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El Programa Paraguayo para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (ProCiencia) es uno de los logros del Dr. Luis Dávalos.

Luis Dávalos Dávalos es un reconocido educador, filósofo y consultor internacional paraguayo que llegó a la presidencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Fue ministro de esta dependencia estatal durante los gobiernos de Fernando Lugo y Federico Franco. Es uno de los principales propulsores del Programa Paraguayo para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (ProCiencia) y del Programa Nacional e Incentivo a los Investigadores (PRONII).

Dávalos es ingeniero químico, licenciado en filosofía, máster en gestión de la ciencia y la innovación y doctor en ciencias de la educación. Fue vicepresidente segundo de la Comisión Interamericana de Ciencia y Tecnología de la OEA. Actualmente, se desempeña como profesor universitario y asesor educativo.

Es miembro activo de la Sociedad Científica del Paraguay. Con Erasmus, publicó los libros Emprendiendo la innovación y La educación en valores. Desafiar al consumismo.

-¿Puede la ciencia tener políticas bien definidas?
No se trata de que la ciencia tenga políticas sino de que las instituciones tengan políticas para la ciencia, y en particular el Estado que es una institución macro. El Estado debe tener políticas públicas claras para resolver las situaciones de necesidad de un país o región. El grado de madurez y visión de los gobernantes se mide por la pertinencia de sus políticas públicas y en particular las políticas de educación, ciencia, tecnología e innovación, cuyos frutos se recogen a mediano y largo plazo.

Unos sembrarán y otros distintos cosecharán, sobre todo en nuestra región latinoamericana donde los ciclos del poder en la administración pública son cortos.

-¿Está en el ethos científico contar con una organización clara?
Es otra cuestión distinta al de la una política de ciencia. La ciencia se caracteriza por ser organizada, en su esencia está el uso del rigor científico, justamente para dar validez y universalidad al conocimiento científico.

-¿Cómo evalúa las políticas científicas de los países latinoamericanos? En algunos países, como Argentina o Brasil, hay recortes en ciencia e investigación. ¿Esto perjudica a la región?
La situación de políticas públicas en ciencia en los países latinoamericanos es muy dispar, aunque en su conjunto estamos aún muy lejos de los países más desarrollados.

En Latinoamérica tenemos países como México, Colombia, Brasil, Panamá, Costa Rica, Uruguay, Argentina, Chile y Uruguay que han dado avances importantes en la última década al tomar medidas conscientes y concretas sobre la necesidad de tener políticas en ciencia, tecnología e innovación (CTI) y la necesidad de invertir en este ámbito como mecanismo fundamental para el desarrollo integral y sostenido de un país.

El hecho de que ha habido recortes en el apoyo al desarrollo de CTI en algunos países en los últimos años sin duda no es un buen signo, que lastimosamente en muchas ocasiones tienen que ver con las brechas de conocimiento de los tomadores de decisiones. Claro que perjudica a la región y en primer lugar a los países en cuestión, ya que vamos quedando más rezagados en el ámbito de la era del conocimiento.

-¿Entienden los políticos sudamericanos los cambios que se vienen con la sociedad de la información y el conocimiento?
Una pregunta difícil de responder, pero la realidad en los temas CTI a nivel estatal nos da la respuesta. Basta mirar lo que se está dando en las políticas públicas en nuestros vecinos más próximos.

El panorama para la CTI en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Uruguay es muy prometedor. Si repasamos discursos de presidentes de la república de estos países en los últimos años, el solo hecho de mencionar la importancia de la inversión en CTI y la necesidad de producir conocimiento propio nos da la pauta de signos alentadores.

-Usted conoce mejor el caso paraguayo, ¿cómo un país sin tradición científica puede introducirse a la economía del conocimiento?
En Paraguay, como en muchos otros temas vitales de desarrollo, en CTI estamos muy rezagados, el solo hecho de no tener políticas es un fuerte indicativo.

¿Cómo un país sin tradición científica puede introducirse a la economía del conocimiento? Pues la respuesta está dada por la experiencia de otros países que han estado en situaciones socioeconómicas iguales o peores que Paraguay.

El ejemplo típico suele ser Corea del Sur, que a finales de los años 50 del siglo pasado estaba en condiciones peores que nuestro país. La fórmula ha sido sencilla: políticas CTI claras y enfocadas y una fuerte sostenida inversión al fomento y desarrollo de la CTI y una fuerte apuesta al mejoramiento de la calidad educativa.

En menos de 50 años se ha posicionado como un líder en tecnologías, no solo en su región, sino a nivel global y el nivel de su sistema educativo y sus resultados son considerados entre los mejores del planeta.

-Las políticas científicas del Paraguay surgen recién en el siglo XXI, ¿qué avances ve de estas políticas implementadas para la ciencia paraguaya?
Si hay noticias de que tenemos una política de CTI desde el 2002 es interesante, pero muchos técnicos, académicos y científicos nos hemos enterado de esto recientemente.

¿De que puede servir una política engavetada? Absolutamente de nada. En Paraguay existe un ambicioso programa para el desarrollo de la ciencia y la tecnología, pero sin sustento en una política que responda a necesidades reales. En Paraguay está pendiente una política de CTI a la que tendrán que ajustarse y/o alinearse los programas y proyectos actuales.

-¿Cuál considera sus principales aportes a la comunidad científica durante su paso por el Conacyt?
Mi paso por el Conacyt ha servido para consolidar el lanzamiento del PRONII (Programa de Incentivos al Investigador) que ya venía adquiriendo forma antes de mano de Antonio Cubilla, Fátima Mereles y Antonieta Rojas.

Considero que el gran mérito durante mi gestión como presidente del Conacyt ha sido poner las bases y darle forma contextual al Programa Paraguayo para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (ProCiencia).

-¿Cómo se gestó ProCiencia?
-Antes que hablar de Prociencia, habría que ser justos con la historia reciente y con los auténticos propiciadores de este programa. He escuchado que actualmente hay muchos que se consideran mentores o ideólogos o «padres» de ProCiencia.

Recuerdo que en el año 2012 cuando un grupo de periodistas, educadores y miembros de la sociedad civil estaban impulsando la ley del fondo para el desarrollo de la excelencia de la educación, que posteriormente quedó como uno de los componentes del FONACIDE, Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo.

Estos señores se reunieron con Diana Serafini, en aquel momento asesora de la presidencia de Conacyt y ella les convenció de incluir en la propuesta de ley también el tema de investigación, y a partir de ahí quedo Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI).

-¿Qué hicieron al final?
Posteriormente, cuando la ley fue aprobada por el Parlamento y por el presidente de la república en setiembre de 2012, me propuse como objetivo que el Conacyt sea la primera institución en presentarse a concursar por los fondos con un programa innovador.

Esbocé los cuatro componentes en un pedazo de papel reciclado y los lineamientos generales y hasta un posible logo, que según veo, lo siguen usando sin ningún cambio.

El Consejo del Conacyt aprobó el esquema general del ProCiencia y desde ahí se contrató a Jaime Jara para la redacción del documento, con el aporte de Sergio Duarte y Diana Serafini y otros técnicos de aquel entonces.

Se volcó en el documento toda la experiencia de Conacyt en el tema y la habilidad y conocimientos de sus técnicos. Se ajustaron las experiencias positivas de otros países y regiones. Posteriormente con un borrador final se realizaron audiencias con académicos, científicos y técnicos del ámbito para darle forma final al programa. El cual fue presentado al consejo del FEEI para su aprobación a inicios del 2013.

-En una encuesta reciente sobre percepción pública de la ciencia se mostró que la mayoría de los paraguayos no conoce a sus instituciones científicas. ¿Eso a qué hace mención?
Simplemente es un indicador más de lo rezagado que estamos en los temas de CTI en Paraguay y la necesidad de ir gestando una cultura científica y de la innovación.

-¿Cómo podemos, en primer lugar, hacer que la ciudadanía participe en la construcción de políticas científicas en Sudamérica?
La respuesta es compleja y fácil a la vez. Participación ciudadana en la construcción de políticas públicas es parte fundamental de la validación y pertinencia de una política y tiene que ver directamente con la gobernanza de las mismas.

¿Cómo se aprende a participar? o ¿Cómo se enseña a participar? Pues participando, no existe otra fórmula. Ahora bien, los mecanismos pueden ser diversos y habrá que buscar aquéllos más adecuados a las realidades donde se promueve la participación.

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Director ejecutivo de Ciencia del Sur. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y pasó por el programa de Jóvenes Investigadores de la UNA. Tiene diplomados en filosofía medieval y en relaciones internacionales.
Condujo los programas de radio El Laboratorio, con temática científica (Ñandutí) y ÁgoraRadio, de filosofía (Ondas Ayvu).
Fue periodista, columnista y editor de Ciencia y Tecnología en el diario ABC Color y colaboró con publicaciones internacionales. Fue presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista, secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica y encargado de cultura científica de la Universidad Iberoamericana.
Periodista de Ciencia del Año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017). Tiene cinco libros publicados.

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