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Para la Dra. Izaskun Lacunza Aguirrebengoa, directora de Ciencia en el Exterior de la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (FECYT), la Diplomacia Científica, Tecnológica y de Innovación (DCTI), ayuda enormemente a la investigación y cooperación en redes, lo que mejora la producción científica.

Los esfuerzos bilaterales o multilaterales pueden ayudar, según la experta, a encarar proyectos, investigación y campañas sobre el cambio climático, ciberseguridad o desastres naturales que involucran sí o sí a varias naciones. Según Lacunza, el carácter universal de la ciencia permite obtener mejores oportunidades para trabajar internacionalmente.

La especialista habló con Ciencia del Sur por el curso «Diplomacia científica para gestores de América Latina», que se realizó en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. De allí, salieron las primeras recomendaciones para la región en materia de diplomacia científica.

Izaskun, quien tiene un doctorado en ciencias químicas por la Universidad Autónoma de Madrid, coordina el trabajo de la FECYT en proyectos europeos relativos a movilidad y desarrollo de la carrera investigadora y la colaboración con las asociaciones de científicos españoles en el exterior y las embajadas relevantes. Fue Directora Ejecutiva de LIBER (Asociación de Bibliotecas Europeas de Investigación).

En esta nota, hablamos, además, de la situación de la ciencia en España y las oportunidades que existe gracias al sistema internacional.

-¿Qué es exactamente la diplomacia científica?

Es un concepto novedoso y en evolución, en el que están trabajando muchos países y la comunidad científica internacional. La Diplomacia Científica, Tecnológica y de Innovación constituye el conjunto de iniciativas llevadas a cabo para promover la colaboración investigadora e innovadora, en el ámbito bilateral y multilateral, para la búsqueda de soluciones a problemas de interés común.

-¿Qué experiencia tiene Europa en la diplomacia científica?

Recientemente se ha publicado un informe sobre las diferentes estrategias y herramientas en materia de Diplomacia Científica en la Unión Europea: Tools for an EU Science Diplomacy. Este trabajo recoge la mayor parte de los instrumentos y programas nacionales de Diplomacia Científica utilizados en los distintos Estados miembros de la Unión Europea y en algunos países fuera de la UE.

-¿De qué trata específicamente el informe?

El informe menciona específicamente a Alemania, España, Francia, Suiza, Reino Unido, Estados Unidos y Japón. El trabajo analiza los distintos casos y presenta una propuesta de estrategia que debe sustentar los esfuerzos de la UE para mejorar sus capacidades de Diplomacia Científica.

Dra. Izaskun Lacunza, doctora en ciencias químicas y especialista en diplomacia científica. (Flickr)

-¿Faltan más diplomáticos para las relaciones internacionales científicas?

La Diplomacia Científica, Tecnológica y de la Innovación se plantea como un trabajo en red con múltiples agentes (gubernamentales y no gubernamentales, públicos y privados) implicados. Su gobernanza, por tanto, implica un esfuerzo de coordinación e integración de diferentes movimientos y estrategias que trabajan en pos de intereses compartidos.

Las habilidades de los diplomáticos son más necesarias que nunca, y su trabajo se potencia al colaborar e incorporar a los científicos en la amplia gama de negociaciones internacionales que afronta cada país. Se necesitan los conocimientos de ambos colectivos.

-¿Cómo se puede optimizar el apoyo o acuerdos entre instituciones científicas internacionales?

La Diplomacia Científica, Tecnológica y de la Innovación contribuye a resolver los retos más apremiantes de la globalización, tales como el cambio climático, las pandemias, los desastres naturales, la proliferación nuclear o la seguridad cibernética, apoyándose en el conocimiento científico y la tecnología innovadora.

Apuntala, además la consecución de un desarrollo sostenible a largo plazo, conforme a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda 2030 y promueve la colaboración y la concertación en las relaciones internacionales tanto públicas como privadas.

El carácter universal de la ciencia y de la investigación ofrece la oportunidad de trabajar con otros países en el seno de grandes proyectos o participando en grandes infraestructuras de investigación.

-¿Por qué es necesaria la diplomacia científica para América Latina, una región que suele estar muy relegada o rezagada en Investigación y Desarrollo?

América Latina, a través del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED), lleva décadas desarrollando una potente red de científicos e ingenieros en la región. Tal y como se indica en su portal web, CYTED tiene como objetivo principal contribuir al desarrollo armónico de la región iberoamericana a través de mecanismos de cooperación que buscan resultados científicos y tecnológicos transferibles a los sistemas productivos y a las políticas sociales.

Es también vocación del Programa CYTED actuar de puente para la cooperación interregional en Ciencia y Tecnología entre la Unión Europea y América Latina. Fortalecer estos puentes es hoy más necesario que nunca para la región.

-¿Una ciencia en red, en colaboración, es más provechosa que una aislada?

Absolutamente, sí. En los países más avanzados son varios los actores que contribuyen y forman parte del Sistema de I+D+i  nacional. Esa diversificación de actores y de fuentes de financiación asegura la buena marcha y la sostenibilidad del sistema.

Los científicos e investigadores españoles que colaboran con instituciones extranjeras multiplican el índice de impacto de sus publicaciones.

-¿Quiénes pueden y deben ser asesores científicos de los gobiernos o diplomáticos científicos?

Se trata de un campo complejo, multidisciplinar y poliédrico, que requiere de un trabajo en red con múltiples agentes (gubernamentales y no gubernamentales, públicos y privados). Las habilidades de los diplomáticos y de los científicos se complementan y se necesitan en colaboración.

-¿Cuál es la experiencia de España en este aspecto? Un país que en los últimos años, debido a la crisis, ha tenido problemas con sus investigadores de varias áreas por los recortes de fondos a ciencia y tecnología.

El sistema español de I+D+i no es ajeno a las tendencias sobre este campo en la arena internacional. La Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación incluye la proyección internacional de los agentes de nuestro sistema constituye como un factor critico de competitividad y sostenibilidad de la sociedad española.

Las actividades de DCTI se encuadran en esta dimensión internacional de nuestro sistema de I+D+i. Históricamente, ha existido una cooperación fluida entre los departamentos de la Administración General del Estado con competencia en materia de I+D+i y el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación tanto en el ámbito de la acción exterior, como en materia de cooperación al desarrollo o seguimiento de las actividades de las comisiones mixtas bilaterales, con aquellos países en los que existen acuerdos de colaboración en materia de I+D+i.

Fruto de este trabajo conjunto, surge el primer informe de Diplomacia Científica, Tecnológica y de Innovación que incluye una serie de recomendaciones para fortalecer la acción exterior del Estado en Ciencia, Tecnología e Innovación.

-¿Muchos investigadores han salido de España en los últimos años?

Desde el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad se ha intentado hacer un estudio fiable (sobre una base científica) sobre la pérdida de talento investigador en España para poder actuar en consecuencia.

Me temo, sin embargo, que no es posible hacer un diagnóstico preciso y sólido sobre la marcha del talento científico en España hacia el exterior por varias razones:

  • A partir de 2011 se da un incremento notable en los flujos migratorios, atribuido principalmente a las salidas de emigrantes que retornan a su país o deciden emigrar a un tercero. Esta situación distorsiona el correcto análisis de los datos sobre migraciones.
  • Las fuentes estadísticas disponibles de los países de destino raramente cuentan con datos con las tres delimitaciones conjuntas que es necesario contemplar para abordar este estudio (nacimiento, nacionalidad y edad) y menos aún combinadas con los años de residencia.
  • Una parte de los emigrantes españoles no se registran en los consulados, por lo que no aparecen en las estadísticas.
  • No hay información fiable y robusta sobre los movimientos migratorios de los científicos, ya que la movilidad internacional constituye uno de los elementos intrínsecos en el desarrollo de la carrera investigadora competitiva. Por tanto, no podemos identificar cuándo un investigador se marcha a otro país para desarrollar su carrera o cuándo se va porque no tiene otro remedio.

Por otro lado, y según estudios internacionales, sabemos que la movilidad internacional de nuestros investigadores es de las más bajas de los países de la OCDE.

Izaskun Lacunza (c.) asegura que la diplomacia científica es un campo complejo, multidisciplinar y poliédrico, que requiere de un trabajo en red con múltiples agentes. (FECYT.es)

-¿Pero cómo está la ciencia española?

Somos conscientes de las dificultades generadas por la reducida tasa de reposición que se ha aplicado desde 2009, una circunstancia que ha dificultado la incorporación de jóvenes investigadores al sistema español de I+D+i. La escasa contratación de doctores por parte de las empresas es una dificultad añadida.

Desde la Secretaria de Estado, se ha hecho un esfuerzo para fomentar las convocatorias de Recursos Humanos para la investigación, incorporando nuevas convocatorias.

Algunos ejemplos son:

  1. Se han duplicado las plazas para la convocatoria Juan de la Cierva, que se dividirá en dos convocatorias: habrá 225 para formación postdoctoral y otras 225 para la incorporación de doctores con más experiencia.
  2. Desde el año 2013, las ayudas Ramón y Cajal recogen en su diseño no sólo las tradicionales dotaciones para salario y puesta en marcha del proyecto, sino que incorpora una dotación de 100.000 € (Gs. 670.000.000) a los Centros de I+D de acogida, por la creación de plazas de carácter permanente para investigadores una vez concluida su etapa como Ramón y Cajal. De esta forma, se pretende dotar a estas ayudas de un incentivo fuerte para la retención y estabilización de los investigadores contratados.
  3. Las convocatorias de Contratos predoctorales para la formación de doctores ha aumentado su dotación y desde 2013 se ofertan con contratos por 4 años (anteriormente eran 2 años de beca y dos de contrato).
  4. Se ha incorporado una convocatoria de proyectos dirigidos a jóvenes investigadores con trayectoria científica relevante, pero cuya vinculación laboral era inferior a un año con la entidad beneficiaria.
  5. Se ha creado la figura de investigador distinguido para el desarrollo de una carrera no funcionarial, lo que constituye una novedad en nuestro sistema.
  6. Y este será el tercer año en el que la tasa de reposición será ligeramente superior al 100%, algo que ya se refleja en los Organismos Públicos de Investigación.

Por último, señalar que la administración española (representantes de la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, de la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe, de la AECID, del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial y de FECYT) mantiene un dialogo fluido con las Asociaciones de Científicos Españoles en el Exterior llevando a cabo reuniones anuales.

Estos encuentros anuales tienen como objetivo fomentar, entre los múltiples agentes implicados un entorno de reflexión acerca de la política exterior española en el ámbito de la ciencia, la tecnología y la innovación y establecer líneas de colaboración internacionales conjuntas.

Las asociaciones de científicos españoles en más 12 países han publicado un comunicado conjunto tras la tercera reunión anual celebrada el pasado septiembre en el que se valora positivamente estos encuentros.

 

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Director ejecutivo de Ciencia del Sur. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y pasó por el programa de Jóvenes Investigadores de la UNA. Tiene diplomados en filosofía medieval y en relaciones internacionales.
Condujo los programas de radio El Laboratorio, con temática científica (Ñandutí) y ÁgoraRadio, de filosofía (Ondas Ayvu).
Fue periodista, columnista y editor de Ciencia y Tecnología en el diario ABC Color y colaboró con publicaciones internacionales. Fue presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista, secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica y encargado de cultura científica de la Universidad Iberoamericana.
Periodista de Ciencia del Año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017). Tiene cinco libros publicados.

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