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Paraguay tiene por primera vez 854 investigadores categorizados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Supera la cifra que llegó en 2018, cuando se categorizó a 746 profesionales de la investigación. Esto se da en medio de una crisis por el peligro de desfinanciación a la I+D y la falta de institucionalización de la ciencia.

El 2022 inició con 432 investigadores, un descenso sin precedentes, pero termina con más científicos, debido a la actualización que hizo el Consejo del Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (PRONII). En los últimos días difundió la lista de los nuevos categorizados en el área de ciencias sociales y humanidades, que se suma a la que se dio a conocer el mes pasado. De 745 categorizados de otras áreas se agregan 109.

Los nuevos investigadores que integran la lista se dividen en candidatos (el nivel más básico), Nivel I, Nivel II y Nivel III (el más alto). Todos recibirán apoyo económico para continuar sus trabajos de investigación. 

“Con la promulgación de la Resolución N°598/2022 se expone el listado de investigadores categorizados del área de Ciencias Sociales y Humanidades que suman a los recientemente beneficiados de las otras áreas del conocimiento establecidas por el PRONII: (i) Ciencias Agrarias, Naturales y Botánicas, (ii) Ciencias de la Salud, Biología Animal y Química e (iii) Ingenierías y Tecnologías, Matemáticas, Informática, Física”, dijo el CONACYT. 

Los nuevos investigadores son de diferentes universidades, centros e institutos de investigación. Y están repartidos en varias regiones del territorio nacional. Tienen diferentes líneas de investigación y muchos son profesores de sus mismas instituciones.

Aunque el periodo de reconsideración de los resultados ya finalice, algunas investigadoras e investigadores consultados por Ciencia del Sur lamentaron que varios profesionales de la investigación quedaran fuera de esta convocatoria. Incluso unos cuantos ya tienen publicaciones en revistas de muy alto impacto o están terminando sus doctorados en ciencias, pero se encuentran en universidades o institutos del extranjero.

Algunos podrían presentar notas oficiales sugiriendo cambios al mismo reglamento del PRONII.

A este descontento se suma que desde hace más de un año, el CONACYT no tiene un presidente designado por el Poder Ejecutivo. El Ing. Eduardo Felippo continúa por una interpretación legal de la institución, aunque la Presidencia de la República lo desconoce. La falta de institucionalización desacelera el poco crecimiento que tiene la I+D+i local y la acefalía confunde a los profesionales locales y externos.

Apenas alrededor de 58 millones de dólares anuales tiene el Paraguay para investigación (0,16 % del PIB), que no se incluyen en el Presupuesto General de la Nación. Ni para el 2023. La ciencia no forma parte todavía de las políticas públicas relevantes en los sucesivos gobiernos. De hecho, El PRONII es financiado con los recursos del Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI). 

Peligro real para los que hacen investigación

En los últimos días, diversas organizaciones de investigación advirtieron el peligro que representa la desfinanciación a la I+D en el país. La Sociedad Científica del Paraguay (SCP) elevó su gran preocupación a la propuesta de utilizar el presupuesto destinado a los programas sociales al pago de obreros tercerizados de Itapú Binacional.

La Coalición por la Educación y la Investigación, que integra la SCP, criticó duramente esta propuesta y pidió a los senadores que rechacen la iniciativa que pone en riesgo programas de ciencia y de educación.

El biólogo José Luis Cartes, presidente de la Asociación de Investigadores del Paraguay (ADICIP), aseguró a Ciencia del Sur que es preocupante la situación y por eso ya conformaron la Coalición, que cada día suma más instituciones por lo importante del tema. 

“Me gustaría recordar que no es la primera vez que se está arriesgando el FONACIDE y consecuentemente su capacidad de financiación de programas importantes como los del CONACYT, de Becal y las meriendas escolares. Sabemos que es un riesgo permanente y estamos luchando y buscando blindar los fondos que alimentan al FONACIDE. A pesar de que si seguimos el marco legal vigente y las interpretaciones jurídicas correctas estos fondos no se pueden utilizar para otro fin que no se corresponda a sus objetivos de creación”, dijo. 

Criticó que actualmente se pretende que una ley pueda reemplazar a otra ley, como si fuera que “un clavo que saca a otro clavo”, pero no es así. Calificó esta idea de perversa y atentatoria contra el desarrollo de nuestro país «porque la educación y el desarrollo de las ciencias tienen directa relación con nuestro desarrollo». 

«Eso debemos entender de una vez por todas: no podemos desarrollar un país sin educación ni ciencia. Incluso todavía es muy poco lo que Paraguay invierte en estas áreas, pues en relación a países de la región deberíamos triplicar o quintuplicar estas inversiones. Por eso vamos a seguir luchando para alcanzar esta conciencia de la urgente necesidad que tenemos de fortalecer la educación y las ciencias», manifestó.

La Coalición está conformada por AsoBecal, ACIPP, APER, TransferTeQ, Juntos por la Educación, Paraguay Educa, CEDIC, Guyra Paraguay, APAH, ID, Ateneo de Lengua y Cultura Guarani, CADEP, ICSO, entre otras.

«Una ciencia utilitarista»

En el Festival Internacional de la Ciencia del Paraguay 2022, las científicas y científicos abogaron por la institucionalización real de la ciencia en el país. (Foto: Alejandra Sosa).

Para Cartes, todo confluye para una escenario extremadamente arriesgado para quienes se ocupan de las investigaciones científicas. Y esto tiene que ver también con las líneas y políticas científicas que definen incluso la financiación.

«Tenemos como dos grandes sectores de lucha. Una externa, de la cual esta amenaza de recortes de fondos forma parte de ella, y la otra es interna misma, donde tanto el CONACYT como nuestra misma comunidad científica debemos mejorar en muchos aspectos», señaló el biólogo.

Citó como ejemplos los distintos llamados actuales del CONACYT, donde se detectan muchos inconvenientes relacionados al desconocimiento de cómo operan y trabajan los investigadores científicos. Además de contar con una incesante pretensión de «forzar todos los apoyos del organismo a una visión utilitaria de las ciencias, hasta materialista», donde, a su modo de  ver, solamente un sector pretende que se le solucione todos los problemas que poseen. 

«Está demostrado en todo el mundo que la libertad de investigación es crucial para el desarrollo de nuevos conocimientos y la resolución de muchos problemas. Por ejemplo, es importante graficar esto de la siguiente manera: supongamos que Marie Curie se presente a algunos de estos llamados del CONACYT para estudiar las propiedades del radio, sencillamente le dirían “no encontramos aplicabilidad a su estudio por lo que no le vamos a financiar'», denunció. 

Además, enlistó otros desafíos como la necesidad de que la academia se conforme como tal y haga más ciencia, y no al revés «que academicen las ciencias». También sostuvo que falta pulir los sistemas de evaluación por pares y que realmente se premie los méritos científicos, que lleva tiempo, pero que ya debe empezar.

Opinión: las estrategias no se consolidan

Las políticas científicas todavía son escasas en Paraguay y las políticas basadas en evidencia casi nulas. La falta de estrategia del CONACYT solo es superada por la falta de visión y compromiso del Gobierno nacional. Muy pocos gobiernos se interesaron en la investigación científica desde 1989. Hoy todavía la ciencia no figura en el PGN del país.

Nadie puede desconocer los avances, hoy ya se puede hablar de una ciencia incipiente o en pañales. De no tener nada a tener algo hay un salto gigante, pero todos los procesos son más lentos en el Paraguay y el mundo globalizado y competitvo no espera. Menos en un contexto de economía del conocimiento.

La falta de vinculación entre academia y empresa continúa, la burocracia excesiva sigue, la falta de oportunidades reales a los becados de Becal es un hecho, la endogamia y mediocridad de nuestras univesidades se tapan y la fuga de cerebros no preocupa.

El 2022 inició sin que el Gobierno de Mario Abdo Benítez tuviera una hoja de ruta para el CONACYT y al parecer, así continuará. Dejarle al próximo gobierno las decisiones en materia de políticas científicas puede parecer muy ágil para esta administración, pero demuestra una gran irresponsabilidad y falta de liderazgo para un país con una educación paupérrima y un sistema de investigación en sus inicios.

Mientras la ciencia esté nuevamente en un limbo en Paraguay, el desarrollo del país permanecerá postergado.

Desde noviembre de 2022, el CONACYT está acéfalo, la presidencia de la República no asume su responsabilidad y hay peligro de recortes en investigación. (Ciencia del Sur)

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Director ejecutivo de Ciencia del Sur. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y pasó por el programa de Jóvenes Investigadores de la UNA. Tiene diplomados en filosofía medieval y en relaciones internacionales.
Condujo los programas de radio El Laboratorio, con temática científica (Ñandutí) y ÁgoraRadio, de filosofía (Ondas Ayvu).
Fue periodista, columnista y editor de Ciencia y Tecnología en el diario ABC Color y colaboró con publicaciones internacionales. Fue presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista, secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica y encargado de cultura científica de la Universidad Iberoamericana.
Periodista de Ciencia del Año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017). Tiene cinco libros publicados.

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