“La educación lopizta apuntaba a la obediencia y sumisión del pueblo”

4
7 min. de lectura

 

Según el historiador y divulgador David Velázquez Seiferheld, la instrucción durante los Gobiernos de Carlos Antonio López (1844-1862) y Francisco Solano López (1862-1870) en Paraguay tenía el objetivo principal de homogeneizar a la población en medio de un proyecto de modernización nacional autoritaria, aunque esto era la tendencia en la región.

En ese marco, el lopizmo inculcaba que la autoridad estatal «tenía carácter divino», una contradicción con el modelo republicano que se estaba formando desde la independencia de 1811. El Gobierno obligaba educar en la «obediencia y sumisión» a las autoridades.

educación lopizta
Francisco Solano López, en una pintura de Aurelio García. (WikiCommons)

Velázquez, quien dictará un taller sobre cómo divulgar historia de manera rigurosa en el marco del Seminario de Comunicación Científica de Ciencia del Sur, sostuvo que la Iglesia católica tuvo una enorme influencia en la educación paraguaya.

El historiador trabajó en los últimos años en una investigación sobre la relación entre autoritarismo y educación en el Paraguay (abarca desde 1869 y 2012). Sin embargo, el también comunicador de Ciencia del Sur realizó otras investigaciones previas al periodo analizado.

-¿Se manejan datos exactos de cuánta gente accedía a la educación luego de la dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840)?

Existe alguna información disponible en el Archivo Nacional de Asunción (ANA), proveniente de los datos que los jueces de paz, los jueces comisionados y/o los jefes políticos de los partidos enviaban al Ejecutivo, así como de los mensajes de Carlos Antonio López.

Sin embargo, los análisis a partir de dicha información deben realizarse con prudencia, porque existen otros datos no fiables, como por ejemplo, el que se refiere a la población total del Paraguay entre 1846 y 1870.

-¿No se hacían censos?

Los censos de población no eran frecuentes y cifras como la divulgada por Alfred Du Graty, de 1.337.439 habitantes en 1862, sobre la base de un censo no encontrado, no son aceptadas porque no son consistentes con información más exacta y disponible, como el censo de 1846.

-¿En qué aspecto debemos ser prudentes?

Cuando digo prudencia en el análisis, me refiero a relaciones como: porcentaje de población escolarizada en relación con el total de la población en edad escolar (especialmente porque hay información fiable que señala que la educación era obligatoria en cierto rango de edad); población escolarizada sobre el total de la población; población escolarizada por partido; población escolarizada por nivel (primeras letras, secundaria, superior).

Tampoco se pueden plantear otros análisis más contemporáneos, como población escolarizada por grupos de edad, porque eso se corresponde con una tendencia posterior que es la escuela graduada; o la educación por sexos, sobre todo porque la educación no era obligatoria, ni universal, ni suficientemente extendida, para las mujeres.

-¿Qué se entendía por educación en el Paraguay independiente, específicamente en los gobiernos de los López? 

En general, no solo en Paraguay, la educación no era un derecho individual, sino el instrumento de los Estados para homogeneizar a la población. En el Paraguay de los López era un instrumento de la política de modernización autoritaria y centralista promovida tanto por Carlos Antonio López como por Francisco Solano López.

La educación como un derecho humano individual o colectivo es un concepto del siglo XX.

-¿Era elitista la educación lopizta?

La educación era, además, elitista, en el sentido de que no se esperaba que la mayoría de la población pasara de los estudios primarios: los estudios secundarios y superiores se reservaban a una élite, pequeña y no necesariamente meritocrática, que aspiraba a la conducción del país. Tampoco se esperaba que, por ejemplo, contribuyera a la libertad individual de la mujer, sino que ésta fuera una «mejor madre que formara mejores ciudadanos».

El sometimiento de la Iglesia al Estado y su instrumentación por parte de éste para la construcción nacional es evidente en todos los órdenes de la vida nacional, incluyendo la educación. Existen planas (hojas) de pruebas de escritura realizadas por alumnos, que se refieren al carácter divino de la autoridad estatal, en franca contradicción con el concepto republicano.

-¿Pero hubo colaboración entre el catolicismo y el lopizmo?

Hay alguna evidencia de la participación del clero en la elaboración de las normas disciplinarias; y todo el ritual católico incorporado a la vida cotidiana de las escuelas: rezos a ciertas horas, la obligación del «escolero» de concurrir a misa, la obligación del maestro de llevar a misa a sus alumnos los domingos, etc.

Además, en el proceso de fricciones con el Vaticano, en 1858 se creó el Seminario Conciliar, mientras que en el mundo avanzaba la creación del Colegio Latinoamericano, en Roma. La creación del Seminario Conciliar, por parte de López padre, apuntaba a crear una iglesia nacional y republicana, lejos de la influencia de Roma, a la que consideraba de ideología ultramontana, alejada de la realidad de los países de América Latina.

El historiador y divulgador David Velázquez Seiferheld estará este sábado 14 en el Seminario de Comunicación Científica de Ciencia del Sur. (Ana Careaga/Ciencia del Sur)

-¿Qué estudiaban los niños y jóvenes paraguayos durante el periodo lopizta?

Hasta ahora no hemos podido localizar un currículum oficial. Sin embargo, toda propuesta de apertura de instituciones educativas debía estar autorizada, en último término, por el Presidente de la República.

Pero, digamos que, respecto de las Primeras Letras, continuaba la línea de los estudios que provenía de la época colonial: palotes, letras, gramática; lectura; las operaciones básicas, catecismo cristiano (de Ripalda o de Astete; y luego, desde 1863, el catecismo de San Alberto).

Luego, se agregaban estudios de Historia -Patria y Sagrada- y Geografía. En las aulas de latinidad y humanidades, se estudiaba latín, humanidades y teología. Sin llegar a ser estudios universitarios, fueron creadas las aulas de Filosofía y Derecho. La Escuela Normal, destinada a la profesionalización de docentes, fue un rotundo fracaso.

-¿Qué textos se utilizaban en ese periodo?

Los textos eran variados. Ya señalamos los textos de Astete, Ripalda y José Antonio de San Alberto, como catecismos cristianos. Además, el propio Carlos Antonio López escribió dos catecismos: uno, el Tratado de los Derechos y Deberes del Hombre Social, en el que se encuentra buena parte de su programa político; el otro, el catecismo patrio utilizado en la Escuela Normal (durante el breve lapso que duró la Escuela).

Para la lectoescritura se utilizaba el método del educador Marcos Sastre, la Anagnosia, y sus obras sobre ortografía y gramática. Los aprendizajes de historia y geografía nacional provenían de textos construidos para la ocasión, aunque a partir de 1861 se incorporó a las obras recomendadas, la ya mencionada obra de Du Graty.

También se utilizaban textos de Bossuet, que se pueden ver en los escritos de práctica de lectoescritura de los alumnos.

-¿Qué se leía en historia sagrada?

Se leía principalmente a Claude Fleury. En el aula de Derecho se leía a los hermeneutas, estudiosos y codificadores del derecho hispano, ya que en ausencia de códigos propios (penal, civil), se siguieron utilizando las Partidas y otras leyes españolas.

-¿Registraba esto el Gobierno de Carlos Antonio López?

Los registros, tanto administrativos como pedagógicos, en el nivel de las escuelas de primeras letras, era realizado por los jueces de paz comisionados y/o los jefes políticos.

La amplia mayoría de ellos no tenía ningún tipo de formación pedagógica (de hecho, el fallido intento de Carlos Antonio López de crear una Escuela Normal fue tras constatar la mala calidad de la educación por parte de los maestros), y el grado de adelanto en las primeras letras se determinaba con expresiones como «poco adelantado», «adelantado», «muy adelantado»; o «lee y escribe», «lee», etc. No existía en el nivel primario el sistema numérico.

-¿Qué fue la Escuela de Primeras Letras?

La Escuela de Primeras Letras nació en Europa, a mediados del siglo XVI. No existe un hecho en particular que haya motivado su creación, sino que se trata de un conjunto de factores, tales como la renovación del concepto de niño a partir del Renacimiento; y la necesidad de que más niños concurran a las escuelas, ya que hasta ese momento solo los monasterios tenían escuelas, y estaban restringidas a las clases sociales superiores.

Con el tiempo, se convirtieron en el eje de la estrategia educativa de los Estados. En el caso del Paraguay aparecen ya en la época colonial, tanto en los poblados de mestizos como en los pueblos de indios.

Catecismo de San Alberto enseñado a jóvenes de Paraguay. (Portal Guaraní)

-¿Duró mucho este proyecto?

En el periodo que va desde la independencia hasta el fin de la Guerra contra la Triple Alianza (1870) las escuelas dejaron de funcionar en 1866, cuando se decretó el cese de la obligatoriedad de la asistencia a las mismas, a raíz de la movilización general de los varones.

Finalizada la guerra, aparecieron nuevamente las escuelas de primeras letras que subsistieron hasta 1890, cuando se creó la Escuela Graduada de Niñas, dirigida por las hermanas Adela y Celsa Speratti. El sistema de grados apareció así en el país y desplazó al antiguo sistema de enseñanza de primeras letras.

-¿El sistema educativo paraguayo instruía únicamente para ser servil al Estado en ese entonces?

A excepción, llamativa, de la Constitución del Imperio del Brasil de 1824 (artículo 179), la educación era en toda la región el instrumento del Estado para la formación de los ciudadanos. En el Brasil tuvo la particularidad de ser considerada un derecho individual, cuando en el resto de la región no lo era, o por lo menos, tardó en serlo.

Las gratuidad en la educación argentina aparece con la Constitución de 1853, mientras que en Paraguay se la declaró a través de circulares y decretos permanentes.

Como parte del proyecto sociopolítico de los Estados nacientes, la educación apuntaba a crear una conciencia sociopolítica homogénea, nacional. En Paraguay, ciertamente, el proyecto sociopolítico de los López puede ser considerado de «modernización autoritaria», y la formación del ciudadano, en este sentido, apuntaba a la obediencia y sumisión a los magistrados.

Era evidente la tensión entre este ideario y el otro, más moderado y republicano, desarrollado por Carlos Antonio López en 1843, a través de su Tratado de los Derechos y Deberes del Hombre Social. Según Carlos Calvo, jurista y publicista de Paraguay en Europa, López padre pretendió un liberalismo progresivo, moderado, guiado y no inmediato. Esto se percibe en su obra educativa, tanto en la forma como en el contenido.

Un rol clave cumplió la Iglesia católica en este proceso, ya que la legitimación de las autoridades descansaba menos en la voluntad popular (paulatinamente, el López republicano fue cediendo ante una visión propia de la filosofía política cristiana de aquellos años, como la que sostenía, por ejemplo, Bossuet) que en la providencia divina.

Esto se enseñaba en las escuelas, como lo evidencian los escritos de los estudiantes y los catecismos que se utilizaban, entre ellos, el Catecismo de San Alberto, un instrumento ultraregalista impreso en el siglo XVIII por el obispo de Tucumán/Córdoba, Joseph de San Alberto como reacción ante la revolución encabezada por Tupac Amarú. En 1863, el Gobierno paraguayo lo reimprimió y lo repartió en las escuelas.

-¿Qué pasó de la educación durante la Guerra contra la Triple Alianza?

Las escuelas de primeras letras funcionaron hasta inicios de 1866. Luego, se estableció el final de la obligatoriedad, pero se mantuvo la enseñanza cristiana para los niños y las niñas, a cargo de los ancianos y de quienes estaban inválidos o lisiados y no podían combatir.

 

¿Qué te pareció este artículo?

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (31 votos, promedio: 4,55 de 5)

Director ejecutivo de Ciencia del Sur. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y pasó por el programa de Jóvenes Investigadores de la UNA. Tiene diplomados en filosofía medieval y en relaciones internacionales.
Condujo los programas de radio El Laboratorio, con temática científica (Ñandutí) y ÁgoraRadio, de filosofía (Ondas Ayvu).
Fue periodista, columnista y editor de Ciencia y Tecnología en el diario ABC Color y colaboró con publicaciones internacionales. Fue presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista, secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica y encargado de cultura científica de la Universidad Iberoamericana.
Periodista de Ciencia del Año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017). Tiene cinco libros publicados.

Compartir artículo:

4 COMENTARIOS

  1. Hola…
    No concuerdo para nada con mi apreciado y admirado amigo David Velázquez Seiferheld en sus apreciaciones en cuanto a calificar a la educación de «En el Paraguay de los López era un instrumento de la política de modernización autoritaria y centralista promovida tanto por Carlos Antonio López como por Francisco Solano López», formalmente por ser tendenciosa. Y de fondo no se cuenta con el instrumento fundamental que es el currículum oficial que él mismo lo admite, este instrumento es la piedra basal de todo la estructura educativa nacional,por tanto,ingresa el autor, en el espacio de la especulación subjetiva y tendenciosa, abandonando el carácter académico y científico de la indagación histórica.
    Baste establecer que el proyecto político paraguayo desde el gobierno del Dr. Francia y sus continuadores ,los López era construir una NACIÓN INDUSTRIAL a la imagen de Inglaterra y Francia,ello requiere la elevación del intelecto de la población en general para desterrar el feudalismo. NO SE PUEDE ESTABLECER UNA RELACIÓN SOBRE EL CONCEPTO DE REPÚBLICA ACTUAL AL DE AQUELLOS TIEMPOS, A PESAR DEL HECHO HISTÓRICO QUE FUERON VISIONARIOS. También se fomentó la idea práctica de la cooperación como parte estructural de la economía del país,hecho que mereció el beneplácito del pensador frances Jean-Baptiste Joseph Fourier, creador de los falanterios cooperativos. No fue una educación de sumisión!!
    Refleja,claramente una influencia ideológica anti-Lopizta, al afirmar,por ej. que el proyecto «Como parte del proyecto sociopolítico de los Estados nacientes, la educación apuntaba a crear una conciencia sociopolítica homogénea, nacional», Cabe preguntar ¿Qué nación no lo hace,necesariamente?
    ¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
    Prof. Lic. José Yorg

  2. Totalmente fuera de lugar su comentario, ya que lo hace con pensamientos del siglo XXI, que en nada están de acorde con el sistema educativo imperante en toda América. Y conste que se le escapi una frase al inicio de su escrito» ERA LA COSTUMBRE DE LA EPOCA.» Incongruencia total !

  3. No se si debo creer. O sea no creo que todo lo que encontró en su investigacion David Velázquez en cuanto al sistema de educación haya sido negativo…. la buena conducta, el espiritu patriota, la costumbre laboriosa de los ciudadanos paraguayos en la epoca de los López eran mas o menos por miedosos y por las doctrinas de la iglesia los enseño a ser obedientes.. ..no creo para nada esto que narra David Velázquez Seiferh

Dejar un comentario

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí