La degradación de la Reserva para Parque Nacional San Rafael (RPNSR o Tekoha Guasu), en Itapúa y Caazapá, llega al 50 %. Luego de los grandes incendios forestales del 2019 y 2020 y ante una inacción inexplicable de las autoridades paraguayas. En medio de la deforestación producida principalmente por el rollotráfico, el narcotráfico y por el cambio de uso de suelo para la expansión agrícola.
Paraguay todavía se enorgullece por tener bosques vírgenes o remanentes, por ejemplo, del Bosque Atlántico del Alto Paraná (BAAPA). Uno de esos principales remanentes es San Rafael, de alrededor de 73.000 hectáreas, seis veces el tamaño de Asunción. Pero no se hace mucho para conservar estas áreas.
Como ejemplo tenemos el patrullaje que realizó la organización Pro Cordillera San Rafael, PRO COSARA, solo en diciembre. El 9, se constató la extracción de madera y picadas ilegales; el 15 se volvió a evidenciar la extracción de madera y también se registraron incendios de pastizales para cambio de uso de suelo; y el 21, se evidenció la tala de más de 20 árboles de Kurupa’y Kuru (Anadenanthera colubrina).
Todo esto afecta al bosque y a la biodiversidad en general. La totalidad de las denuncias está bien documentada y fue remitida a las autoridades ambientales y nacionales, sin que se obtenga alguna respuesta favorable. Es como si decidieran ignorar el gran problema, a pesar de todas las pruebas disponibles.
Hasta el momento, lo único que se tiene es la recepción de las denuncias en mesas de entradas, de manera a cumplir con formalismos y sin ninguna intervención en el Tekoha Guasu.
Según los datos de la antigua SEAM (2002) -actual MADES- en todo este territorio hay 61 especies de mamíferos, 27 de reptiles, 33 de anfibios, 52 de peces, 650 invertebrados y 322 de plantas. Según la Guía de campo de las aves de San Rafael, Alto Verá (2017), existen 429 especies de aves. A esto se podrían sumar las especies de vertebrados, invertebrados y plantas que todavía no fueron registradas por la ciencia y que pueden perderse en los próximos años.
Durante el II Taller de Especialización en Periodismo Ambiental, organizado por el Instituto de Derecho y Economía Ambiental (IDEA) hace unas semanas, un grupo de periodistas pudo constatar las picadas ilegales, la tala indiscriminada, las consecuencias de los incendios forestales y la dejadez de las autoridades en esta zona del Paraguay. En una reserva que mayoritariamente está en manos privadas.
Incapacidad para entender
Para dimensionar la degradación del área, Ciencia del Sur habló con Alicia Eisenkölbl, Bianca Franco y Lauria Wessely, todas de la organización PRO COSARA, quienes trabajan a diario para intentar conservar la RPNSR y evitar que la degradación continúe aumentando.
Eisenkölbl, directora ejecutiva de PRO COSARA, es ingeniera agrónoma por la Universidad Católica de Itapúa, y tiene una maestría y un doctorado en gestión ambiental por la Universidad Nacional de Itapúa (UNI). También está categorizada en el Programa de Incentivo a los Investigadores (PRONII), del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).
Para ella, las autoridades no entienden la importancia de la biodiversidad y los recursos naturales. Y lamenta que no se puedan llevar adelante varios proyectos en la región por cuestiones políticas, no ecológicas o científicas.
“Cuando se construyó la Ruta 6, parte del acuerdo estipulaba como parte de la compensación la compra de varias hectáreas de San Rafael. Pero no se hizo. ¿Quién más necesita de conservar los bosques para la colmatación del río? La hidroeléctrica Yacyretá, que tiene recursos para apoyar la compra. Hay organizaciones internacionales para la compra de áreas para protección. Lo único que nos resta pensar es que al Estado paraguayo no le importa la conservación de San Rafael. Hay muchas formas de conservarlo, pero no se hace”, aseguró.
La especialista cuestionó incluso la falta de acceso al agua segura, por parte de las comunidades que se encuentran en la zona de influencia de la Reserva. Puntualizó que no es cierto que el agua llega al 60 % de la población, ya que todavía se toma agua de los ríos o arroyos que quedan en la zona.
“Si seguimos destruyendo los bosques, ¿cómo se filtrará el agua? Tenemos casos cauces hídricos importantes que están totalmente colmatados. Antes se bañaban ahora ni tienen para lavar ropa, que tampoco se debe potenciar, por ser un potencial contaminante de los cauces hídricos, pero sin acceso al agua es una actividad que se práctica. Sin olvidar que el área de recargar del Acuífero Guaraní, el tercer acuífero más grande en el mundo y abastece de agua a un gran número de localidades», resaltó.
Un solo monitor, pero con 30 bomberos forestales
PRO COSARA puede pagar un solo monitor en este momento, que debe monitorear el área de influencia de esta organización, con el riesgo de que le encuentren con personas inescrupulosas realizando actividades ilícitas en la RPNSR. Es muy difícil así pensar en un sistema de seguridad que permita realmente vigilar lo que sucede dentro.
El MADES cuenta con guardaparques para las 73.000 ha, un guardaparque puede atender 500 ha. Sin embargo, la organización pudo formar en su área de influencia a bomberos forestales, estos son los primeros en ser comunicados de cualquier incendio y salir al rescate. Pero ahora, los incendios son cada vez más intensos y recurrentes.
“Con el Fondo de Conservación de Bosques Tropicales se pudo formar brigadas de bomberos forestales. Formamos con herramientas necesarias para dar la primera respuesta en caso de que inicien los incendios. De tres comunidades, logramos reclutar 30 interesados y formarlos como bomberos forestales. Este 2021 tuvimos 4 incendios durante este periodo de seca. Ningún incendio prosperó porque la acción fue inmediata”, dijo Alicia a Ciencia del Sur.
Por su parte, Bianca, ingeniera agroambiental y miembro del equipo técnico de PRO COSARA, manifestó que las personas se unen por necesidad, ya que son la primera respuesta y a veces, los incendios llegan hasta sus hogares o chacra.
“La gente tuvo que ser evacuada porque los incendios iban acercándose a sus terrenos. Tomaron consciencia de qué puede pasar si no se actúa al respecto. Estos pobladores pudieron ver el beneficio de formarse como bomberos forestales tanto para la comunidad como para ellos mismos”, indicó.
¿Cómo fueron los incendios del 2020?
Entre 2019 y 2020, Paraguay sufrió una enorme ola de incendios que afectó a todo el país, desde el norte al sur, de este a oeste, tanto la Región Occidental como la Oriental fueron víctimas del fuego. San Rafael no fue la excepción, de hecho, fue uno de los parques más degradados.
“El incendio de 2020 fue caótico para nosotros, peor que en años anteriores. Teníamos bomberos, equipados con herramientas, pero escasa logística, combustible y alimentación. Tenemos una mesa de contingencia, sabemos qué necesitamos y a quién llamar. ¿Pero quiénes son los primeros que actúan? Los Bomberos Forestales de San Rafael, los primeros bomberos formados en el área, y con acompañamiento de las comunidades locales”, aseguró Eisenkölbl.
Los trabajos iban desde buscar combustible, alimentación e hidratación para la gente que está en la primera línea hasta evacuar a la gente. Un gran despliegue que involucró a la Municipalidad de Alto Verá, la gobernación de Itapúa, los productores de la región, las comunidades campesinas e indígenas y algunas ONG como PRO COSARA y Guyra Paraguay.
“Todos somos uno en ese momento. Todos se unen realmente. El incendio nos afectó mucho y directamente, porque el fuego llegó incluso cerca de nuestra sede operativa. Se empezó a quemar el sendero, Chachi (los sendero lo tenemos en usufructo con la familia Hostettler, fundadores de la ONG PRO COSARA), ícono de San Rafael y uno de los lugares más hermosos. Fue caótico. No sabíamos por dónde empezar a organizarnos. Cuando uno está desesperado, a veces ya no se piensa. Pero siempre en el equipo están las personas que toman la posta y organizan, para conseguir fuentes de financiación para combustible, comida para las personas y otras herramientas e involucrar a otras instituciones del Estado», dijo Alicia.
La red social WhatsApp también fue clave, porque a través de esta plataforma se comunicaban oficialmente entre todos los sectores para ver a dónde se dirigían los incendios y así organizarse en base a estos datos.
Los Bomberos Forestales de San Rafel van a la cabeza y avisan si necesitan más apoyo. En caso de que el fuego esté descontrolado, se establece la mesa de contingencia y se crea un grupo más grande, con más personas e instituciones.
¿Cuánto se degradó San Rafael?
Cuantificar los daños ambientales sigue siendo un gran desafío en el Paraguay porque no se cuenta con tecnología o recursos para exactificar las diferentes degradaciones. Pero sí se pueden utilizar datos satelitales de otros países.
Para el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible, el daño fue del 30 %, mientras que para los bomberos forestales que trabajaron en la zona, la cifra llega a 70 %. PRO COSARA afirma que el daño es del 50 %, lo que representa absoluta gravedad para la existencia de los bosques y la biodiversidad que tiene.
“Realmente cuantificar es un proceso bastante costoso y lleva mucho tiempo. Hay que tener mucho adiestramiento para realizar ese tipo de lecturas de imágenes satelitales, entonces no podemos hacerlo con los pocos recursos económicos que tenemos, y MADES e INFONA utiliza herramientas disponibles en la web como Global Forest Watch. Nosotros analizamos la porción donde trabajamos directamente con las comunidades y encontramos 1024 ha de áreas quemadas», comentó Alicia.
El Libro Blanco de la Reserva no se implementa todavía y tiene muchas críticas. Así que se deben encontrar otras medidas urgentes para proteger y conservar lo que queda.
“Ya no necesitamos una mesa de trabajo, sino tener un plan de acción interinstitucional, de las autoridades de aplicación sobre San Rafael. Esto debe incluir al MADES, Policía Nacional, gobernación de Itapúa, municipalidades de la zona de influencia a San Rafael, INFONA, SENAD, Ministerio Público y las instituciones ambientales. Pero de una buena vez. Se requiere una intervención urgente en la Reserva. Hay que parar la degradación en primera instancia. Todo el bosque está en peligro y si no paramos va a continuar la degradación”, según Alicia.
«Lo más impactante es la degradación que estamos sufriendo, pero también la falta de voluntad política. Lo primero que hay que hacer es el trabajo insterinstituciponal, no vemos otro camino. Ya discutimos mucho. Una vez controlado las actividade ilicitas, si se puede controlar, hay que manejar la consolidación como Parque Nacional u otra figura de máxima conservación. Lo segundo es hacer un nuevo relevamiento de datos e información de los propietarios”, añadió.
No se debe olvidar que es un área ancestral y hogar de la comunidad Mbya Guarani, que tienen en San Rafael sus tierras. Como tercera medida, la ambientalista aseguró que se deben crear los conectores o corredores biológicos con gente que tenga interés en la conservación.
“A la gente del futuro le digo que es difícil trabajar en conservación. Tengo la esperanza de que ellos tomen la posta. Quiero que esta Reserva permanezca y que el día de mañana lo puedan seguir conservando. Muchos hablan de que las ong ganan mucho dinero con el ambiente, pero hacen poco. Sin embargo, nosotros somos una organización pequeña, con pocos recursos y estamos muy expuestos. Nos exponemos para que los jóvenes tengan este recurso rico en biodiversidad y pulmón de Paraguay en el futuro. Para que estén orgullosos del legado que le dejamos a todos”, concluyó la directora de PRO COSARA.
Lo cierto es que, hasta el momento, el MADES ni el INFONA propusieron una sola solución desde los incendios de 2020 y la Fiscalía no investiga la tala indiscriminada ni la plantación ilegales. Sin olvidar que la Policía tampoco hace su trabajo, las municipalidades y las gobernación necesitan unirse para ganar fuerzas y presentar propuestas efectivas y reales para el área. .
Mientras las autoridades nacionales no intervengan, la Reserva para Parque Nacional San Rafael seguirá degradándose cada vez más, en medio de la pérdida de bosques, biodiversidad y el futuro natural del Paraguay.
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Director ejecutivo de Ciencia del Sur. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y pasó por el programa de Jóvenes Investigadores de la UNA. Tiene diplomados en filosofía medieval y en relaciones internacionales.
Condujo los programas de radio El Laboratorio, con temática científica (Ñandutí) y ÁgoraRadio, de filosofía (Ondas Ayvu).
Fue periodista, columnista y editor de Ciencia y Tecnología en el diario ABC Color y colaboró con publicaciones internacionales. Fue presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista, secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica y encargado de cultura científica de la Universidad Iberoamericana.
Periodista de Ciencia del Año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017). Tiene cinco libros publicados.