Así escribía Bertrand Russell: consejos para divulgar con claridad

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así escribía Bertrand Russell
Busto de Bertrand Russell en Lion Square, Londres (Foto: Russell Davies).
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El pasado 18 de mayo se cumplieron 150 años del nacimiento del filósofo Bertrand Russell en Gales, Reino Unido; y, aunque nunca faltan motivos para celebrar su legado, parece especialmente apropiado recordarlo por su sesquicentenario.

La vida de Bertrand Russell constituyó un verdadero arquetipo de la intelectualidad pública. Además de revolucionar la matemática y la filosofía, Bertrand fue un luchador por reformas sociales quien siempre trató de acercar al entendimiento público las ideas más importantes para el progreso humano.

La obra de Russell es impresionantemente extensa y, además, está muy marcada por su uso magistral del lenguaje para comunicar efectivamente ideas ricas sobre temas complejos. La claridad de los escritos de Bertrand, fiel reflejo de su lucidez mental, facilita el acceso a la gran fuente de útiles lecciones de vida que constituye su obra.

De tratados de lógica a la divulgación

Una parte importante de sus escritos versa sobre temas técnicos desconocidos para quienes no son especialistas en lógica, pero el resto de su obra es más que suficiente para enriquecerse con su pensamiento de validez perenne y para entretenerse toda una vida leyendo y releyendo sus textos.

Es, justamente, en reconocimiento de “sus variadas y significativas contribuciones, en las que defiende ideales humanitarios y la libertad de pensamiento” que recibió el Premio Nobel de Literatura en 1950.

En el breve ensayo “Cómo escribo yo”, comenta primero cómo su estilo cambió a lo largo de su vida. Esto hizo que obras iniciales suyas, incluso algunas muy celebradas, no le resultaran de gran agrado al Russell de años después. Luego, procede a mencionar estrategias que le han ayudado a producir sus textos, los cuales se caracterizan por ser ricos en ideas constructivas y escritos de forma entendible.

Russell afirma, tal vez con un toque del humor un tanto sarcástico que lo caracterizaba, que “un estilo solamente puede ser bueno si constituye una expresión íntima y casi involuntaria de la personalidad del escritor; e, incluso en ese caso, solamente si el escritor tiene una personalidad que vale la pena expresar”. De hecho, consideraba que su trabajo mejoró cuando abandonó los intentos de imitar estilos que admiraba.

En su experiencia, pensar profundamente sobre varios aspectos de un tema, con la intención de plantar el asunto en su subconsciente, le había dado magníficos resultados. Decía Russell que, de esa manera, dejaba que su inconsciente hiciera el trabajo; y, entonces, cuando revisitaba el tema (luego de cierto tiempo), las respuestas a varias de las cuestiones que se había planteado le venían con facilidad a la mente.

Además, este método le permitía obtener resultados con menos esfuerzo que el que hubiera tenido que hacer si, por ejemplo, se hubiera apresurado a escribir a medida en que iba considerando los distintos aspectos del tema en cuestión.

Los tres principios de la prosa expositiva

Hacia el final del ensayo, Bertrand enumera tres simples principios que constituyen una excelente guía para la escritura de lo que llama “prosa expositiva”. Estos son:

  1. Nunca uses una palabra larga si una palabra corta es suficiente.
  2. Si quieres hacer una afirmación que contiene un gran número de calificaciones, pon algunas de las calificaciones en oraciones separadas.
  3. No dejes que el inicio de una oración induzca al lector a creer que vas a decir algo que el final de la oración irá a contradecir.

La aplicación cuidadosa de estos principios conduce a un estilo que favorece enormemente la claridad de los textos resultantes. De hecho, estos tres principios sintetizan muy bien gran parte de los consejos que con frecuencia reciben quienes se inician en la escritura de temas técnicos en ciencias duras, de parte de los expertos.

No es extraño encontrar, especialmente en ciencias sociales, textos marcados por un comportamiento completamente opuesto al recomendado por Bertrand. El uso de palabras rebuscadas que no resultan más precisas que otras corrientes y de oraciones interminables, llenas de cláusulas subordinadas para introducir más y maś calificaciones en la afirmación, son algunos de los elementos que producen alergia a su lectura, en particular en quienes venimos de las “ciencias duras”.

Bertrand comparte esa reacción y muestra en su ensayo un ejemplo del tipo de violación de estos preceptos que considera común en la escritura en ciencias sociales.

Russell explica que sabe que muchos intelectuales, especialmente profesores universitarios de ciertos temas, se ven presionados a escribir de una manera que dificulta el entendimiento para probar su erudición.

Recomienda a estas personas que escriban un primer trabajo en un lenguaje que solamente entienden unos pocos especialistas, y que, establecida su reputación, procedan a escribir de una manera que facilite el entendimiento, incluso del público en general.

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Carlos Galeano Ríos es matemático e investigador. Es ingeniero electromecánico por la Universidad Nacional de Asunción y tiene un PhD en matemática y un MSc en matemática computacional y modelado matemático por el IMPA de Brasil. Fue research associate en la Universidad de Bath, Inglaterra, y research fellow de dinámica de fluidos en la Universidad de Birmingham del Reino Unido. Actualmente trabaja en consultoría científica para la innovación.

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