Para Antonieta Rojas de Arias, investigadora Nivel III del PRONII-Conacyt y presidenta de la Sociedad Científica del Paraguay (SCP), el futuro del país estará en manos de la educación y no de las materias primas que se venden actualmente, por lo que se debe apostar más por la investigación científica.
Días antes del inicio del II Encuentro de Investigadores, que organiza la SCP entre el 23 y 25 de agosto, Rojas de Arias aseguró a Ciencia del Sur que hoy en día ya no se evalúa tanto el número de científicos faltantes en un país, sino para qué se los necesita. Indicó que el evento de científicos pretende por un lado divulgar ciencia, aliar a los investigadores y aglutinar el conocimiento que se está generando gracias al aporte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
El evento expondrá unas 205 investigaciones que fueron o son financiadas por el programa ProCiencia del Conacyt. Se llevará a cabo en el local de la institución (Avda. Artigas esq. Andrés Barbero), con entrada libre y gratuita.
«Si hablamos de publicaciones de alto impacto, en Paraguay se necesita capacitación para desarrollar investigación de calidad que contribuya al conocimiento, eso se mide no por el impacto de la revista sino por el nivel de citaciones que tienen los artículos. Parte de esa producción debe generar productos que puedan ser de utilidad pública, ya sea a través de patentes o para bienes o servicios», precisó la científica.
«Si con mejorar el destaque internacional nos referimos al nivel en competitividad, se necesita una buena capacidad para producir servicios y bienes de calidad, entonces aquí hay que poner el foco de la investigación en el mercado», sostuvo.
Para la investigadora, el Estado tendría que valorar a sus investigadores y establecer un sistema de apoyo permanente a los grupos de investigación, con salarios, infraestructura y ambientes adecuados para su labor. Un sistema donde los investigadores deberán generar proyectos claros e innovadores que contribuyan al conocimiento y generen productos con una clara utilidad pública para el país.
El Estado y el sector privado deben garantizar, según la presidenta de la SCP, oficinas de transferencia tecnológicas y de patentamiento ágiles y una infraestructura con un escalamiento que garantice la puesta de los productos en el mercado.
«La competitividad de la investigación es lo que se ve ahora en Europa con los programas marco de la Unión Europea que fomentan la innovación, la creatividad, la toma de riesgos y apoyan a los jóvenes talentos científicos. Pretenden una Europa del conocimiento porque saben que quien lo posee controla el mercado, el cual se revierte en los países y en el bienestar de su población», afirmó Antonieta.
Destacarse internacionalmente implica mucho esfuerzo, pero los beneficios son importantes, pues, según la bióloga, abre la oportunidad de financiamiento y fortalecimiento de la capacidad local, genera empleos, así como ingresos para el país.
«No creo que a esta altura existan dudas que el futuro del Paraguay está en la educación y no en las materias primas que se venden sin ningún valor agregado», indicó.
Claves para la ciencia: aglutinar, aliar y mostrar
Esta es la segunda vez que la SCP organiza un encuentro de investigadores. El año pasado pudo reunir unos 150 trabajos de varias áreas de la ciencia. El evento tiene tres objetivos principales según la propia Dra. Rojas de Arias:
- Aglutinar a los científicos de diferentes áreas para que en un ambiente franco y fructífero intercambien ideas y divulguen sus resultados. Los aportes de otros son fundamentales para mejorar la calidad de los resultados o de las acciones que se pretenden desarrollar.
- También se pretende establecer alianzas con otros investigadores. Dada la cantidad importante de proyectos en ejecución, muchos desconocen lo que otros hacen, así pueden surgir y de hecho ya ha ocurrido apoyos no previstos entre investigadores para fortalecer sus resultados.
- La SCP también quiere mostrar a la sociedad civil qué hacen los investigadores con el apoyo del Conacyt con fondos del Estado. «Es una obligación para dar transparencia a la gestión del investigador mostrar en qué invierte lo que el Estado le ha otorgado. Es una forma también de ganar reconocimiento en su labor, pues en la medida que la sociedad civil valore a sus investigadores, la ciencia ganará espacio importante en la colectividad y en el país», señaló Antonieta.
«Uno de los principales objetivos de la SCP es posicionar la figura el investigador como un individuo común y corriente que investiga con un propósito de utilidad pública», indicó.
¿Necesitamos muchos científicos?
El Conacyt tiene contabilizados 1.839 investigadores en todos los niveles, instituciones y áreas científicas del país. De ellos, alrededor de 500 reciben apoyo del Estado gracias al Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (PRONII). Calcula que para que el Paraguay alcance a la región en número de científicos faltan alrededor de 4.500 profesionales de la investigación.
Sin embargo, la postura de la líder de la Sociedad Científica es diferente, ya que se pueden realizar otros cálculos e inferencias.
«Actualmente existe una tendencia a desmeritar el conteo de científicos en los países latinoamericanos ya que no es la mejor manera de medir la ciencia. Más que saber cuántos nos hacen falta deberíamos preguntarnos para qué los queremos y haciendo qué. Esto, sin lugar a dudas, orientará a la política pública», precisó la investigadora, que trabaja en el Centro para el Desarrollo de la Investigación Científica (Cedic).
Expertos señalan que los países latinoamericanos con 0,5 investigadores por mil habitantes de la población económicamente activa son los que presentan menores desarrollos.
«Hay países como México, por ejemplo, que ocupan el lugar 14 en el mundo según su PIB. Sin embargo, su producción científica en publicaciones no lo coloca en ese lugar y según el Dr. Jorge Flores deberían tener unos 200 mil científicos», explicó.
Para Rojas, la cantidad de investigadores variará de acuerdo al indicador que se utilice. Si consideramos que deberíamos tener 1 investigador cada mil habitantes según la PEA, en Paraguay deberíamos tener los 4.500 científicos mencionados por el Conacyt.
«Pero si aplicamos el criterio expresado para México tendríamos que conformarnos con un número menor. En fin, hay que medir la ciencia en el país y sobre eso actuar en consecuencia», señaló.
Nichos para resolver problemas locales
La brecha del conocimiento que existe en la globalización es un tema preocupante, ya que en los países en vías de desarrollo existe la tendencia a cuestionar la financiación a la ciencia.
Mientras que los países ricos cuentan con estructuras organizadas para apoyar la investigación y la innovación, poniendo gran parte del trabajo en el mercado, los países subdesarrollados esperan a que otros les solucionen sus problemas, cuando debe ser todo lo contrario.
«No debemos esperar que otros vengan a resolver nuestros propios problemas, nosotros debemos crear nichos de investigación en las diferentes áreas de la ciencia, ya sea para abaratar costos de la infraestructura, para estudiar y curar enfermedades que nos aquejan, para innovar sobre las materias primas a fin de generar valor a lo que producimos», afirmó Antonieta.
La bióloga manifestó que se deben valorar nuestros recursos naturales, sacando provecho de su riqueza sin amenazar su sostenibilidad, además de indagar y resolver las tramas y barreras sociales que impiden el bienestar de la población paraguaya. «Hay muchas líneas que pueden dar pie para que la investigación sea de utilidad pública y apoye el desarrollo del país», agregó.
«Está más que dicho que se paga mejor lo que se hace con el conocimiento que lo que se hace con las manos. Los países ricos invierten en educación y en ambientes e infraestructura propicia para la investigación científica, valoran sus investigadores. Para entender en números por qué hay que invertir en investigación, hay que fijarse en qué cantidad de trabajadores I+D poseen los países y el porcentaje de exportaciones con aporte tecnológico», resaltó Rojas.
Puso como ejemplo a Brasil, ya que en 2002 el país vecino tenía 199 trabajadores de I+D por 100 mil habitantes, y el porcentaje de sus exportaciones con innovación tecnológica era de 33%, mientras que Japón tenía casi 5 mil trabajadores I+D/100.000 hab. y las exportaciones relacionadas eran del 80%.
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Director ejecutivo de Ciencia del Sur. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y pasó por el programa de Jóvenes Investigadores de la UNA. Tiene diplomados en filosofía medieval y en relaciones internacionales.
Condujo los programas de radio El Laboratorio, con temática científica (Ñandutí) y ÁgoraRadio, de filosofía (Ondas Ayvu).
Fue periodista, columnista y editor de Ciencia y Tecnología en el diario ABC Color y colaboró con publicaciones internacionales. Fue presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista, secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica y encargado de cultura científica de la Universidad Iberoamericana.
Periodista de Ciencia del Año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017). Tiene cinco libros publicados.