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El Día Mundial del Ambiente, establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución del 15 de diciembre de 1972, se celebra desde 1973. El 5 de junio de cada año, fecha con la que se dio inicio a la Conferencia de Estocolmo en 1972, cuyo tema central fue el ambiente, se conmemora la fecha.

La Real Academia de la Lengua Española define como “medio”, “ambiente” o medioambiente sencillamente al conjunto de circunstancias exteriores al ser vivo. Ese conjunto que nos rodea y que nos permite ser eso mismo, un ser vivo.

Estas condiciones son algunas básicas como el aire que respiramos o el suelo y las que producen nuestros alimentos, que nos brindan el agua que bebemos y los sistemas que nos dan refugio y recreación.

La economía de Paraguay se caracteriza por la predominancia de los sectores agroganaderos, comerciales y de servicios. Si nos fijamos con más detalle, vemos que la agricultura (y la soja), la ganadería (y la carne), y el agua (las represas hidroeléctricas) generan gran parte de la riqueza económica de Paraguay, la que además tiene una destacada perspectiva histórica y experimenta una de las mayores tasas de crecimiento en América Latina.

Esta producción de soja y carne nos brinda riqueza, crecimiento económico y desarrollo social, y además produce energía hidroeléctrica. Solo la represa Itaipú contribuye con el 8% y las hidroeléctricas con 11% del PIB.

Además del buen desempeño de las hidroeléctricas que usan agua para su producción, el buen desempeño económico del país se debió al auge de precios internacionales de alimentos que dinamizaron las exportaciones y la actividad económica en general. También se debió a la estabilidad macroeconómica, aspecto que se ha venido fortaleciendo desde los primeros años de la década pasada, y a una creciente inversión en los sectores agrícola y ganadero que han elevado marcadamente su productividad y su inserción en los mercados internacionales.

No debemos dudarlo, este auge y el que se perfila para el país tiene sus bases en su naturaleza: un excelente suelo que produce o producía bosques, no solo madera, y pastizales, humedales que producen agua en buena cantidad y calidad, además de un excelente clima y una importante biodiversidad.

El bosque en Paraguay se presenta de diferentes maneras, alto y húmedo, bajo y achaparrado, en las costas de sus ríos, en forma de isletas, y hasta hoy en día los palmares se consideran bosques. Este bosque y su uso tuvo su auge en el Bosque Atlántico del Alto Paraná, hoy destruido para dar lugar a la ganadería y la agricultura (soja) con una pérdida de más del 80% de su cobertura original. Actualmente estamos sacando el bosque chaqueño para habilitarlo principalmente como campos ganaderos a tasas que promedian las 500-1.000 hectáreas por día, con unas 14 millones de hectáreas en bosques chaqueños en pie.

Los campos y pastizales naturales están siendo convertidos en campos mejorados con pasturas implantadas, con base de especies de gramíneas, que mejoran el crecimiento del animal. Sobre estos campos, en forma intensiva o en forma extensiva, producimos alimentos y también producimos energía eléctrica gracias a que los ríos reciben esa agua captada por los sistemas naturales.

Toda esta riqueza y su potencial es gracias a esta base natural, a ese medioambiente con el que país cuenta, además de riqueza natural. No hay forma que exista un negocio o emprendimiento que no tenga en cuenta en sus costos los materiales que necesitamos para producir. Pues, parece que a nivel de la economía del país, no hay ningún avance en la contabilidad nacional, para insertar estas “cuentas ambientales” en la base natural.

No estamos contabilizando los elementos del ambiente en la contabilidad, y como lo hacemos, tampoco los tenemos en cuenta. Damos por hecho que ese suelo, esa agua, esa biodiversidad y ese clima se nos presenta en forma renovable y permanente.

En un día como hoy debemos reflexionar en lo que estamos haciendo al planeta y al Paraguay en particular; cicatrices que seguramente permiten una mayor producción y quizás una mayor productividad (más en igual superficie, por ejemplo), suelos que por erosión se desgastan y pierden fertilidad, agua que la captamos pura y la devolvemos contaminada, aire que principalmente está lleno de oxígeno (producido por las plantas) y devolvemos como dióxido de carbono y otros, aire más contaminado, y una enorme cantidad de especies que están reduciendo sus poblaciones y algunas extirpándose del territorio nacional, sin siquiera saberlo.

Capital humano

Debemos saber y enseñar a otros el capital importante de Paraguay y que la base de ingresos de cualquier negocio debe ser mantenida y cuidada. En la medida que se incrementen los costos, seremos menos competitivos como país.

La pérdida de riqueza natural, de naturaleza, tiene una conexión importante con la salud del ser humano, en particular con su salud mental y la reducción de la depresión. Estos hechos de la economía nacional, y de la salud en general, me hacen ver que conocer, saber, apreciar y valorar son claves. Y para esto está la educación, tanto la formal como la informal.

Nuestro más importante capital humano, la juventud, debe ser la base de este cambio de conciencia hacia patrones de consumo más justos, equitativos, responsables y que exijan a los productos calidad y respeto basados en la sustentabilidad.

Como investigador y ambientalista sé y valido que el trabajo ambiental es la carga emocional debido a la lucha a favor de las posiciones éticas y la experiencia diaria de la pérdida y la frustración. La experiencia emocional de los ecologistas, conservacionistas y educadores ambientales que trabajan con profundo conocimiento de cómo el comportamiento humano está degradando el medio ambiente. Algunos estudios sugieren resultados nefastos para la salud mental, como en indicadores de la depresión y de la ansiedad, de acuerdo con los problemas que enfrentamos todos en una biosfera en condiciones cada vez más degradantes.

Celebremos el Día Mundial del Ambiente comprometidos todos con un ambiente más sano, consciente y respetuoso de su base natural, no solo porque nos hará más competitivos en el mercado mundial, sino porque seremos una nación más sana.

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Columnista de biología y políticas científicas de Ciencia del Sur. Ex director ejecutivo de Guyra Paraguay. Es un reconocido biólogo y conservacionista y uno de los biólogos más productivos de Paraguay. Tiene un doctorado en ciencias biológicas por la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina. Actualmente, es investigador PRONII del Conacyt. Recibió varios premios y reconocimientos en Paraguay y otros países.

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