La Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción tiene al Hospital de Clínicas, uno de los más grandes de Paraguay. (FCM-UNA)
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El rezago de las facultades de medicina del Paraguay es histórico y tiene que ver con el gran progreso científico médico en otras culturas y la ausencia de las revoluciones académicas de la universidad que ocurrieron en el planeta e hicieron posible este bravo nuevo mundo.

De las 4 principales revoluciones, la humboldtiana en Alemania (1810), la napoleónica en Francia (1810), la flexneriana, en Estados Unidos (1905) y la de Córdoba en Argentina (1918), sola esta última -de alto impacto político pero escasa repercusión académica- afectó a la universidad paraguaya.

Para colmo, un nuevo movimiento de alto dinamismo, no calificable como revolucionario sino de regresivo, el de la mercantilización, tiene alta influencia en algunas de las nuevas facultades de medicina que pululan en el país.

Entre los modelos históricos que han sobrevivido y de cuya excelencia no puede dudarse, es el flexneriano el de mayor importancia. De sus claustros emerge la mayoría de los galardonados con un Nobel, indicador de excelencia académica en la universidad. Opina el profesor Karle, directivo de la Federación Mundial de Educación Médica (Dinamarca), que muchas  facultades de medicina, especialmente en el tercer mundo, por causa de un mercadismo mal entendido,  están retrocediendo a la era preflexneriana.

Es decir, en la época de la medicina científica donde teoría, técnica y práctica se imbrican, se regresa  a la medicina empírica.

Hay que recordar que Flexner fue responsable de la gran revolución en la educación médica que se inició en los Estados Unidos de América hacia 1910 con el modelo de la escuela de Johns Hopkins y que fue seguido por casi todas las grandes universidades norteamericanas y europeas. Se inspiró en las universidades germánicas del siglo 18 y 19, especialmente la de Humboldt en Berlín.

En Estados Unidos, antes de Flexner, las facultades eran pequeñas, funcionaban fuera de hospitales en viviendas o garajes, sus docentes no estaban altamente calificados y en realidad representaban un engaño a la población. La medicina y su enseñanza eran empíricas o intuitivas y no se basaban en la evidencia científica, que era entonces limitada. Las facultades de medicina del Paraguay -sin temor a error- podrían hoy categorizarse como preflexnerianas.

Los criterios de esa revolución persisten en las universidades modernas de excelencia y son ahora recomendados de nuevo, muy tardíamente, para una nueva re-revolución, especialmente para quienes nunca la han conocido como es nuestro caso en particular.

Los criterios de excelencia de Flexner

  1. Selección de estudiantes

Se inicia con la selección rigurosa de los alumnos. No es aconsejable el ingreso irrestricto a una facultad de medicina. Deben ingresar solamente los alumnos intelectualmente aptos para la disciplina. Esto independientemente de si los sistemas son gratuitos o pagados. No estamos discutiendo este importante aspecto ahora. Solo la excelencia académica es un requisito. Exámenes de ingreso deben ser rigurosos.

Abraham Flexner fue un destacado educador estadounidense que transformó la educación universitaria en Estados Unidos y Canadá. (Wikimedia)

El objetivo es identificar las mejores mentes para poder comprender la medicina científica, cada vez más compleja y dependiente de los últimos resultados de la investigación. Esta es la justificación principal. Este sistema meritocrático favorece al alumno de escasos recursos económicos porque es su oportunidad para escalar socialmente y descollar académica o profesionalmente. Se sabe que estadísticamente la capacidad y el talento predominan en este estrato social por su mayor número y ganas de progresar.

Un estudiante de muchos recursos económicos pero menos dotado tendrá siempre más oportunidades de ubicarse en el mundo de la realización o el trabajo. Eran los criterios de J.F.  Revel de la oportunidad del igualitarismo por medio de la educación superior.  Existen otras honorables carreras relacionadas con la salud para alumnos dotados con otras habilidades, desde la tecnología médica a la medicina del servicio social, ambas tan importantes. La sabia naturaleza construyó las inteligencias múltiples.

Un conocimiento previo de ciencias básicas es ideal: física, química, matemáticas, estadísticas, biología y psicología. Estas materias deberían enseñarse antes, una especie de escuela premédica. A nivel público, que es lo que nos interesa, se puede centralizar en el campus de San Lorenzo la enseñanza de las ciencias básicas para facultades médicas y no médicas relacionadas con las ciencias naturales.

Se puede acortar la carrera médica propiamente dicha. Así se ahorraría mucho dinero y se utilizaría los mejores docentes.

2- Método científico

Flexner enfatizó la necesidad de adherirse al método científico, anticipando la enseñanza de la medicina basada en la evidencia. El pensamiento crítico y la capacidad de resolver problemas son elementos esenciales de este pensamiento. Ayudan a los médicos a formular y resolver problemas diagnósticos, terapéuticos y de investigación, que son similares.

La inspiración de estos métodos pedagógicos, aun hoy considerados modernos, está en la propia metodología y epistemología de la investigación científica. Es decir, los docentes realizarían en su pedagogía ese mismo proceso de construcción epistemológica súbita o gradual que lleva a los científicos al descubrimiento.

Se inicia con una gran experiencia en el área, la formulación de una hipótesis y el análisis deductivo mediante la observación, el test y los experimentos, cotejando la idea con la realidad.

Los profesores investigadores germánicos del modelo humboldtiano fueron los inventores de esta manera de enseñar, porque siendo investigadores, les era natural enseñar de la misma manera en que actuaban para descubrir. Por eso (esta idea no es compartida por todos) un profesor investigador, siempre en el limite del conocimiento y contagiando su entusiasmo por descubrir, aunque carezca de talento histriónico, es mejor docente que un profesor no investigador.

3- Docencia calificada

Los docentes deben ser calificados y suficientes en número, y estar comprometidos con la investigación científica, decía Flexner. Debe existir un modelo de pedagogía médica, donde los estudiantes en clases pequeñas reciban atención preferencial por los docentes, aprendan haciendo y se integren precozmente al manejo de los pacientes y en lo posible a proyectos de investigación.

Es tradición en la cultura académica de nuestra universidad que lo académico sea identificado con lo docente y en el caso médico con lo profesional o lo asistencial. Lo que no esta intrínsecamente mal, pero en las sociedades modernas el máximo prestigio académico está en la investigación científica, en las contribuciones originales de los miembros de una universidad que otorgan el máximo prestigio institucional y contribuyen al mejoramiento del conocimiento y la salud en su país y el mundo.

Entonces, el docente ideal es aquel que también realiza actividad de investigación. Lo académico es lo investigativo. La medicina se está volviendo cada vez más científica y compleja, por lo que requiere de docentes con gran capacidad de razonamiento y discernimiento.

Una frecuente confusión en los países pobres es la creencia de que en la pobreza la enseñanza de la medicina debe ser diferente, sui generis. “Necesitamos crear el perfil del médico paraguayo con las habilidades básicas para manejar nuestras patologías”, decía un ya fallecido y eterno director de educación médica de la FCM, a quien en parte responsabilizo del atraso de esta institución. Una especie de nacionalismo monopólico del morbo local.

Una creencia en la particularidad del ser nacional en su capacidad para enfermarse, respecto a otros miembros de la raza humana. Como si la especiación evolutiva haya afectado al Paraguay de una manera singular y no repetible, haciéndolo único como especie humana. El razonamiento no es científicamente correcto.

Las afecciones de los pobres son tan complejas como aquellas de los ricos y requieren del mismo esfuerzo de investigación y muchas veces, hoy más que nunca, las mismas afecciones están presentes en ambos estratos sociales. El cuerpo humano, construido lentamente en el devenir evolutivo por prueba y error lastimosamente no dispone de recursos tan variables para reaccionar ante el insulto mórbido y determinar la singularidad del enfermo paraguayo, que representa una gota en el mar planetario.

Tampoco respeta el espesor de la billetera de los pacientes para atacarlo, observemos como ejemplos el dengue o el hanta virus en el Paraguay.  Nuestro querido profesor Martínez Yaryes de vuestra cátedra y también de la mía, fue una de las primeras víctimas del dengue grave.

Observen nuestro típico médico de centro sanitario público rural, que deriva pacientes con patologías sencillas por no estar preparado para tratarlas en su lugar de diagnóstico.

Las actividades preventivas y la medicina social cada vez más son cubiertas por personal no médico y esto está bien. No es necesario un médico para este tipo de trabajo social. La formación del médico es muy prolongada y costosa y no se debe mal invertir de esa manera. Cada uno a lo que sabe. Así lo recomiendan las grandes organizaciones de educación médica.

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Existe una creencia en la particularidad del ser nacional en su capacidad para enfermarse, respecto a otros miembros de la raza humana. Como si la especiación evolutiva haya afectado al Paraguay de una manera singular y no repetible. El razonamiento no es científicamente correcto. (Ciencia del Sur)

4- Recursos económicos

Las facultades de medicina son costosas y nadie debe aventurarse a crear una sin suficiente recursos. Decía Flexner que los recursos económicos deben existir al iniciar el proyecto y no deben provenir solamente de la cuota de los alumnos. Este es el método preferido de los modelos preflexnerianos de hace más de 100 años y también el adoptado por las nuevas facultades de medicina.

Entonces no habrá suficientes inversiones, no existirán hospitales ni bibliotecas adecuadas ni laboratorios de investigación, si los dueños de las facultades deben además lucrar. No habrá buena paga para docentes ni investigadores, sometidos por necesidad al poco académico y vergonzoso sistema de pago por hora y su secuela el profesor taxi.

Se deben buscar subsidios para las facultades de medicina, provenientes de la investigación, del Estado, de las empresas, de donaciones o de otras fuentes pero no sostener el complejo sistema educativo con las cuotas solamente.

Por eso el país no puede soportar con seriedad los gastos de 20 facultades de medicina para una población de 7 millones de habitantes. Una facultad de excelencia por cada 2 millones de habitantes ya sería suficiente, de acuerdo a recomendaciones internacionales. Como en la época de Flexner, es perentorio el cierre de la mayoría de nuestras facultades de medicina.  Que sobrevivan las más aptas.

5- La medicina se enseña en hospitales

Flexner encontró  que muchas facultades de medicina hacia 1900 no tenían hospitales, eran domicilios particulares o edificios inadecuados para la práctica médica, como la mayoría de nuestras facultades de medicina pública o privada.

Algunos en el área rural llaman hospitales universitarios a precarios centros regionales de salud, mal equipados, insalubres, sin ambientes académicos, sin investigación médica, sin informatización global, depósitos de libros viejos donados o folletines de organismos internacionales denominadas como bibliotecas, practicando una medicina elemental y empírica equiparable a la medicina de la primera mitad del siglo pasado.

En facultades de medicina serias deben existir clínicas y hospitales equipados donde los alumnos ejercerán supervisados por docentes. No se concibe una facultad de medicina sin hospital propio que debe ser del tamaño adecuado para producir la variedad de patologías que se requiere para el aprendizaje.

En nuestro país el estudiante debe además rotar en instituciones periféricas de barrios marginales y en centros de medicatura rural para conocer esta realidad social.

Me pregunto cuántas de las 20 facultades de medicina del Paraguay tienen hospital propio de por lo menos 300 camas cada uno.

 6- Investigación científica

La gran revolución flexneriana fue la de convertir la enseñanza y práctica de la medicina de un modelo empírico imitativo de tradiciones no demostradas a una visión crítica y cambiante imbuida de ciencia.  Su postulado señero fue el que la educación médica debe estar ligada íntimamente a la investigación científica. Los docentes deben ser investigadores y los alumnos deben tener un estrecho contacto con la investigación.

Aunque logísticamente no es posible en la mayoría de las facultades de medicina de investigación que todos los estudiantes realicen trabajos de investigación, es importante que la mayoría de los docentes sean investigadores y transmitan a sus alumnos los resultados de su investigación y la de sus colegas investigadores.

El estado del arte del conocimiento médico es sumamente cambiante y los libros de texto se reeditan con nuevos autores o nuevos enfoques cada 4 años. Los libros de enseñanza traducidos al español que se utilizan en nuestras facultades de medicina en general son obsoletos, porque teniendo en cuenta el tiempo de impresión de casi 2 años del texto original, que está en inglés, francés o alemán, se le agrega el tiempo de traducción, como 6 a 7 años en total.

En ese periodo ocurrieron numerosos descubrimientos y nuevas modalidades diagnósticas y tratamientos a los pacientes. Se enseña librescamente de manera desfasada. Tiene que ver con el hecho de que los docentes no son investigadores, quienes están más actualizados y disponen de mayor acceso a la última literatura médica en sus áreas de estudio.

Para ir terminando, sabemos que hay otros cambios recientes propuestos para acercarse mas a la problemática social, pero en este tema creo que no puede enseñarnos la escuela de John Hopkins, ya que todo el tiempo trabajamos con los pobres en este hospital. Tampoco debemos confundir el cambio curricular con una reforma universitaria, pero no tenemos tiempo para hablar hoy de esto.

La Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción, de gran tradición, puede liderar los cambios necesarios y ser el modelo para las demás. Tiene las condiciones para hacerlo.

El último fin de semana, médicos de la FCM-UNA realizaron un nuevo trasplante renal pediátrico mediante donación cadavérica, en el Hospital de Clínicas. (FCM-UNA)


* Este artículo, editado para  Ciencia del Sur, fue la clase inaugural de la sala IV de Clínica Quirúrgica, Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción.
Aula Magna, FCM, 15 de marzo 2012. 

 

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Directivo y columnista de Ciencia del Sur. Es un destacado médico patólogo, investigador y comunicador científico. Es Premio Nacional de Ciencia de Paraguay 2002 por sus trabajos sobre cáncer de pene y actualmente es uno de los científicos paraguayos más productivos, según el Conacyt.
Recibió la prestigiosa Medalla Koss, que otorga la Sociedad Internacional de Patología Urológica. Es director del Instituto de Patología e Investigación, IPI. Como comunicador científico se inició en el diario ABC Color hacia finales de los '60. Tiene decenas de publicaciones científicas y capítulos en libros que van desde la medicina a la educación superior.
En Ciencia del Sur escribe columnas y editoriales sobre medicina, patología, epistemología, filosofía de la ciencia y educación universitaria.

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1 COMENTARIO

  1. Estoy plenamente de acuerdo con este articulo. Recuerdo una vez en los 70 cuando en el hospital de clínica antiguo de Asuncion, un funcionario proclamo que la función de la facultad de medicina en el Paraguay era el de crear medicos para cubrir las necesidades del pais. No estoy de acuerdo. La función de toda facultad de medicina es el crear medicos excelentes. Es la función de Ministerio de Salud el cubrir las necesidades del pais. Para que formar y educar medicos por tantos anos cuyo solo propósito seria repartir vitaminas y profesar una medicina relativamente simple en el interior del país? Una enfermera y ayudantes de enfermería podrían hacer eso; en los EEUU, los así llamados asistentes de medicos (physician assistants), y nurse practitioners cumplen estas tareas, incluso en centros medicos urbanos,

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