Ejemplo de mala selección de la especie. Aquí un tajy hû o lapacho rosado común (Handroanthus heptaphyllus) mal podado. Las malas practicas aumentan el peligro del arbolado urbano para los ciudadanos. (Fotografía gentileza de Juanca Meza/Fotociclo).
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Por Raúl Rivarola *

En un plan de ordenamiento territorial urbano, los árboles de las veredas de las calles y de las medianas de las avenidas o paseos centrales conforman el arbolado viario, parte esencial de lo que se llama infraestructura verde viva. Esta, al igual que todas las demás infraestructuras, debe ser cuidadosamente planificada y gestionada, para que cumpla su función: mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y la habitabilidad de la ciudad.

Así como existen numerosos beneficios del arbolado viario urbano, también existen potenciales inconvenientes. La selección inadecuada de una especie de árbol o de un lugar para plantarlo y las malas prácticas en la poda pueden convertir al arbolado en un riesgo para la ciudadanía.

Es más, es importante que la municipalidad o las personas responsables del arbolado en el espacio público viario sepan que las consecuencias de estas malas prácticas tienen derivaciones fatales y legales, como la posible pérdida de una vida humana por culpa de la caída de una rama.

Detallamos una situación específica. La arboricultura moderna, con sus conocimientos en la biología y la fisiología de los árboles, nos advierte que la poda de una rama de 20 cm de diámetro o más se convierte automáticamente en un riesgo. Para ser claros, el problema deriva en lo que ocurre después de la poda.

Si el corte o la herida es pequeño -menos de 8 cm de diámetro- la cicatrización es posible y generalmente se da sin inconvenientes. Sin embargo, un corte de una rama de 25 cm de diámetro es probable que nunca llegue a cicatrizar completamente y que siempre deje una pequeña herida abierta. A través de la cual pueden ingresar los organismos oportunistas, como hongos y bacterias, y empezar el proceso de putrefacción de los tejidos.

Este problema se agrava como resultado de una tendencia que tienen los árboles al ser podados que consiste en el rebrote justo al lado de la herida. Uno de estos rebrotes puede desarrollarse en una rama, que al crecer justo al lado de una zona en proceso de putrefacción, queda inestable.

Así es como después de 10 años de una poda realizada de forma inadecuada, tenemos una rama grande y de mucho peso, que durante una tormenta puede romperse y caer con mucha facilidad. Si el árbol se encuentra en la vía pública puede generar grandes daños.

La selección de la especie de árbol y del lugar adecuado constituyen el paso previo para evitar podas que puedan convertirse en un peligro. Además, con la correcta selección de estos dos factores evitamos muchos inconvenientes que derivan en gastos, como cuando las raíces destruyen las veredas o las ramas cortan el cableado eléctrico.

Las 3 superestrellas nativas para nuestras veredas. (Infografía gentileza de El Surtidor)

Es importante acotar que en Paraguay no existen arbolistas profesionalizados según los parámetros de la Sociedad Internacional de Arboricultura (ISA, por sus siglas en inglés), por lo cual, podemos asumir que un alto porcentaje de las podas realizadas aumenta el factor de riesgo del arbolado viario.

Para colmo, la Ley 4928/2013 de protección del arbolado público obliga a realizar las podas en la época incorrecta para nuestra región y nuestros árboles. En un escenario así, la selección de la especie y del lugar cobran mayor trascendencia, porque son las mejores opciones para no llegar a la poda drástica, que es la que mayor riesgo conlleva.

Los espacios viarios en nuestras ciudades se caracterizan por tener: veredas angostas, cableado bajo, automotores que desprenden humo denso, edificaciones que reflejan e intensifican el calor, etc.

Considerando estos factores surge la necesidad de seleccionar especies como el sapirangy (Tabernaemontana catharinensis), resistente a las podas, al estrés de la contaminación y la vibración producida por el tráfico; de reducido tamaño, pudiendo quedar bajo el cableado a 6 metros de altura.

El kamba akâ guasu (Guazuma ulmifolia), igual o más resistente que el anterior pero de mayor desarrollo, prestándose para la formación de túneles verdes y de cableado. Sus hojas tienen pelitos y actúan como un colador natural de partículas contaminantes. La casita (Sapindus saponaria) tiene una copa naturalmente estructurada e ideal para hacer túneles de cableado.

Se encuentran también el kokû (Allophylus edulis), el guaviju (Myrcianthes pungens), el ñangapiry (Eugenia uniflora) y la villetana (Triplaris gardneriana). Todas con potencial para veredas angostas con copas bajo el cableado de 6 m, siempre y cuando se logre una altura de copa, medida desde el suelo hasta la primera rama estructural, de al menos 2 o 2,5 m para no molestar a los peatones.

Es necesario recalcar que la poda de formación desde el comienzo del desarrollo del arbolito, y la poda de mantenimiento – ambas de ramitas de no más de 8 cm de diámetro – son indispensables no solo en estos casos, sino en todas las especies utilizadas para el arbolado viario.

El tajy pytâ o lapacho rosado de hojas anchas (Handroanthus impetiginosus), que está comenzando a florecer ahora (entre mayo y julio), el jacarandá (Jacaranda mimosifolia) y la sibipiruna (Cenostigma pluviosum var. peltopohoroides), podrían llegar a alturas de copa de 3,5 m, para no molestar a los vehículos particulares, y 4,5 m, para no molestar a los autobuses.

El tajy pytâ se considera más apto que el tajy hû o lapacho rosado común (Handroanthus heptaphyllus), por su tamaño más reducido, copa mejor estructurada y más aparasolada. La sibipiruna es el mejor árbol de sombra en nuestra región: en verano bajo su copa la sensación térmica puede reducirse entre 12 y 16ºC (Abreu-Harbich et al 2015)*.

Por último, las especies mencionadas, y otras 20 más, están en la Guía de arborización urbana para el área metropolitana de Asunción (Rivarola et al 2019), que se encuentra de forma gratuita en la web del MADES de donde puede ser descargada en este link, y que invita a usar especies nativas, siempre que sea posible.

Esta guía resulta de consulta indispensable en un país donde la responsabilidad legal de la selección de la especie, la plantación y el cuidado del árbol de la vereda recaen en el frentista.

Árbol Handroanthus heptaphyllus, ejemplo de lapacho mal podado. (Gentileza de Juanca Meza/Fotociclo)

Referencias

-Abreu-Harbich, Chebel Labaki y Matzarakis. Effect of tree planting design and tree species on human thermal comfort in the tropics. En Landscape and Urban Planning 138 (2015) 99-109.

-Rivarola, R., Centrón, S., Schauman, K., Sánchez, K y González, G. (2019). Guía de arborización urbana para el área metropolitana de Asunción. Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES).

* Raúl Rivarola es biólogo. Tiene un máster en bosques y medios de vida por la Universidad de Copenhague, Dinamarca y un máster en silvicultura tropical y gestión, por la Universidad Técnica de Dresde, Alemania.

 

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