Soraya Araya
Soraya Araya es médica pediatra especializada en infectología y está categorizada en el Programa Nacional de Incentivo al Investigador. (Desirée Esquivel)
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Soraya Araya Yampey (1977) es médica, investigadora y divulgadora, algo poco común en Paraguay. Actualmente, hace una maestría y está escribiendo un libro que ayudará a escuelas y colegios en situaciones de emergencias sanitarias.

En 2016 se convirtió en la cuarta mujer en ganar el Premio Nacional de Ciencias (PNC), el galardón instituido por el Gobierno paraguayo a partir de 1992 para apoyar a los científicos de la democracia, dejando atrás a 46 equipos e investigadores que se presentaron. Sin embargo, tuvo que esperar más de un año para recibir el galardón del Ejecutivo en febrero pasado.

Para nuestra entrevistada, ahora que la Medicina Basada en Evidencia está tratando de insertarse como paradigma de las ciencias médicas, se necesitan más publicaciones científicas.

Es médica pediatra, especializada en infectología y está categorizada en el Programa Nacional de Incentivo al Investigador (PRONII). Pasó por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y hoy toma un curso de maestría en educación en la Universidad Americana (UA).

Posee artículos en The Pediatric Infectious Disease Journal y ya publicó, junto con otros colegas, un par de libros: Normas nacionales de tratamiento antirretroviral (2011) y Guía de tratamiento para infecciones oportunistas y normas nacionales de tratamiento antirretroviral (2007).

Soraya obtuvo además otros reconocimientos: Premio de la Sociedad Paraguaya de Pediatría (2006), Premio al mejor abstract de la Sociedad Internacional de Infectología Pediátrica (2009) y el Primer Premio en XIV Congreso de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (2011).

“Aplicación pronóstica de una escala de mortalidad en niños con neumonía adquirida en la comunidad” es el nombre de la investigación ganadora del PNC 2016. Fue un trabajo en equipo, así que Araya no se cansa de agradecer y citar a sus compañeros de labor: Claudia Zárate, Dolores Lovera, Julia Acuña, Silvio Apodaca, Gabriela Sanabria y Antonio Arbo, quienes también formaron parte del grupo de investigadores.

El Dr. Arbo ganó el PNC en 2010 por su trabajo sobre secuelas auditivas de la meningitis bacteriana en niños.

La neumonía es una enfermedad pulmonar originada por gérmenes como bacterias, virus y hongos. La neunomía adquirida en la comunidad (NAC), hace mención a la infección en niños saludables que no estuvieron en hospitales o sanatorios de manera reciente.

La Organización Mundial de la Salud estima que solo en 2015 murieron más de 920 mil niños a causa de la neumonía. Apenas un tercio de los infantes recibe el tratamiento adecuado para tratar la patología, así que existe una preocupación mayor a nivel regional y global.

Luego de una extensa jornada, la también jefa de la Sala de Urgencias de Pediatría del Instituto de Medicina Tropical (IMT), del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, acepta reunirse con el equipo de nuestro portal para la entrevista. Estamos en una cafetería del centro asunceno, con los minutos contados, ya luego debe ir junto a Sebastián, su hijo de cinco años.

 

-El Premio Nacional de Ciencias es un nuevo galardón a su hoja de vida. Recibió el reconocimiento más importante del país para sus investigadores. ¿Está contenta?

Me siento honrada y feliz con este galardón. Pero, en honor a la verdad, hay que decir que fue un trabajo en equipo. Consiste en la aplicación de una escala predictora de mortalidad en niños con neunomía adquirida en la comunidad. A esta escala la denominamos PIRO (Persona, Insulto, Respuesta y Organicidad) modificada. Se usa PIRO para valorar sepsis en pacientes adultos. Esta escala la transformamos para que pueda ser aplicada en niños con neunomía adquirida en la comunidad.

-¿Cómo arrancó esta investigación?

Se basó en un trabajo que hicimos en 2009 sobre factores pronósticos asociados a mortalidad por neumonía, que lo llevamos al Congreso Mundial de Infectología realizado en Buenos Aires. Y ganó el premio mundial entre los trabajos de investigación que presentamos.

Lo primero que hicimos fue la revisión de factores que se asociaban a la mortalidad por neunomía. Es una escala PIRO modificada y con base en ello logramos predecir los puntajes que se asocian a mortalidad de niños, de modo que a su ingreso hospitalario se tenga conducta médica oportuna, por ejemplo de ingreso a terapia intensiva y de esta forma reducir las muertes por neunomía.

-¿Afecta a muchos niños la enfermedad?

A nivel mundial está entre las cinco causas de mortalidad. En Paraguay, en cuanto a enfermedades infecciosas, las dos principales causas de muerte en niños son gastroenteritis y neumonía. Pero sabemos que los accidentes de tránsito son los que generan más muertes en el país.

-¿Qué exactamente innovaron con su trabajo?

Lo que hicimos fue introducir los factores que se asociaban a mortalidad por neumonía.

PIRO significa (P) Persona, (I) Insulto, (R) Respuesta del órgano y (O) Organicidad. Es una escala de producción nacional. Lo publicamos en The Pediatric Infectious Disease Journal y llamó la atención de algunos investigadores extranjeros, principalmente en Estados Unidos. Luego nos enteramos del concurso del PNC.

Nos pareció interesante participar del concurso. Esto no con miras al lograr el premio, sino que la gente pueda enterarse que estamos bien en investigación y que hay trabajos que se están haciendo.

-¿Ya aplicaron la escala?

Estamos en un prospectivo de la escala. Trabajamos con hospitales dependientes del Ministerio de Salud Pública. Luego está el proceso de análisis, de datos. Tendremos una evalución de dos años. Luego publicaremos.

La idea es motivar a los jóvenes investigadores. Debemos mostrarles que el límite está impuesto por la voluntad y el deseo de aprendizaje de cada uno. En mi caso no tuve la oportunidad de hacer un posgrado fuera de Paraguay. Pero eso no fue impedimento para tener una carrera de investigación.

Presentamos algunos trabajos en congresos internacionales y salimos bien, en algunos hasta ganamos premios.

-¿Qué está haciendo actualmente?

Estoy escribiendo un libro para reducir los brotes de enfermedades infecciosas en unidades educativas. El material se publicaría entre julio y agosto de este año. El objetivo es ayudar a los docentes, directivos y a toda la comunidad educativa. La idea es cuando haya un brote de enfermedad infecciosa, tanto los profesores como directivos sepan cómo actuar y cuándo y quiénes tienen que estar aislados.

Incluirá mucho de vigilancia de la salud y qué medidas tomar para que no se infecten los niños ni se interrumpan las clases.

Foto: Desirée Esquivel para Ciencia del Sur.

-¿Cuáles son los brotes más comunes?

Enfermedades eruptivas, varicela, sarampión y rubeóla (que ya no los tenemos desde hace años), pero hay otros países. También está la meningitis en unidades educativas. Se genera alarma por esto todo el tiempo. A veces hay conductas inapropiadas que debemos corregir.

-¿Cómo cuáles?

Fumigar las unidades en casos de infección por meningitis. Eso no es recomendable. Ese libro trata de focalizar las medidas y acciones a tomar sin que se desborden las unidades educativas. Es un deseo que el libro puede llegar y servir al Ministerio de Educación y Ciencias, al Ministerio de la Niñez, a las sociedades científicas de medicina y al Ministerio de Salud.

-En algunos países existen grupos, nada cercanos a la ciencia, que defienden campañas antivacunación. ¿Qué opina al respecto?

Lo más importante es contar con el conocimiento humano ante diversos temores infundados. Una comunidad bien educada e informada es una sociedad que no teme. Falta más  educación con respecto al dengue y sobre enfermedades prevenibles por vacunas, por ejemplo.

-¿Los paraguayos tienden a vacunarse?

Los paraguayos en general, sí. No hay grupos antivacunas en Paraguay, por suerte. Pero si bien es buena, puede mejorar la tendencia a vacunarse.

-¿Cómo empezó en el campo de la investigación?

Con muy buenos maestros. Los doctores Antonio Arbo, Ana Campuzano y Roger Rolón sembraron en mí la chispa de la investigación. Estoy convencida de que el ser humano puede llegar a hacer grandes cosas por voluntad, lectura, esfuerzo y continua actualización. Así podemos llevar lejos.

En 2009 presentamos un trabajo en el Congreso Mundial de Infectología Pediátrica, nos sentimos pequeños con respectos a otros investigadores. Pero queríamos mostrar lo que teníamos, y hasta ganamos un premio.

-Constantemente cita al profesor Arbo como uno de sus principales mentores. ¿Es necesaria la mentoría de los científicos paraguayos?

Los que son investigadores consagrados deben ayudar a los más jóvenes. Se debe actuar como una cadena. El más antiguo debe enseñar al más joven, y luego, éste a su vez a otros, para que se extienda y podamos tener más investigadores en Paraguay. Algo muy bueno es el protagonismo de Conacyt y la profesionalización de la carrera del investigador con el PRONII.

-Las ciencias médicas están mejor desarrolladas que otras ciencias en Paraguay. ¿Cuál es el caso específico de la infectología?

En el país contamos con varios infectológos y muy buenos. Tenemos pensado convocar a grupos de trabajo en la Sociedad Paraguaya de Infectología y en la Sociedad Paraguaya de Pediatría para incidir en políticas de salud, actividades de capacitación y actualización.

A nivel nacional estamos publicando en revistas indexadas. Nos falta llegar a un nivel mayor de publicación. Claro que estamos lejos de alcanzar, por ejemplo, a Estados Unidos o al Reino Unido, pero estamos avanzando mucho.

-¿Usted tiene varios campos o líneas de investigación?

Sí, tengo líneas en dengue, staphylococco aureus, neunomía y bacteriemia. Con todas tenemos equipos de científicos. Nuestra sociedad aún teme trabajos relacionados a vacunas o nuevos fármacos; nosotros queremos tener un impacto positivo y que nuestra gente acepte las investigaciones que llevamos a cabo.

Nuestro objetivo principal es ayudar a la infancia. Es por ello que buscamos ayudar a los niños con los artículos y el libro que presentaremos este año.

-¿Cómo es su trabajo todos los días?

Por las mañanas estoy en el Instituto de Medicina Tropical como médica y docente. Soy  encargada de las urgencias y hago docencia con los estudiantes de posgrado de pediatría de la Universidad Católica de Asunción. Por las tardes soy pediatra infectóloga en mi consultorio particular. Luego, debo cumplir mi rol de madre: tengo un hijo de cinco años. Soy mamá y papá. Quiero que mi hijo sienta el acompañamiento de su madre. Y por la noche y madrugada me dedico a la investigación y al estudio.

-¿En qué invertirá el monto del premio? Respeto mucho que fuera un equipo. Al ser un equipo, el monto será dividido entre los siete investigadores. Por mi parte, lo invertiré en el libro que estoy escribiendo.

-¿Cómo ve la ciencia en Paraguay?

Los países más desarrollados invierten más en investigación y desarrollo, no hay dudas de eso. Los ejemplos sobran: Corea del Sur, Japón y Alemania son solo algunos que destinan grandes porcentajes a ciencia y tecnología en relación al PIB. En América Latina, sin embargo, estamos lejos.

Deberíamos invertir mucho más para cambiar la situación. En cuanto a competitividad global, estábamos en el puesto 112 de un total de 140 países. Tenemos que darle mayor importancia a la ciencia.

Por otro lado, creo que mientras haya deseo de educar y compartir lo aprendido, de hacer germinar la semilla de la ciencia, va a ir creciendo año a año el número de científicos en nuestro país. Lo que se debe tener en cuenta es que un alumno haya progresado. Es necesario el mentor.

Todos pertenecemos al mismo país. Debemos ayudar a que el país prospere a través de la ciencia.

-¿Qué puede recomendar a los jóvenes paraguayos que quieran ser científicos?

 Que no pierdan la fe. El sueño, no importa que tan alto sea, mientras uno le pone empeño, dedicación y esfuerzo, en algún momento va a llegar. Puede ser en su juventud o más adelante.

-¿Deben los médicos investigadores divulgar más entre colegas y entre la población en general?

Muchas veces, muy buenos trabajos solo quedan apenas en resúmenes de congresos y no llegan a convertirse en artículos. Sería interesante que aquellos que presentan sus trabajos en foros internacionales publiquen, ya que es muy importante para el profesional médico la medicina basada en evidencia.

Lo que pudimos notar en los congresos internacionales es que estamos a un nivel mejor que años atrás, solo falta un poco más de autoestima y fe, a nivel general, con un poco de  optimismo también.

El profesional médico tiene la respuesta exacta, sabe, pero no emite opinión. Espera que otro hable. Estamos acostumbrados a escuchar y no a hablar. El médico tiene que hablar más.

-¿Cómo ve el futuro del Paraguay si no invertimos en educación y ciencia?

Creo que, independientemente al partido político de turno en el poder, ponemos todos el esfuerzo para invertir en investigación y desarrollo. Paraguay, como fue con otros países, tendrá un buen futuro. Tenemos muy buenos arquitectos, físicos, químicos, científicos de otras áreas, escritores, poetas, etc.

Las dos culturas

La Dra. Soraya con Eduardo Quintana, director de Ciencia del Sur. (Desirée Esquivel)

Soraya termina la entrevista afirmando que ella no tiene ese problema de las “dos culturas”, que tanto la ciencia como las humanidades forman parte del conocimiento. Asegura que debemos centrarnos en lo bueno que tiene Paraguay y que la ciencia es un buen puente para ello.

Ella todavía quiere seguir lanzando datos, pero el tiempo vuela. Antes de irse, dice que luego quiere hacer una maestría en salud pública para seguir aportando a la sociedad.

 

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Director ejecutivo de Ciencia del Sur. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y pasó por el programa de Jóvenes Investigadores de la UNA. Tiene diplomados en filosofía medieval y en relaciones internacionales.
Condujo los programas de radio El Laboratorio, con temática científica (Ñandutí) y ÁgoraRadio, de filosofía (Ondas Ayvu).
Fue periodista, columnista y editor de Ciencia y Tecnología en el diario ABC Color y colaboró con publicaciones internacionales. Fue presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista, secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica y encargado de cultura científica de la Universidad Iberoamericana.
Periodista de Ciencia del Año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017). Tiene cinco libros publicados.

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