«La crisis ambiental nos obliga a replantear nuestra capacidad de respuesta en Paraguay»

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En los primeros días de octubre se registraron miles de focos de incendios en todo el territorio paraguayo. (Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible)
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Para el Dr. Víctor Vera, especialista en restauración de ecosistemas forestales, la actual crisis ambiental de Paraguay obliga a replantear la capacidad de respuesta. Según el biólogo, no hay información centralizada sobre los incendios actuales y eso dificulta tener una evaluación amplia y basada en datos.

En esta entrevista con Ciencia del Sur, Vera insiste en que el país debe aplicar las políticas de prevención y no esperar a la siguiente ola de incendios. El fuego tiende a ser cada vez más destructivo.

Víctor Vera es doctor en ciencias en restauración de ecosistemas forestales por Universidad de San Pablo, Brasil, magíster en ciencias ambientales y políticas públicas, por la Universidad Nacional de Asunción, Paraguay y biólogo por Universidad Estatal Paulista, Brasil.

Actualmente se desempeña como consultor senior en temas como cambios globales, conservación de biodiversidad y proyectos de desarrollo relacionados con manejo responsable de recursos naturales, gestión ambiental, evaluación de impacto ambiental y evaluaciones ambientales estratégicas.

Además, es docente, a nivel de graduación y posgraduación en ecología, gestión ambiental, conservación de biodiversidad, desarrollo sustentable y restauración ecológica, en la Universidad Nacional de Asunción, la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción y otras instituciones de enseñanza superior.

Recibió la mención de honor al Premio Nacional de Ciencia 2010; Ganador del Whitley Award 2003 para las personas y el ambiente, patrocinado por WWK-Reino Unido y el Premio Joven por la Cámara Junior de Asunción, en 1996.

-¿Cuál es el probable motivo de la aparición de los descontrolados focos de incendio actualmente?

El motivo de la aparición de los focos de calor y de incendios descontrolados o indeseados en Paraguay actualmente tiene varias causas. En primer lugar, los cambios climáticos que son naturales, pero hay un forzamiento por la actividad humana.

Esto está promoviendo la alteración de los ciclos y la intensificación de los fenómenos naturales, como el aumento de las temperaturas promedio (por ejemplo, en Asunción tuvimos más de 42 °C que constituyó un registro récord de temperatura para el mes de setiembre) o cuando llueve frecuentemente ocurren picos de más de 20 milímetros, en un solo evento, que ocasionan grandes raudales y muchos contratiempos.

El otro tema es una sequía prolongada de la cual no se tenía noticias desde hace 50 años. Estamos ante “La Niña” en la actualidad lo que implica que 20 % del Pantanal del Brasil se ha quemado, inclusive más que el 20 %. En Paraguay se están quemando los ecosistemas, se están quemando los agroecosistemas, se están quemando las reservas, se queman áreas con vegetación natural o degradada en las cercanías o en las ciudades.

Esto debido a que los ecosistemas están fragmentados en parches y altamente degradados dentro de los parches en los bosques y las sabanas, principalmente.

Otros aspectos relevantes son, por un lado, el efecto de borde, es decir las fronteras de los sistemas naturales. En segundo lugar, el tamaño ya muy pequeño de los fragmentos y, por último, sobrevienen y se establecen intrusiones de muchas especies exóticas invasoras en el borde y dentro de estos fragmentos naturales degradados.

Tuvimos un invierno frío y seco por lo cual las especies de pastos exóticos invasores formaron una biomasa combustible que en este momento con el calor y el viento del norte se queman y expanden los fuegos con suma facilidad.

Quemazón registrada en el Pantanal en 2019, desde el barco Aquidabán. (Foto de Fátima Ortiz / Ciencia del Sur)

Entonces tenemos que decir lo siguiente: primero es el cambio climático que está alterando los regímenes de lluvia y de sequías, aumentando la temporada de sequías. El segundo tema es el aparecimiento de estos focos de incendios que no solamente ocurren en Paraguay.

Tuvimos fuegos indeseados e incontrolables el año pasado en Amazonas, en el Cerrado, en el Pantanal, en el Chaco. Estas tres últimas ecorregiones presentes en el país, también fueron afectadas significativamente. Los atroces incendios en Australia, generaron su propio ciclo climático.

En el presente, los incendios en California, Estados Unidos, están siendo considerados como huracanes de categoría 5 que son los más destructivos y perjudiciales. Entonces, haciendo un paralelismo, tenemos incendios de categoría 5 que afectan la vida de millones de personas y además de toda la naturaleza que se pierde.

En Paraguay, vivimos eso el 1 de octubre del año 2020, donde tuvimos más de 15.000 focos de calor en todo el país, prácticamente primero se quemó donde no había árboles y donde había vegetación de pastos. Después los fuegos quemaron los árboles ya dentro de los bosques y todo lo que encontró a su paso, empujados por los fuertes vientos y propiciados por la baja humedad.

Es interesante que hasta las fronteras donde están los ríos aparecen focos de incendios, es decir, se quemaron hasta los bosques protectores de los ríos, principalmente en el Chaco; y las áreas donde aparecen sin color rojo, en el mapa del Paraguay, son áreas que han sido deforestadas, ocupadas por agricultura o ganadería, por eso no se quemaron.

Hay una causa natural inducida o aumentada por el ser humano, la práctica cultural del ser humano, porque la mayoría de estos focos de calor, focos de incendios e incendios indeseados están ocurriendo por acción humana, es decir la gente que quema para enriquecer los pastos, para eliminar la vegetación o por causar daño o hasta placer.

Entonces esa es la primera respuesta, el cambio climático, sin lluvias importantes desde hace meses, la extrema sequía que aparece ahora, ecosistemas que están muy fragmentados y degradados (como los bosques húmedos) ciertos ecosistemas que están predispuestos (que son las sabanas), los pastizales que se queman naturalmente a cada cierto tiempo.

Es importante resaltar que los fragmentos de bosques húmedos, sobre todo se están quemando debido a que están muy degradados, están muy pequeños y ofrecen, convengamos, una oportunidad al fuego para que se expanda y comience a quemar lo que nunca antes se había quemado.

Eso significa que estamos perdiendo bosques, estamos perdiendo toda la diversidad biológica, todo el carbono y todos los servicios ecosistémicos que proporcionaban.

Nuestra capacidad nacional y nuestra acción, hasta ahora, no nos ha permitido evaluar, ni restaurar una porción significativa y tampoco tenemos información importante sobre la recuperación natural sobre las áreas quemadas en los últimos diez o veinte años, cuando comenzaron a ocurrir estos incendios de grandes proporciones.

-¿De qué manera podemos dimensionar lo que está ocurriendo a nivel ecológico en este momento en Paraguay?

Los agroecosistemas se pueden recuperar y los ecosistemas de sabanas y los humedales se pueden recuperar, dentro de ciertos límites aceptables de afectación.

La lluvia viene, crece la vegetación, se pasa un tractor y sus implementos, se aplican ciertos insumos y se realiza la actividad agropecuaria productiva. Así también en las sabanas y humedales, ocurre la lluvia y si el fuego no fue demasiado intenso como para calcinar el suelo, las raíces y semillas presentes, la vegetación vuelve a rebrotar.

Si el fuego ha resultado intenso, la vegetación tardará más y dependerá de semillas que son traídas por las aves y otros vertebrados, para ir recuperándose más lentamente, si no se instalan especies exóticas invasoras. Ahora, el problema más importante se verifica en los ecosistemas forestales.

Esos ecosistemas ya están muy degradados en la actualidad. Si el fuego es muy intenso y la afectación es importante, lo más probable es que estas áreas quemadas sean ocupadas por especies exóticas invasoras por su capacidad para germinar, ocupar espacios abiertos y expandir sus rodales puros, empujando y desplazando a las especies nativas.

Lo que debemos preguntarnos es: ¿Qué debemos hacer? Si el fuego fue lo suficientemente intenso, lo suficientemente caliente como para carbonizar o eliminar el banco de semillas y de raíces del suelo, entonces muy poco es lo que vamos a poder hacer si no intervenimos activamente en esos sitios para que la naturaleza recupere sus especies y ayudemos a la recuperación de la trayectoria de los procesos funcionales.

Esos sitios quedarán muy probablemente ocupados por rodales de especies indeseables que predisponen a la ocurrencia de otros incendios incontrolables en el futuro.

Otra consideración relevante es la siguiente: ¿Qué capacidad instalada tenemos para restaurar esas áreas quemadas? ¿O realmente esas áreas quemadas van a ser transformadas a agroecosistemas más adelante, tal y como ha ocurrido en el pasado y hasta ahora?

De los incendios catastróficos que tuvimos en la región Oriental en 2004, 2005, 2007 y 2019, ¿qué superficie hemos recuperado? O sea que es espectacular, catastrófico y muy destructivo el fuego, pero no nos hemos puesto a evaluar qué podíamos hacer y tampoco hemos aprendido.

Incendio en el Parque Nacional Caazapá. (MADES)

De hecho, es saludable preguntarnos qué hacer después de esta temporada de incendios. Hagamos unas comparaciones simples.

Asumamos, como ejemplo, que los bosques secos del Chaco contienen unas 80 toneladas de carbono en la biomasa y los bosques húmedos de la región contienen cerca de 200 toneladas de carbono por hectárea. Si se han quemado totalmente unas 300 mil hectáreas, multiplicando 80 por 300 mil hectáreas del año 2019, y la misma superficie se quemó en la región Oriental, solamente que en innumerables pequeños focos en los diminutos fragmentos dispersos de bosques. ¿Qué se obtiene?

Entonces multiplicando 200 toneladas de carbono por 300 mil hectáreas quemadas, sumadas ambos resultados tenemos una emisión de más de 60 millones de toneladas de carbono, lo que es mucho para un país como el nuestro en un solo año.

Ahora. ¿Dónde está ese carbono? Ese carbono fue liberado a la atmósfera, o sea, que hemos emitido una suficiente e importante cantidad de carbono por esas quemas ¿Qué hacer para recuperar esa biomasa rápidamente?

¿Qué hacer con las áreas quemadas en 2020? ¿Consideramos no hacer nada, y dejar en manos de la naturaleza? ¿O nuestra inacción puede ser más costosa? Es lo que debemos plantearnos.

-¿Se puede ya hablar de un desastre ecológico o no?

Sin duda alguna, estamos ante un desastre ecológico, sobre todo si se queman áreas silvestres protegidas o humedales o áreas con bosques en serranías que contienen nacientes.

La biodiversidad y los servicios ecosistémicos representan una pérdida estratégica del capital natural, es decir, los fuegos indeseados, los fuegos descontrolados en ecosistemas que han evolucionado sin la presencia del fuego, constituyen eventos catastróficos. Los incendios registrados en bosques húmedos deben catalogarse como una catástrofe ecológica por el carbono, la biodiversidad que se ha perdido y por nuestra poca capacidad para recuperar estos bosques.

-¿Se tienen muchas investigaciones y datos sobre lo que está pasando actualmente? ¿La ciudadanía puede acceder a esas informaciones? ¿O el Gobierno de Paraguay no tiene algo centralizado?

Prácticamente no tenemos investigaciones sobre áreas quemadas en nuestro país. Sí tenemos superficies afectadas, imágenes de satélites, mapas, que son generados por estaciones de la NASA de los Estados Unidos, por el INPE del Brasil, y son difundidas por varias instituciones; pero en términos de acciones en el terreno, en términos de pérdida de especies por hectáreas, aquí se ha perdido un banco de semillas importantes.

Hasta el presente, las acciones fueron mapas de focos de calor y combate de incendios, con nuestras capacidades, pero una vez pasada la crisis, aguardamos la próxima.

Nuestra capacidad institucional es baja y las responsabilidades se encuentran diluidas en varias agencias, la posibilidad de recuperar estas áreas afectadas es significativamente baja.

Como conclusión, no tenemos muchas investigaciones sobre el nivel de afectación o sobre las acciones para recuperar o las acciones realizadas para restaurar los ecosistemas afectados, por ejemplo, informaciones, relevamientos de datos sobre la recuperación natural de áreas quemadas en años recientes.

Sí se han estimado áreas afectadas, se han definido las ecorregiones o ecosistemas afectados por el fuego, pero no podemos establecer que “hemos evaluado que este ecosistema tendría que recibir este tratamiento debido a la intensidad del fuego”.

Hay alguna información que se puede acceder a través de la Secretaria de Emergencia Nacional, la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Asunción, el Instituto Forestal Nacional, algunos cuerpos de bomberos voluntarios, que tienen una cierta capacidad instalada, pero no tenemos la posibilidad de decir “acá tenemos la mejor información sobre los incendios”.

No existe una base de datos centralizada o un centro de inteligencia que gestione este tipo de informaciones. Considero que pocas instituciones, en la actualidad, están monitoreando en tiempo real y con colaboración de otras organizaciones internacionales y no gubernamentales también. Pero lastimosamente no podemos decir que existe una evaluación de lo que se pierde y mucho menos una estrategia para recuperar lo que se ha perdido.

El Dr. Víctor Vera es especialista en restauración de ecosistemas forestales (Imagen del Colegio de Biólogos del Paraguay)

-¿Qué acciones podría tomar el Gobierno de Paraguay para enfrentar esta crisis ambiental?

En primer lugar, debería ser evaluada la preparación de una capacidad nacional. Cada año, cuando ocurren los eventos de incendios recién se comienzan a publicar mapas, imágenes de satélites. Es importante que los medios de comunicación y las redes sociales difundan la situación, pero se debería disponer de una capacidad de alerta temprana.

En segundo lugar, se tendría que evaluar la posibilidad de instalar una capacidad de prevención, pues en la mayoría de los casos de éxito, la supresión de la ocurrencia de fuegos indeseados, con fuegos controlados o manejados con cierta capacidad, puede ser una alternativa efectiva. En tercer lugar, establecer una instancia, dentro de alguna agencia, para recuperar las áreas quemadas y degradadas por otros disturbios.

Es importante establecer una capacidad nacional para: implementar un esquema de evaluación y determinar las necesidades de las áreas que se han degradado para recuperarse por sí solas o a través de asistencia especializada, que no se dispone en la actualidad. Y lo último, y no menos importante, en este momento, habría que preguntarse cuál es la capacidad de semillas u otros propágulos para restaurar esos sistemas afectados. Concluimos entonces que en la actualidad no disponemos de la capacidad para recuperar esos sitios, es importante plantearlo.

-En Brasil también están con problemas graves de incendios forestales. ¿Es correcto afirmar que los incendios en ambos países se deben a causas similares?

Esta consideración es importante. En Brasil está ocurriendo este mismo tipo de eventos. Se presenta una gran polémica entre el gobierno, con actores económicos, los sectores de ciencia y la sociedad por el enfoque del gobierno sobre la conservación, el uso de los ecosistemas y los incendios.

Incluso se está señalando que el peor problema económico de ese país es el ambiental y existe un gran debate sobre la gestión gubernamental, sobre la conservación y el desarrollo. Sin embargo, se debe reseñar que en ese país existe una importante base de conocimientos científicos y tecnología para la restauración de ecosistemas, prácticas de restauración, que vienen realizándose consistentemente.

Desde la década de los años 80 existe una alianza que es un ejemplo a nivel mundial entre varias agencias del gobierno, la academia, el ministerio público y las organizaciones no gubernamentales, conocida como Pacto Mata Atlántica.

Esta fue establecida en 2009 y se están comprometiendo y recibiendo recursos internacionales para la restauración que brindan un marco más auspicioso sobre metas cumplibles relacionada a la restauración de ecosistemas. En este mismo sentido, referentes de este pacto y otras alianzas que surgieron recientemente entre empresas y organizaciones de la sociedad civil, están pidiendo al gobierno tomar medidas más serias porque realmente su política ambiental es una política de agresión ambiental.

Hay millones de dólares que se han dejado de invertir en el Brasil aportados por Noruega y Alemania que fueron canalizados hacia Colombia, que es un país que está enfocando trabajos de conservación, de manejo racional de los bosques y en el Brasil no están trabajando en este sentido.

Es importante señalar que está en juego el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur, acordado en 2019 debido a estos disturbios que están ocurriendo con el Brasil, Bolivia y Paraguay principalmente, que pueden afectar la economía de nuestros países.

Entonces, desde ese punto de vista, es importante decir que tenemos que mejorar nuestras capacidades para manejar estas políticas ambientales en términos de disminuir la presión sobre los bosques, disminuir los incendios provocados, o mejorar nuestra capacidad para respuesta rápida.

Por último, hay que decir que la Corte Suprema en Bolivia, después de los incendios del 2019 ha sentado jurisprudencia acerca de que la mayoría de esos los incendios que ocurrieron desde Bolivia y penetraron a Paraguay y se quemaron 300 mil hectáreas, fueron fuegos generados u ocasionados por el ser humano.

En el Brasil, el año pasado hubo informaciones acerca de que los interesados en ocupar tierras indígenas, en ocupar áreas de reservas nacionales, generaron una estrategia que la llamaron “el día del fuego” que fue el 10 de agosto de 2019. Estas quemas fueron intencionales, en su mayoría en el ecosistema de bosques tropicales siempreverdes, más extenso del mundo. En 2020 están ocurriendo en el Pantanal, el ecosistema más importante del planeta.

Concluyendo, existe un problema de prácticas, un problema de intereses creados, un problema ambiental, un problema cultural y un problema que este momento comenzamos a enfrentar lo que se llaman las crisis climáticas.

Volviendo a la pregunta, realmente estamos pasando de la época de los cambios a la época de crisis. Los eventos tienden a ser catastróficos, tienden a ser de más largo plazo y tienden a ser más, no solamente intensos, sino virulentos; es decir, muy destructivos.

Estos afectan y seguirán afectando a la biodiversidad, el agua, el fuego, con enfermedades, la seguridad, la provisión de alimentos, la economía y la calidad de vida de la gente. Entonces, deberíamos mejorar nuestras capacidades institucionales para enfrentar con las mejores herramientas científicas y tecnológicas, de políticas y de instituciones, para mejorar nuestra capacidad de respuestas y de gestión ante estas crisis.

Agradezco la oportunidad y envío un saludo a todos los colegas.

 

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Columnista y editora científica de Ciencia del Sur. MSc y PhD en Biología Parasitaria con énfasis en Biología Molecular aplicada a microorganismos por el Instituto Osvaldo Cruz (Fiocruz) de Río de Janeiro, Brasil. Fabiola obtuvo su licenciatura en Biología de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad Nacional de Asunción.

Realizó un posdoctorado en la Universidad de Bath (Inglaterra) y es colaboradora externa del Centro para el Desarrollo de la Investigación Cientifica.

Actualmente es Research Assistant en el Instituto Sanger de Cambridge, Reino Unido.

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