Investigadores exigen eliminar bloqueo a la ciencia paraguaya en Conacyt

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Una inédita manifestación de investigadores se realizó el pasado martes 17 de diciembre frente al Conacyt. (Ciencia del Sur)
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Ciencia del Sur habló con tres investigadores categorizados en el PRONII que coinciden en advertir sobre un bloqueo total a la ciencia paraguaya este año. Critican la anticiencia de algunos miembros del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y exigen destrabar la crisis que perjudicó a la investigación.

La histórica manifestación del martes 17 frente al Conacyt por parte de los científicos paraguayos unió por primera vez a la comunidad local de investigadores, que nunca antes había salido a las calles para protestar por las injusticias y arbitrariedades contra el sector.

Y es que este 2019 se presentaron varios problemas. A la burocracia estatal vigente se le sumaron la politización de los fondos de ProCiencia, el gasto excesivo en la Expo de Mariano Roque Alonso, la baja ejecución presupuestaria y la persecución ideológica a algunos científicos.

Dos modelos en disputa

El Dr. Christian Schaerer, nivel III del PRONII e investigador del Laboratorio de Computacion Cientifica y Aplicada de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción, está convencido que la ciencia paraguaya mejorará, pero que hay dos modelos de países en disputa en estos momentos.

“Veo un futuro promisorio de la ciencia. Es la primera vez que los científicos se están manifestando. Eso no es una cuestión menor. Si querías manifestarte cinco años atrás no tenías estructura ni siquiera conciencia del tema. Eso cambió. Pueden fijarse la alta calidad de las personas que se manifestaron frente a Conacyt”, indicó.

Uno de los mitos que quiere desechar este matemático y doctor en ingeniería eléctrica es que los científicos no pueden administrar instituciones y que solo deben dedicarse a investigar. Ya que sí está comprobado que los investigadores lideraron organizaciones públicas y privadas y pudieron sortear diversas crisis.

“(Algunos consejeros) Dicen que los científicos no tienen capacidad, que no pueden administrar la cosa pública. Eso no es verdad. La estructura económica que hoy tenemos en la ciencia paraguaya fue construida por los mismos científicos”, afirmó.

Para este mentor, que tiene varias líneas de investigación (desde teoría de control hasta computación de alto desempeño) toda una generación está trabajando para crear el sistema de investigación de Paraguay. Y hoy en día se fortalece la sinergia y se tiene madurez en el proceso. Uno de los ejemplos de esto es que ya se están formando nuevas generaciones de investigadores, cambiando “la tradición” paraguaya de tener solo individualidades.

“Hoy tenemos dos tipos de Paraguay. Uno que quiere crecer y otro que quiere mantener al Paraguay como un protectorado. Pero este primer Paraguay dice que tiene experiencia, hace ciencia, ha innovado y patentado, ha creado empresas y nuevas estructuras para tener un país competitivo. Esa es la pelea hoy en día”, señaló a Ciencia del Sur.

Para el profesor Christian Schaerer, la protesta de los científicos era impensable hasta hace muy poco, pero que logró reunir a gente muy valiosa. (Ciencia del Sur)

¿Y qué está haciendo hoy en día el profesor Schaerer?

“Estamos desarrollando dinámica de fluidos orientada a medio ambiente, también modelos matemáticos para insectos y su influencia desde el punto de vista de la inserción de una bacteria que corta la trasmisión del dengue y las arbovirosis. Y cómo los insecticidas afectan la resistencia. La resistencia de los insectos es muy importante”, puntualizó.

Para ello, está investigando junto a biólogos, ingenieros y matemáticos de países como Chile, Francia, Brasil y Argentina. Es una investigación que le agrada mucho porque le permite colaborar con varias personas para darle un nuevo enfoque a la lucha contra el dengue.

“Antes se pensaba que el modelo tenía que representar toda la realidad. El modelo era tan complejo como un cuadro perfecto. Hoy en día no es así. Uno crea un modelo para intentar responder una pregunta. Y la pregunta que queremos contestar aquí es que si tenemos un conjunto de insectos, mosquitos en este caso, que tienen alta resistencia al insecticida. ¿Será que podemos invadir una región con otros mosquitos que no tienen esa resistencia al insecticida y que además, no tienen la posibilidad de transmitir dengue ni otra arbovirosis?”, resaltó.

¿Qué pasa ahora? Cuando se liberan esos mosquitos, alguien pueda pasar y echarle un insecticida, matando a “los buenos y dejando a los malos”. Lo que se busca es tener suficientes mosquitos “buenos” para que en cantidad desplacen a los mosquitos malos. La pregunta formulada es ¿cuánto hay que hacer eso? Esa respuesta la pueda dar la matemática.

“En la práctica, el Ministerio de Salud hará el seguimiento. En el fondo lo que tenemos que hacer es fabricar mosquitos. Es muy difícil de eliminarlo. Forma parte de la cadena alimenticia. Ahora se están haciendo los experimentos. Mosquitos estériles o irradiados con energía atómica. Diferentes particulares en varios países. Se usan bajo ciertas circunstancias. No hay técnica que sea absolutamente infalible, necesitamos entender bajo qué circunstancias y condiciones funcionan, cómo se implementa y cuál combinación de técnicas usar”, expresó Schaerer.

“El mosquito está muy resistente a los insecticidas. Necesitamos usarlos. Va contraatacando el mosquito y adaptando. Debemos analizar e investigar otras técnicas. ¿Cómo controlamos la evolución del mosquito? Es otro de los interrogantes”, finalizó.

Destrabar el conflicto

Para la botánica Juana de Egea, es inédito lo que pasa en Paraguay con su crisis científica, en un momento en que la investigación se empezó a consolidar, ya que nunca antes tuvimos la producción científica que se alcanzó en los últimos años, por lo que es un punto de inflexión lo que ocurre.

“Causa gran pena llegar a esto en un momento clave de la ciencia en Paraguay. No queríamos llegar a esta situación, pero las cosas se vinieron dando. Llevaron a este desenlace de la manifestación. El manejo y las decisiones que se están tomando dentro del Conacyt no son a favor de la ciencia. Hay interese diversos y también pienso que hay mucha generalización”, indicó la también profesora de la carrera de biotecnología, en la Facen de la UNA.

Son cinco grandes áreas de la ciencia las que se financian y apoyan desde Conacyt, por lo que, a decir de esta bióloga, hay demasiada diversidad como para afirmar que todos los investigadores paraguayos son de izquierda o quieran perjudicar a un sector de la sociedad.

“Hay que destrabar esta crisis. Lo que necesitamos es que más académicos y científicos estén en el consejo, para hablar básicamente en el mismo idioma. Todos sabemos que es muy difícil trabajar en la UNA como investigador, por eso algunos hicimos trabajos científicos en ciertas organizaciones no gubernamentales. Las ONGs también hacen ciencia, no puedo entender los tiroteos de los consjeros contra todas las ciencias y las organizaciones”, criticó.

De Egea es también investigadora asociada al Centro para el Desarrollo de la Investigación Científica (Cedic). Actualmente haciendo un doctorado en biología en la Universidad Nacional del Nordeste, de Argentina. Trabaja con taxonomía botánica, flora del Paraguay y flora de humedales. La filogenia o historia evolutiva de un cierto grupo de plantas es lo que hoy le lleva más tiempo de estudio.

“Trabajo con plantas, estoy en esto hace casi 20 años y puedo asegurar que es un área totalmente apolítica”, manifestó a Ciencia del Sur.

“Tirando lo que ya se invirtió”

Uno de los focos principales de la persecución de ciertos consejeros son las ciencias sociales, irónicamente el área que menos financiación tiene en el Paraguay. Según el politólogo e investigador PRONII Marcello Lachi, Conacyt está tirando todo lo que construyó e invirtió en poco tiempo.

Para este cientista político y máster en historia política por la Universidad de Siena, Italia, el conflicto del Conacyt se transformó en una crisis, porque fue degenerativo. Ya que es un año que está bloqueado el proceso de investigación en Paraguay.

“Si decides como Estado invertir en ciencia, porque hay fondos, uno de los elementos de continuidad es tener un organismo que funcione y siga ejecutando los proyectos y programas. En los últimos años se produjo ciencia en Paraguay. Pero todavía hay gente que cree que el investigador tiene que hacer ciencia en su tiempo libre o que la investigación no es un trabajo. En lo personal, la escritura de mis trabajos puede tomar entre seis y siete meses, sin contar investigación”, precisó.

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología se encuentra en uno de los peores momentos de su historia tras una grave crisis en todo el 2019. (Ciencia del Sur)

Para Lachi, el investigador tiene que cobrar un salario digno en función del trabajo que hizo para llegar a ese conocimiento, ya que el mismo está actualizado y se sacrifica para ello.

“Si interrumpes este proceso, la gente que hace investigación se va a hacer otras cosas, como dar clases o consultoría. Entonces todo lo que invertiste en varios años lo tiraste al mazo porque paraste todo. Es lo que está pasando hoy en Paraguay. Se está tirando la inversión. Hay gente que está volviendo a hacer consultoría o cooperación internacional. El Estado está tirando el dinero. Sin continuidad, se pierde plata y no se continúa investigando. No vas a construir ciencia así, esto no es un hobby, la ciencia es también un trabajo”, criticó.

Lachi es investigador y director del Centro de Estudios y Educación Popular Germinal, una de las instituciones señaladas por supuestamente hacer “promoción ideológica” y no investigación.

“Esta persecución no es solo ideológica. Hay una visión que impulsan ciertos empresarios del Conacyt, encuentra eco en otras personas, hay gente que habla de lo que no sabe. Y ocurre también en los temas de las ciencias sociales. No quieren que se investigue temas que van en contra de sus intereses”, aseguró.

“Por ejemplo, yo tengo ahora en convocatoria un proyecto de investigación sobre clientelismo. Capaz no le interese este tema a esos consejeros, pero así la ciencia puede perder libertad. La ciencia necesita evaluación de pares. Si nosotros tenemos una ciencia evaluada con su lógica y valor, toda la sociedad se beneficiará. De lo contrario, tendríamos una academia como la que se tenía antes”, sostuvo.

Para Lachi, hasta hace muy poco tiempo, Paraguay era considerado “un agujero negro” de la ciencia en América Latina y que, con los programas y proyectos del Conacyt, el país empieza a mostrarse al mundo en este ámbito.

“Se tiene que reinstitucionalizar el Conacyt. Se hizo creer a la gente que se daba dinero a los amigos investigadores, que la ciencia era un festín de plata. Es todo lo contrario. Ningún otro programa en Paraguay está tan controlado como los proyectos científicos del Conacyt. Deben ser evaluados por dos académicos extranjeros que no te conocen, después debe ser aprobado, luego se tienen controles administrativos cada seis meses y también hay auditorías. Verifican los documentos, los gastos y los avances”, recordó.

“Lo que hicieron los consejeros del Conacyt es intentar destruir el sistema científico y permitir que gente incompetente evalúe las investigaciones. No queremos que gente sin mérito evalúe los proyectos porque no es función de los consejeros. Se quieren meter sin tener los instrumentos necesarios para entender la complejidad y amplitud de la ciencia. Los académicos de alto nivel, de la materia y entendido a la materia pueden hacer eso, los consejeros, no”, finalizó.

Desde este año, los consejeros aprobaron ser ellos mismos los encargados finales de evaluar y decidir cuáles investigaciones se van a financiar. La convocatoria de 2018, frenada en parte por esta inédita decisión, todavía no finalizó y se corre el riesgo de perder muchos trabajos e incluso investigadores.

La terna de candidatos a presidir el Conacyt se mantiene vigente, pese al rechazo unánime de la comunidad científica, que espera que una persona que realmente entienda de ciencia esté al frente de la institución.

 

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Director ejecutivo de Ciencia del Sur. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y pasó por el programa de Jóvenes Investigadores de la UNA. Tiene diplomados en filosofía medieval y en relaciones internacionales.
Condujo los programas de radio El Laboratorio, con temática científica (Ñandutí) y ÁgoraRadio, de filosofía (Ondas Ayvu).
Fue periodista, columnista y editor de Ciencia y Tecnología en el diario ABC Color y colaboró con publicaciones internacionales. Fue presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista, secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica y encargado de cultura científica de la Universidad Iberoamericana.
Periodista de Ciencia del Año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017). Tiene cinco libros publicados.

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