manifestación por la ciencia en paraguay
En diciembre de 2019, investigadores de varias áreas e instituciones se manifestaron por primera vez en Paraguay frente al Conacyt, exigiendo un Consejo con gente idónea. (Ciencia del Sur)
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El 2018 fue el año en que más investigadores categorizados en el PRONII tuvo el Paraguay, 746. Hoy el número descendió a 515, según los últimos datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Los científicos alertan su preocupación por áreas desfinanciadas, falta de libertad intelectual y un incierto futuro para la investigación en el Paraguay.

Las grietas son amplias, los descontentos y frustraciones son generalizados y el grado de incertidumbre aumenta en la pequeña comunidad científica del país. No es para menos. Los proyectos estrellas como el Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (PRONII) y el Programa Paraguayo para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (PROCIENCIA), que oxigenaron la incipiente investigación en el país, están tambaleando.

Las quejas aumentan en diferentes universidades, laboratorios e institutos de investigación, aunque no se canalizan ni se divulgan externamente. Puede parecer paradójico, pero a gran parte de la comunidad científica paraguaya todavía le cuesta hablar de los problemas y desafíos que enfrenta. Porque la burocracia, la falta de transparencia y de claridad con los programas afecta a todos.

Recién a partir del periodo democrático se puede hablar de una producción científica paraguaya. En 1997 nació el CONACYT y años después sus primeros programas de apoyo a la creación de conocimiento.

A finales de 2011, y luego del trabajo intenso de antiguos investigadoras e investigadores, se creó el PRONII. En un principio, con 237 categorizados, que llegó a 238 en 2012. En 2013, la cifra llegó a 273 y en 2014, se elevó a 386. A inicios del 2015, el número de investigadores del PRONII alcanzó 508, para luego cambiar a 559. En 2016, fueron 516 y 527.

En 2017, disminuyó a 429, aunque luego –en 2018– creció hasta llegar a los 746. En 2019 volvió a descender el número hasta 586 y, tras la última convocatoria, en 2021 finalmente se tienen 515 investigadores categorizados. Uno de los más bajos de todo el continente americano.

Paraguay es uno de los países que menos invierte en ciencia y tecnología, sumado a que sus instituciones de educación superior están muy relegadas en el ámbito internacional. En materia de publicaciones científicas, también está en los últimos lugares.

Según los datos brindados a Ciencia del Sur por el CONACYT, de los 515, 164 son del área ciencias agrarias, naturales y botánica; 162 de las ciencias de la salud, química y biología animal; 111 de las ciencias humanas y naturales y 78 provienen de las ingenierías y tecnología, matemática, informática y física. Unos 13 son eméritos, mientras que se suman 30 investigadores asociados, que tampoco reciben incentivo.

Los investigadores que reciben incentivo económico para investigar desde el Paraguay reciben desde un salario mínimo hasta unos 10 millones de guaraníes de manera mensual dependiendo del nivel, aunque en realidad se paga anualmente. Los niveles se dividen en: candidato a investigador, nivel I, nivel II y nivel III, siendo este último el más complejo para acceder.

Hace pocas semanas, el Consejo comunicó a los investigadores que todos los proyectos deben finalizar antes del 31 de diciembre de este año y que los contratos de PRONII también vencerían en esa fecha. Ya que el FEEI no aprobó aún el proyecto de PROCIENCIA II, que volvería a financiar la ciencia paraguaya en los próximos años.

En una entrevista con Ciencia del Sur, el presidente del CONACYT, Eduardo Felippo, había dicho que hay un enorme atraso con PROCIENCIA II y que algunos proyectos estaban en juego. Además, aclaró que su institución no reparte dinero, sino que otorga ayuda para la labor científica.

Para profundizar estos desafíos y dimensionar el alcance de la problemática, contactamos con varios investigadores. No todos pueden o quieren hablar, pero finalmente tres se animaron a dialogar sobre lo que está pasando. El doctor Benjamín Barán (Premio Nacional de Ciencia, PNC), el doctor Christian Schaerer y el profesor José Luis Cartes, todos reconocidos en sus ámbitos y también categorizados en el PRONII, dieron a conocer sus puntos de vista.

El profesor Benjamín Barán es un destacado ingeniero de sistemas e investigador paraguayo. Que recibió diferentes galardones locales e internacionales. Fue uno de los propulsores del primer doctorado en ciencias de la computación del Paraguay. También es columnista de nuestro medio.

El informático ve como muy preocupante la disminución del número de científicos, principalmente al analizar los motivos por los cuales varios reconocidos investigadores se van alejando. Y enumera tres:

(1) Exceso de burocracia,
(2) Poca claridad para entender si se trata de un premio al investigador o un contrato de trabajo, y
(3) Poca perspectiva de continuidad efectiva como para dedicar la totalidad del tiempo a la investigación científica en detrimento de otras actividades “más seguras” como docencia o un empleo público, etc.

«Así como están las cosas, el PRONII repercute poco en la potencial creación científica del país porque solo algunos investigadores se arriesgarían a depender económicamente de este programa para asegurar la subsistencia de sus familias. Entonces, el PRONII pasa a ser solo un complemento para financiar viajes, participación en eventos, publicaciones y algunos insumos para proyectos», según Barán.

A su modo de ver, en este contexto, tener menos investigadores en el PRONII simplemente demuestra que no hay suficiente institucionalidad científica instalada, ni confianza para motivar a los potenciales investigadores a que realmente concentren sus esfuerzos en la investigación científica.

«Claramente, como sociedad no valoramos suficientemente a la investigación científica. Como ejemplo, podríamos hacernos estas preguntas: ¿Quiénes son consideradas personas exitosas en nuestro país? ¿Qué quiere ser un adolescente o un niño paraguayo cuando grande? ¿Cuántos futbolistas, cuántos políticos, cuántos maestros, cuántos investigadores se han vacunado para protegerlos de la COVID-19?», cuestionó.

«Tener menos investigadores con apoyo económico es un claro indicio de la carencia institucional para contar con investigadores profesionales de tiempo completo, a pesar de lo que digamos. No será fácil ser globalmente competitivo como país en la Era del Conocimiento«, señaló el investigador.

Sobre el aviso que dio el CONACYT semanas atrás, Barán indicó que es una clara demostración del nivel de madurez institucionalidad que tiene la investigación científica en Paraguay. Y preguntó si se podía hacer lo mismo con los empleos públicos, por ejemplo, reducir el número de empleados a la mitad si en diciembre no se aprueba PROCIENCIA II o si no se logra una buena renegociación en Itaipú?

Lo entiende como un mensaje contundente para los investigadores, de forma a guiarlos en sus decisiones futuras, dejando en claro qué es lo realmente importante y qué es lo que se puede quedar sin financiación en cualquier momento. Sobre las propuestas para mejorar la investigación en el Paraguay, el investigador sostuvo que no necesitamos inventar nada muy original.

«Bastaría con ver lo que hacen en materia de investigación científica los países a los que deseamos parecernos, por ejemplo Chile que no está lejos, o tal vez Uruguay. Bastaría con reglas de juego claras, transparentes y sustentables que no dependan constantemente de terceras condiciones, como la aprobación o no de PROCIENCIA II. Sería tan lindo que tengamos un sistema científico sólido, que motive a los jóvenes a concentrar los mejores talentos en la ciencia, que los motive con ejemplos de éxitos que deseen imitar, con la debida valorización social del trabajo científico aunque este trabajo no se convierta en grandes sumas de dinero inmediato», aseguró.

Tal vez, de esa forma, concluyó, así pueda ser para nuestros nietos, si la generación de nuestros hijos logra mejores condiciones institucionales para la ciencia.

 

Estancamiento y oportunidad

El profesor Christian Schaerer es un destacado investigador y catedrático de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción. Mentor de otros investigadores, tiene varias líneas de trabajo. Forma parte del FEEI.

Para él, PRONII es un programa muy importante y exitoso del Paraguay. Recordó que en su forma de ver la variación de los investigadores categorizados y activos en el PRONII debe ser considerada según el criterio primigenio del programa: estimular para que las personas realicen ciencia y sea de alguna manera sustentable el tiempo que le dedican para hacerlo.

Para el profesor, a riesgo de sobre simplificar y observado varios informes, el número de investigadores está estancado y con un decrecimiento. Cree que lo importante es tener la visión holística de sistema paraguayo. En este sentido, citó el primer inciso del primer artículo del reglamento del PRONII[1], que tiene como objetivo: “Lograr el fortalecimiento, la consolidación y la expansión de la comunidad científica en el Paraguay”. Fortalecimiento, consolidación y expansión no pueden ser realizados de manera separada.

Sin embargo, puntualizó que el PRONII no es en sí mismo el sistema de investigación del Paraguay, es apenas un escalafón. Esto porque no existe, de manera institucionalizada y transversal, un modelo de salarios, llámese carrera de profesor o carrera del investigador, que permita que las personas puedan dedicarle un tiempo sustancial a la investigación científica.

«En el concepto del PRONII, se estableció que aquellas personas que realizan investigación sean estimuladas de una forma, aquellos que además de investigación también forman recursos humanos de investigación sean estimuladas de otra forma. Y aquellos que además de investigación y recursos humanos realizan una representación de lideranza nacional e internacional, igualmente lleven un estímulo diferente y acorde», dijo Schaerer.

Para el investigador, dichos estímulos toman forma de montos monetarios, pero no significan que un estatus sea superior a otro. Simplemente obedece a roles que se conjugan entre sí para conformar el colectivo de investigadores. Ya que una persona puede ser brillante y con una altísima repercusión internacional, pero no orientar alumnos ni ejercer liderazgo internacional y viceversa. Existen diversos casos que pueden ir insertándose en las diversas categorías.

Ahora bien, por un lado, insistió, cierta fluctuación en el número de investigadores le parece natural. Es decir, algunos salen y otros entran, sobre todo a nivel de candidato. Por el otro, para que el PRONII funcione idealmente, son necesarias dos condiciones: 1) un ecosistema asociado al quehacer del investigador, y 2) una evaluación acorde a dicho ecosistema con una estrategia asociada a los objetivos misionales del PRONII.

Asumiendo que (i) el ecosistema varia según la realidad de la política pública de ciencia y tecnología (y su financiamiento), (ii) un investigador necesita de un ecosistema para que pueda realizar su trabajo cometido en forma sustentable; y por último y no menos importante asumiendo que (iii) el ecosistema varía de un área del conocimiento a otra; es posible considerar que: un estancamiento o peor aún, un decrecimiento (mismo un crecimiento moderado) en el número de investigadores categorizados es un reflejo que el ecosistema no está funcionando.

De hecho, el «sistema» (universidades, centros, industria, empresas) no está absorbiendo la cantidad suficiente de investigadores, ni se está teniendo proyectos que permitan su inserción adecuada, ni se están teniendo en cuenta recomendaciones provenientes de diversas evaluaciones realizadas al sistema[2].  Por lo tanto el ecosistema debe ser reformado y debe ser una condición sine qua non poner al CONACYT como parte de este ecosistema a ser reformado, pues es el organismo rector de las políticas de ciencia y tecnología [3].

También es importante una evaluación con visión estratégica basada en la realidad, y la realidad es científicamente cognoscible para Schaerer. Esto porque las áreas del conocimiento, per se son muy difíciles de comparar y las reglas deben permitir la consolidación del investigador. Consideramos entonces que -dijo- si los investigadores de una determinada área se estancan o decrecen, debe llamarnos muchísimo la atención, ya que, si montamos un sistema para estimular a investigadores para hacer más y mejor ciencia, se esperaría que el número de investigadores en el Paraguay se vaya consolidando.

Por lo tanto, debemos dar mucha atención a que exista una sinergia positiva para el mejoramiento del Ecosistema Nacional y el PRONII. Este debe ser el foco. Para Schaerer, tener menos investigadores repercute mucho y de manera directa.

«El científico investigador es un trabajador, y eso va para tu correcta formulación de “trabajo científico en el país” la repercusión es aun mayor por que no existe un modelo científico actualmente. Y el modelo «universitario” no está capacitado para absorber investigadores, ni tampoco para producir a partir de los posibles descubrimientos de estos (transferencia de conocimientos y tecnología a la sociedad)», afirmó.

En consecuencia, recordó, tenemos profesores e investigadores de tiempo parcial. Este modelo, que obedece a una realidad, representa una extrema dificultad (o no permite) para que se pueda hacer ciencia fuerte, fundamental y sustentable. El incentivo del PRONII, permite cubrir un poco esta deficiencia y permite que una persona pueda dedicarle un poco más de tiempo a la actividad de investigación al ser esta remunerada, y claro, los resultados están a la vista. Hay mucha más producción científica después del PRONII que antes del PRONII.

Pero, presentar esta idea así a veces es una trampa, pues hace creer que con que exista un PRONII ya está, y no es así. Para Schaerer, una vez que se enciende la máquina hay que hacerle mantenimiento y optimizar su rendimiento, no se puede apagar ni desacelerar por que posee mucha inercia, y cuesta demasiado retomar el ritmo luego de los momentos de menor ritmo.

El investigador sostiene que tenemos que hacer crecer el sistema en forma sustentable para que tengamos más resultados científicos que ayuden a nuestro país a crecer. Y debemos entender el PRONII como un subsistema del sistema nacional de ciencia y tecnología, y este a su vez, como parte de las acciones que deben ser realizadas. El desafío ahora es hacernos crecer a partir de la situación pobre en que nos encontramos como país, agravada por la pandemia.

Más allá de PROCIENCIA 2

(De i. a d.) Benjamín Barán, Christian Schaerer y José Luis Cartes son investigadores categorizados en el PRONII del CONACYT. (Ciencia del Sur)

El profesor Schaerer dijo que el comunicado del CONACYT fue mal encarado, ya que PROCIENCIA I está terminando, y por lo tanto un contrato de duración de un plazo mayor que PROCIENCIA I no puede ser generado. Cuando se active PROCIENCIA II se completará con seguridad el plazo remanente. Sin embargo, consideremos la mala comunicación realizada como una oportunidad para pensar qué hay detrás de eso.

«El problema sustancial es posterior a eso. Y este sí es un punto importantísimo, que parece se perdió en la discusión. Yo te pregunto: ¿Qué pasará después de PROCIENCIA II? La respuesta es: no lo sé, y dependiendo de la respuesta, pues todo el sistema Paraguayo de ciencia puede haber sido un lindo sueño», manifestó.

Nadie nace de la excelencia, sino que la excelencia se alcanza, a mediano y a largo plazos, mientras que los programas de Paraguay son de apenas 5 a 7 años, agregó el investigador. Y lo que debemos ver es que: si no tenemos el ecosistema sustentable, al final el esfuerzo se perderá, y parte de ese esfuerzo es construir un modelo y un ecosistema que sea sustentable para que los investigadores puedan realizar su trabajo en Paraguay. Pero hasta ahora no está claro cómo sustentamos la ciencia luego de PROCIENCIA II.

«Lo que sí ya sabemos, tomando de ejemplo otros países de la región y de la ciencia que se hace sobre la ciencia, es que necesitamos internacionalización, presupuesto sostenible y previsible a largo plazo. También debemos aumentar los recursos humanos, un sistema educativo acorde, y actores sociales y políticos que respalden la ciencia. Básicamente pensar en capitales (ECC) económicos, culturales y científicos y una estrategia para que estos interactúen», indicó.

Internacionalización

«Es importantísimo que nos internacionalicemos. Es lo que va a garantizar nuestra subsistencia», según Schaerer.

Pero explicó que la internacionalización significa varias cosas:

  • Centros de investigación internacionales radicados en el Paraguay y consorcios con centros locales. Déjame soñar en Paraguay con un Centro Poincaré, o un centro INRIA, o un Centro Max Planck, o un Instituto Fraunhofer, o un ICERM en Paraguay. Es fundamental que esos centros lleguen aquí sí deseamos crecer de la manera que necesitamos. Más que lleguen físicamente aquí, podemos empezar con que lleguen institucionalmente aquí y esto tiene que ver con investigadores, investigaciones y gestión de ambos. Por esto no podemos permitirnos disminuir investigaciones e investigadores.
  • Necesitamos que centros de excelencia se radiquen en el Paraguay. Esto también nos permite que la ciencia cumpla uno de sus roles fundamentales que es: la búsqueda y preservación de la verdad y el descubrimiento en forma universal. Esto hace fuerte a una nación. Ejemplos históricos regionales son suficientes: algunos países latinoamericanos que hoy ya tienen fabricación de vacunas y sueros anti-covid, no es casual eso, ellos pasaron ya hace varios años por los pasos que nosotros debemos dar.
  • Necesitamos más investigadores y más ciencia, y consolidar a ambos.
  • Necesitamos también alumnos extranjeros que deseen venir a nuestras universidades por su competitividad y
  • Profesores extranjeros escalafonados en el cuerpo docente que permitan que podamos tener una visión internacional.

Estos puntos hacen a la propia universalidad de lo que es el conocimiento y su generación, a decir del matemático. Necesitamos conocimiento universal, para que los descubrimientos que realicemos aquí y los resultados de las investigaciones sirvan en todas partes del mundo.

Pero, además, ve que estos puntos hacen que cumplamos el otro rol que tienen: enseñar a la nueva generación de humanos cosas nuevas, y educar para resolver de manera científica problemas que posiblemente aún no fueron formulados o no existen. El SARS-Cov-2 es un ejemplo de lo que menciona.

Pero hay un punto también crucial para el investigador y tiene que ver con la necesidad de formar un nuevo tipo de personas. Gente que permita que los descubrimientos realizados por nuestros investigadores se conviertan en propuestas de valor para la sociedad, para el mercado y para el mundo; y porque al ser para el mundo es también para nosotros que habitamos este mundo. Todo ello es parte del ecosistema del cual habla.

«Todas las investigaciones nos incrementan el conocimiento, pero más nos incrementan aquellas que son universales, algunas también nos dan nuevos descubrimientos y otras generan nuevos paradigmas, nuevas formas de ver la vida, o vida más cómoda y segura, y nos generan una sociedad en constante crítica y cambio para delante. De eso se trata, de ciencia para avanzar, de ciencia para mejores condiciones de vida y de ciencia para comprender el infinito universo que nos rodea y que nos da infinitas formas de crecer», finalizó.

Contradictorio

El profesor José luis Cartes es un reconocido biólogo especialista en conservación y biodiversidad, que actualmente dirige Guyra Paraguay y lidera la Asociación de Investigadores Científicos del Paraguay (ADICIP). Aunque esta entrevista la dio a título personal a Ciencia del Sur.

Aunque no tenga datos sobre la disminución de investigadores categorizados, esa tendencia es muy llamativa y contradictoria. Llamativa porque atendiendo al proceso de desarrollo del PRONII, desde el año 2011 hayvarias posibilidades que tienen prácticamente tres líneas de incentivos: PROCIENCIA que tiene dos; financiación de los proyectos de investigación y el PRONII, y BECAL, que tiene la posibilidad increíble de formar capacidades en las mejores universidades del mundo.

Y contradictorio porque es de esperar que con esos tres incentivos mencionados la tendencia sea la opuesta, la de un incremento sostenido en la cantidad de científicos categorizados en PRONII «¿Cuáles pueden ser los motivos que dificultan ese incremento? A ciencia cierta no tengo datos precisos para responder a esa pregunta», relató.

«Sí tengo información particular de la Aso BECAL que existen muchas dificultades de reinserción de profesionales colegas que terminan su formación en el extranjero, lo que puede ser un motivo. Otro motivo puede ser la desmotivación en seguir cumpliendo con los protocolos y burocracia excesiva que se impone en este tipo de sistemas», sostuvo.

Y, por otra parte, también se observó que los criterios de evaluación de la producción científica aplicado a las mesas también fueron incrementándose, volviéndose cada vez más estrictos en los requisitos a cumplir.

«Otra cuestión llamativa también lo comprenden los proyectos de investigación financiados a través de las convocatorias de PROCIENCIA, pues desde que asumió el nuevo presidente, aparte del enorme retraso en concluir el periodo de juzgamiento, al parecer existen temas que son vetados por el Consejo, sin argumentos técnicos científicos que lleguen a descalificar esas investigaciones», destacó .

Citó al Comité Ad Hoc que se conformó para hacer una última revisión de las propuestas evaluadas por pares, y hasta ahora nunca se vio un acta o justificaciones establecidas en su trabajo sobre alguna investigación. Cambiar una evaluación de pares requiere de buenos argumentos que deben ser públicos o al menos accesible a la gente. Por ello, esta medida despertó enormes críticas en todo 2020.

Estas acciones desmotivaron mucho y sacaron capacidad operativa a los colegas para poder seguir produciendo en forma acorde a lo exigido en el programa, a decir de Cartes. Hace tiempo, por ejemplo, hay áreas de la ciencia que no son más sujetos de financiamiento, y eso se agravó mucho más con la situación de pandemia en el 2020.

«La ciencia no se hace sola, necesita de personas que hagan el trabajo cotidiano, lento y sistemático que vaya construyendo ese conocimiento. Por eso también es fundamental y básico que estas personas tengan esa libertad de investigación que propugnamos. Aquí tenemos que remontarnos al antes y el después del PRONII. Antes, nosotros si queríamos hacer investigación, incluso en instituciones oficiales de investigación o en la academia, lo teníamos que hacer casi a pulmón, sin recursos y en el tiempo que nos sobraba porque de algo teníamos que vivir», aseguró.

Así muchos colegas mantuvieron una línea de producción científica, que, aunque baja, existía y era válida. Aunque el ritmo de producción era muy lento, y también trabajoso. Por eso las publicaciones en revistas internacionales eran casi inexistente, había, pero muy pocas. Y aquí cabe destacar, según el biólogo, el sentido de autocrítica que mantuvieron los investigadores para ser nuestros propios jueces y tratar de elevar nuestro trabajo por nuestros propios medios.

Después del 2011 existieron posibilidades de recibir un incentivo por investigar, eso fue algo increíble. Unos 100 a 60 años retrasados a nuestros países de la región como Brasil, Argentina, y Chile, se estableció PROCIENCIA lo que marcó un hito. La producción científica se incrementó sustancialmente.

«Lógicamente que, con tanto retraso, y aún con la poca cantidad relativa de investigadores trabajando en el país todavía Paraguay tiene pocas publicaciones en un marco internacional, pero desde ese entonces figuramos en el mapa. Creo que todos los investigadores coincidimos en eso, el impacto de PRONII fue relevante y mensurable inclusive, pues se puede contabilizar la cantidad y la calidad de las publicaciones realizadas desde ese entonces»,añadió.

Eso demuestra que se necesita invertir en los investigadores, pero también en el marco institucional. Cartes cree que si las universidades se amoldaban mejor a las tendencias de promover la investigación a través de incentivos realmente basados en una evaluación meritocrática, quizás podíamos haber duplicado o triplicado estos resultados.

«Una de las críticas que estamos haciendo al CONACYT justamente se basa en la necesidad de calendarizar de forma más estricta y fiel todos los compromisos. Este comunicado no es bueno, pues siendo que el CONACYT es el responsable de la ejecución de PROCIENCIA debería haber gestionado mejor la continuidad, eso, por un lado, y por otro PROCIENCIA II existe. ¡Está ahí!», resaltó.

«¿Cómo no se puede prever una continuidad de los contratos en caso de que ínterin sea aprobado el programa?», cuestionó. Ya que resulta evidente que falta fortalecer la gestión de CONACYT, tema que alertan desde diciembre de 2019, cuando denunciaeon la urgente necesidad de que gente que sea del ámbito científico sea la que forme parte del Consejo.

Aclaró que eso no es lo mismo que investigadores o científicos se encarguen de la gestión, sino que la persona que gestiona tenga la experiencia suficiente en estos ámbitos, sea científica o no, y comprenda los plazos, procesos y evaluaciones que se tengan que dar a cabo.

«Esta comunicación casi es un equivalente a “Estimados todos, volvamos a 2010…” Y es eso lo que va a pasar, volver a una situación donde la ciencia se hace a pulmón, sin incentivos ni financiamiento apropiado, salvo que cada investigador lo gestione por su propia cuenta por otras fuentes. Pero eso es muy difícil, y tampoco es ideal si uno pretende desarrollar las ciencias en el país», sostuvo.

Propuestas

«Bueno, yo hablo aquí a título personal, pero la ADICIP surgió como una necesidad, gremial por un lado, porque no contábamos con instituciones que engloben los intereses de todos los investigadores de todas las áreas en una sola institución. Y por otro lado, también nos propusimos la misión de trabajar para mejorar el desarrollo de las ciencias en el país», dijo Cartes.

En ese sentido, realizamos una serie de charlas sobre distintos aspectos, y también impulsamos junto a la Sociedad Científica y la Aso Becal los “Diálogos Científicos”, con el apoyo del Laboratorio de Aceleración del PNUD.

Puntualizó que el objetivo de estos diálogos justamente fue el de iniciar el proceso que nos conduzca a la construcción de una Agenda Ciencia a nivel país, una planificación a largo plazo de lo que hace falta para llegar a una meta concreta, un escenario que todos deseamos donde todos los que quieran hacer investigación pueda desarrollar sus capacidades y tener una posibilidad concreta para ello.

Mientras, en estos días tendremos más novedades sobre lo que resolvió el FEEI acerca de PROCIENCIA II. La única claridad de toda esta problemática es que hay mucho temor por la regresión en la ciencia del Paraguay. Aunque no todo está definido todavía.

Referencias

[1] Reglamento del PRONII. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. https://www.conacyt.gov.py/sites/default/files/upload_editores/u274/Reglamento-PRONII_0.pdf

[2] Relevamiento de la Investigación y la Innovación de la República del Paraguay del “Observatorio Mundial Global de Ciencia, Tecnología e Instrumentos de Política de Innovación” GO-SPIN.  https://www.conacyt.gov.py/La-UNESCO-publico-libro-Relevamiento-Investigacion-Innovacion-Republica-Paraguay

[3] Política nacional de ciencia, tecnología e innovación del Paraguay, 2017. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. https://www.conacyt.gov.py/sites/default/files/upload_editores/u38/Politica-de-CTI-publicaci%c3%b3n.pdf

-Quintana, E. (2016). Caracterización de la ciencia en el Paraguay de la democracia (1989-2015). Aproximación a la construcción de la historia de la ciencia paraguaya. Revista Científica Estudios e Investigaciones, Vol. 5, pp. 18-31.

 

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Director ejecutivo de Ciencia del Sur. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y pasó por el programa de Jóvenes Investigadores de la UNA. Tiene diplomados en filosofía medieval y en relaciones internacionales.
Condujo los programas de radio El Laboratorio, con temática científica (Ñandutí) y ÁgoraRadio, de filosofía (Ondas Ayvu).
Fue periodista, columnista y editor de Ciencia y Tecnología en el diario ABC Color y colaboró con publicaciones internacionales. Fue presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista, secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica y encargado de cultura científica de la Universidad Iberoamericana.
Periodista de Ciencia del Año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017). Tiene cinco libros publicados.

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1 COMENTARIO

  1. Muy interesante el análisis. Pero hagamos un poco una autocrítica los científicos. Si uno se pone a mirar en la página de CONACYT los productos de proyectos que rondan los 100 mil dólares (que no es poca plata), sólo algunos tienen artículos científicos, luego abundan posters, tripticos y material educativos como productos. Yo acabo de mirar rápidamente algunos proyectos de mi área (biodiversidad). Pero me atrevo a decir que pasa lo mismo en otras áreas.
    Entonces sí, CONACYT tiene muchas falencias. Pero si aplicamos los mismos criterios de los países como Chile, ni muchos proyectos ni muchos investigadores se mantendrían en el sistema.
    Otro detalle muy importante, me parece que las estadísticas de los países de la región no incluyen «no doctores» como plantel de investigadores. Acá la categoria «candidato a investigador» son mayoría.

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