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Este lunes 20, a las 22:56 hora paraguaya, rememoramos el histórico momento en le cual un miembro de nuestra especie, el comandante Neil Armstrong pisó otro mundo por primera vez.

390 minutos antes la nave espacial Águila se había posado sobre suelo lunar con total suavidad llevando en su interior a los astronautas Edwin Buzz Aldrin, piloto del módulo lunar y Neil Armstrong comandante de la misión. El tercer integrante del Apolo 11, Michael Collins, piloto del módulo de mando, había quedado en órbita, esperando a sus compañeros para regresar a la Tierra juntos días después.

Como hecho anecdótico podemos decir que de los alunizajes tripulados logrados por la NASA, el de Armstrong fue el más suave de todos.

El lugar que había sido elegido por la NASA para el primer alunizaje se llama Mar de la Tranquilidad, en ese sitio el suelo lunar conserva (y lo hará por siempre) las huellas que dejaron los astronautas, un recordatorio del monumental logro de la ciencia y la tecnología de aquellas primeras décadas de la era espacial.

Es tan impresionante dicha hazaña que hoy -51 años después- siguen existiendo personas que se empecinan en negarla.

Se calcula que alrededor de 600 millones de personas siguieron por televisión todo el desarrollo del alunizaje, a lo que habría que agregar las transmisiones televisivas realizadas por la tripulación del Apolo 11 durante las 76 horas y los 386.000 km que duró el viaje de ida. ABC, CBS y NBC gastaron entre 11 y 12 millones de dólares (de 1969) para cubrir el evento.

Buzz y Neil pasaron 2 horas en las superficie lunar, durante ese lapso realizaron muchas tareas, entre ellas la colocación de varios instrumentos científicos como un magnetómetro, un sismógrafo, un medidor de la tenue atmósfera lunar, un medidor de polvo lunar y un retro reflector láser, el cual se sigue usando para medir desde la Tierra los movimientos de la Luna.

Los astronautas recogieron unos 22 kg de roca y una buena cantidad de polvo lunar que se les pegó por las botas y el traje lunar. También se tomaron el tiempo para dejar en la Luna un disco con saludos en varios idiomas de la Tierra, medallas de cosmonautas rusos, la insignia de los tripulantes fallecidos de la misión Apolo 1 y otras cosas personales.

Imagen de la Tierra captada por los astronautas del Apolo 11 desde nuestro satélite natural. (NASA)

Con algunas complicaciones plantaron en la Luna la famosa bandera de los Estados Unidos que los conspiranoicos afirman que flamea, algo que la NASA y cuanto divulgador de la ciencia ha explicado, pero que aun así no hay forma de que esta gente lo entienda.

En referencia al testimonio gráfico, las fotos tomadas en la superficie de la Luna durante la misión, en casi todas el que aparece es Buzz Aldrin, eso se debe a que era Neil Armstrong el que tenía la cámara fotográfica, pero hay una foto de Neil, una de las pocas donde luce una enorme sonrisa, se la tomó Buzz ya dentro del Águila, una vez que finalizaron la caminata lunar.

Se nota muy bien que el comandante está contento por lo que lograron aquel día (ya era el 21 de julio cuando eso).

Fácilmente nos viene a la mente los rostros y los nombres de los 3 tripulantes del Apolo 11, pero para que 2 de ellos pudiesen pisar suelo lunar unas 400.000 personas trabajaron en el desarrollo del proyecto directamente, entre ellos técnicos, científicos, costureras, buzos, médicos, programadores, etc.

Es imposible calcular la cantidad exacta de personas que indirectamente participaron del desarrollo de las misiones Apolo. Varias de estas personas siguen vivas y sus testimonios personales dan cuenta de que aquel maravilloso evento histórico realmente ocurrió, sus vidas son evidencia de ello.

Buzz y Neil dejaron una placa en la Luna en la cual se puede leer: «Hemos venido en paz en nombre de toda la humanidad», esperemos que muy pronto, antes de que pase un lustro, podamos colocar otra placa que diga «Regresamos».

Los astronautas del Apolo 11: Neil Armstrong izq, Michael Collins y Edwin Aldrin. (NASA)

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Columnista de astronomía y cosmología de Ciencia del Sur. Es un reconocido analista de sistemas informáticos y divulgador astronómico paraguayo. Egresado de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción, fue miembro del Club de Astrofísica del Paraguay y fundador y secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica (CEDIA). Construyó en 2003 un telescopio newtoniano y dictó varias charlas y conferencias por el Año Internacional de la Astronomía. Fundó el Foro Paraguayo de Astronomía, AstroPy.

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