Monos capuchinos (Cebus capucinus) con herramientas. (Noemi Spagnoletti)
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Inteligentes y organizados, los primates platirrinos conquistaron hace 40 millones de años el nuevo mundo. Hoy se encuentran entre México y el norte de Argentina, incluyendo al Paraguay. Estos monos son claves para entender la evolución de las especies y por ende la naturaleza humana. Blumina Romero, una bióloga argentina del centro de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS), los investiga utilizando datos genéticos y morfológicos.

Los platirrinos son un grupo de animales muy diverso y con una historia sorprendente, que los científicos del mundo siguen reconstruyendo. En la actualidad, la principal amenaza que enfrentan es la destrucción de su hábitat a causa de la actividad humana. Conocer su biología es clave para poder adoptar políticas destinadas a frenar el declive de sus poblaciones. 

Romero es licenciada en biología con orientación en zoología, por la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (FCNyM), Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Argentina. Hoy realiza su doctorado en ciencias naturales con una Beca Interna Doctoral del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).  

La bióloga explicó a Ciencia del Sur que los trabajos realizados en el ENyS dependen del CONICET, de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) y del Hospital El Cruce.

La bióloga Blumina Romero estudia a los platirrinos de la región. (Gentileza)

-¿Qué son los platirrinos?

Los platirrinos son los monos que habitan el continente americano. Hace unos 40 millones de años sus antepasados cruzaron el océano y llegaron desde África a Sudamérica. Aquí se reprodujeron y se adaptaron a distintos ambientes, originando cientos de especies a lo largo del tiempo.

Actualmente hay cerca de 200 especies de platirrinos viviendo en Centro y Sudamérica. Algunas de ellas son muy conocidas como los capuchinos, los monos aulladores, los monos araña o los monos ardilla.

Los platirrinos, al igual que nosotros los humanos, son primates. Los primeros primates, nuestros antepasados, se originaron en Asia o en África hace más de 65 millones de años. Eran mamíferos pequeños, parecidos a ardillas, que vivían en los árboles (ver Figura 1), y que comían principalmente frutas e insectos. 

Cerebros grandes, buena visión y organización social compleja fueron desde entonces algunas de las características distintivas del grupo. 

(Figura 1) Reconstrucción de una imagen de Archicebus achilles, un primate temprano que vivió en Asia hace 65 millones de años. (Wikimedia)

 -¿Cuáles son las características principales de los platirrinos?

Los platirrinos son un grupo muy diverso, adaptado a la vida en los árboles. Pueden ser muy inteligentes, forman grupos sociales complejos, algunos fabrican y emplean herramientas para obtener comida y hasta hay especies cuyas distintas poblaciones tienen prácticas culturales propias. 

También pueden ser muy ruidosos. Por ejemplo, los monos aulladores tienen un aparato vocal muy modificado que les permite emitir una de las vocalizaciones más fuertes del mundo animal.

La dieta de los monos de nuestro continente consiste principalmente en frutas, hojas, semillas o insectos. Como en todo animal, la forma de locomoción, la organización social y el tamaño de cada especie están íntimamente relacionados con la obtención, la ingesta y la digestión del alimento. 

Los monos faunívoros (los que complementan su dieta con insectos y otros pequeños animales) como los capuchinos, tienden a ser los más astutos y curiosos, ya que para atrapar sus presas necesitan buscar en recovecos, escarbar huecos en árboles o sacar hormigas de sus hormigueros. 

Los platirrinos que comen hojas, como los monos aulladores, necesitan comer mucho y gastan mucha energía en la digestión e incluso hospedan microorganismos específicos en su intestino que digieren parte de las hojas y liberan nutrientes en el proceso. La fruta es más nutritiva, pero conseguirla también tiene sus complicaciones ya que está muy dispersa, madura rápido y es un recurso valioso para otros muchos animales de la selva. 

Los platirrinos más pequeñitos, los titíes, están adaptados a la ingesta de la savia que algunos árboles secretan cuando sus tejidos se dañan, y para conseguirla muerden pacientemente la corteza.

La cola es un apéndice muy útil para la mayoría de los platirrinos; tanto, que en algunas especies está tan modificada que la manejan con la misma destreza que una mano. El caso más extremo es el de los monos araña, que tienen en la parte terminal de la cola una porción sin pelo, con almohadillas como las yemas de nuestros dedos, y con muchísimas terminaciones nerviosas.

Puede soportar todo el peso del animal, y la usan principalmente en la locomoción, para moverse rápida y ágilmente por las copas de los árboles. 

Otra característica interesante de estos primates son sus sistemas de organización social. Lo más común es que los grupos sociales estén integrados por unos pocos individuos, pero hay algunas especies que forman grupos de casi un centenar. 

En algunos casos son las hembras quienes dominan al grupo y toda la comunidad se involucra en el cuidado de las crías. Un caso llamativo es el de ciertos titíes monógamos que forman parejas de por vida.

Familia de monos titíes entrecruzando sus colas. (Lincoln Park Zoo)

Un macho y una hembra desarrollan un vínculo muy fuerte, se acicalan mutuamente, cantan a dueto, y son los machos los que se ocupan mayormente del cuidado de las crías. Estas especies realizan un comportamiento típico conocido como ‘entrelazamiento de colas’ (ver figura 2), que podría considerarse equivalente a un abrazo entre dos humanos, ya que refuerza su vínculo y les produce tranquilidad y confort. 

Para mantener la organización social en toda especie es imprescindible la comunicación, la cual se da principalmente a través de vocalizaciones, gestos y olores. La agresión y la violencia son comunes en muchas sociedades de platirrinos, pero también lo son la empatía, las muestras de afecto y la formación de vínculos entre individuos.

Temprano en la historia evolutiva de estos animales se originaron los cinco grupos que existen en la actualidad:

Calitrícidos: Titíes y tamarinos.

Atélidos: Monos aulladores, monos araña, monos lanudos y muriquis.

Cébidos: Monos capuchinos y monos ardilla.

Aótidos: Mirikináes.

Pitécidos: Sakis, ukaris y titís (distintos que los titís calitrícidos).

(Figura 3) Algunos ejemplos de la diversidad de Platirrinos. (Fuentes: Tamarino: Brocken Inaglory – CC BY-SA 3.0; Ateles: Petruss – CC BY-SA 3.0; Allouatta: Patrick Mueller – CC BY-SA 3.0; Aotus: Marie Hale – Grey-legged night monkey (douroucouli), CC BY 2.0; Chiropotes: Ana_Cotta, CC BY 2.0; Cacajao: Espiritossanto – Flickr, CC BY 2.0. y Pixabay)

-¿Cómo sabemos que estos animales están en nuestro continente hace 40 millones de años?

La historia de los platirrinos es curiosa y, aunque ya hay cierto consenso, quienes la estudian siguen debatiendo acerca de qué fue exactamente lo que ocurrió.

La evidencia fósil indica que los primeros platirrinos aparecieron en América hace al menos 36 millones de años, la edad de Perupithecus, un mono que vivió en el territorio que actualmente corresponde a Perú. Por otro lado, se sabe que los primates habitan África desde hace mucho más tiempo, y se han hallado allí fósiles de individuos morfológicamente similares y de una edad no mucho mayor que Perupithecus. Ambas especies parecen estar estrechamente emparentadas, pero a un océano de distancia.

¿Cómo se alejaron tanto? Un trozo de tierra costera se desprendió del continente africano y quedó a la deriva, formando lo que se conoce como una ‘balsa natural’. Probablemente sobre la balsa había algunos pocos árboles, varios insectos y otros animales que no pudieron escapar, entre ellos, los antepasados de los platirrinos.

Estos monitos se convirtieron en navegantes transatlánticos y cruzaron el océano desde África hasta Sudamérica. Su pequeño tamaño les resultó ventajoso para poder sobrevivir sin grandes cantidades de alimento. Indudablemente tuvieron mucha suerte, y las condiciones climáticas seguramente ayudaron.

Se estima que si estas fueron óptimas, el recorrido habría tardado entre 7 y 11 días. Al llegar a América se encontraron con una gran disponibilidad de recursos y esa pequeña población se diversificó enormemente originando cientos de especies en algunos millones de años.

La población a la que pertenecían los monitos navegantes eventualmente se extinguió en África, y su linaje continuó exclusivamente en el nuevo continente.

Recientemente se ha encontrado evidencia de que esta historia probablemente sea más compleja de lo que se pensaba. Parece que el viaje a través del océano Atlántico ocurrió por lo menos dos veces, aunque todos los sobrevivientes actuales son descendientes de una sola tanda de navegantes.

 -¿Cuál es la distribución actual de los platirrinos?

En la actualidad los platirrinos ocupan gran parte del continente americano, desde el sur de México hasta Argentina (ver figura 4). De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), en Paraguay hay al menos cinco especies de platirrinos: el mono aullador, el capuchino, el tití de cola negra,  el mono nocturno y el tití chaqueño. Pueden ver la distribución de cada uno clickeando en su nombre.

(Figura 4). Distribución de los platirrinos (en rojo). (Figura tomada y modificada de www.dpz.eu: German Primate Center)

-¿Cuál será tu trabajo de investigación en el doctorado?

Durante mi doctorado voy a estudiar a los platirrinos a partir de datos genómicos, analizando diferencias en el ADN de especies que viven en la actualidad y su relación con la diversidad morfológica.

El ADN es un tipo de molécula muy larga que se encuentra en el núcleo de las células que nos forman a todos los animales, y su estructura determina las características generales de cada individuo. 

Con el correr de las generaciones se van acumulando pequeños cambios en las moléculas de ADN de una población y, por ende, sus características (morfológicas, fisiológicas, comportamentales, etc), van cambiando a lo largo del tiempo. Esta es la base de la evolución biológica.

Mi trabajo se centrará en asociar variaciones genómicas (variaciones en el ADN) con variaciones morfológicas en las especies de platirrinos. En particular, me centraré en la morfología interna del cráneo, en las zonas estrechamente vinculadas a los órganos de los sentidos.

Intentaré además entender estos cambios desde una perspectiva evolutiva, teniendo en cuenta que ocurrieron en algún momento en la evolución y probablemente les fueron útiles a las distintas poblaciones para sobrevivir en el ambiente en el que se encontraban.

Este trabajo lo haré bajo la dirección de los doctores Sergio Iván Pérez y Leandro Aristide. Ellos son investigadores argentinos que han estudiado a los platirrinos durante muchos años.

 -¿A qué nos referimos cuando hablamos de diversidad fenotípica?

La diversidad fenotípica de un grupo de organismos vivos es la variedad de características que presentan sus integrantes. Estas características son el resultado de la interacción del individuo con el entorno y de su propio genoma. Los miembros de una misma especie tienen genomas más parecidos entre sí que organismos de especies diferentes. Cuanto más alejadas evolutivamente son dos especies, más diferente es su ADN.

Como ejemplo de diversidad fenotípica dentro de los platirrinos podemos considerar las diferencias en el grado de desarrollo del epitelio olfativo, lo que permite que algunos grupos perciban más olores que otros. 

El tamaño corporal, el color del pelaje, la forma de los pies, y hasta el modo de organización social son algunas de las muchas características que pueden variar dentro de un grupo, evidenciando así la diversidad fenotípica presente en su población.

-¿De qué manera están relacionados los estudios de los órganos sensoriales con la evolución?

Los órganos de los sentidos nos permiten recibir información del mundo exterior, la cual es procesada por nuestros cerebros, en donde se genera una representación mental del entorno. 

Esto es esencial para conseguir comida, detectar el peligro, conseguir pareja, comunicarse cooperativamente, ahuyentar posibles depredadores y muchísimas cosas más.

Modificaciones en los órganos de los sentidos pueden llevar a que una población se adapte mejor a un nuevo ambiente, o sea capaz de aprovechar un recurso que hasta entonces no podía. 

Además, si el entorno se modifica, poder percibirlo es importante para poder adaptarse a la nueva situación. Los cambios en el ambiente pueden ejercer presión evolutiva sobre una población, lo que significa que favorecen la supervivencia de los individuos con ciertas características. 

Pensemos por ejemplo en una población de ratas en la ciudad de La Plata, Argentina. Si suponemos que la población de gatos, un depredador muy silencioso, aumenta considerablemente en la ciudad, es posible que esto genere una presión selectiva sobre las ratas, que favorezca la supervivencia y reproducción de aquellas que tienen mayor capacidad de detectar a los nuevos depredadores.

En consecuencia, quizás en un tiempo las ratas de La Plata hayan aumentado en promedio su capacidad auditiva.

Vemos entonces que los órganos de los sentidos son muy importantes en la supervivencia y la reproducción de los individuos, y por lo tanto, en la evolución de las poblaciones a lo largo del tiempo.

Estudiar las diferencias de estos órganos en distintas especies nos puede dar pistas acerca de cómo se adaptaron sus antepasados a nuevos ambientes, y de esta forma podemos conocer mejor la historia evolutiva del grupo.

Titís pigmeos (Cebuella pygmaea). (Mulhouse Zoo)

-¿Para qué estudiar a los platirrinos?

Estudiar científicamente a los platirrinos, como a cualquier otro sistema del universo, nos permite conocer más sobre cómo es y cómo funciona nuestro mundo. También es un camino, necesario en mi opinión, para entender mejor la naturaleza humana.

Comparando su historia evolutiva con la nuestra se nos pueden ocurrir hipótesis interesantes acerca de cómo aparecieron en nuestros antepasados ciertas características que presentamos nosotros hoy, y que también aparecieron de manera independiente a lo largo de la evolución de los platirrinos, como la monogamia, el uso de herramientas o las prácticas culturales.

Por otro lado, y quizás aún más importante, los platirrinos están sufriendo en la actualidad las consecuencias de la modificación del medio ambiente causada por la actividad humana. Solo en la Selva Amazónica, desde el 2001 al 2020 han sido deforestados aproximadamente 550.000 kilómetros cuadrados de selva, un área más grande que todo Paraguay.

Esto repercute no solo en todas las millones de poblaciones animales y vegetales que viven allí, sino que también impacta fuertemente en las condiciones climáticas mundiales, que se están acercando a un punto límite en el cual revertirlas será imposible y los ecosistemas terrestres cambiarán drásticamente, extinguiéndonos en el proceso un enorme porcentaje de las especies que habitamos hoy el planeta Tierra.

Estudiar a los platirrinos, dimensionar su situación de vulnerabilidad actual y la de su ambiente, nos permite tomar decisiones mejor informadas para que puedan seguir viviendo.

-¿Qué hace la Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS)?

El ENyS es un instituto de investigación, docencia y transferencia ubicado en la ciudad de Florencio Varela, Argentina. Se encuentra dentro de un hospital muy importante en la región, por lo que la investigación que se realiza en el instituto está principalmente orientada hacia la medicina y la antropología.

Las principales líneas de estudio son la epilepsia, la genética del Alzheimer, la nutrición y el desarrollo, el consumo problemático de alcohol y el cannabis medicinal. Con la incorporación al instituto de uno de mis directores, Leandro Aristide, se abrió una nueva área de estudio vinculada a la primatología y a la biología evolutiva, en la cual trabajo yo. 

La dirección del instituto está a cargo de la Dra. Paula Gonzalez, antropóloga especialista en Neurociencias, y de la Dra. Silvia Kochen, investigadora y médica especialista en Neurología. El ENyS depende del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) y del Hospital El Cruce (HEC).

Los monos aulladores o monos carayá (Alouatta) forman parte de los platirrinos. (CONICET)

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Director ejecutivo de Ciencia del Sur. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y pasó por el programa de Jóvenes Investigadores de la UNA. Tiene diplomados en filosofía medieval y en relaciones internacionales.
Condujo los programas de radio El Laboratorio, con temática científica (Ñandutí) y ÁgoraRadio, de filosofía (Ondas Ayvu).
Fue periodista, columnista y editor de Ciencia y Tecnología en el diario ABC Color y colaboró con publicaciones internacionales. Fue presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista, secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica y encargado de cultura científica de la Universidad Iberoamericana.
Periodista de Ciencia del Año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017). Tiene cinco libros publicados.

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