La primavera de Mario Bunge

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primavera de mario bunge
Bunge en Asunción, recibiendo su doctorado honoris causa de la Universidad Iberoamericana. (Foto: Ana Careaga/APRA)
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Por José Salazar*

La ciencia es sin duda una de las grandes conquistas de la mente humana. Por ende, el rol de los filósofos especializados en su estudio, los epistemólogos, es realmente relevante. Y más aún cuando “bajan a tierra” complejos conocimientos científicos de manera simple aunque no simplista, como es el estilo del gran Mario Augusto Bunge, nacido en Florida Oeste, Provincia de Buenos Aires, Argentina, un 21 de septiembre de 1919.

Fue laureado con el Premio Príncipe de Asturias en 1982 por contribuir «al análisis y fundamentación de teorías en el campo de las ciencias naturales y sociales con una larga serie de trabajos que vienen influyendo grandemente en la investigación que se realiza en estas materias, tanto en España como en Latinoamérica», como bien señalaba el acta del jurado. Bunge se mantiene hoy día como el máximo exponente de la filosofía de la ciencia en castellano.

Admitiendo el hecho de que la investigación científica en Hispanoamérica está cobrando impulso de igual forma, las obras del maestro también cobran impulso como si se tratase de un clima primaveral que reverdece la superficie después de un duro invierno. Prueba de lo anterior es el incremento de interés en su obra en las bibliotecas y librerías de habla hispana.

Vida y obra

Hijo del médico y diputado socialista Augusto Bunge y la enfermera alemana María Schreiber, a los 19 años decidió estudiar física en la Universidad de La Plata. Ese mismo año fundó la Universidad Obrera Argentina (UOA), institución donde los trabajadores de distintas actividades recibían capacitación técnica y sindical. La UOA fue cerrada en 1943 por el secretario de Trabajo y Previsión, el coronel Juan Domingo Perón.

Tras el cierre, creó la revista de filosofía Minerva, participó activamente en la constitución de la Asociación Rioplatense de Lógica y Filosofía Científica, que llegó a presidir, y perteneció a la Sociedad Argentina de Física. En las elecciones de 1946, Bunge integró listas de la coalición Unión Democrática y —mientras duró el régimen peronista— se convirtió en un férreo opositor, hasta que acabó encarcelado durante semanas, acusado de incitar a una huelga ferroviaria.

Éxodo y resultados

En 1963 abandonó Argentina, después de ser rehabilitado. “Temía por mi vida y la de mi familia” había declarado a los medios años después. En su éxodo, pasó por universidades alemanas y norteamericanas, hasta el punto de haber rechazado una oferta de la prestigiosa Universidad de Yale.

“Eran tiempos de la Guerra Fría y no quería que los americanos anexaran un soldadito más” declaró al respecto en una entrevista con el periodista argentino Jorge Lanata, evidenciando su fibra moral.

Desde 1966 hasta jubilarse en los años 90 ejerció la docencia en la Universidad McGill, de Montreal (Canadá). De igual forma enseñó filosofía en Argentina, Uruguay, México, EE. UU., Alemania, Dinamarca, Suiza y Australia.

Sus trabajos son vastos y amplios. Entre sus libros se destacan La investigación científica; Teoría y realidad; Epistemología; Materialismo y ciencia; Economía y filosofía, una crítica al neoliberalismo en economía. Y por supuesto su Tratado de filosofía básica, compuesto por ocho libros repartidos en nueve tomos que aparecen entre 1974 y 1989 y cubren ramas tan amplias de la filosofía que van desde la ontología hasta la ética.

Aristotelismo

“Yo me considero aristotélico, en que concibo el saber como un todo, el avance como acumulación de conjeturas corroboradas, y lo no científico como obstáculo o como  accidente pasajero” me dijo recientemente en correspondencia, con respecto a su línea de pensamiento en filosofía.

Y como buen aristotélico, ha atacado de frente a diversas doctrinas que son confundidas cotidianamente como científicas como el psicoanálisis, la homeopatía, la astrología, etc.

“No todo discurso académico es necesariamente científico”, advierte el filósofo.

Ciencias sociales

Bunge sostiene que tampoco la economía neoclásica, por ejemplo, es una ciencia como tal, puesto que no se ocupa de una realidad económica, sino de un modelo ya superado e inexistente desde la aparición de los grandes monopolios, el Estado gigantesco y el movimiento obrero. En consecuencia, asegura que la economía neoclásica carece de valor práctico para inspirar políticas económicas de acción.

Bunge es bien conocido por ser particularmente virulento cuando se le plantean posturas como las de Sigmund Freud o Jacques Lacan en psicología, o de filósofos como Martín Heidegger, Friedrich Nietzsche y Hegel (los grandes «macaneadores», como los llama). Lo anterior se debe a que todos ellos convirtieron sus disciplinas en una especie de doctrina dogmática cuyas teorías carecen de sustento científico.

En 2013 Mario Bunge visitó Paraguay de la mano de la Asociación Paraguaya Racionalista (APRA) para dictar un par de conferencias y adicionar dos doctorados honoris causa más a los ya 18 que tenía hasta ese entonces.

Familia y ética

Cualquiera pensaría que alguien con tamaña producción intelectual tuvo que dejar de lado a su familia, pero sucedió todo lo contrario. Bunge ha sido un padre muy comprometido, y prueba de esto son sus cuatro hijos: dos argentinos con su primera esposa, Carlos (fí­sico) y Mario (matemático), y dos canadienses, Eric (arquitecto) y Silvia (profesora de neurociencia cognitiva en la Universidad de California en Berkeley), con su actual esposa Marta Cavallo de Bunge.

Disfruta de la vida y ayuda a otros a vivir una vida digna de ser disfrutada” es la síntesis de la ética para Bunge (2007). Su incansable labor filosófica solo puede estar sustentada por un profundo deseo de coherencia que se materializa con cada investigación, con cada libro y con cada consejo que da a quien lo solicita, como yo mismo lo puedo atestiguar.

 

*José Francisco Zalazar es periodista y comunicador institucional. Actualmente se desempeña como comunicador en la agencia Tellma.

 

Referencias

 

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