Hoy no es un día cualquiera, porque este 20 de julio de 2019 se cumplen 50 años del logro más importante del Homo sapiens, como especie: la llegada a la Luna.
Pero… ¿qué hace a este logro tan particular e importante? Pues, este logro sin precedentes, permitió que el ser humano dé un salto por encima de la evolución por selección natural y eso sin lugar a dudas es un evento extraordinario en magnitudes colosales.
¿A qué me refiero? A que desde los orígenes de la vida en nuestro planeta, la evolución por selección natural fue desarrollando organismos cada vez más complejos y especializados, pero nunca logró generar un organismo que atravesara nuestra atmósfera y viajara al espacio.
La evolución generó seres vivos que podían arrastrarse, moverse en cuatro patas, caminar en dos, correr a grandes velocidades, saltar, nadar y hasta volar; pero aquel 20 de julio de 1969, una especie, la humana, destacada sobre las demás, consiguió llegar al espacio y pisar la luna.
En la actualidad, lamentablemente, vivimos tiempos de regresión donde la valoración social hacia la ignorancia es la norma, pese a que muchos sigamos soñando con una sociedad culta que persiga el conocimiento genuino y eleve a la especie humana a una condición superior.
Los enemigos de la ciencia y los negacionistas aparecen y se reproducen de manera alarmante en todos los estratos. Para estos, las conspiraciones son «cool», asegurando que los logros científicos y avances tecnológicos son «probablemente inventos de la NASA».
Nuestra sociedad es tan particular que aún cree en lo inexistente y avala la verdad por mayoría de votos, pero ante lo revelado por la evidencia y el método científico rechaza los hechos en plena cuarta revolución industrial.
Pese a este panorama sombrío y a nuestro presente casi distópico, seguimos siendo optimistas gracias a científicos, innovadores y visionarios, como los que hace 50 años nos condujeron al espacio exterior y nos mostraron que los avances científicos y el trabajo cooperativo nos permitirán llegar a fronteras inimaginables.
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Columnista de Ciencia del Sur. Bioquímico por la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Asunción, UNA. Del 2004 hasta la fecha trabaja en el desarrollo y gestión de la investigación, innovación y transferencia tecnológica en la Universidad Nacional de Asunción. Recibió una mención de honor como divulgador por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en 2017. Es el vicedirector de Ciencia del Sur.