“Soy muy optimista sobre hacia dónde la ciencia y la cultura científica se están inclinando. Creo que las cosas están mejor y que hay muchas mujeres visibles ahora. Creo que hay razones para ser optimista”. Así respondía Carolyn R. Bertozzi en una entrevista tras ganar el Premio Nobel de Química 2022 y convertirse en una de las 8 mujeres que ha recibido este reconocimiento en toda la historia.
En entrevistas anteriores, la doctora en química había hablado sobre lo difícil que era ser mujer y científica cuando inició su carrera.
Según datos de 2019 publicados por ONU Mujeres, Paraguay tiene una proporción entre el 45 % y 54 % de mujeres investigadoras, uno de los 7 países de la región que logró la paridad.
Así como Bertozzi augura un futuro con más mujeres protagonistas en las ciencias, algunos datos de Paraguay pueden parecer alentadores. Sin embargo, aún persisten barreras estructurales y culturales —como por ejemplo, el acceso a una educación de calidad— para que las niñas se acerquen a las ciencias y más mujeres lleguen a roles de liderazgo en laboratorios e investigaciones.
El Benjamin Franklin Science Corner (BFSC), iniciativa de la Embajada de los Estados Unidos y la Sociedad Científica del Paraguay, busca ser un espacio para que niñas tengan la oportunidad de descubrir las ciencias a través de juegos y experimentos.
Girls in science es uno de los programas del Corner —como le dicen las voluntarias— enfocado en que las niñas asuman una participación protagónica y trabajen unas con otras para llegar a resultados científicos.
Por este programa, que en marzo cumple 10 años, ya han pasado más de 10.000 niñas y adolescentes. Muchas de ellas descubrieron por primera vez su amor por las ciencias, y muchas otras se convirtieron en voluntarias que organizan talleres científicos gratuitos sobre temas como astronomía y física.
Élida Moreno, coordinadora del Corner desde mediados de 2022, explicó que cada taller implica un gran trabajo: las voluntarias se preparan para hablar sobre el tema de una forma dinámica y lúdica. Con juegos y experimentos, como cohetes hechos de fideos, logran fijar los conceptos teóricos que también son parte de la jornada.
“Con este tipo de actividades buscamos que desde chiquititas tengan una visión de qué quieren hacer en el futuro, que no solamente vengan a pasar el tiempo libre, sino que tratamos de marcar un camino mostrándoles cuáles son las opciones que tienen para estudiar”, comentó la coordinadora.
Cuatro historias de sus protagonistas
Valentina Zorrilla participa de las actividades del Corner desde los 8 años; hoy, con 15, ya como voluntaria. Cuando era niña, encontró en redes sociales uno de los talleres del BSFC. Luego de varios años de participar, se animó a cambiar de rol para también acompañar a otras niñas.
Estas actividades impactaron en su vida porque, Valentina contó, desde pequeña le gustaban las ciencias, y en el Corner encontró el espacio propicio. Unos talleres de impresión 3D y programación le ayudaron a enfocarse hacia lo que más le interesaba. Así, este año inicia un bachillerato técnico en electrónica.
Paulina Martínez, de 17 años, conoció el Corner a través de un examen de biología que publicaron en sus redes sociales para que las y los adolescentes participen. Sin embargo, luego de un tiempo volvió al buscar lugares de pasantía para el colegio.
“Algo que remarco es que todos mis compañeros se quejan de su pasantía, y yo soy feliz acá aprendiendo distintas cosas que en el colegio no dimos. Acá me dieron mi tiempo. Todo era práctica y error, y me siento súper cómoda. Este es un lugar donde te sentís bienvenida y no te sentís presionada”, comentó.
La metodología de aprendizaje que utilizan en el Corner es muy diferente a la que encuentran en las aulas de los colegios, contó Paulina. La motivación, la colaboración entre compañeras, la libertad de volver a empezar luego de equivocarse y la apertura para compartir tus ideas y opiniones se destacan, relató.
Paulina sigue en la búsqueda de su profesión. Entre tantas opciones aún no decidió por qué rama científica ir.
Ámbar, de 9 años, quien participó dos veces en talleres del Centro, regresa porque le gusta aprender nuevas cosas en las ciencias. Lo que más disfruta, contó, es ver cosas pequeñas con el microscopio.
Ella ya sueña con ser ingeniera electromecánica y animó a que más niñas descubran el amor a las ciencias para que “se unan más personas y podamos saber más sobre el mundo”.
Alejandra Vouga, de 21 años, también contó cómo el haber estado en contacto con las ciencias desde niña transformó su vida. Ahora se encuentra estudiando en el Bennington College, una universidad de Vermont, Estados Unidos. Esta universidad tiene una modalidad llamada “artes liberales”, donde cada estudiante prepara un plan de estudio eligiendo las materias de su interés. Alejandra toma clases de física —su materia favorita—, literatura, matemática, japonés y danza, entre otras.
Alejandra describió como una de las mejores coincidencias de su vida el haber aceptado ser voluntaria del Corner después de haber participado en un programa. Desde ese momento, no volvió a desconectarse del equipo, incluso hoy a muchos kilómetros de distancia.
Lo que la mantuvo por 5 años en contacto fue el haber encontrado un lugar donde otras personas comparten el mismo interés en las ciencias que ella tiene.
Observar, anotar, recolectar datos, ver las variables y sacar las conclusiones; Alejandra pudo conocer en el Corner el camino al método científico a través de los experimentos que creaban, y de esta forma empezó a ver las ciencias en todas partes: en la cocina, en el patio de su casa y en su vereda.
“Desde un ámbito científico, no hay algo que esté bien o mal sino que son resultados, y justamente así es como funcionamos nosotros dentro del Croner. Hay muchas cosas que no me salieron y cosas que sí, porque aprendí de lo que no me salió”, comentó.
Los desafíos de ser joven, mujer y amar las ciencias
Alejandra también comentó sobre algunas barreras con las que se encontró siendo una mujer apasionada por las ciencias. Antes de viajar a Estados Unidos, cursó el primer semestre de la carrera de física en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Asunción (FACEN-UNA). En su ingreso, solo quedaron dos mujeres.
“Muchas veces fui la única mujer en un grupo de hombres […] Se nota una gran presencia de hombres en comparación a las mujeres, y eso de alguna manera te hace sentir sola”, contó. Esto no solo se daba en las clases sino que también en otros espacios educativos como en olimpiadas de física.
Además, como la mayoría de sus profesores también eran varones, le preocupaba el campo laboral una vez que se graduara. Paulina Martínez también reflexionó sobre el momento de ejercer la profesión científica. Ella cree que es ahí donde se da más prioridad a los varones, incluso de forma inconsciente.
Pero la falta de representación no es la única barrera. También está la violencia: desde comentarios despectivos hacia la presencia de mujeres en las ciencias a situaciones de acoso.
Por eso, agregó Paulina, se necesitan más espacios que fomenten el interés en las ciencias de niñas y adolescentes. “Con este tipo de actividades están dando más fuerza a las mujeres, más confianza y más autoestima. En lugares como estos te das cuenta de que tenés personas que te van a ayudar y te dan fuerza”, concluyó.
Luego de haber pasado por diferentes formas de acercarse a las ciencias, las entrevistadas proyectan un futuro experimentando, trabajando en un laboratorio, haciendo investigación, analizando datos y descubriendo nuevos resultados.
Valentina y Paulina, voluntarias del BFSC, alentaron a las niñas a perder el miedo, a probar y seguir bachilleratos o carreras científicas. Es un mundo apasionante y divertido, aseguran.
“Cuando era chica también tenía ese miedo, pero te das cuenta de que cuando lo enfrentás, las ciencias son un trayecto que no termina más”, comentó Valentina.
Élida Moreno animó a los padres y madres a acompañar el interés de las ciencias de sus hijas para que ellas sigan descubriendo sus intereses. “Nosotros desde el Science Corner estaríamos súper felices de que puedan venir, participar de nuestras actividades y de que descubran si realmente las ciencias es su vocación”, mencionó.
El Benjamin Franklin Science Corner ofrece talleres gratuitos de ciencias durante todo el año para niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años. También cuentan con talleres para jóvenes adultos y programas para hacer voluntariado.
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Alejandra es reportera en Ciencia del Sur. Licenciada en periodismo por la Universidad Autónoma de Asunción, se ha desempeñado en distintas área de la comunicación para empresas y organizaciones de la sociedad civil. Fue una de las ganadoras del Premio Nacional de Periodismo Científico de Paraguay en 2019 y en 2022. Forma parte de la Red LATAM de jóvenes periodistas, iniciativa de Factual y Distintas Latitudes.
Muchas gracias a los voluntarios del Benjamín Franklin Science Corner, la Embajada de los EEUU y a la Sociedad Científica!!! Las mujeres y niñas hacemos ciencia ✨️✨️✨️✨️