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La Real Academia Sueca de las Ciencias anunció este martes 3 de octubre que los científicos Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne fueron galardonados con el premio Nobel de Física 2017 por su «decisiva contribución al detector LIGO y la observación de las ondas gravitacionales», fenómeno cósmico que Albert Einstein había predicho un siglo antes en su Teoría General de la Relatividad.

Esa vibración, que llegó a la Tierra de forma «extremadamente débil», provenía de la colisión de dos agujeros negros sucedida hace 1.300 millones de años, explicó el jurado.

La mitad del premio de USD $1,1 millones (Gs. 6,25 mil millones) fue para Weiss, el resto fue compartido entre Barish y Thorne. «Es realmente maravilloso, pero veo esto más como un reconocimiento a alrededor de las 1.000 personas que contribuyeron y un resultado de los esfuerzos dedicados durante 40 años», dijo Weiss, reaccionando al anuncio.

«El descubrimiento, la primera observación de las ondas de gravedad, es un hito que abre una nueva ventana al universo», dijo Olga Botner, de la Universidad de Upsala en Suecia, y miembro del Comité Nobel de Física que otorgó el premio. «Einstein obviamente tenía razón otra vez, y el premio va a los líderes del equipo internacional por el descubrimiento que sacudió el mundo».

LIGO (siglas en inglés de Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro Láser) es un instrumento formado por dos gigantescos interferómetros de rayos láser, uno ubicado en Livingston, Louisiana, y el otro en Hanford, Washington, EE. UU. Cuando una onda gravitacional de suficiente intensidad pasa por los detectores, ésta modifica el espacio-tiempo cambiando las longitudes de los brazos del interferómetro (que miden 4 km cada uno).

Cómo LIGO detectó las ondas gravitacionales predichas por Einstein. (Real Academia Sueca de Ciencias)

El cambio es tan pequeño como una diezmilésima del radio de un átomo. Equivale a medir un cambio en la distancia de la Tierra a Plutón semejante al diámetro de un cabello humano. Desarrollar la tecnología para medir algo así llevó 40 años.

La existencia de ondas gravitacionales, perturbaciones en la estructura métrica del espacio-tiempo, fue predicha por Albert Einstein en 1916. Einstein descubrió la fórmula que describe adecuadamente la potencia de dichas ondas en 1918.

LIGO logró detectar, el 14 de septiembre de 2015, las ondas producidas por la fusión de dos agujeros negros de 36 y 29 masas solares. En la fusión, aproximadamente 3 masas solares fueron transformadas en ondas gravitacionales, que viajaron durante 1.300 millones de años hasta llegar al interferómetro. El máximo de potencia emitido superó la potencia luminosa combinada radiada por todas las estrellas en el universo observable.

Desde entonces, LIGO ha detectado otros 3 eventos similares, el ultimo de ellos en conjunto con el detector europeo VIRGO, situado en Italia.

Este premio Nobel es, una vez más, un tardío reconocimiento al genio de Albert Einstein, quien en su momento obtuvo el galardón no por sus trabajos en la teoría de la relatividad, sino por explicar el efecto fotoeléctrico y sus contribuciones a la teoría cuántica.

En el futuro de la exploración de las ondas gravitacionales, dos nuevos experimentos tienen ahora luz verde para su construcción: el llamado Einstein Telescope, una versión más potente y subterránea de LIGO, y la misión eLISA de la Agencia Espacial Europea que planea poner en el espacio un interferómetro cuyas componentes serán naves separadas por millones de kilómetros.

Entre tanto, desde la Tierra, se observan púlsares (estrellas de neutrones en rápida rotación) para tratar de ver cómo ondas gravitacionales afectan sus radiaciones al pasar por ellas. Entre otros observatorios, el Instituto Argentino de Radioastronomía se ha sumado a esta búsqueda.

 

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Columnista y miembro del Consejo Directivo de Ciencia del Sur. Doctor en física por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Actualmente es Investigador Superior del CONICET, Argentina y director del Instituto Argentino de Radioastronomía (CONICET, CICPBA, UNLP). Además, se desempeña como Profesor Titular de Astrofísica Relativista en la UNLP. A la par de su trabajo como científico, es investigador en filosofía. Entre sus libros se destacan Introduction to Black Hole Astrophysics (con G.S. Vila, Springer 2014) y Scientific Philosophy (Springer, 2018). En 2019 fue nombrado Graduado Ilustre de la UNLP.
Dirige un grupo de investigación de más de 20 personas que trabajan en astrofísica, cosmología y teoría de la gravedad. Es uno de los científicos más influyentes de la Argentina por su productividad académica.

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