Imagen de un ejemplar macho de Trogon surrucura o surucuá. (Foto de Antonio Schinca)
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Paraguay es un país rico en biodiversidad. Esto involucra los elementos de la fauna y de la flora, la riqueza de estas especies, sus poblaciones y sus variedades, con la diversidad genética que tienen, como así también cómo estas especies se agrupan para formar ecosistemas y comunidades naturales. Todo esto caracteriza al Paraguay, un país relativamente pequeño (o grande) en el cual convergen diferentes ecorregiones.

Si uno mira un mapa del Paraguay ve que está dividido por un importante río que genera humedales en ambas márgenes; pero también está surcado por diferentes ríos y arroyos. El Paraguay es un gran humedal, con ambientes lénticos (el agua está quieta, poca movilidad) y lóticos (el agua fluye); a excepción de una pequeña zona en los médanos (al noroeste) donde hay una evidente carencia de agua superficial.

Si bien existe poca diferencia altitudinal con áreas de pocos metros sobre el nivel del mar hasta algo más de 800 metros, existen cerros y ondulaciones, y hasta su encadenamiento a lo que erróneamente llamamos “cordillera”. Las ecorregiones como el Pantanal que nos ingresa del norte, al igual que el Cerrado, como el Bosque Atlántico que nos ingresa del nordeste, el Gran Chaco (seco y húmedo) que nos ingresa del sudoeste, como los pastizales del sur o pampas que nos ingresan del sur, hacen que esta convergencia traiga mucha diversidad, diferentes elementos típicos de estas ecorregiones que confluyen en el territorio nacional.

Además, al parecer, en la zona central de Asunción y sus áreas circundantes, convergen más estrechamente, haciendo de la ciudad capital y su área metropolitana, una zona rica en biodiversidad.

Dentro de los elementos de la biodiversidad tenemos básicamente plantas, animales y hongos, entre otros elementos. Dentro de los animales, tenemos invertebrados y vertebrados, y éstos tienen un grupo muy característico y conocido por todos los habitantes del planeta, que son las aves.

Las aves están en todas las partes del mundo. Forman un grupo de de la biodiversidad extremadamente diverso, caracterizados por sus plumas, por sus colores y sus habilidades canoras, gran parte vuelan y han colonizado todos los rincones de la Tierra. Las aves dan alegría a nuestras vidas y algunos dolores de cabeza, pero en general, forman parte de la cultura y tradiciones de los pueblos, siendo Paraguay un ejemplo característico ya que mucha de su música tiene autores quienes se han inspirado en las aves.

Y esto dio origen a los conciertos de “Música para volar. Las aves cantan con la OSCA” que la OSCA y Guyra Paraguay, bajo la dirección del Maestro Luis Szarán, ofrecen desde a la ciudadanía.

Icterus croconotus o matico. Imagen captada por el fotógrafo uruguayo Antonio Schinca, durante su visita al Paraguay. El profesional es colaborador de Guyra Paraguay. (Foto de Antonio Schinca)

Aviturismo e importancia biológica

Las aves son además de vistosas, muy visibles, y como tal ofrecen la oportunidad de observarlas. Esto ha generado un turismo especializado, el aviturismo o bird-watching que genera muchas divisas en varios países. Estos animales también juegan un papel importante en el ambiente, ya que son elementos ecológicos vitales, constituyéndose en eslabones claves en las redes y cadenas tróficas.

Cumplen un rol destacado como dispersores de semillas en los diferentes ambientes, también son efectivos como medios de control biológico, alimentándose de elementos que de otra manera podría transformarse en plagas y cumpliendo así una labor importante controlando poblaciones de insectos y otros elementos de la fauna.

En su rol de depredadores, muchas aves se alimentan de roedores, de reptiles, contribuyendo de esta manera al mantenimiento de los niveles de presas como ratones y serpientes. Otro importante rol que cumplen es el de ser carroñeros, limpiando de cadáveres el ambiente.

Actualmente, India tiene serios problemas con los buitres (nuestros yryvu) ya que debido a la ingesta de Diclofenac que se encuentran en las carcasas del ganado, este antiparasitario está matando la población de buitres y existen gran cantidad de carcasas en descomposición sin que existan carroñeros que limpien el ambiente. Las aves juegan un importante rol como polinizadores, facilitando la reproducción de las plantas. Y así podríamos continuar la larga lista de beneficios que nos otorgan.

Es cierto que algunas nos causan problemas, ya que se transforman en plaga, es decir que causan perjuicios a las inversiones humanas. Sin embargo, debemos recordar que la condición de plaga se da porque las aves se reproducen fuera de sus parámetros normales, y eso ocurre porque a través de nuestras actividades les removemos las barreras naturales que impiden su crecimiento poblacional.

Tal es el caso de las palomas y cotorras principalmente en territorio chaqueño; estas especies tienen como limitante su alimentación, y con los balanceados y los cultivos estamos dándoles lo que naturalmente les limita su crecimiento poblacional. En otros casos, les damos mayor capacidad de reproducirse al brindarle más hábitat y refugios para reproducirse, es decir hacer sus nidos.

Basta con mirar los postes del tendido eléctrico en el Chaco, que nos muestra los grandes nidos comunales que hace la cotorra común (Myiopsitta monachus), que convierten a estos postes en una estructura edilicia sumamente apropiada y alejada de todo depredador y con una vista excelente del ambiente circundante.

Una capital llena de aves

Asunción fue declarada Capital Verde de Iberoamérica en el marco de la “XVI Asamblea Plenaria de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI)” llevada a cabo en Buenos Aires, Argentina, los días 25 y 26 de septiembre del 2014. Guyra Paraguay realizó la justificativa técnica que consolida el conocimiento biológico de la Ciudad de Asunción, capital de la República del Paraguay.

Los valores de riqueza de especies son contundentes, con una rica biodiversidad conocida de vertebrados e invertebrados, y con rarezas como las migraciones de aves y libélulas, la presencia de esponjas y camarones dulceacuícolas, y una alta abundancia de especies vegetales nativas.

Asunción contaba en ese momento con 355 especies de aves registradas que correspondían al 49% del total de las 715 especies conocidos por entonces para el país, es decir que casi la mitad de la avifauna paraguaya había sido avistada en la ciudad capital. Los sitios con más aves son la Bahía de Asunción con 290 especies y el Jardín Botánico con 160 especies.

La Bahía alberga especies de aves acuáticas y de pastizal, y recibe la visita de especies migratorias. El Botánico alberga especies de áreas abiertas y de bosque, en su mayoría residentes de todo el año. Recordemos que una reciente publicación (Aronson et al. 2014) [2], realizó un análisis de la ciudad con mayor cantidad de especies de aves, que resultó ser Singapur con 368 especies, de las cuales 347 son especies nativas y 21 exóticas, mientras que en Asunción sólo dos de las 355 especies son exóticas, dejando a la capital paraguaya con 352 especies de aves, superando a ciudades como La Paz (Bolivia), Melbourne (Australia) y Porto Alegre (Brasil) [1].

Indicadores biológicos

Ejemplar hembra de un carpintero copete pajizo. Paraguay registra actualmente unas 721 especies de aves, según Guyra Paraguay. (Foto de Antonio Schinca)

El enorme desafío de la ecología urbana en la capital de la República del Paraguay, consiste en la construcción de sus indicadores biológicos y de procesos, que todos deberíamos adoptar y comenzar a dar seguimiento. El Proyecto “Asunción Sustentable”, que es administrado por el PNUD, puede contribuir a esta visión de biodiversidad, e involucra a los municipios del Área Metropolitana de Asunción (AMA).

La base de datos de aves de Guyra Paraguay señala 721 especies que habitan el territorio nacional, de las cuales algunas son migratorias. Estas aves migratorias provienen del hemisferio norte y otras del sur, en ambos casos las diferentes especies escapan del frío de sus territorios y llegan a Paraguay y otras regiones para evitar los crudos inviernos. Se quedan en el territorio paraguayo desde algunas semanas hasta meses para luego volver a sus lugares de reproducción; también existen algunas aves migrantes que nidifican en territorio paraguayo.

Las aves migratorias de larga distancia, conocidos como migradores neárticos, vuelan miles de kilómetros desde sus territorios de reproducción en Canadá y Estados Unidos hasta América Latina en busca de mejores fuentes de alimentos. Alrededor de 41 especies visitan Paraguay todos los años entre los meses de septiembre a diciembre generalmente. A veces algunas se adelantan y otras alargan su estadía en el país como es en el caso de las aves playeras y chorlos, pero varias permanecen todo el verano como algunas rapaces, golondrinas, entre otras.

Dos especies se consideran extintas, mientras que cuatro se encuentran en peligro crítico, y cinco en peligro y 19 se consideran vulnerables. Una especie en peligro crítico es el Chimbe, Mbiguatĩ o Pato serrucho (Mergus octosetaceus), otra es el Pararu o Palomita morada (Claravisgeoffroyi), o el ArarãGua’a hovy o Guacamayo violáceo (Anodorhynchus glaucus), especies que posiblemente ya hayan desaparecido, debido a que hace mucho tiempo que no se registran pero la ciencia nos dice que para dar “carta de defunción” debemos estar seguros.

Será muy triste en pocos años reconocer que estas especies paraguayas ya no existen más y se sumarían a las ya extintas. Todas estas especies, un total de 28, son aves que consideramos amenazadas en el Paraguay. A estas se suman un total de 39 especies que se consideran casi-amenazadas. Sólo una especie es endémica, es decir que no se encuentra en ningún otro lugar.

Paraguay tiene pocas especies exóticas de aves y el más común es el gorrión, el cual desde hace muchas décadas ha colonizado los ambientes urbanos y semiurbanos, pero no así los ambientes naturales. En Guyra Paraguay estamos trabajando para que las aves comunes sigan siendo comunes, y para que las aves con grados de amenazas no corran el riesgo de desaparecer.

Por ejemplo, estamos muy enfocados en el Parakáu keréu o Loro vinoso (Amazona vinacea), un loro muy vistoso alguna vez común y hoy con muy pocos individuos, seguramente no más de 200 en la vida silvestre, a la cual no podemos dejarla ir sin esforzarnos en mantener al menos alguna población en estado saludable.

La fragmentación de las ecorregiones o los paisajes naturales del Paraguay está trayendo impactos que todavía no han sido debidamente estudiados. Mientras que la pérdida de hábitat usualmente se refiere a impactos tan severos que todas o casi todas las especies son gravemente afectadas o cuando el tiempo necesario para su recuperación es extremadamente extenso.

El caso del Bosque Atlántico del Alto Paraná es alarmante, de todo lo que alguna vez fue queda apenas alrededor del 10%: es un caso típico de pérdida de hábitat, con un remanente de un millón de hectáreas en diferentes tamaños. Mientras que el Occidente del Paraguay, en lo que se conoce como Chaco, se están llegando a superficies que oscilan las 250.000 hectáreas por año, y con planes del gobierno de “habilitar (deforestar)” unas 400.000 hectáreas más por año en forma legal.

Sobran los ejemplos de pérdida de ecosistemas boscosos que difícilmente se recuperarán ya que han pasado a integrar áreas de agricultura y ganadería. Sin embargo, en los remanentes de masas forestales, sea en el Bosque Atlántico o en el Chaco, muchos de estos fragmentos se encuentran totalmente degradados, o en franco proceso de degradación. Esto debido, mayormente a la entresaca de maderas valiosas para la construcción, lo que afecta la riqueza específica por un lado por pérdida de individuos reproductivos (semilleros) y además por el impacto negativo que significa retirar dicho individuo de la masa forestal nativa.

En el Bosque Atlántico del Alto Paraná, un estudio llevado a cabo por Guyra Paraguay muestra que en fragmentos mayor a 5 hectáreas pueden identificarse un total de 27.702, mientras que fragmentos mayores a 500 hectáreas existen un total de 442, fragmentos mayores a 1000 hectáreas quedan 213. Fragmentos mayores a 10.000 ha apenas quedan 12 y fragmentos mayores a 20.000 ha sólo 2.

Es una terrible situación para aquellas especies que requieren del Bosque Atlántico del Alto Paraná y que poseen áreas de campeo o precisen territorios extensos como los grandes felinos, sólo San Rafael y Mbaracayú son las dos islas que existen en esta ecorregión. El pájaro campana (Procnias nudicollis) es un habitante exclusivo de los bosques altos húmedos del Bosque Atlántico en Paraguay.

Su población se estima en no más de 10.000/15.000 ejemplares maduros en una superficie de no más de 1,5 millones de km2. Paraguay albergaría no más de un 5% de su distribución, algo así como 75.000 km2 y no más de 500-750 individuos maduros. Estos rangos se estiman en masas de bosques que conservan aún su estado prístino, lo que ya ha dejado de ocurrir en muchos fragmentos del Bosque Atlántico.

Es así que hoy podemos identificar al menos cinco grandes parches cuyo estado avanzando de degradación y la falta de registros de pájaro campana, nos permiten inferir que la especie ha sufrido el efecto de exclusión inicial, para los casos de Yaguareté Forest, P.N. Caazapá, San Rafael – Tekoha Guasu, junto a otros dos fragmentos importantes.

La naturaleza y su derecho a existir

La avifauna del Paraguay es un ejemplo de cómo estamos poniendo en riesgo lo que hemos heredado, estamos perdiendo biodiversidad a pasos acelerados, sin conocer lo que está pasando. Con cada hectárea de bosque se va una gran diversidad biológica, que tiene el derecho de existencia como cualquier elemento viviente, pero que además tiene un rol clave en la funcionalidad del ecosistema.

Seguramente sin conocerlo, es probable fuente de información y recurso múltiple desde un punto de vista de utilización por parte del humano, pero que no tenemos el derecho de extinguirlo. La extinción es para siempre y la pérdida de diversidad genética también, esa variabilidad que evolucionó hasta que hemos llegado a habitar estos territorios. Seguramente tendremos que ir preparándonos para explicar a las generaciones actuales y las que vengan que no hemos sido buenos administradores de lo que la naturaleza nos ha dejado.

Las garzas blancas (Ardea alba) forman parte del paisaje paraguayo. (Foto de Antonio Schinca)

 

[1] Editorial de Paraquaria Natural 2014 2(2)

[2] Aronso,  MFJ et al. 2014 A global analysis of the impacts of urbanization on bird and plant diversity reveals key anthropogenic drivers. Proc. R. Soc. B 281: 20133330

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Columnista de biología y políticas científicas de Ciencia del Sur. Ex director ejecutivo de Guyra Paraguay. Es un reconocido biólogo y conservacionista y uno de los biólogos más productivos de Paraguay. Tiene un doctorado en ciencias biológicas por la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina. Actualmente, es investigador PRONII del Conacyt. Recibió varios premios y reconocimientos en Paraguay y otros países.

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3 COMENTARIOS

  1. Muy bueno el artículo.
    Como aporte, el Diclofenac que afecta a los buitres del viejo mundo no es un antiparasitario, sino un anti-inflamatorio. Los más sensibles, a esta droga, serían los buitres del género Gyps, y no estaría afectando a los buitres americanos (familia Cathartidae)

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