La «Estrella de Belén», un cuento de Navidad sin sustento astronómico

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La obra The Adoration of the Magi, de Giotto es del siglo XIV. (Wikicommons)
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Desde que Giotto pintó en el siglo XVI una estrella con cola en su pintura al fresco llamada “La Adoración de los Reyes Magos”, se asocia con un cometa el objeto celeste que describe Mateo en su evangelio. La estrella/cometa es uno de los símbolos más representativos de la Navidad de los cristianos.

En estas fechas es común vincular el fenómeno “Estrella de Belén”, nombrada en los textos cristianos, con la ciencia. Periodistas, astrónomos, pastores, sacerdotes y aficionados a la astronomía han tratado de relacionar la aparición de la estrella con algún tipo de fenómeno astronómico.

Como cada año, durante estos días de diciembre, y en distintos medios de comunicación se pueden encontrar titulares como: “¿Qué fue en realidad la estrella de Belén?” y si bien la respuesta más acertada no sea tan popular, brilla por su simplicidad, porque se trata de un mito.

Un mito que no aparece en el evangelio considerado el más antiguo, el de Marcos, ni en los escritos canónicos de Pablo, que son las primeras escrituras cristianas conocidas. Un profundo y absoluto silencio acerca de la “estrella” y los hechos fantásticos que rodean la natividad de Cristo también se extiende sobre los historiadores del primer siglo (ausencia de fuentes independientes que relaten los mismos hechos narrados en el evangelio).

Entonces ¿cuál es la razón por la que se trata de explicar mediante un objeto astronómico la aparición de la Estrella de Belén?

Probablemente se deba a que el cristianismo está fuertemente arraigado en la mente de las personas de Occidente y para esta religión monoteísta los hechos relatados en los evangelios son hechos históricos. Por lo tanto son parte del mundo natural y se pueden explicar, en el caso específico de la Estrella de Belén, como un fenómeno relacionado a la astronomía.

No se sostiene a la luz de nuestra ciencia

El problema de fondo (y casi nunca mencionado) es que no se puede dar una explicación científica a un evento que en la naturaleza no puede ocurrir. No existe objeto celeste alguno que cambie de dirección, tal cual como lo hizo la “estrella” que menciona Mateo en su relato.

No hay estrellas, constelaciones, conjunciones, novas o supernovas que permanezcan estáticas o puedan indicar un punto específico sobre la superficie de nuestro planeta, en particular una cueva o pesebre donde la tradición cristiana afirma que nació Cristo (Mateo capitulo 2 verso 9: “y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que, llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño”).

La famosa nebulosa gaseosa RCW 86, remanente de una supernova observada por astrónomos chinos en el Siglo II de la Era Común. (Nasa.Gov)

Una estrella como Polaris puede señalar el norte geográfico en el hemisferio norte, una constelación como la Cruz de Sur puede indicarnos en qué dirección está el sur en nuestro hemisferio, pero no hay objeto celeste que sirva de guía o se detenga sobre un lugar específico indicando una dirección concreta, los objetos celestes no pueden hacer ese tipo de cosas.

La datación del nacimiento de Jesús

Existe también otra dificultad relacionada con la aparición de la Estrella de Belén, se debe determinar cuándo fue observada y en qué punto del tiempo apareció. La respuesta aparente la tiene el Nuevo Testamento, pero esta respuesta trae aparejada otro pequeño problema que es establecer en qué año nació Jesús.

Si tomamos como base los relatos evangélicos de Mateo y de Lucas existe entre ambos una discrepancia de por lo menos diez años en la datación del nacimiento.

En el evangelio de Mateo se cuenta que Jesús nació en tiempos de Herodes el Grande. Se pueden validar referencias que datan la fecha en la cual Herodes murió, una de ellas es un eclipse lunar. El Rey Herodes ordenó quemar vivo a un tal Matías, la noche de la ejecución ocurrió un eclipse total de Luna.

Herodes falleció poco después de dicho evento astronómico, los textos del historiador judío Flavio Josefo indican que Herodes el Grande murió en el año cuatro Antes de la Era Común (AEC) y el eclipse lunar relacionado con Matías se puede datar en ese periodo.

Por otro lado, en el evangelio de Lucas leemos que Quirino era gobernador de Siria, siendo César Augusto el emperador de Roma. Según Lucas, el emperador ordenó hacer un censo en las fechas cercanas al nacimiento de Cristo, con esto Lucas justifica el desplazamiento de la familia de Jesús a Belén (algo innecesario ya que las personas pagaban impuesto donde vivían, no necesariamente donde nacían).

Se sabe que Quirino fue gobernador de Siria a partir del año seis Después de la Era Común (DEC) y los territorios de Palestina recién en esa época pasaron a ser una provincia romana, por lo tanto el censo que menciona Lucas debió ser posterior al año cinco DEC.

Como se puede ver, Mateo y Lucas hacen nacer a Jesús en distintos momentos, por lo menos diez años separa un evento del otro. Teniendo todo esto en cuenta, los «teóricos» de la Estrella de Belén deben buscar un fenómeno astronómico que haya ocurrido cerca de cada una de las fechas que indican los e evangelios.

Uno de los primeros astrónomos que trató de llevar esta tarea adelante fue Johannes Kepler, a quien recordamos por enunciar las 3 leyes que describen las órbitas de los planetas.

En el año 1603 Kepler observó una conjunción (la proximidad aparente de dos objetos astronómicos) entre los planetas Júpiter y Saturno, al año siguiente en el mes de octubre, fueron 3 los planetas que se agruparon, Marte, Júpiter y Saturno. El día 17 de octubre de 1604 Kepler observó un nuevo astro entre Júpiter y Saturno, una nova casi tan brillante como el planeta Venus.

Las novas son explosiones de estrellas, algunas emiten tanta luz que incluso se pueden ver durante el día.

Según los cálculos de Kepler, cada 800 años ocurría una conjunción entre Júpiter y Saturno en el mismo lugar del firmamento. Calculó también que en el año siete AEC ocurriría otra triple conjunción y estimó erradamente que en dicho evento se tendría que volver a observar una nova. Esa supuesta nova sería la Estrella de Belén según el gran astrónomo alemán.

Buscando eventos astronómicos relacionados con la Estrella

A lo largo de la historia se han propuesto varios eventos astronómicos que podrían explicar la aparición de la estrella, incluso hay personas que partiendo únicamente del texto bíblico calculan el lugar del cual salieron los magos y en qué fecha iniciaron su supuesto viaje, veamos algunos de los eventos propuestos por los teóricos de la famosa estrella:

-29 mayo 7 AEC acercamiento entre Júpiter y Saturno en Piscis, separación 59 minutos de arco.
-29 septiembre 7 AEC Júpiter y Saturno de nuevo en Piscis, separación 58,3 minutos de arco.
-Febrero 6 AEC Marte, Júpiter y Saturno en Piscis.
12 agosto 3 AEC Júpiter y Saturno se juntan en Leo, separación 19,2minutos de arco.
-17 junio 2 AEC Júpiter y Saturno se acercan en Leo, separación 9,3.

Las conjunciones entre planetas son fenómenos comunes, ocurren regularmente. Además de elegir una que concuerde con la natividad de Jesús habría que explicar porqué esa conjunción específicamente y no cualquier otra.

Sigamos, entonces.

Para tener una idea de la distancia aparente que existe entre un objeto y otro, podemos tomar como referencia el tamaño con que vemos la Luna a simple vista, el diámetro del disco lunar es de unos 30 minutos de arco, esto nos ayuda a visualizar un poco mejor la separación que hubo entre los planetas nombrados más arriba.

Existe también un texto chino que nombra la aparición de un cometa o nova al norte de Alfa de Capricornio en marzo 5 AEC, el cual se mantuvo visible durante unos 70 días. Crónicas de astrónomos coreanos apuntan a que ellos también observaron el mismo objeto.

Tal vez una de las hipótesis más llamativas (pero a la misma altura que las anteriores) sea la del astrónomo griego George Banos, quien en 1979 propuso que la bíblica estrella era en realidad el planeta Urano descubierto por los reyes magos 1800 años antes de que lo haga el astrónomo William Herschel.

Una estrella muy peculiar

«Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle». Mateo capitulo 2 verso 2, tenga en cuenta el lector que los magos dicen “su estrella”, lo que descarta toda conjunción o acercamiento de planetas, ya que tradicionalmente se toma por verdadero que los magos o “magoi” eran sacerdotes babilonios o persas que estudiaban los movimientos de los cuerpos celestes.

Sería torpe de parte de ellos confundir una conjunción planetaria con una estrella, por lo tanto, el fenómeno observado por los astrónomos orientales en Capricornio quedaría como la opción más válida para justificar la Estrella de Belén, aunque dicho evento aparentemente no fue registrado por romanos, caldeos o mayas.

Pero ¿qué tipo de cometa o nova puede guiar a un grupo de magos en el viaje hasta Jerusalén, luego girar hacia el sur y dirigirse a Belén? ¿Podría una nova o un cometa indicar el lugar exacto donde está ubicado el pesebre o cueva donde nació Jesús? ¿Necesitarían los magos una estrella para llegar a Jerusalén y una vez allí, nos les bastaría un guía o preguntar a un jerosolimitano el camino a Belén?

Spica y las fiestas agrícolas

El pan y el vino están asociadas al cristianismo desde sus inicios. (Flickr)

Ninguno de los otros 3 evangelistas nombra a la estrella, ¿qué pudo haber inspirado al autor del evangelio de Mateo para que introduzca la estrella en su relato? Partiendo de los eventos que aparecen en la historia contada por Mateo, y teniendo en cuenta los cultos agrícolas de Medio Oriente, la fecha asignada al nacimiento de Cristo nos podría dar una pista.

Jesús, al igual que otros dioses como Mitra, habría nacido un 25 de diciembre de una madre virgen. Por lo general se explica la fecha de la navidad como una sincretización de la fiesta del solsticio de invierno (hemisferio norte), llamada también la fiesta del sol invicto o saturnales.

Pero, además de la sincretizacion de la fiesta del solsticio, la elección de la fecha de la navidad el día 25 de diciembre podría deberse a que hace unos 5.300 años, la estrella Spica, la más brillante de la constelación de Virgo aparecía por el Este durante el crepúsculo del día 25 de diciembre.

La salida por el oriente de las estrellas Spica y Vindemiatrix (la espiga y la vendimiadora) tras la puesta del Sol indicaba el inicio de las fiestas agrícolas de la recolección de las espigas y de la vendimia.

Reinterpretando el evento podríamos decir que la madre virgen (Virgo) da a luz la nueva cosecha de cereales y uvas, esto es anunciado por la Espiga (Spica) y por la Vendimiadora (Vindemiatrix). Si esta interpretación es correcta los nombres de las estrellas e incluso el de la constelación no son arbitrarios, son metáforas religiosas de la situación estelar en un determinado momento, el 25 de diciembre.

En relación a lo anterior y a la Estrella de Belén la española Francisca Martin-Cano Abreu concluye que el autor del evangelio de Mateo no conocía el evento astronómico (el orto crepuscular de la estrella Spica) asociado a la fiesta agrícola de los cereales y la uva, entonces mal interpreto el significado de la estrella que “se ve en el oriente” y la incluyó en el relato tan popular del nacimiento de Cristo.

No olvidemos que en el culto cristiano la imagen del pan y del vino se asocia a la persona de Jesús. La interpretación de Martin-Cano Abreu sobre la Estrella de Belén y los cultos agrícolas relacionados con Spica mantiene a la famosa estrella dentro del ámbito mítico, evitando de esa manera una rebuscada explicación a la estrella de movimiento imposible que encontramos en el primer evangelio del Nuevo Testamento.

La Estrella de Belén no necesita de la astronomía

Los eventos relatados en el texto de Mateo en referencia a la aparición de la estrella, no pueden llevarse al plano de la explicación científica, estos no se escribieron con el objetivo de relatar un suceso histórico, se escribieron con otra intención. Ya hemos visto cómo Mateo y Lucas no se ajustan a los eventos cronológicamente históricos en relación al nacimiento de Jesús (ni a su genealogía).

El evangelio que llamamos de Mateo fue escrito para evangelizar, presenta a un Jesús en quien hace cumplir varias profecías del Antiguo Testamento; básicamente se configura a un Jesús que comparte rasgos comunes con Moisés (matanza de inocentes y Egipto, país en que ambos crecen).

Estos hechos nos muestran que la prioridad del evangelio no es el rigor histórico (por ejemplo, nadie sabe nada de los niños muertos en Belén por orden de Herodes), sino más bien el de evangelizar, mostrar los portentosos sucesos que rodearon al nacimiento del nuevo mesías. La Estrella de Belén tiene su origen en ese ambiente.

Buscar un lugar para ella dentro del ámbito de la astronomía significa sacarla de contexto, la “madre de todas las ciencias” tiene poco o nada que decir de este característico símbolo de la Navidad.

Estimados lectores, en estas fiestas tengamos todos buenos cielos, larga vida y prosperidad.

 

Referencias:

Situaciones estelares de los 22 días de fiesta fijados hace 5.300 años y fenómenos coincidentes. Francisca Martín-Cano Abreu.

La estrella de Belén y el elusivo nacimiento de Jesús. Lúcido, órgano de la Asociación Racional Escéptica de Venezuela.

 

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Columnista de astronomía y cosmología de Ciencia del Sur. Es un reconocido analista de sistemas informáticos y divulgador astronómico paraguayo. Egresado de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción, fue miembro del Club de Astrofísica del Paraguay y fundador y secretario del Centro de Difusión e Investigación Astronómica (CEDIA). Construyó en 2003 un telescopio newtoniano y dictó varias charlas y conferencias por el Año Internacional de la Astronomía. Fundó el Foro Paraguayo de Astronomía, AstroPy.

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