Toda política pública debe ser dinámica, saber analizarse, aprender, modificarse y proyectarse. En tal sentido, quiero delinear unos puntos que encuentro fundamentales para comprender lo que estamos haciendo en el Programa Nacional de Becas de Postgrados en el Exterior (BECAL), a la par de dimensionar los desafíos que harán a su continuidad y sostenibilidad en el tiempo.
Para contextualizar, el objetivo del programa es generar capital humano avanzado para Paraguay mediante el financiamiento de becas de estudios superiores en el exterior en los más prestigiosos centros de educación superior y ciencia.
Así también, debemos precisar que BECAL es parte de una estrategia que se acompaña de diversos proyectos financiados por el Fondo para la Excelencia en la Educacion y la Investigación (FEEI), un fondo regido por un consejo público-privado, generado exclusivamente para debatir, velar y guiar las conversaciones que deriven en proyectos en torno a la calidad de la educación y el fomento de la innovación y la investigación.
Es decir, va de la mano con el programa ProCiencia del Conacyt, que escalafona investigadores, financia investigaciones, equipa laboratorios, repatria científicos; así también varios proyectos del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) como el de Formación Docente que hoy capacita a más de 40.000 educadores a nivel nacional; el Proyecto TICS para incorporar las tecnologías de la información a la educación pública, el Proyecto de Primera Infancia, que se centra en los primeros 1.000 días del niño/a.
También debemos mencionar el Proyecto de Infraestructuras para aulas, el Proyecto Censal de indicadores en la educación, el Proyecto de ANEAES para la acreditación de la oferta universitaria, e incluso, el proyecto de Transformación de la Educación, un proceso de diálogo para un gran pacto educativo.
Este fondo, que es un fideicomiso blindado para estos desarrollos, significa una oportunidad como país en la lógica y comprensión de que Paraguay no puede esperar más para dar el salto hacia una sociedad y economía del conocimiento.
El programa cuenta con un fondo de US$133 millones (unos Gs. 751 mil 450 millones) y un calendario de convocatorias hasta 2023, con el objetivo de que por lo menos 3.000 paraguayos realicen estudios en las mejores universidades del mundo, con el compromiso de retorno y retribución de conocimiento a Paraguay. A la fecha hemos becado a unos 1.100 paraguayos en 27 países y en 50 de las mejores universidades a nivel mundial.
Hoy consideramos que hemos dado lugar a un sistema de postulación, evaluación, administración y seguimiento de becarios con trazabilidad y transparencia. Hemos culminado las auditorías externas internacionales de los ejercicios fiscales 2015, 2016 y 2017 con las más altas calificaciones, realizamos una actualización del estudio de demanda de capital humano avanzado, concretamos una evaluación intermedia, y generamos un documento de Política de Capital Humano Avanzando (todos disponibles en la web del programa).
Por todo esto, es oportuno hacerse algunas preguntas. La primera, en torno a una validación sobre la pertinencia y existencia como programa. La segunda, sobre el futuro y la sostenibilidad en el tiempo. Comencemos.
Buscar la óptima estrategia
BECAL partió su diseño en el segundo semestre de 2013 con un diagnóstico que nos confirmó un déficit en la investigación, una baja capacidad de innovación en la empresa y la industria, y unos pobres indicadores en la educación ligados a la formación de cuadros docentes. A partir de ello, se plantó la pregunta: ¿Cuál es la estrategia óptima para que el Paraguay genere el capital humano avanzado que le permita superar estos cuellos de botellas y dar tránsito a una economía global del conocimiento?
BECAL es producto de un estudio que ha evaluado escenarios y alternativas, que ha valorado la oferta pública y privada a nivel de posgrados, que ha revisado la experiencia de otros países, así como las nacionales, principalmente en torno a instituciones como el Banco Central del Paraguay y el Ministerio de Hacienda, pioneros en la aplicación de una política de formación del más alto nivel.
Ante esto, se presentaron varias opciones que incluían enviar a los más destacados perfiles a las mejores academias a nivel mundial. Esto para adquirir conocimiento en el límite de la ciencia, generar redes, conocer realidades, laboratorios, métodos, didácticas, teorías y desarrollos, que no serían posibles en nuestro medio; otra idea era invertir menos recursos por cada becario y enviarlos a destinos de segundo orden, donde no necesariamente se genera el conocimiento, pero permitirían una experiencia aceptable; o más aun, una tercera, la de no becar a compatriotas, sino traer cursos y docentes del exterior para reproducir un conocimiento con diferentes niveles de efectividad.
Había otras opciones sobre estudios en línea o blended, que en su momento no entraron en la recta de decisión, lo cual no quiere decir que no pueda considerarse en un futuro. Hay programas de grandes universidades que no tienen nada que envidiar a los presenciales.
La opción seleccionada la sabemos, y la fundamentamos en que BECAL es un programa de excelencia, cuyo desafío es preparar a los más brillantes jóvenes de una generación que debe transformar el país en los próximos 5, 10, 15 y 20 años. Esta visión estaba ligada a la identificación del potencial que podríamos generar en cada área de intervención. Veíamos la generación de un gran valor público.
A nivel de la educación, que hoy ocupa un tercio de nuestros becarios, la apuesta es a una generación de formador de formadores, en áreas críticas identificadas por el MEC; didácticas en las matemáticas, las ciencias, la lengua y literatura, y la gestión e innovación en la educación, orientados con metodologías para combatir la deserción escolar, la violencia de género, la discriminación y el bullying.
Especializaciones y prácticas en centros oficiales de formación docente, tanto en la región como en Europa, con prácticas presenciales en institutos y colegios, enriqueciendo así la experiencia con colegas pares de diversas latitudes. Este componente de BECAL hoy está dando más de 200 proyectos innovadores en diferentes comunidades y áreas del sistema educativo nacional a través de un Plan de Reinserción y Asimilación establecido por el MEC.
Pasamos incluso de financiar especializaciones para focalizarnos en maestrías y doctorados, con el propósito claro de generar una masa crítica que pueda ayudar a repensar el sistema.
En la misma línea, pero a nivel de educación superior, sabíamos que nuestros becarios, de todas las áreas de las ciencias, tendrían un nicho de entrada para ser parte de una transformación muy esperada. A partir de la Ley 4995/2013 “de Educación Superior”, se establecen metas para las proporciones del cuadro docente que deberán ser de tiempo completo y con titulaciones de maestría y doctorado.
Para 2016, el 30 % debe ser de tiempo completo. Para 2018, el 10 % debe tener título de maestría, para 2023 el 15 % y para 2028 el 20 %. Por su parte, para 2018, el 3 % debe tener doctorado, para 2023 el 5 % y para 2028 el 7 %. Hemos firmado acuerdos para este efecto con universidades públicas y privadas. Esa reinserción está en curso.
Administración pública y sector privado
En cuanto a la administración del Estado, sector que esperábamos también se vea favorecido por este proceso, se confirma que a la fecha un tercio de los becarios o ya es servidor público, regido por la Ley 1626 y por ende vinculado a la institución para redituar el conocimiento, o desea ingresar al servicio, hoy regido por la Ley del Concurso Público, listos con el perfil necesario para asegurar la idoneidad en el cargo.
Hoy tenemos al menos un becario en casi todas las dependencias del Estado, asumiendo cargos de mayor responsabilidad. Igual estamos analizando con la Secretaría de la Función Pública qué términos podrían funcionar y que no atenten contra el principio constitucional de igualdad, ya que muchos que hayan estudiado en el exterior por otras fuentes no pueden ser afectados en un concurso frente a los becarios del programa.
A nivel del sector privado productivo, donde se podría dar la mayor diferencia en la balanza de aporte público y privado, nos hemos inclinado a áreas de la ciencia que comprendemos tienen un mayor efecto de derrame por la actividad profesional vinculada.
En concreto, 1. Ciencias Naturales; 2. Ingeniería y Tecnología; 3. Medicina y Salud; 4. Ciencias Agrícolas, dejando de lado los programas en derecho, MBAs, marketing, finanzas y afines. Hemos firmado acuerdos con la Unión Industrial del Paraguay y el Club de Ejecutivos, así como con consultoras especializadas en recursos humanos, con el propósito de generar una plataforma de redes buscando que cada becario acceda a oportunidades laborales acordes con el impacto que de cada uno esperamos.
Me gusta citar, por lo gráfico que es, las afirmaciones, coincidentes con el inicio de BECAL, “de importar ingenieros de España debido al déficit para cubrir la demanda y la capacidad de inversión en infraestructura pública». Hoy los estamos preparando nosotros. A nivel de la salud, es cuestión de revisar el listado de becarios para dimensionar que algunos serán pioneros en subespecializaciones que hoy no se ofrecen a nivel académico/científico y posiblemente tampoco a nivel de servicio médico.
Hemos firmado un acuerdo con el Instituto de Previsión Social para su captación. Gran parte de nuestros becarios están en las ciencias agrícolas, uno de los motores de la economía, con una necesidad de innovación y tecnología constante. Más aún, la tarea país de profundizar en la diversificación de la economía y la generación de productos de valor agregado, que implica trabajos de calidad y bienestar.
El impacto en la investigación
El componente de la investigación, destinado a la formación y recepción de doctores, es quizás el que mayor cuidado requiere. Sabíamos que doblar a 2023 el número de doctores en el país iba a requerir la puesta de instrumentos para la reinserción. Es así que, a la par de la importante batería de productos del Conacyt, BECAL II (fase 2018-2023) destina fondos al Conacyt para una vinculación de becarios con la academia, con los centros de investigación, y con la empresa/industria.
Nos alegra confirmar que en la última lista de investigadores escalafonados del PRONII/Conacyt hay una treintena de nuestros becarios.
En todo caso, es oportuno plantear un debate sobre qué se entiende por reinserción y cómo y cuándo se activa. En mi experiencia, recuerdo que, al retornar al país en 2010, cambié cuatro veces de trabajo en los primeros dos años, haciendo ese ajuste de expectativa y realidad con el mercado profesional.
Hoy nuestro mercado laboral todavía premia más a la experiencia que a la calidad técnica y académica. En todo caso, el efecto de nuestros becarios no es inmediato al retorno, es a los 5 o 10 años donde veremos el fruto, luego de hacer esa calibración de llegada, confirmar un espacio y una experiencia profesional y la oportunidad de desarrollar e implementar todo el conocimiento, haciendo una diferencia.
Hoy siento que estoy aportando valor agregado al servicio público a través del programa, pero han pasado 8 años de arduo trabajo para hacerlo evidente. Este proceso es el que normalmente sucede con todos quienes han pasado por grandes universidades, tanto en nuestro país como en el exterior.
Estamos becando a paraguayos de todo el país, con un promedio de edad entre 27 y 31 años (35 años en educación); en un 60% mujeres; en un 80% personas solteras; en promedio con uno o dos años de experiencia laboral post universitaria; con un nivel de ingreso medio, pero insuficiente para costear estudios en los grandes centros del exterior. A la fecha, en torno al 90% de los retornados están activos en el mercado laboral.
Como respuesta y aprendizaje a la barrera de ingreso de postulantes a becarios, hemos generado las herramientas para suplir el déficit de idioma. BECAL II incluye becas de idioma y becas de movilidad de grado de un semestre, con el objetivo de identificar de forma temprana a aquellas mentes brillantes en búsqueda de oportunidad, despertando esa chispa y sed de conocimiento y mundo. BECAL es una política pública que ha motivado y despertado en muchos jóvenes el deseo de superación.
La visión hacia el futuro
A medida que avanzamos en convocatorias identificamos que BECAL necesitaría de un aliado en el camino. Es decir, nos encontramos con una demanda insatisfecha muy amplia reflejada en una cantidad creciente de postulaciones en cada convocatoria, con profesionales listos para ir cada vez a mejores universidades.
Las restricciones presupuestarias y la planificación establecida por año hacían inviable becar a todos estos perfiles que sabíamos eran también excelentes. En segundo término, encontramos casos donde el presupuesto total del becario superaba los máximos establecidos por el programa por cada tipo de beca, por lo cual iba a requerir de recursos adicionales para poder completar la diferencia.
Y, en tercer lugar, alternativas de financiamiento para estudios (MBAs, finanzas, marketing y afines, derecho) donde Becal no cubría. A partir de ello, en el segundo semestre del 2017 generamos de forma conjunta con el Banco Nacional de Fomento (BNF) la “Línea de Crédito para Financiamiento de Estudios Superiores en el Exterior”. Un producto único en sus condiciones, que otorga hasta Gs. 500 millones a una tasa del 10 % a pagar en 10 años, con un período de gracia de hasta dos años y seis meses.
Esta figura fue un primer paso importante para iniciar un debate sobre el modelo de financiamiento exclusivamente de beca y la sostenibilidad del programa en el tiempo. Este es un producto que todavía puede ser mejorado y ampliado, por ejemplo, con un Fondo de Garantía, que permita que, a perfiles brillantes, pero sin los recursos para obtener un crédito, puedan recibirlo con el Estado como garante, para hacer el retorno en el futuro una vez inmerso en el mercado laboral. Estamos ya trabajando en eso con la Agencia Financiera de Desarrollo.
Hoy contamos con los recursos y un calendario de ejecución hasta 2023, pero el tiempo pasa muy rápido y la consolidación hacia una política de Estado implica ver más allá. Esto significa brindar el tiempo para un debate como sociedad sobre qué tipo de programa queremos, y que éste sea sostenible en el tiempo. El Paraguay no puede darse el lujo de cortar o parar la dinámica de generar capital humano avanzado.
Ahora bien, hay escenarios y considero son los siguientes:
- BECAL ha nacido como un programa de becas en un sentido amplio y directo, esto es, financiando estudios de posgrados en las mejores universidades con el compromiso del retorno al país para ser agentes de desarrollo, reproducción y multiplicación del conocimiento generado. No solicita ningún tipo de devolución monetaria al becario. Hoy el programa es un proyecto, en términos del Presupuesto General de la Nación (PGN), de tipo III, que cuenta con recursos asegurados para hacer convocatorias hasta 2023 a través del Fondo para la Excelencia en la Educación y la Investigación. De ahí en adelante, se requiere de nuevos recursos, y si éstos serán públicos, deben acompañarse de un compromiso como sociedad y de la clase política de una asignación anual de un promedio de unos US$15 millones, lo necesario para mantener al programa en las condiciones y dimensiones en las que hoy funciona. Este proceso está actualmente en desarrollo a través de proyecto de ley presentado por múltiples bancadas del Senado, por la cual se da lugar a una Dirección de Administración Nacional de Becas, figura que le permitiría solicitar de forma anual una asignación del PGN. Por supuesto, tiene el riesgo de que esta pauta de asignación anual sea cumplida en años de abundancia o “vacas gordas” de la economía, pero puede quedar sujeta a recortes o incluso su paralización en años de “vacas flacas”, donde se considere más oportuno reasignar estos recursos a otras prioridades. Esto no es menor sabiendo que fue lo sucedido en Brasil con el programa “Ciencias sin Fronteras”, la iniciativa en su momento más ambiciosa a nivel mundial para dar un salto en capital humano avanzado. La crisis política y económica se lo llevó por delante. Misma suerte se dio en Ecuador, donde el programa funcionó mientras el precio de petróleo era alto, y quedó suspendido al bajar, dejando incluso a becarios “colgados” en el exterior.
- Un segundo modelo, compatible con el anterior, es dar lugar a un acuerdo entre el Estado y el sector privado, para generar un fondo común con aporte regular compartido, que permita dar previsibilidad en el tiempo. En términos conceptuales, sería muy oportuno esta alianza porque muchos de los becarios se reinsertan en el sector privado, por lo cual cabría considerar una participación activa en la generación de capital humano avanzado.Como programa, iniciaremos las conversaciones con los diferentes gremios y sectores para invitarlos a esta tarea.
- Una tercera opción, es considerar a figuras mixtas de financiamiento que combinan porcentajes de beca y crédito educativo. Este es un debate amplio en términos conceptuales, pero también en modalidad y opciones. En términos conceptuales porque implica un cambio a la modalidad vigente, donde un porcentaje debe ser retornado por el profesional a su retorno. Estas modalidades se caracterizan por un sentido de solidaridad entre becarios, los presentes financian en cierto porcentaje a los del futuro. También implica un acuerdo de compromiso entre el becario y el Estado a través de una coparticipación y corresponsabilidad. Estas figuras se acompañan de un Fondo de Garantía como el citado anteriormente.
Diferentes modalidades y opciones
En términos de modalidad y opciones, es tan amplio como ajustable. Esto significa que no aplica una regla única de retorno de la inversión, sino variable y ajustable según diversos criterios, por ejemplo:
a) áreas de las ciencias, sabiendo que no todas tienen la misma proyección de reinserción laboral y de ingreso potencial;
b) tipos de beca, aplicando por citar, únicamente a maestrías, manteniendo el financiamiento a doctorados al 100 % como beca. Esto se da considerando la capacidad de reinserción y potencial de ingreso de los doctores en un país donde aún no se le ha brindado el valor académico y técnico suficiente, tanto en el sector público como privado, acompañado de un bajo nivel de remuneración por parte de las universidades, incluso siendo a tiempo completo;
c) conforme al ingreso real del becario al retorno, es decir, estableciendo un ingreso mínimo a partir del cual aplique la devolución y unos porcentajes máximos de potencial de cobro sobre ese ingreso. De esta forma, ingresan quienes están en condiciones de hacerlo;
d) estableciendo exoneraciones puntuales, es decir, realizar quitas acumulables o total, conforme si al retorno trabaja en áreas geográficas o estratégicas para el país (salud, educación, etc.). Esta figura es muy utilizada en Colombia, y hacen que ese porcentaje de crédito sea reducido en gran medida o incluso en su totalidad.
Este modelo mixto de crédito y beca conoce de varios casos exitosos, algunos con más de 20 años de desarrollo como el ICETEX o COLFUTURO en Colombia. Otros están iniciando, como en Honduras a través del programa HonduFuturo, financiado exclusivamente con capital privado y con un tope máximo de US$50 mil, y donde por el hecho del retorno al país, se exonera el 50 %, por lo cual se hace el repago por el otro 50 %, a unas tasas y años ventajosos.
En contraparte, la iniciativa del Programa Becas Chile para migrar a este modelo está
generando más de una posición, en favor y en contra, porque requiere de ese equilibrio de
realidad conforme a los escenarios de retorno, reinserción y mercado laboral.
Este debate tiene muchas aristas y requiere consenso. Por ejemplo, debe saber captar a aquél que, con recursos privados, tenía en sus planes realizar la inversión para estudios en el exterior y que no deje de hacerlo por el hecho de poder acceder a una beca o a un crédito-beca. Es decir, el modelo debe dar los incentivos y los filtros para que el capital privado, de forma indirecta, siga haciendo su trabajo, y no recaiga toda esta tarea en los recursos públicos.
Nuestro horizonte hoy es 2023, con BECAL en su formato actual asegurado, pero tenemos la responsabilidad de mirar más adelante. El debate debe ser ampliado y dar lugar a la participación de la sociedad toda, porque las decisiones que tomemos tendrán un gran impacto en nuestra capacidad de generar capital humano avanzado y de cumplir con el objetivo de BECAL, plasmado en la pregunta de inicio: ¿Cuál es la estrategia óptima para que el Paraguay genere el capital humano avanzado que le permita superar estos cuellos de botellas y dar tránsito a una economía global del conocimiento?
Conversemos. Decía Benjamin Franklin: “Una inversión en conocimiento paga el mejor interés”.
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Licenciado en sociología, y en ciencias políticas y de la administración pública por la Universidad de Salamanca, España. Magíster en administración pública por la London School of Economics, Reino Unido. Es el actual director del programa de Becas Carlos Antonio López (BECAL), del Gobierno de Paraguay.
El artículo me pareció excelente. Es claro, comprensible y significativo. Es casi una rendición de cuentas al público cumpliendo con la premisa del «accountability». Nada que ocultar, todo para revelar . Es muy ilustrador, partiendo desde el principio del nacimiento de las becas hasta el futuro de las mismas. Creo que cuando se refiere a políticas e iniciativas públicas que se hacen con dinero del estado, los informes o, en este caso, el artículo, deben poseer estas características. Sería bueno disponer de otras entregas.