Pocas son las investigaciones que se realizan sobre temas que interesan y son prioritarios para la población de personas lesbianas, gays, bisexuales, trans y queer (LGBTQ+) en Paraguay. Además, quienes realizan los trabajos científicos se enfrentan a estigmas y puertas cerradas porque producir conocimiento sobre esta comunidad no interesa, en su mayoría, a la academia y a las instituciones públicas.
Diferentes investigadoras e investigadores consultados por Ciencia del Sur reconocieron que el mayor problema de la población LGBTQ+ con la academia local es la falta de trabajos con esta población desde una perspectiva de derechos humanos sin caer en la objetivación o revictimización. Esto finalmente no genera hechos o conocimientos que puedan transformar la realidad de estas personas, explicó Erwing Szokol, abogado e investigador enfocado en temas relacionados.
“El problema para mí”, comentó Mirta Moragas, abogada e investigadora de derechos humanos, género y sexualidad, “es que las ciencias tienen un sesgo heterocéntrico patriarcal en cuanto a las preguntas de investigación que plantean, sus asunciones sobre la composición y el funcionamiento de la sociedad. Para mí, esa es la limitación en Paraguay”.
Barreras para la investigación sobre temas LGBTQ+
Quienes asumen la labor de investigar sobre las vivencias de personas LGBTQ+ enfrentan dificultades en la búsqueda de datos ya producidos. “Si no tenés estadísticas es difícil que la gente se interese en saber, porque ¿cuándo empiezan a preocuparse por un sector vulnerable? Cuando se ve lo que les pasa, cuando hay evidencia en datos”, comentó Claudia (nombre ficticio), investigadora de 26 años.
Otro problema es la falta de recursos en esta línea de investigación debido al desinterés basado en prejuicios y la violencia estructural que sufren las personas de la diversidad sexual.
No solo no se encuentran recursos estadísticos y económicos para realizar estas investigaciones, también existen trabas por quienes deben aprobar los proyectos.
En 2020, una de las investigaciones que Eduardo Felippo, presidente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), había dejado afuera se trataba sobre el caso Palmieri, un hecho que desató la persecución y tortura a personas LGBTQ+ durante la dictadura estronista. Finalmente esta investigación no se realizó.
“Lo que nos dijeron fue que dentro del consejo directivo distribuyeron el presupuesto para los trabajos y justo para este ya no alcanzó el presupuesto. Fue como una decisión política que se tomó dentro del consejo directivo de que estas investigaciones no eran importantes para el desarrollo del país. Para ellos no tenía relevancia científica”, mencionó Szokol, uno de los investigadores parte.
Lo mismo ocurre en instituciones privadas que contratan a investigadores como consultores. Al momento de realizar estudios sobre poblaciones vulnerables no se reconoce a la LGBTQ+ como una de ellas, ignorando la discriminación y la falta de garantía a sus derechos.
En algunos casos, las universidades también ponen trabas cuando alguien elige abordar estos temas en las tesis de grado. Claudia, quien también fue tutora de tesis en Asunción, comentó que desde la universidad se intentó negar la realización de una tesis sobre mujeres trans. “Nos dijeron que hagamos temas más clásicos”.
Florencia Falabella, investigadora paraguaya en sociología y antropología, PRONII del CONACYT, también agregó que es necesario que desde el Estado se empiece a dar prioridad y compromiso a la investigación sobre la población LGBTQ+ y que con ello exista una mayor inversión. “Lo interesante sería que las investigaciones estén financiadas por el Estado, que es lo que le da mayor representatividad y más importancia a tu proyecto”, mencionó.
Hoy en día, son los organismos multilaterales quienes están apostando por tocar estos temas en investigaciones regionales. En Paraguay de a poco se van replicando algunas metodologías y estudios realizados en otros países, pero esto no es suficiente.
“Se están replicando los modelos de afuera, pero no es que desde el Gobierno salen evidencias o van a ponerse a hablar de ciertas cosas”, reconoció Claudia.
Avances y prioridades
El desafío para la inclusión de estos temas en la academia es aún enorme. Sin embargo, está creciendo la base de conocimiento al respecto y va aumentando la cantidad de personas que luchan para poner sobre la mesa estos debates.
Szokol ve esto como un trabajo de incidencia que realizan las mismas personas LGBTQ+ que ya tienen acceso a la academia con el apoyo de los movimientos sociales. Son ellas y elles quienes ponen presión y luchan por romper con los sesgos que tienen los tutores, docentes y autoridades para abordar los temas en las tesis y en otros espacios de investigación.
Para avanzar en esta producción de conocimiento, Falabella opinó que algunos temas urgentes son el análisis legislativo porque no hay leyes para la población LGBTQ+ en Paraguay. Para que se puedan construir e implementar políticas públicas que garanticen sus derechos se debe generar información que respalde las necesidades y vacíos en esto.
“Entonces todo lo que tenga que ver con acceso a los derechos de educación, salud, vivienda, trabajo, es fundamental, y también cuestiones de educación sexual, exclusión, discriminación y memoria histórica”, agregó.
Ana Portillo, educadora popular e investigadora, añadió que aún falta indagar más a fondo en nuestra cultura e historia, entender las raíces de las discriminaciones de todo tipo, de la violencia sexual en todas sus formas, de los tabúes.
“Creo que tenemos muchas nociones y supuestos sobre esto. Intuimos elementos como la herencia cultural colonial, el peso de la moral sexual judeocristiana, pero la verdad es que aún sabemos muy poco sobre la sexualidad paraguaya, sus historias ocultas, sus formas, su imaginario y sus formas de trasmisión”, expresó.
“Es preciso que las preguntas que la academia paraguaya se plantee salgan de la heteronorma. La manera en la que se hace ciencia debe abrir el camino para estudiar una diversidad de situaciones sociales e investigar las cosas que pasan más allá del modelo heteropatriarcal que conocemos”, analizó Samuel Gabaglio, investigador paraguayo que actualmente reside en Estados Unidos.
“Las investigaciones tienen que dejar de asumir que toda la sociedad es igual y que todas las personas somos heterosexuales”, puntualizó Moragas.
Otro camino que la academia debería seguir para una mayor inclusión es crear una alianza con los movimientos sociales, propuso Szokol. “El movimiento social es el que entiende y tiene un análisis político sobre su situación y condición para recomendar temas a la academia que interesen al movimiento”, recalcó.
Sin acceso a la educación, no hay investigadorxs trans
El investigador y activista Szokol también habló sobre la importancia de entender el proceso histórico de exclusión a las personas LGBTQ+ de diferentes instituciones: la familia, el sistema educativo y laboral. ¿Cómo una persona puede llegar a ser investigadora si ni siquiera se garantiza su derecho de terminar la educación secundaria y acceder a una formación universitaria?
Hasta hoy, culminar una carrera universitaria y dedicarse a la investigación en Paraguay es un privilegio para cualquier persona. Según datos aproximados de la Encuesta Permanente de Hogares Continua (2020), solo el 49,8 % de las y los jóvenes de 15 a 24 años de edad asiste a una institución de enseñanza formal. Se presentan muchas más barreras para el acceso a la educación cuando existen múltiples vulneraciones de derechos, como ocurre hacia las personas trans.
“Ahora recién tenemos personas trans que están terminando la universidad, que podrían entrar en la academia y hacer trabajos de investigación”, comentó Erwing Szokol. Sin embargo, estas experiencias siguen siendo minoritarias.
La baja escolarización y un alto grado de deserción es una constante para las personas trans en Paraguay y las causas sistémicas son varias. Un estudio de 2017 llamado “Mujeres trans y ciudadanía sexual en Paraguay: derechos de salud y educación” describe y analiza este problema por medio de las experiencias de mujeres trans organizadas e independientes.
El acoso y la persecución por parte de docentes, directivos y compañeros, la falta de apoyo de la institución educativa y las autoridades estatales, el abordaje desde una mirada de corrección y no de contención, la necesidad de salir a trabajar desde temprana edad y el apoyo insuficiente de las familias son algunas de las razones de la deserción escolar de personas trans que releva este estudio.
La investigación explica que la decisión de abandonar la escuela o colegio no responde a una decisión voluntaria, sino que es el resultado de una serie de situaciones donde las mujeres trans son víctimas de violencia escolar, de falta de apoyo familiar y falta de recursos económicos. Las personas trans se ven forzadas a salir del sistema educativo.
Las mujeres trans entrevistadas expresaron su deseo de terminar el colegio y acceder así a una carrera universitaria. Expresaron la importancia que tiene para ellas la formación escolar. Es el Estado quien no tiene respuestas ante la violencia ejercida hacia ellas en los centros educativos.
No se cuentan con datos estadísticos sobre cuántas personas trans hay en Paraguay y cuántas de ellas pudieron culminar sus estudios. Generar estos datos y su análisis es el primer paso para visibilizar la violencia ejercida y luego implementar políticas públicas “que propicien la retención escolar de personas trans y favorezcan la construcción de una comunidad educativa respetuosa de la dignidad humana”, explica el estudio.
Representación limitada en la comunidad científica
“Es cierto que la representación importa. Así como queremos que haya más mujeres haciendo ciencias, también importa que haya más personas LGBT haciendo ciencias”, expresó Mirta Moragas.
Frederick Bauer, docente en zoología e investigador, mencionó que no se habla mucho del tema en los ambientes académicos. “Muchas instituciones están manejadas por personas que se aferran mucho a sus dogmas y creencias, por más de que se supone que las ciencias están libres de ellas”, comentó.
De igual forma, reconoció que hoy en día hay mucho menos hostilidad, también gracias a la inclusión que adoptan las y los estudiantes universitarios, más aún en carreras de ciencias naturales y sociales, mencionó.
Raúl Rivarola, biólogo y educador ambiental, concuerda con esta mirada a las ciencias naturales, especialmente en el ambiente de la conservación. En esta área de trabajo, muchos de los proyectos son financiados por entidades internacionales que ya incorporaron estándares de no discriminación en sus agendas, resaltó.
Las experiencias de las personas LGBTQ+ en Paraguay son muy diversas. No es lo mismo ser un hombre cisgénero gay de clase media que ser una mujer trans de clase baja. Las formas y grados de violencia son distintas.
Claudia, quien decidió conversar con Ciencia del Sur con un nombre ficticio, es una mujer de 26 años que se reconoció como bisexual a los 21 años. Al enterarse de eso, los jefes de su entonces trabajo le pidieron su renuncia. “Si hubiese sido un poco más femenina, capaz duraba más en el lugar”, dijeron luego de que ella saliera.
Esta experiencia hizo que ella dudara en continuar con su carrera universitaria y ser investigadora. Finalmente, decidió no comentar sobre su orientación sexual en sus espacios laborales. “Estoy en un círculo que, aparte de ser súper conservador, es muy difícil alcanzar puestos de poder siendo mujer. Estoy en un puesto de poder donde una mujer de mi edad nunca se sentó, y siendo bisexual es más difícil”, compartió.
Para Ana Portillo, descubrir su identidad bisexual como trabajadora del ámbito de la educación y el conocimiento la llevó a cuestionar fundamentos aprendidos como el rigor científico y la objetividad.
Explicó que la identidad bi en particular tiene cierta ruptura epistemológica que desafía o interpela ideas dicotómicas y binarias sobre el conocimiento que están fuertemente arraigadas en el mundo académico: ciencias básicas o ciencias sociales, masculino o femenino, cualitativo o cuantitativo, heterosexual u homosexual, naturaleza o cultura, oriental u occidental, racionalismo o empirismo, mente o cuerpo, verdadero o falso, ejemplificó.
Otra cuestión es que abordar una temática LGBTQ+ siendo parte de la población cuesta mucho debido a los prejuicios que existen en la propia academia, reconoció Szokol.
“Existe como un sesgo de que si él es gay y está investigando temas gay, entonces ahí no hay una objetividad muy clara porque la persona está proyectando o está trasladando una cuestión muy personal al tema académico”, explicó.
En Paraguay, las identidades LGBTQ+ no son reconocidas por el Estado. No se cuenta con una ley sobre identidad de género, ni matrimonio igualitario, o cupo laboral trans, las cuales son algunas de las luchas ya conquistadas a nivel regional y global. Ni siquiera se cuenta con una ley contra toda forma de discriminación.
Al contrario, grupos organizados antiderechos han logrado incidir políticamente, como la resolución 29.664/17 del Ministerio de Educación y Ciencias que prohíbe la utilización de materiales sobre “teoría y/o ideología de género”.
Esta falta de políticas a favor del reconocimiento de la dignidad humana son obstáculos que atraviesan los diferentes ámbitos de la vida de cada persona LGBTQ+ en Paraguay, incluyendo a quienes trabajan en las ciencias.
Para cambiar esto, lxs investigadores propusieron diversas estrategias para avanzar con la inclusión de las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans y queer en las ciencias paraguayas.
- Protocolos de protección ante situaciones de violencia por orientación sexual o identidad de género en las universidades e institutos académicos.
- Que el Estado planifique e implemente una Educación Integral de la Sexualidad para construir relaciones de respeto hacia las diversidades sexuales.
- Trabajar en la difusión y visibilidad de las investigaciones que realizan personas abiertamente LGBTQ+, especialmente las personas trans.
- La creación de foros científicos o agrupaciones de científicxs e investigadorxs LGBTQ+ en Paraguay que promuevan su empoderamiento.
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Alejandra es reportera en Ciencia del Sur. Licenciada en periodismo por la Universidad Autónoma de Asunción, se ha desempeñado en distintas área de la comunicación para empresas y organizaciones de la sociedad civil. Fue una de las ganadoras del Premio Nacional de Periodismo Científico de Paraguay en 2019 y en 2022. Forma parte de la Red LATAM de jóvenes periodistas, iniciativa de Factual y Distintas Latitudes.
Existen sólo 2 tipos de géneros
Saludos
Para una sociedad en crecimiento y con un bono juvenil altamente mayoritario y que necesita ser potenciado, es necesario respetar los derechos y las decisiones que cada humano elige para el destino de sus vidas, por lo que considero como eje transversal para el reclamo de todas las pretensiones tener en cuenta el libre albedrio que todos tenemos y, en consecuencia actuar con responsabilidad y respeto a los derechos humanos, basados en la libertad e igualdad.
Ellos?, otra vez con ese lenguaje gay, déjense de joder con esa boludes
La identificación y la representación y la identificación de las orientaciones identitarias diversas debe ser parte de una educación con enfoque de derechos y de género. La escuela y la familia se han convertido en escenarios de exclusión y discriminación con las prácticas cotidianas que se replican desde los discursos hegemonicos heteronormativos y androcentricos. Soy docente Colombiana y aquí hay intentos pero aún nos hace falta un largo camino por recorrer.