En las discusiones sobre políticas de ciencia en el Paraguay, todavía se percibe cierta confusión acerca de lo que es un posdoctorado. Mucha gente parece asumir, por analogía con la relación entre grado y posgrado, que el posdoctorado es simplemente otro curso de formación profesional, al que se puede acceder después de hacer un doctorado.
Esta confusión revela no solo un desconocimiento de lo que es el posdoctorado sino también de lo que es el doctorado en sí, pues la naturaleza de este último es la de ser el curso de formación de máximo nivel.
En realidad, un investigador posdoctoral, coloquialmente llamado “post-doc”, es una persona con un contrato temporal (usualmente de 2 o 3 años) que trabaja, de manera exclusiva o casi exclusiva, realizando investigación en el marco de un proyecto específico. La persona que “hace un posdoctorado” es en realidad un investigador que trabaja en este esquema.
El lugar del posdoctorado dentro de la academia
Un tiempo atrás, era viable que una persona con un doctorado en ciencias recientemente adquirido aspirara a ser profesor investigador en una universidad o líder de su propio laboratorio en un instituto de investigación. Actualmente, el nivel requerido para acceder a ese tipo de puestos se ha elevado bastante. Es casi imposible que un PhD recién recibido aspire a un puesto equiparable al de un profesor investigador.
En la mayoría de los casos, los concursos para cargos de profesor universitario exigen que uno posea, además de un doctorado, una cantidad importante de logros que solo puede ser alcanzada durante la experiencia posdoctoral.
En vista de esta realidad, agencias de financiamiento de la ciencia de distintos países han generado fondos para proyectos de investigación en los que el trabajo debe ser desarrollado por un investigador posdoctoral, quien debe cumplir el requisito adicional de no haber recibido el grado de doctor hace más de una cantidad especificada de años (usualmente 5 o 6).
Estos programas son conocidos con diversos nombres e.g. posdoctorado júnior, posdoctorados de inicio de carrera, etc.; pero sus esquemas son bastante similares. Usualmente, el candidato a investigador posdoctoral debe encontrar a un investigador permanente de una institución bien establecida que acepte ser su supervisor en el posdoctorado y que, además, elabore con él el proyecto de investigación que se candidatará al fondo de posdoctorados júnior.
La organización de un posdoctorado
En la mayor parte de las ocasiones, el proyecto es liderado por un investigador con mayor experiencia en el tema, quien supervisa al post-doc y es, en última instancia, responsable de la investigación. A esta persona se denomina investigador principal del proyecto. Existen sin embargo, casos excepcionales en los que el propio post-doc es un investigador independiente que administra su propio proyecto.
En la amplia mayoría de las veces el investigador posdoctoral es oficial y formalmente un empleado de la institución en la que desempeña sus labores, aunque usualmente los fondos para sus gastos operativos y su salario suelen ser proveídos por agencias de fomento y financiación de la ciencia.
En algunos casos, los investigadores posdoctorales no son considerados empleados de la institución, sino investigadores visitantes que reciben apoyo parcial de la institución que los hospeda (usualmente en términos de espacio físico, facilidades laboratoriales y equipamiento), mientras reciben fondos para insumos y un estipendio para su subsistencia de parte de una agencia de financiamiento de la ciencia.
Estos estipendios a veces son llamados “becas” de posdoctorado, lo cual probablemente contribuye a la noción errada de que los post-docs son alumnos de un curso más de posgrado, pero de nivel superior al doctorado.
Diseño de proyecto de un posdoctorado júnior
El proyecto debe incluir una discusión de la naturaleza y relevancia del trabajo propuesto y demostrar que los investigadores que lo llevarán a cabo poseen la experiencia necesaria con problemas similares, que los hace aptos para encarar los desafíos propuestos.
Como es natural, el proyecto además debe contener un cronograma aproximado de actividades, una estimativa de las publicaciones que se espera resulten del mismo, y un presupuesto para los gastos que saldrán del fondo de la agencia financiadora de la investigación.
Este último debe contemplar el salario o estipendio para la manutención del investigador posdoctoral, los gastos de inscripción, traslado y alojamiento para congresos, costo de publicación de artículos, y costos de implementos e insumos necesarios para el trabajo.
La institución del potencial supervisor debe comprometerse a albergar al post-doc durante el periodo en el que desarrolle su investigación y además debe estipular cuál estima que será el valor de la contrapartida institucional contribuida al proyecto. Que usualmente se materializa en cuestiones como espacio de oficina, acceso a servicios básicos (luz, agua, internet), utilización de equipos de laboratorio, horas-hombre del supervisor, etc.
Ventajas estratégicas
Este acuerdo es muy conveniente para todas las partes. El investigador posdoctoral consigue continuar desarrollando su carrera con el apoyo de una institución que lo hospeda y de la agencia de financiamiento. La institución suma un investigador que producirá en su nombre y en colaboración con uno de sus investigadores, sin tener que pagar todos los costos de la investigación.
La agencia de financiamiento aporta solo una parte de todo lo que cuesta alojar y proveer las condiciones para la realización de la investigación.
Usualmente los llamados se hacen para proyectos de posdoctorado júnior de 2 o 3 años de duración y en ciertos temas de importancia estratégica nacional o de relevancia para la consolidación profesional de jóvenes investigadores en el país.
El llamado suele establecer plazos y un rango para el costo total de cada proyecto, así como montos fijos y adecuados para los salarios de los investigadores posdoctorales; y la aplicación requiere, además del proyecto, una carta de compromiso del potencial supervisor y de la potencial institución hospedera, quienes se comprometen a sus respectivos aportes caso el proyecto sea adjudicado.
Estos programas favorecen la consolidación profesional de jóvenes investigadores, su acercamiento a instituciones nacionales, y dan a los nuevos doctores un tiempo para seguir investigando mientras buscan una posición permanente en alguna institución nacional (en algunos casos la misma que lo alojó temporalmente durante el posdoctorado).
Además, cuando estos programas abren sus puertas a jóvenes extranjeros, permiten atraer cerebros que trabajan en temas de interés estratégico para el país.
Urge en el Paraguay la implementación de este tipo de programas. Los mismos ayudarían a evitar que quienes se han formado para investigar y deseen trabajar en el país, se vean forzados a pelear desde la desocupación por uno de los pocos puestos permanentes disponibles. Los investigadores no pueden vivir del aire y menos por tiempo indefinido hasta que alguna institución decida apostar por ellos.
Posdoctorados júnior y reinserción
Mucho se discute sobre la reinserción de becarios paraguayos egresados de programas de posgrado en el extranjero. Gran parte de esta discusión gira alrededor de los egresados del programa BECAL. Sin embargo, la necesidad es anterior a este programa y mucho mayor que la asociada exclusivamente a él.
Varios paraguayos se han formado en programas doctorales en el extranjero sin hacer uso de BECAL y, actualmente, otros egresan de programas nacionales de doctorado en ciencias y su necesidad de inserción no es menor que la de los retornados de BECAL.
Además, la discusión de la reinserción debe priorizar a los egresados de programas doctorales, pues son estos los que están calificados para empezar a liderar líneas de investigación y formar más recursos humanos calificados en el país.
A pesar de que en el país sobran puestos que requieren doctorados y que son ocupados por personas sin esa calificación (o experiencia equivalente a la misma), el ritmo de renovación de las instituciones paraguayas no es suficiente para absorber rápidamente a los PhDs que buscan trabajo en ciencia en el país, y es mucho menos capaz aún de atraer talento extranjero.
El riesgo es que se esté forzando a jóvenes investigadores a elegir entre dejar la profesión y dejar el país.
La creación de un programa de posdoctorado júnior resuelve de manera natural varios problemas, incluyendo gran parte de la discusión sobre reinserción. Además, no da un trato privilegiado a los retornados de un programa específico, que ya fueron más beneficiados que otros paraguayos con la inversión nacional en educación.
En un esquema como el descrito, la competencia en términos de calidad y viabilidad de proyectos presentados, juzgadas por pares expertos, será la que determine cuáles doctores recibirán fondos.
En el proceso, se fortalecerá a las instituciones que hospeden a los post-docs, se consolidará la carrera de jóvenes investigadores y, si somos un poco sensatos (y menos patrioteros), y abrimos los fondos a extranjeros, podremos atraer talento muy necesario del resto de la región.
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Carlos Galeano Ríos es matemático e investigador. Es ingeniero electromecánico por la Universidad Nacional de Asunción y tiene un PhD en matemática y un MSc en matemática computacional y modelado matemático por el IMPA de Brasil. Fue research associate en la Universidad de Bath, Inglaterra, y research fellow de dinámica de fluidos en la Universidad de Birmingham del Reino Unido. Actualmente trabaja en consultoría científica para la innovación.