poner en orden la casa primero para criticar a las instituciones después.
Esto es una lección para todos los que se arriesgan a hacer afirmaciones temerarias y poco responsables en un país donde se documenta poco sobre las iniciativas y experiencias que se llevan adelante. Excelente la intervención de la Dra. Antonia Rojas.