Internacionalmente, en la tercera semana de mayo se celebra la Semana del Parto Respetado, una iniciativa nacida en Francia que promueve el parto respetado o humanizado y busca disminuir la violencia obstétrica.
Recientemente, en los meses de marzo y abril, el excandidato presidencial Paraguayo Cubas levantó una polémica al prometer la “prohibición” de los partos por cesárea en el sistema de salud público paraguayo. Además, difundió información falsa sobre el estado de las cesáreas en el mundo e información exagerada sobre Paraguay con respecto a esto.
“¡Qué la cesárea! Es una cuestión prohibida en casi todo el mundo. Se va preso el médico; pierde su licencia. Solamente la cesárea cuando la mujer va a morir o el niño” (GEN, 17 de marzo de 2023).
“Parto natural, no más cesáreas. Prohibido en todo el mundo. Acá, dale con la cesárea” (SNT, 16 de abril de 2023).
En este material, explicamos cómo se relacionan los partos por cesárea con el parto respetado y cuál es la situación de las cesáreas en el mundo y en Paraguay.
¿Qué es el parto humanizado o respetado?
El término «parto humanizado» se refiere a un enfoque de atención al parto que considera las necesidades emocionales, culturales y sociales de las mujeres. Es una respuesta al modelo médico convencional que no valora el proceso natural del parto ni tiene en cuenta las recomendaciones respaldadas por evidencia científica y los principios establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El objetivo principal es que el nacimiento sea una experiencia especial y placentera, con dignidad humana, donde la mujer tenga un papel activo y protagonista. Esto implica respetar el derecho de las mujeres y las parejas a tomar decisiones sobre dónde, cómo y con quién dar a luz en este momento tan importante de sus vidas.
Según el artículo “Nacimiento humanizado. Aportes de la atención intercultural a las mujeres en el embarazo, parto y puerperio” publicado en la revista Género y Salud en Cifras en 2012, los principios generales de este enfoque son:
- Reconocer a la madre, el padre y su bebé como los principales protagonistas.
- Intervenir solo en caso de riesgo evidente, sin interferir rutinariamente en el proceso natural.
- Garantizar el derecho a la educación sobre el embarazo y parto.
- Respetar las necesidades individuales de cada mujer/pareja y su experiencia única.
- Respetar la intimidad durante el parto y posparto.
- Brindar atención personalizada y continua durante todo el proceso.
- Permitir libertad de movimiento y posición durante el trabajo de parto.
- Fomentar una relación armoniosa y personalizada entre la pareja y el equipo de asistencia.
- Respetar la decisión de la mujer sobre quién la acompaña en el parto.
- Priorizar el vínculo inmediato entre la madre y su bebé, evitando procedimientos innecesarios de resucitación o exámenes.
En Paraguay, desde 2014 este enfoque se encuentra en los lineamientos del Plan Nacional de Salud Sexual y Reproductiva. En su más reciente edición, estos son:
- Fortalecer el papel de los obstetras en la atención calificada del parto vaginal.
- Brindar atención respetuosa y calificada durante el parto, nacimiento y puerperio, considerando los derechos, el enfoque de género, la intergeneracionalidad y la interculturalidad.
- Cumplir con los protocolos vigentes y utilizar correctamente la Historia Clínica Perinatal Básica (HCPB) y el Partograma.
- Comunicar de manera efectiva a los familiares sobre el estado de salud de la embarazada y cualquier cambio en el trabajo de parto.
- Permitir la presencia de la pareja o una persona elegida por la embarazada durante el parto, superando barreras institucionales y culturales.
- Fomentar la participación activa del hombre en el cuidado de su salud reproductiva y la de su familia.
- Implementar medidas para reducir la medicalización innecesaria del parto.
Para el Ministerio de Salud Pública de Paraguay, el parto respetado es un enfoque que “concibe al parto como un proceso natural y no como un acto médico, respetando los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados por el estado de salud de la parturienta o de la persona por nacer”.
¿Qué es la violencia obstétrica y cómo incide en la elección de cesáreas?
La violencia obstétrica es cuando los profesionales de la salud tratan a las mujeres de manera inapropiada o violenta durante el embarazo, el parto y después de dar a luz. Esto puede incluir hacer procedimientos sin su consentimiento, causarles dolor sin usar anestesia, obligarlas a dar a luz en ciertas posiciones o darles medicación innecesaria.
También puede incluir trato psicológico abusivo, como hablarles de manera infantil, autoritaria o humillante, insultarlas, despersonalizarlas o tratarlas de forma vejatoria.
Este es un factor que ha empezado a tratarse en Paraguay y que, pese a esfuerzos como la Ley Nº 5777/2016 De protección integral a las mujeres contra toda forma de violencia, sigue incidiendo en la tasa de cesáreas.
Por ejemplo, una investigación de 2020 financiada por el CONACYT, “La atención a la salud en el embarazo y parto: una revisión de la incidencia de la violencia obstétrica y su relación con la salud materna y perinatal”, revela que la sociedad misma normaliza y crea expectativas del maltrato que las mujeres recibirán durante el parto:
Luego, se refuerza con la falta de información y comunicación a las futuras madres cuando ingresan al centro hospitalario:
Por ejemplo, no son informadas a cabalidad sobre la intervención quirúrgica a la que será sometida (si será una cesárea), el proceso de cicatrización, de curación; que es un post operatorio con un bebé, lo cual complejiza la situación para su salud en general, tampoco sobre los efectos y consecuencias que tienen las distintas prácticas e intervenciones que realiza el personal de salud. En muchos casos directamente se miente a las mujeres para llevarlas a optar por una cesárea, con argumentos como: tu bebé es grande, tu pelvis es chica (desproporción cefalopélvica), pasaste las 40 semanas, ya sos muy vieja (+30/35 años).
No obstante, es importante señalar que la violencia obstétrica puede darse tanto en partos vaginales como por cesárea.
¿Están prohibidas las cesáreas en el mundo?
Las cesáreas son cada vez más frecuentes en todo el mundo, aunque esta tendencia no es positiva.
En 2016, la OMS y la Organización Panamericana de la Salud alertó sobre el aumento de los partos por cesárea en todo el mundo, en especial en países de ingresos medios y altos.
Según un estudio de la OMS, uno de cada cinco partos en el mundo ya son por cesárea, y la tendencia hasta 2030 es que aumenten hasta convertirse en casi un tercio de todos los partos.
Es decir, están lejos de ser prohibidos, como había afirmado el excandidato.
¿Cuál es el problema con que las cesáreas se vuelvan más frecuentes?
La principal preocupación por la tasa de cesáreas es de salud.
“No están demostrados los beneficios del parto por cesárea para las mujeres o los neonatos en quienes este procedimiento resulta innecesario”, declaró la OMS tras revisar los estudios científicos disponibles.
Desde 1985 el consenso médico es que la tasa ideal de partos por cesárea sea entre 10 y 15% del total; el resto debería ser por parto vaginal. Esto es porque ante la ausencia de indicación clínica que justifique un parto por cesárea, el parto vaginal programado es el procedimiento más seguro. Una cesárea es un procedimiento quirúrgico que puede conllevar varios riesgos tanto para la madre como para el bebé.
Otras preocupaciones incluyen el uso eficiente de los recursos disponibles de los sistemas públicos de salud y la excesiva medicalización del parto.
¿Cómo está ubicado Paraguay en cuanto a las cesáreas?
Si bien Paraguay tiene una tasa de partos por cesárea muy por encima de la recomendada por la Organización Mundial de la Salud, otros países de la región tienen tasas similares.
Según los últimos Indicadores Básicos de Salud de 2021, el 50,7% de los nacidos vivos en Paraguay en 2020, último año con datos disponibles, fueron por cesárea. Desde 2018 los partos naturales han quedado en minoría.
Pero la situación de Paraguay no es distinta a la de la región. En América Latina, la tasa promedio de cesáreas es del 43% del total de partos. Brasil tiene una de las tasas más altas del mundo, con 57,6% de partos por cesáreas según datos preliminares de 2022, la mayoría realizados en establecimientos privados.
En Paraguay, los establecimientos con mayor tasa de cesáreas son los estatales para el personal militar y los privados. Dentro de los establecimientos abiertos al público, el Hospital de Clínicas, dependiente de la Universidad Nacional de Asunción, lidera el ránking, y los dependientes del Ministerio de Salud en realidad se ubican por debajo de la tasa país.
El Sub Sistema de Estadísticas Vitales arroja que Itapúa, Asunción, Guairá, Misiones y Ñeembucú son las regiones sanitarias con mayor proporción de partos por cesárea.
Cómo parir, una elección compleja en Paraguay
No hay dudas de que la tasa de partos por cesárea es una preocupación de salud pública. Entre 2010 y 2018, Paraguay fue uno de los países con mayor crecimiento de cesáreas.
El Ministerio de Salud reconoce este problema, y en 2016, la Revista de Salud Pública del Paraguay publicaba un editorial exhortando, “Necesitamos reducir la tasa de nacimientos por cesárea en Paraguay”, principalmente por los pocos beneficios médicos de la generalización de dicha práctica y por el consumo de recursos del sistema público.
Pero el camino a elegir un parto vaginal o por cesárea en un país como Paraguay es un laberinto que escapa a lo estrictamente médico.
Según el estudio “‘Conducción del nacimiento’: utilización de la cesárea y medicalización del parto en Gran Asunción, Paraguay”, el alto uso de las cesáreas se debe a “la compleja interacción de factores culturales y estructurales que contribuyen a una experiencia del parto medicalizado … [como] el control de los médicos sobre el proceso del parto, una cultura de miedo al parto, la falta de reconocimiento del componente psicológico del parto, la falta de educación a las mujeres durante el embarazo, la mala infraestructura hospitalaria, y un sistema legal que hace que los médicos teman litigios en la presencia de complicaciones médicas”.
Karen L. Andes, Tamar Goldenberg y Jennifer W. Foster, autoras del estudio, encontraron que el proceso medicalizado del parto “no prepara en forma adecuada a las mujeres para el parto vaginal, utiliza intervenciones médicas sin indicación de rutina (por ejemplo ocitocina artificial, episiotomías), y no proporciona apoyo social a las mujeres durante el parto”.
Otros factores que inciden, según el Informe de Derechos Humanos de 2018, son “la escasa preparación del personal de salud para partos difíciles, el miedo a sufrir violencia obstétrica por parte de las mujeres y la comodidad de programar el día del parto y, por supuesto, a los mayores beneficios económicos para las clínicas, entre otros motivos”.
Aún son pocas las madres que pueden acceder a un parto vaginal respetado en Paraguay. Para un ejemplo de dichas experiencias, recomiendo el reportaje de Juliana Quintana para El Surtidor.
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Cofundador y editor general de Ciencia del Sur. Comunicador, docente universitario, traductor y divulgador, estudió filosofía en la Universidad Nacional de Asunción y ciencias de la computación en la Universidad París XI. Ha sido reportero y editor de portales de noticias latinoamericanos en español e inglés.