Los investigadores del Instituto de Patología e Investigación (IPI), de Asunción, estudiaron y describieron diversas patologías que no se conocían, en las últimas décadas. Habiéndose elegido el cáncer peneal, muy poco estudiado previamente por ser una patología prevalente de los países poco desarrollados económicamente.
Basaloide, condilomatoso (warty), papilar NOS, cuniculatum, a células claras, pseudohiperplásico y medular fueron algunos de los nombres atribuidos a las entidades descubiertas y estudiadas en el Paraguay. Que sirvieron para su clasificación y registro en las publicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Dr. Antonio Cubilla aseguró que para ello se trabajó en un «nicho de investigación», como áreas o parcela de la investigación científica no bien explorada o que por su rareza en ciertas áreas geográficas, no interesan a los países más desarrollados. Apuntó que los investigadores del Paraguay deberían buscar siempre la originalidad para que el trabajo científico tenga algún impacto.
«Buscamos un nicho de estudio, por los bajos costos y la autofinanciación. Nuestros estudios son sencillos, pero muy imaginativos. Con el estudio patológico de casos variados, no incluidos en los estudios científicos, financiamos nuestra investigación», dijo Cubilla, al relatar de qué manera el IPI se convirtió en una referencia internacional en las investigaciones de cáncer de pene, especialmente.
Entre las estrategias que también utilizó el centro para hacer ciencia citó desarrollar amplia experiencia en el área como paso fundamental y crear pequeños ambientes académicos (es decir, propicios para la investigación), y trabajos colaborativos con jóvenes promisorios. Además, el científico aseguró que se puede empezar con estudios simples para luego ir a los complejos.
Por último, recomendó mundializar los trabajos colaborando con grandes centros para incorporar complejas técnicas de investigación para luego difundir los hallazgos, siempre pensando en la relevancia científica.
Fue durante el inédito recorrido y visita al IPI, el martes 29 y el miércoles 30 de noviembre. La actividad se da en el marco de la creación de la Comunidad Ciencia del Sur, que pretende vincular más a los investigadores con la ciudadanía.
El director ejecutivo de Ciencia del Sur, Eduardo Quintana, inauguró la Comunidad asegurando que en un periodo de guerras (como la invasión a Ucrania) y de desinformación (con el foco en la Transformación Educativa en Paraguay) necesitamos de conocimiento riguroso y sistemático. Y que para ello hay que recurrir a las investigadoras e investigadores.
«Carl Sagan, en el último episodio de la serie Cosmos, recordaba que la ciencia es una empresa colectiva, que abarcaba muchas culturas y que, a veces, en los lugares más improbables hay quienes desean con gran pasión comprender el mundo. Creo que el trabajo y la persona del Dr. Antonio Cubilla se enmarcan en esta visión. Desde este Instituto se realizaron grandes aportes que deben ser conocidos, así que es un honor inaugurar la Comunidad Ciencia del Sur aquí», dijo el periodista.
Al evento de Ciencia del Sur asistieron estudiantes e investigadores de la Universidad Nacional de Asunción, Universidad Columbia del Paraguay, de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción y de la Clínica del Cáncer en Animales Onkosvet. Además de alumnos secundarios del Centro Educativo Pytyvõ y del Colegio Santa Clara. Todos de Asunción, Central y Ciudad del Este.
Conocer y entender la ciencia
Durante la visita al IPI, los estudiantes e investigadores que asistieron conocieron de cerca cómo se trabaja y qué tipo de tecnología se utiliza en nuestro país para hacer diagnóstico, pero también investigación.
Cubilla relató cómo salió de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) para iniciar una institución privada desde cero donde el trabajo diario permitiera financiar la labor científica. Aunque se mostró escéptico con que pudiera ser un modelo a replicar en otras áreas o disciplinas del conocimiento.
El IPI, sostuvo, es un caso sui generis dentro de las instituciones académicas o científicas, pero que sirvió y continúa produciendo. De hecho, estudia al menos 13.000 muestras por año, muchas de las cuales sirven de insumo para los estudios científicos que realiza. Además de la propia financiación, la colaboración internacional le permitió al IPI participar de proyectos científicos internacionales de gran envergadura como los estudios de virus y cáncer, algunos con presupuestos de más de un millón de dólares estadounidenses (Gs. 7.200.000.000).
Entre los colaboradores nacionales del IPI están María José Fernández-Nestosa, Ingrid Rodríguez, Alcides Chaux y Carmelo Caballero. A nivel internacional, los colaboradores paraguayos son Diego Sánchez (Mánchester, Inglaterra), Sofía Cañete Portillo (Alabama, EE.UU), Gustavo Ayala (Houston, EE.UU.), Elsa Velázquez (Boston, EE.UU), Adriano Piris (Boston, EE.UU.) y Cecilia Lezcano (Nueva York, EE.UU.).
La Comunidad Ciencia del Sur realizará diversas actividades en Asunción y el interior para cumplir con los objetivos que se propuso. Las personas interesadas pueden leer más sobre esta iniciativa en este link o directamente registrarse aquí para formar parte de este grupo. La membresía está abierta a todo tipo de público, desde niños a adultos.
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Equipo periodístico y científico de Ciencia del Sur
Felicitaciones, Ciencia del Sur!
Gracias a ustedes nos mantenemos al tanto de los avances de la ciencia.
Igualmente de las amenazas a la misma, en nuestro país.
Leí que replicaron el artículo sobre la nueva especie de Gymnocalycium para Paraguay.
Nos hicimos muchas preguntas: quienes son los investigadores? porqué no contactaron los herbarios nacionales? en donde está conservado el especimen Typus?, entre otras cosas. Hemos tratado de informarnos, pero dicen muy poco.
Entonces realmente amerita un encuentro entre Ciencia del Sur y uno de los herbarios más grandes de Paraguay, para ver si tenemos alguna difusión por este medio.
Igualmente, identificar por ejemplo porqué las instuticiones que tienen a su cargo estos centros de investigación, deberían fortalecerse.