En muchos países es bastante común que se festeje algún acontecimiento deportivo, religioso, o de cualquier índole con pirotecnia de estruendo y luces muy fuertes. La temporada más crítica es Navidad y Año Nuevo, cuando una gran cantidad de personas detona estos explosivos al mismo tiempo.
Hay que saber que esto no pasa desapercibido para los animales, no solamente los de compañía, sino también las especies silvestres y animales de granja.
Tomando al perro como animal de referencia, al convivir más cerca del ser humano, se pueden notar más fácilmente los efectos nocivos y perjudiciales que provocan las bombas de estruendo. La capacidad auditiva de los animales es superior a la del ser humano; los perros pueden escuchar sonidos que los humanos no somos capaces de registrar. Esto los hace especialmente sensibles a los ruidos muy fuertes.
Si bien a algunos perros no les afectan demasiado los petardos, hay un gran número que muestra una reacción intensa, tanto física como psicológica y emocionalmente (fobia a los ruidos). Los perros interpretan los ruidos potentes como una amenaza, lo que a su vez produce miedo profundo. Esto puede llevar a situaciones desafortunadas, tanto para el animal como para el propietario.
Efectos físicos y emocionales
Las reacciones pueden variar de leves a intensas como taquicardia, salivación, vocalización (aullidos o ladridos), temblores, jadeos, intentos de escape o parálisis. La ansiedad aumentada puede llevar a la destrucción de muebles, puertas, etc. También defecación y micción. En algunos casos incluso se produce la muerte por falla cardíaca.
Si el animal se encuentra en la casa durante las explosiones es posible que busque algún escondite o acercarse al dueño. Muchos huyen saltando verjas o portones; si no quedan atascados y logran llegar a la calle desorientados y con pánico, pueden ser atropellados por vehículos o perderse.
Otros animales como las aves libres que conviven en las ciudades también son perjudicadas por los petardos: sufren pánico, desorientación y en algunos casos la muerte al huir y chocar contra ventanales y edificios. Además, el humo con partículas contaminantes puede intoxicarlos gravemente.
Los gatos tampoco están exentos de sufrir a causa de la pirotecnia. Tienden a huir o buscar un escondite, aunque sus reacciones son menos visibles que en los perros.
Recomendaciones para evitar fugas o lesiones
- El animal debe contar con un lugar que él considere “seguro”. Puede ser una habitación pequeña, una jaula, debajo de alguna escalera, donde le guste dormir o comer.
- Cubrirle con una manta, suministrar agua y algún alimento o bocadillo.
- No dejar cerca elementos que puedan ser destruidos por el perro, como zapatos, bolsos, muebles o algún electrodoméstico.
- Por ningún motivo atarlo en el patio ni dejarlo suelto, porque al intentar escapar puede lastimarse o lastimar a otras personas.
- Nunca medicar por su cuenta al animal: para los tratamientos con sedantes o ansiolíticos es muy importante consultar con el veterinario con anticipación, para que se pueda realizar una buena evaluación y ofrecer el medicamento más conveniente para la mascota.
Es hora de que tomemos conciencia acerca del daño de la pirotecnia no solo a los animales de compañía, aves, animales silvestres y de granja, sino al medio ambiente en sí. Las personas también sufren daños como quemaduras y pérdida de dedos de las manos al manipular los explosivos, lesiones irreversibles como perforación del tímpano y heridas oculares.
Los daños al ambiente no solo ocurren con el humo y las partículas dispersas, sino también son causal de incendios de autos, casas o zonas de campo con árboles y otras plantas, donde la biodiversidad es muy amplia y los daños ecológicos pueden ser importantes.
Buscar formas de diversión menos dañinas hará que la vida de todos sea no solo más llevadera sino sobre todo más saludable. Que al término de las fiestas queden los buenos recuerdos vividos y no los malos ratos.
Referencias
- Hart, Benjamín L. Tratamiento de la conducta canina y felina. Benjamin L. Hart; Lynette A. Hart; Melissa J. Bain- 2da. Ed. Buenos Aires: Inter-Médica, 2008. 320 p.
- Horwitz, Debra. Manual de comportamiento en pequeños animales. Debra Horwitz; Daniel Mills; Sara Heath (Eds). British Small Animal Veterinary Association. Edición 2012. 457 p.
- Camino García-Morato Fernández- Baillo, Xavier Manteca Vilanova, Tomas Camps Morey, Sergio Tejedor Giménez, Marta Amat Grau. Problemas de miedo a ruidos fuertes en perros: desarrollo de las fobias, diagnóstico, tratamiento y novedades terapéuticas. Clinivet (revista clínica de etología veterinaria) N°2.
- Linn Mari Storengen y Frode Lingaas. Noise sensitivity in 17 dog breeds: Prevalence, Breed risk and correlation with fear in other situations. Applied Animal Behavior Science, Volume 71, pages 152-160.
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Paraguaya, médica veterinaria con registro profesional N° 1.495. Egresada de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).